sábado, 7 de septiembre de 2024

Escritos sueltos de Jose Luis Arista Tejada


Reflexiones: Jose Luis Arista Tejada





Como cambia la vida, y es bueno seguir, para ser feliz.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Lo de ayer no es hoy y lo de hoy ya no será mañana.

Se pasa de invierno a verano, de primavera a otoño.

De días a semanas, de semanas a meses y de meses a años.

Se pasa del día a la noche y de la noche al día.

De la tristeza a la alegría. Del dolor al alivio.

Del fracaso al triunfo. De la esterilidad a la producción.

Se pasa de un lugar a otro. De proyecto a otro.

Se alcanza una meta y se da inicio a otra.

Es estar constantemente modificando la existencia.

Se pierde. Se gana. Se acierta, pero también nos equivocamos.

Con ganas de seguir y muchas veces sin ganas.

Cambia la vida.

Se transforma para bien o para mal.

Con total agrado o total disgusto.

Tenemos que amoldarnos a los cambios

Y que esto consista en:

Cambiar la tristeza por alegría.

La pereza por trabajo.

El tropiezo en prosperidad.

La dificultad en producción.

Hacer de la existencia una maravilla.

 

Pues hoy, podemos cantar victoria

Sentirnos sinceramente en la gloria

quedarnos impresos en la memoria

de toda una gran historia.

Hoy la felicidad está que me mira,

la verdad a ganando a la mentira

el amor a vencido a la ira

y el fracaso está que suspira.

Vivas y aplausos escucho

Y yo sigo, yo canto, yo lucho

Yo amo, yo sonrío mucho.

Por eso:

Quiero dejar que mi corazón se exprese en este día.

Dejar que ría, que llore, que diga todo cuanto desea decir.

A este mi corazón que vive muchas veces extasiado y muchas otras veces destrozado. Que late con amor. Que sufre y goza con amor. Mi corazón cosa extraordinaria.

Lo siento romántico. Lo siento en un concierto de amor, en un campo extenso de maravilloso gozo.

Feliz, mi corazón. Hoy es feliz.

Pocas veces se es tan feliz de verdad. Pocas veces la vida se vuelve melodiosa, como pocas veces es interminable la suavidad con que nos acaricia la vida.

Que la vida me acaricie. Que se enamore de mí. Oh sí, la vida se ha enamorado de mí. Me ha mirado y me ha sonreído. Eso es lo mejor.

Lo mejor de la vida es que la vida se enamore de uno y uno se enamore de ella. Estar de acuerdo con que si se puede caminar con éxito.

Quiero dejar que mi corazón se enamore de la vida. Que busque la forma de conquistarla. Este mi corazón que se llene de amor por la vida.

Cantar y decir a todos que tras una sonrisa apagada, hay un corazón que sonríe. Tras una vida destrozada, hay un corazón que vuelve a ser feliz.

Hay serenata después de la tristeza.

Hay caricias después del golpe.

Sí es posible hacer un dulce exquisito de la vida.

Sentir amor, alegría y dignidad, agregarle sabiduría, fe y honestidad, que adornen el triunfo, el progreso y la productividad para entonces dar, servir, ayudar con amor.

Y decirte que aun se puede Seguir:

Aun se puede seguir.

¡Claro que sí!

¿Por qué te detienes?

Sí se puede.

Levántate. Reinicia tu lucha.

Vuelve a brillar como el sol.

Demuestra lo mejor de ti.

Eso es vivir.

Llénate de alegría.

Sueña y haz realidad tus sueños.

Canta y haz feliz a mucha gente.

Trabaja y produce progreso.

Esfuérzate y haz que todo te sea fácil.

Vive y sé genuinamente feliz.

 

Decídete y empieza.

Es bueno saber que aún estamos vivos.

Salte de tu escondite y triunfa.

Disfruta del maravilloso tesoro de la vida.

Grita a viva voz que te sientes contento.

Di lo que quiere hacer y hazlo bien,

entonces sigue, sigue, sigue triunfando.

 

¿Puedes?

Tú sabes que sí.

Quieres ser mejor ser humano.

Quieres ser feliz.

Quieres hacer la diferencia.

Quieres ser dichoso, sonreír y amar.

Quieres hacer de tu vida, una maravilla de existencia.

Y lo puedes hacer, claro que sí. 

Hazlo realidad.

EL SUFRIMIENTO

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Hoy he visto el día acabarse, mas, no he visto acabarse el sufrimiento de las personas. El día terminó, mas no termina el sufrimiento que experimentan miles de miles de personas.

¡Cómo he sufrido hoy al ver sufrir a mucha gente!

Ya quisiera yo con mi presencia, con mi compadecimiento aliviar el sufrimiento de los que hoy he visto sufrir.

Ese dolor que es fuerte, que es terrible, que es insoportable, que hace que las personas padezcan  y lloren amargamente. Ese dolor que cuando no está en uno, pareciese que no fuera nada, es realmente el dolor por sobrevivir. Sobrevivir aun estando enfermo. Sobrevivir sin trabajo. Sobrevivir aun sin dinero. ¿Qué vivir es eso?

Oh Dios. ¿Acaso no hay otra forma de vivir?

¿Por qué no se acaba el sufrimiento y el dolor?

Es quizás más fácil acabar el poco dinero que se puede obtener, siendo aun tan difícil acabar con el sufrimiento y el dolor de la humanidad.

Quiero hacer algo, pido que hagamos algo por ayudar a todos aquellos que nos necesitan. Nos necesitamos. Claro que sí. Ustedes me necesitan. Yo les necesito. Ellos necesitan de aquellos y aquellos de nosotros. Nosotros de ellos y así sumativamente; tanto así, que si pudiéramos desprendernos de tan solo un poquito de lo bueno que somos y de lo bueno que tenemos para ayudarnos mutuamente, es posible que el sufrimiento y el dolor disminuiría sustancialmente.

Hoy, en el transcurso del día, he descubierto en mi entorno a gran cantidad de gente que no aspira ya a ser mejor de lo que es, ni ha estar mejor de lo que está; simplemente se esfuerzan en convivir con el sufrimiento y el dolor. Su esfuerzo ya no da para más. No puede pararse. No puede salir y mirar el sol. No puede conseguirse otro trabajo. No puede comprarse unas zapatillas nuevas. No puede darse el lujo de soñar despierto; no porque no quiera, sino que, se marchitó la autoestima. Se murió el entusiasmo. Se quebrantó la salud. Cayó sobre ellos las injusticias. Los maltrataron. Les robaron la felicidad y ahora viven, porque la vida continúa.

Sufren grandemente porque la vida continúa y están obligados a soportarlo, con la esperanza que todo cambie en determinado momento.

Son niños y niñas. Jóvenes y señoritas. Señores y señoras. Ancianos y ancianas. No importa la edad. No importa el color. El país o el nombre. El sufrimiento invade sus existencias.

Invade el sufrimiento la existencia de muchas personas y lo sorprendente es que aún así, saben vivir honestamente, con sabiduría y paciencia.

Cuánto aprendo de ellos.

Es evidente que, todos los seres humanos sufrimos de alguna u otra manera. Pero, el que sufre entre todos en mayor grado, es el que se merece, más que compasión y pena, se merece nuestro elogio, nuestro cariño, nuestra ayuda y al mismo tiempo se merece un galardón en mérito a su ejemplo de lucha, perseverancia, tenacidad, esfuerzo, logros.

¿No es acaso un logro el que siga viviendo a pesar de todo ese sufrimiento?

Si se le ve trabajando a pesar de su enfermedad terminal.

Si se le ve servir a otros a pesar de que es él quien necesita de más ayuda.

Si se le ve esforzarse con el fin de no quedarse atrás.

S i a pesar de todo se levantan cada día para vivir amando, ayudando, venciendo las dificultades.

¿No es digno entonces de valorar el esfuerzo que hacen todas estas personas por subsistir en esta sociedad?

¿No son acaso héroes de la vida?

¡Claro que lo son!.

Son mis héroes.

Ellos ya no dicen: estoy sufriendo enormemente. Tampoco dicen: “ya no puedo más”. Ya no demuestran que están sufriendo. Lo olvidan. Lo esconden y se muestran lleno de valor y esperanza. Llenos de virtud y sabiduría e incluso llegan a ser nuestro maestros en cómo afrontar las vicisitudes de la vida.

Con el ejemplo de ellos, vale la pena seguir luchando.

Tal vez nadie reconozca el esfuerzo. Tal vez incluso el fruto del esfuerzo no llegue pronto. Puede ser también que ya no se quiera nada de lo que anhelábamos en un inicio, pero vale la pena seguir luchando y las personas que sufren pero que no se dan por vencidas, nos dan ejemplo de ello.

Seguir con la vida es el logro más fundamental de esta lucha. Se está luchando por seguir con vida, de lo contrario ya se habría acabado con ella.

¿Los problemas de la vida no inducen acaso a ello?

¿Cuántas veces has pensado en atentar con tu vida? Pero te detuviste y ahora te puedes dar cuenta que vale la apena seguir luchando.

Vencer múltiples dificultades te hace sabio. La experiencia se la adquiere con la lucha, el sufrimiento. Es bueno conocer más de la vida y la vida se nos hace así más fácil.

Ayudar es un honor  y es parte del logro de nuestra lucha. El que no lucha, no ayuda. El que no sufre no entiende. El que no ama. No sabe dar.

Seguir luchando es una victoria.

Elogio el esfuerzo, el tesón, el entusiasmo, la perseverancia. Que bueno que hayan seres humanos con esas características. Hacen el bien. Contribuyen con la humanidad.

Vale la pena seguir luchando, no es en vano. Es enormemente significativo seguir tras nuestros ideales porque nos hacen auténticos.

Sé que muchas veces de sufre los dolores más fuertes que doblegan el cuerpo y cae rendido, que dañan el ánimo y la hacen débil, que modifican el contenido, la forma y el todo de una vida. Se sufre lo inimaginable, aquello que llegaba a decirte: “Demuéstrame tu valentía”, “demuéstrame tu perseverancia”, aquello que te dice “haber hasta donde llegas”.

Se sufre como sufre tanta gente. Si en la vida, tenemos que pasar por momentos de sufrimiento: ¿Por qué no aceptamos al sufrimiento como parte esencial de nuestra vida?

 Tenemos que atrevernos a aceptar el sufrimiento como se acepta la dicha. El sufrimiento hace que las personas  sean cada día más bellas, es el sufrimiento que hacía posible la dicha.

Sin sufrimiento no hay nada, pues  la riqueza que trae el sufrimiento es la de ser cada día más humanos. El sufrimiento humilla, golpea, te hace añicos con el fin de ser cada día más bellos; es por eso que las personas más hermosas son las que más sufren y eso lo he aprendido hoy. A los que no aceptan el sufrimiento como parte de sus vidas se convierten en renegones, egoístas, en las personas más torpes.

Si la vida tiene que llegar hasta el día de hoy así de manera melancólica, con las cosas que se ha realizado y las cosas que se ha dejado de hacer. Con las personas que se ha querido. Con logros y fracasos. Con todo aquello que ha enriquecido la existencia y todo aquello que la ha empobrecido, es en parte porque uno mismo lo construyó así;  pero también es así, porque la sociedad influencia más que positivamente, negativamente.

Me quedo atónito al saber que, si no se esfuerza uno y se persevera en la decisión de seguir luchando; de lo que se puede ser solución, podemos convertirnos en un problema para si mismo, la familia y la sociedad.

Por eso, a todas las personas que sufren, quiero decirles que todos sus sacrificios no son en vano. Luchen con alegría, que yo, he aprendido ahora de ustedes a no quejarme de la vida, sino, bendecirla y hacerla provechosa sirviendo a los demás tal como lo hacen ustedes.

Gracias por existir.


LOS ADULTOS MAYORES: MIS HÈROES.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Los admiro, son mis héroes.

Lo que más admiro hoy, es a las personas que han llegado a vencer las adversidades, a los que luchan por mantenerse con vida y aquellos son los adultos mayores.

Qué respeto me infunde su sola presencia. Qué valentía. Qué perseverancia. Qué triunfo.

Verlos es saber que sí se puede llegar a la meta. Es saber que se puede ir aún más allá.

Los admiro porque han llegado a esta edad y en el camino han tenido que levantarse cada vez que caían, llorar una y otra vez, forzarse a seguir decenas de veces.

Hoy, que muchos dudan en alcanzar una prolongada edad, precisamente por lo dificultoso que se torna la vida, es digno de respeto y admiración aquellos hombres y mujeres que sí han sabido prolongar sus días a base de esfuerzo. Apagando tristezas y buscando alegrías. Aliviando dolores y manteniendo el espíritu sano.

Trabajando o a veces sin trabajo. En casa o lejos de ella. Sanos o enfermos. Solos o acompañados. Felices o desdichados, han llegado a viejos con admiración, es por ello que los considero ejemplo de perseverancia. Han soportado de todo y han llegado y siguen todavía como verdaderos campeones de la vida.

Muchas veces despreciados. Muchas veces en un hospital. Muchas veces desanimados; pero también muchas veces queridos, elogiados, entusiasmados. Se ha impuesto la vida ante la muerte. El triunfo ante el fracaso.

Tengo en mi lista a muchos héroes de la vida. Están todavía caminando por todos lados y yo los puedo ver y me siento más que sorprendido, admirado de todas las batallas que han ido venciendo y hasta los escucho dicir como Francisco Bolognesi: “tengo deberes sagrados que cumplir y las cumpliré hasta quemar el último cartucho”.

Continúan luchando. Cumplen con sus deberes y queman hasta la última pestaña por seguir. No se dan por vencidos.

Los adultos mayores ¡Qué maravilla verlos reír!

¡Qué hermoso verles bailar! ¡Qué privilegio poderlos escuchar!

Es posible que muchos de ellos estén solos en la vida. Otros estén quizás, soportando un dolor, fruto del desgaste de los años que han ido transcurriendo. Muchos viven en familia. Algunos otros, en asilos, tal vez, hasta en la calle.

Con dinero o sin ella. En silencio o renegando. Sanos o enfermos. Caminando de a pocos o con la ayuda de un bastón. Sentados en el mueble o echados en la cama. Todos ellos, son mis héroes. ¡Cómo los admiro! Pues me doy cuenta que no es fácil llegar hasta donde han llegado ellos. Bien pudieron quedarse en el camino, rendirse, olvidarse de vivir.

A ustedes mis amigos y amigas que ya les tiembla las manos, no porque tengan miedo a luchar, mas bien por las ganas de querer hacer las cosas. A ustedes, que son muchos, yo les quiero preguntar: ¿Cómo hicieron para llegar a tan alta meta?

Sé que han soportado y han disfrutado de todo. Han cometido errores también. Pero han llegado a la meta, el de ser mis héroes sobrevivientes de la vida.

Aun están aquí. Y en vida les quiero decir gracias.

Gracias por contribuir con la humanidad. Gracias por darnos lo mejor de ustedes. Gracias por vivir y ser ejemplo para nosotros que apenas estamos empezando la a vivir.

Para mi es maravilloso verlos reír. También los veo llorar, y me conmueve.

Las sonrisas y las lágrimas de ustedes es la vida misma en su mayor esplendor.

Son mis héroes, honor y gloria para ustedes.




LUCHANDO LO CONSEGUIRÁS, 

SIEMPRE HAY UN CAIDO A QUIEN LEVANTAR.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Se ha caído dijeron. ¡Está en el piso! Ya no puede seguir  más.

Se está dando por vencido. Es un fracasado.

Estas palabras se repitieron al mismo tiempo en varios lugares. Como un eco resonó en distintas direcciones y distancias.

Fue en la casa de Alberto donde la pronunciaron. También en el trabajo de Melsi. En la ciudad. En todo el  país. En el mundo.

Es un perdedor. No da para más, se volvió a escuchar.

Y en verdad muchos estaban caídos sin poder levantarse.

¿Qué podemos hacer nosotros? Se preguntaron los que estaban de pie.

No los conocemos gritó el que tenía una maleta en mano. Nosotros tampoco, repitieron los demás. Que me importa dijo una mujer joven viendo a otra mujer necesitada de ella. Si se muere que se muera. Si sufre, que sufra. Si tiene que levantarse que se levante sola. ¿Para qué pues tengo que preocuparme yo? A demás no lo conozco. No sé cómo se llama. O que le pasa.

La vida continuaba su curso. Unos de pie y otros caídos.

Es lo normal. Los caídos con gran esfuerzo vuelven a ponerse en pie y tarde o temprano los que en su momento estaban de pie, caen en algún falso paso o decisión errada, haciendo que no deje de existir un número importante de caídos que intentan ponerse en pie. Unos lo logran con mayor facilidad, otros padecen para conseguirlo, pero siempre existe un caído a quien levantar.

Siempre existe alguien a quién levantar y quizás, nosotros mismos necesitamos de que alguien nos levante del tropezón que nos dimos y estamos tirados en el camino.

He visto a mucha gente quedarse en el camino, sin el ánimo ni el deseo de querer dar un paso más. Me he visto a mí mismo a punto de quedarme tirado en el camino y con intensiones de volver atrás, de ya no seguir, conformarme con todo lo que no es mi aspiración. Olvidarme de la meta trazada. Dejar inconcluso lo comenzado y he escuchado a muchos decir: déjalo ahí. No lo ayudes a levantarse.

Son muchas las veces en las que se siente uno, sin las fuerzas necesarias para seguir luchando y se hace evidente el desánimo; no obstante, luego de una merecida pausa para reflexionar y descansar, es de vital importancia, volver a retomar el camino, con dirección a nuestras metas. De no ser así, he comprobado que, en vez de relucir en uno todas las virtudes y habilidades, relucen paulatinamente, debilidades y malos hábitos; es por eso que, con o sin ayuda, es necesario levantarse.

 Recuerdo ahora, una frase que dice: “Caerse está permitido, pero levantarse es obligatorio”, que muchas veces me ha ayudado.

La pereza es madre de todos los vicios, dice el refrán. Y se hace visible precisamente a partir de ese momento en que dejamos de persistir en la lucha de nuestras metas, convirtiéndonos así, en presa del conformismo y la mediocridad; en consecuencia: en seres que se arrastran sin poder ya ponerse en pie y avanzar con la frente en alto.

Luchando se conseguirá llegar a nuestra meta.

José Ingenieros decía: “Si aspiras a ser águila, tienes que mirar lejos y volar alto”. “Si te conformas con ser gusano, no te quejes cuando alguien te aplaste” No te quejes si no eres feliz.

Debemos seguir luchando para conseguir todo lo que se anhela, pero siempre que se pueda levantar a un caído, tenemos que hacerlo.



¿COMO ESTAS?

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

El día estuvo radiante. Las personas iban y venían por el jirón Amazonas y entre ellos caminaba Carlos con dirección a casa. Estuvo pensando en como solucionar  cierta dificultad, pues se encontraba desde hacía algunos meses atrás, con la inevitable misión de tomar una decisión; por lo que habrá estado caminando sin darse cuenta quienes transitaban junto a él, hasta que alguien colocó sus brazos en su cuello, abrazándole repentinamente, sin que se de cuenta él, con quien se había encontrado.

Sintió aquel abrazo inesperado en medio de una tupida confusión. Como dirían algunos amigos, estaba en las nubes.

Cuando pudo ver el rostro, reconoció de inmediato a la persona que tenía sus brazos sobre su cuello y la cabeza apoyada sobre su hombro. Se trataba de una mujer.

Hola la dijo, que sorpresa volver a verte.

Que bueno que te encuentro, exclamo ella. Te he venido siguiendo más de tres cuadras, has pasado por mi lado y ni siquiera escuchaste cuando pretendí saludarte. Estas como perdido. ¿Te pasa algo?

Sonrió. No es nada la contestó, todo esta en orden.

Eso espero replicó ella, pero no dudes en llamarme si necesitas a que yo haga alguna diligencia por ti.

Gracias, contestó Carlos y se despidieron abrazándose nuevamente.

Carlos se quedó confundido. ¿Qué significaba esto?

Continuó caminando. De pronto escuchó que alguien pronunciaba su nombre. No lo tomó importancia, pues seguramente estaban llamando a alguien que se llama igual que él. Con tanta insistencia continuaron llamando, cada vez más fuerte, hasta casi gritando, que se detuve y volvió la mirada hacia el lugar donde se producía el llamado.

Identificó a la persona que realizaba el llamado y se acercó al reconocer en él, a un gran amigo de adolescencia. No estaba solo, le rodeaban un grupo de personas entre varones y mujeres que seguramente eran amigos suyos. Se apartó de ellos y vino al encuentro de C arlos.

Se saludaron con un apretón de mano, seguido de un abrazo con frases cortas de amistad. ¿Cómo estás? Le preguntó a Carlos.

Estoy bien. Todo tranquilo. Sin novedad, contestó.

Me gusta tu optimismo, continuó; pero la verdad, no te veo tan bien, algo te esta pasando.

¿Por qué dices eso? Preguntó Carlos.

Te veo distraído, es más, estás deprimido.

¿Cómo puedes saber que estoy deprimido o no? Volvió a preguntar.

Es simplemente una impresión mía, contestó. Aquí tienes la dirección de mi casa. Este es el número de mi celular si requieres de mi ayuda, ten presente que aquí estoy para los amigos.

Partieron cada uno por diferentes lugares, después de volver a estrechar las manos y desearse un buen día.

Esta vez, Carlos se encontró más confundido de lo que estaba. ¿Qué ocurría? ¿Acaso, otras personas podían saber, lo que él no sabía de sí?

 No sabía que estaba deprimido, pero alguien le decía que me veía mal; sin embargo, no se sentía así.

Decidió no dar importancia a lo que los demás decían; a fin de cuentas, solo aprecian lo externo de su ser y dan opiniones que no concuerdan con lo que realmente no se ve de una persona.

A pesar de ello, brotó en él, cierta curiosidad que le impulsó a encontrar respuestas al misterioso actuar de las personas que le conocían.

Cogió el celular que se encontraba en el bolsillo derecho de su pantalón. Buscó en la agenda el nombre de Alberto y marcó su número. Timbró dos veces y le respondió su hermana. Preguntó por Alberto. Le informó que él, no estaba. Le preguntaron que quien es. Carlos  dijo.

Escuchó su voz de asombro, e inmediatamente, su oído captó el prolongado suspiro que, en un momento de silencio, escuchó salir desde lo más profundo de su ser. Prestó atención a lo que continuó hablando, hasta que le preguntó: ¿De verdad eres tú, Carlos?

El mismo, el único, el inigualable le contesté en son de broma. Soy Carlos ¿Por qué te sorprende?.

Lo que pasa es que, mi hermano me dijo que estas muy mal y se fue a verte ¿no está, contigo?.

Se estremeció súbitamente su cuerpo. Le invadió la incomodidad de saber una vez más que estaba siendo visto por los demás, como si estuviese padeciendo perturbaciones, no sé, si físicas o mentales.

No, no está conmigo, contestó. Estuvo pensando que más decirle. Se notó el silencio como si los dos estuviesen esperando a que uno de ellos continuara la conversación.

Pasado unos minutos, se le ocurrió a Carlos preguntarle ¿y tú, cómo estas? Bien, estoy bien le escuchó decir y concluyó con un: “espero que te mejores pronto, cuídate”

Pretendió Carlos, decirle gracias. Decirle que no esta mal, como se lo están creyendo; sin embargo, ya había cortado la comunicación.

Ahora me encontraba ya a dos cuadras de su casa. Los niños que a diario hallaba jugando en las veredas de sus casas, le miraron con más detenimiento, parecía que estuviesen confundidos si es que de verdad veían pasar junto a ellos al Carlos que conocían o era otro. No dijeron nada. Acostumbraban a acercarse a él y entonces le invitaban a jugar con ellos o simplemente corrían hacia Carlos a toda prisa, en competencia, haber quien llega primero y se sujetaban a su mano. En otras ocasiones, era Carlos el que corría y tras él venían con sonrisas angelicales en el rostro, tratando de alcanzarle.

Hoy, nada de ello ocurrió. Estaban inmóviles, serios, tristes.

No comprendía que es lo que estaba ocurriendo. Todo era extraño. Fue raro aquel abrazo. Confuso fue aquel ofrecimiento de ayuda. Desagradable la respuesta recibida; pues, le dieron a conocer una vez más que estaba mal, muy mal, sin que él lo sepa.

Los niños, ¿qué pasaba con ellos?.

Fue doloroso. Ahora sí, fue doloroso darse cuenta que incluso ellos le veían mal, muy mal.

¿En verdad se veía mal? ¿Por qué no se había dado cuenta? ¿Podían ellos ver en él, cosas que  no alcanzaba a descubrir en si mismo?.

Timbró su celular, se apresuró a contestar. Era su prima la que quería saber como estaba. Estoy mal, muy mal la contestó. Mentira. Estoy bien o estoy mal. No sé como estoy.

¿Cómo estas? Volvió a preguntar su prima. Dicen que me veo mal, pero yo estoy bien, tan bien que hoy logré correr unos kilómetros más de lo acostumbrado. Obtuve buen puntaje en mi último examen. Ayude a unos señores a encontrar lo que buscaban. Además, de que he decidido formalizar mi relación con la mujer que amo. Estoy bien. No sé, porqué todos están actuando hoy, como si yo, estaría en desgracia.

Debe ser porque tienes amigos que se preocupan por ti, le respondió. Yo también llamaba para saber cómo estas, hace tiempo que no nos hemos visto ni comunicado; espero pues, que todo vaya de maravilla en tu vida.

Se despidieron  deseándose mutuamente buen día y Carlos continuó caminando hasta llegar a casa. Abrió la puerta, ingresó silenciosamente tratando de no encontrarse con nadie en el trayecto a si habitación. Le llamó la atención el no escuchar ninguna voz en toda la casa. No había nadie. ¿A dónde habrían ido?.

Ya en su habitación se tiró a la cama. Estaba cansado, aun así, no logró reposar un rato. Su corazón latía anormalmente. Su estómago se electrizaba. Su mente corría como pelota pateada en un campo de fútbol, de aquí allá, de allá acá, por todos lados.

Prendió la computadora, revisó sus archivos y en ellos encontró su diario. Se puso a leer lo que escribió hoy por la mañana y decía así.

“…me he propuesto a mejorar, lo haré. Está decidido. Yo no debo seguir llevando una vida incierta, sin una meta definida o sin gozo pleno de mi propia existencia.

En verdad, es más hermosa la vida cuando uno se propone a hacer todo lo que está a su alcance para lograrlo. Tengo la suficiente capacidad y una excelente virtud e inteligencia. Solo depende de mí.

Hoy por ejemplo, trataré de estar sumamente despierto con el fin de expresar en el momento oportuno lo capaz que soy de mejorar.

Demostraré la alegría y el amor que embargo en mi interior.

Hoy seré capaz de ser valiente, optimista, culto, perseverante y en lo posible paciente y sereno.

Tengo muchos sueños e ilusiones que las debo convertir en metas. ¡Sé que lo haré! Y lo mejor, es que, esas metas se harán realidad.

No solo debo mejorar para mi bien, es además por la felicidad de toda mi familia y de todos aquellos que pueda encontrar en mi camino.

Para ello, hay alguien muy especial a quien puedo recurrir, es DIOS y su hijo JESUS. Son ellos mis acompañantes y les pido de corazón muy humildemente que me otorguen sus bendiciones para poder yo, ir a la lucha de cada día con fe y entusiasmo.

Señor mío, perdóname por mis faltas y gracias por escucharme y estar siempre conmigo.

Hoy quiero empezar una nueva vida. Con ansias hago esto. Sé que encontraré dificultades y tengo que estar preparado para enfrentarlo.

Buscaré la paz en mi interior, la alegría en mi rostro y la sabiduría en mi mente.

¡Sé que puedo hacerlo! Hoy seré diferente. Hoy empezaré a ser feliz, a triunfar, a perseverar, a producir…”

Mientras leía, resbalaron por su rostro, lágrimas que cayeron presurosas sobre el teclado de la computadora. Hoy Carlos empezó a ser diferente, a ser feliz, a producir y ser útil; pero todos no lo entendieron así.


 

¿QUÉ NOS MOTIVA O DESMOTIVA?

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Reconozco que han ido pasando los días y muchos de esos días en ocasiones transcurren sin que uno se sienta realmente motivado a querer esforzarme al máximo para que las cosas se hagan de lo mejor.

A veces se está desmotivado, pero dentro de uno, existe algo que nos empuja a no quedarse así, que nos dice que puedes hacer cosas con excelencia, que puedes crear y producir. Que puedes cambiar tu situación.

Es fácil echarse al abandono. Quedarse un rato más en la ociosidad en vez de ocuparse en algo productivo.

Es fácil decir no, cuando se puede decir sí. Es fácil decir mañana lo hago por no esforzarse y hacerlo hoy. Es fácil dejarlo todo, así como está, en vez de volverlo a rehacer.

Cuando no estás con la actitud y los ánimos positivos, por más que uno sepa que se puede hacer tal o cual cosa a la perfección, no se lo hace. Existe cierta fuerza en la motivación que te impulsa a hacer grandes cosas, pero, ¿Qué pasa cuando estamos desmotivados?

Sucede que aun con el deseo de querer superarse, no se lo hace.

La desmotivación surge a consecuencia de diversos factores. Si bien puede ser producto de nuestra propia falta; o bien, a causa del mal que causan terceras personas. En la primera, quizás porque no salió bien un proyecto. En la segunda, quizás, porque ponen atajos en el camino y hacen que no se pueda seguir y entonces pierdes, después de tanta lucha, la motivación a querer seguir luchando.

Cuando no existen personas que te provean de energías positivas y, al contrario, están siempre haciéndote la vida más difícil, sucede que nuestro entorno en vez de ser favorable al progreso, la superación, el cambio, la integridad, se convierte en un impedimento, una enfermedad, un veneno que te consume a pocos, que prácticamente te prohíbe a ser mejor.

Que bien se ve, cuando alguien decide apoyar a otra persona a superarse. Eso es una gran bendición, un acto de sublime valor. Es aún más bello, saber que es la esposa quien ayuda al esposo a superarse y viceversa, mutuamente, el esposo ayuda a superarse a la esposa. De hermano a hermano. De amigo a amigo. De padres a hijos e hijos a padres. Servir para bien. Motivar a los demás. Motivarnos.

Si sucede lo contrario. ¿Qué gusto puede tener la vida?

Nos puede motivar el querer tener algo, incluso hasta el mismo vicio nos motiva a dar rienda suelta a nuestro actuar; pero, alcanzado todo ello ¿Qué puede seguir motivándonos?

Solo el amor.

Por amor luchas y no te das cuenta ni del dolor, ni del sufrimiento.

Y es que el amor es servir, dar, perdonar, comprender, reír y llorar.

Y si es que se deja de amar, carambas, dejas de estar motivado.

Cuando hay esperanza, hay motivación.

Cuando existe amor, la vida es verdadera.

¿Por qué seguir permitiendo que la vida sea todo, menos amor?

El egoísmo, las peleas, las traiciones, eliminan la motivación. Aniquilan la inspiración. Destruyen lo genuino.

Yo quiero amar mucho más. Amar grandemente, dulcemente, exquisitamente lo bueno. Construir en vez de destruir.

Dar vida en vez de quitarla. Producir en vez de solo consumir. Servir en vez de solo ser servido.

Puedo hacer que los días que vienen sean maravillosos. Sí se puede.




ASALTO.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Otra vez nos asaltaron.

Vengo a decirles que otra vez nos asaltaron, fueron varios los delincuentes y estuvieron muy bien armados.

¿Qué dices? Preguntó Isidro, como queriendo escuchar de nuevo lo dicho por Pablo.

Que nos han asaltado te digo. Esta vez nos quitaron todo lo que tenía. No pude esconder mi cien soles. Así que, este mes ya no tendremos en mi casa nuestro medio saco de arroz, ni el medio saco de azúcar. Ya no podré comunicarme con mis hijos porque el celular, mi celular también me lo quitaron. Todos los demás pasajeros sufrieron la misma suerte. La delincuencia está peor en estos días. Ya no hay confianza ni seguridad como para viajar tranquilos.

Pobre gente. Atinó a decir Isidro.

Esto sí que está terrible.

Si pues, continuó Pablo. A los que llevaban una buena suma de dinero y objetos de valor como laptop, cámaras digitales, joyas y otros, les han arrebatado con amenazas, sin que ninguno de nosotros pudiera reaccionar, pues eran varios y cada uno de ellos tenían consigo un arma.

Siéntate hermano, siéntate. Estás asustado. Te traeré una taza de agua de azar para que te tranquilices, le interrumpió Isidro, al ver que el rostro de Pablo se desvanecía de su color natural. Se mostraba pálido, desesperado, asustado, lleno de rabia también.

El asalto ha sido un cuarto para las cinco de mañana, continuó narrando Pablo. Hemos sido los primeros en caer en las manos de los asaltantes. Al poco rato a llegado una segunda movilidad para ser una víctima más y así se han ido sumando más víctimas inocentes.

En ese lugar no hay señal de celular, ni medio alguno para comunicar al instante lo que acontecía. No existe nada, ni nadie que nos haya podido auxiliar y hacer frente a ese grupo de delincuentes que deberían estar ya bajo tierra o tras las rejas.

Es terrible tener una experiencia así. Estoy amargamente desilusionado con esta sociedad en la que cada vez abunda más y más la delincuencia. Esto ya no debe seguir así. Nuestras autoridades tienen que hacer algo.

No podemos seguir viviendo así. Es un peligro. Es una lacra.

Son muchas las personas que son afectadas por actos de mal proceder. Son asaltadas. Robadas. Maltratadas. Violadas. Atemorizadas.

Pero ¿Qué está sucediendo para que la delincuencia vaya en aumento cada día más?

Todo ya está corrompido, opinó la señora de la casa, doña Zoila. Empezando por la familia. Si la familia se corrompe, la sociedad, el país, el mundo entero se corrompe. ¿Cómo están las familias cuyos hijos de hunden en pantanos de depresión, malcriadez, hábitos negativos, rebeldía, desobediencia, tristeza, desamor?

¿De qué sirven los grandes avances científicos si se está olvidando lo principal?

La familia, efectivamente, es la base, interrumpió Pablo. Yo creo, continuó, que en muchos casos ya no existe familia. En la familia ya no se practica los valores. En la familia si es que hay abundancia, olvidan el servicio y la humildad, el respeto y la dignidad.

No existe dignidad.

Ni el uno y el otro es digno de decir que hace las cosas bien, porque, aunque queramos negarlo, ni nosotros mismos somos dignos de cuestionar, porque quizás nuestra conciencia diga lo contrario. Acaso, no me atreva a denunciar porque sé que también yo debo ser denunciado. Entonces se deja pasar las cosas de tal manera que va en aumento.

No estoy de acuerdo con todo lo que dices, interrumpió Isidro. Yo creo que sí hay personas dignas todavía. Quiero pensar que sí los hay; porque, de ser lo contrario, efectivamente llegaríamos a decir que todos no tenemos la autoridad suficiente como para poder cambiar las cosas y así pues, estaríamos encontrando la razón de porqué las cosas están actualmente como están. No mejora. No cambia. Empeora.

Pero de ser así, se paró doña Zoila, para ser escuchada, de ser así, yo creo que unos son más indignos que otros. Sabemos que nadie es perfecto, cometemos errores, sin embargo, podemos corregirnos y volver a limpiar nuestra dignidad y ser intachables, ejemplo a seguir. Podemos construir un nuevo camino. Una nueva vida. Un nuevo mundo.

Claro que sí. Dijo Pablo. Podemos cambiar. Pero eso lo dices tú. Lo digo yo. La gran mayoría no dice eso. Están mas bien para aprovecharse de los demás. De las circunstancias. De todo. Menos servir. Menos contribuir al cambio. Menos a poner en práctica los valores. Son esos que destruyen la sociedad.

Fíjate que ayer no más tuvimos una reunión aquí en nuestro pueblo para organizarnos y trabajar para su progreso conjuntamente con las autoridades; pero, no asistieron ni la mitad. De los asistentes solo unos cuantos está con la disposición de contribuir. Los demás se esconden, se niegan, se hacen los indiferentes. ¿Cómo vamos a mejorar entonces? Hoy dicen sí. Mañana no. Hoy hacen el bien. Mañana hacen el mal. Hoy se arrepienten, mañana vuelven a hacer lo mismo.

Creo que hace falta sanciones drásticas.

Que los delincuentes realicen trabajos duros y forzados a favor del país y que no solamente sean encerrados y atendidos.

Que los corruptos vayan a barrer las calles de la ciudad de amanecida y trabajen como peones en la construcción de pistas y veredas.

Que todo mal proceder sea sancionado pero a favor del estado y no en perjuicio de ella. Puesto que al tener que cuidar y alimentar presos en las cárceles es más bien un gasto para el estado, cuando debería ser al contrario.

Lo mismo pienso, mencionó Isidro. Yo también pienso lo mismo. Pero ¿Habrá alguien que tome en cuenta nuestras ideas?

Y hasta que pase esto, ¿Seremos de nuevo asaltados? ¿Nos irán a robar lo poco que tenemos?.

¿Volverán las familia a estar unidas y fortalecidas en el amor, en el bien, en la disciplina, en virtudes?

¿Cómo está nuestra familia?

Es hora que pongamos en práctica la comunicación  aquí en nuestra casa, mi querida Zoila, para que nuestros hijos vayan por buenos caminos.

Claro que sí. Tenemos que empezar por casa, concluyó doña Zoila, mientras aquellos que habían asaltado la mañana anterior, estaban planificando un nuevo asalto, sin que la policía pueda dar con ellos, aun sabiendo quienes son.




Cuando las cosas no suceden como lo esperábamos, 

tenemos que empezar de nuevo

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Cuando las cosas no suceden como lo esperábamos, es seguro que provoca desajustes en nuestra vida diaria.

Es tan angustiante cuando de lo que esperábamos es muy al revés de lo que anhelábamos; más aun, cuando a pesar de intentar revertir la situación, las cosas van en mayor desencanto.

No obstante, la mayoría de situaciones en las que somos nosotros los que nos vemos afectados, han sido provocadas, producidas y creadas por uno mismo.

Muchas cosas que lamentamos han sido fruto de nuestro actuar. Por consiguiente, somos responsables de todo lo que pasa en nuestra existencia.

Existen sin embargo, muchas otras situaciones en las que la alegría o la tristeza se ven influenciadas por terceros. Es cuando realmente no es uno el causante de este infortunio como es en el caso de un asalto e incluso un accidente automovilístico, por mencionarlos como ejemplo.

La vida en general suele ser lo que uno suele hacer y ofrecer.

Cuan importante es entonces hacer bien las cosas, meditándolas antes de ejecutarlas y ofrecer lo mejor de todo lo mejor que hayamos adquirido en virtud, conocimiento, amor, ayuda, servicio.

Ahora que me encuentro por enésima vez con esta verdad, nuevamente quiero reflexionar, porque, si bien he empezado un nuevo año con la intensión y la determinación de ser mejor, voy dándome cuenta que, muchas cosas que yo hice el año pasado, están influenciando algunos positivamente y muchos otros negativamente en el presente, e interfieren grandemente ahora en que pensaba dar un giro trascendental en mi existencia.

Es como un atardecer en el camino. Es una lluvia en el viaje. No es un terremoto cuando se está en la cama. No es una inundación que arrasa con todo. Es una nueva forma de vivir. Es coger el timón de nuestro carro que ahora está con más pasajeros y tiene que ir seguro por la vía idónea, por la dirección correcta.

Es como haberse bajado por un instante del carro y volver a subir para continuar. Es quizás como tener sueño intenso y descansar un rato para poder recuperar fuerzas, las cuales nos impulsarán a seguir con mayor ahínco.

Es por eso que, ratifico nuevamente mis ganas de hacer de este año un excelente año. Los desajustes que experimento en estos días se van a ajustar y acomodar. Todo va ir bien. Deseo que así sea y será así.

Dios mío, perdóname todo lo irracional, desajustado, que durante los años pasados de mi existencia he hecho. Perdóname, porque ello me ha arrastrado a hacer otras cosas irracionales y desajustadas. Concédeme señor la fortaleza y la sabiduría para en este año yo no seguir con lo irracional y desajustado. Perdóname. Ablanda mi corazón. Que vuelva a ser puro, sensible, servicial, hermoso en mí actuar y pensar.

Se esta acercando la noche y me hallo en esta mi reflexión. Se acaba el día de hoy y a partir de este instante, en los meses restantes del presente año y los años que me permita Dios existir, me propongo a ser mejor cada día. Quiero serlo realmente.

Muchas cosas pasan en nuestras vidas que a veces nos desalientan, acobardan, decepcionan, hieren y hacen que lo que se está por lograr se vuelve a nada, se daña, se descompone para tener que, con voluntad y decisión, volver a empezar.

Se vuelve a empezar, después de haber pecado y haber dicho ya nunca más.

Y es que llegado el momento te das cuenta que lo que has hecho no lo hiciste bien y es por eso que estás así. Llegado el momento no has persistido y el nunca más, en ese instante se olvida y vuelves a hacer lo que dijiste nunca más.

Se vuelve a empezar. Se vuelve a pedir perdón a Dios. Se vuelve a desear estar mejor. Triunfar. Amar. Prosperar. Servir. Se vuelve a vivir. A reír. A sentirse de nuevo vivos.

Cuan importante es saber que sí podemos cambiar para bien.

Saber que sí se puede dar mucho más de lo que se puede dar.

Saber que podemos ser valiosos.

Ha llegado la noche y ha llegado el momento de sentirse capaz de realizar cosas extraordinarias.

Puedo lograr que todo sea de maravilla. Que todo sea prosperidad y felicidad. Que todo sea bendición.

Te invito a ti……. Mi amigo y amiga a empezar de nuevo. Sí podemos dejar atrás lo malo y lograr a partir de ahora todo lo bueno que deseamos en nuestra existencia y la existencia de los demás.



SI HAS PERSEVERADO EL AÑO PASADO, 

SIGUE HACIENDOLO EN EL PRESENTE AÑO.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Si no estaban yendo bien las cosas, hoy si lo será.

No hay nada en el mundo que sea permanente. La vida mejora, se sonríe, se tiene ganas de saltar. Es buenísimo perseverar, continuar hasta que llega toda la dicha.

Tenemos sin embargo que revisar lo que estamos haciendo. Subsanar todo lo erróneo y presentarnos como nuevo, saludable; pues, a pesar de todo, si no te diseñas de distinta forma y te renuevas, te transformas en idóneo y no perseveras en ello, la existencia continuará siendo una desilusión para ti.

Requisitos indispensables son: Disciplina, proyecto de vida, dedicación, creatividad, dignidad, integridad, honestidad, pulcritud, servicio, respeto, sabiduría, fe.

Puede el día de hoy transcurrir y no sentirte satisfecho; pero, puedes estarlo. Sonríe como el día más hermoso, llora como el día más lluvioso, canta como las aves que a esta hora yo estoy escuchando, corre como el viento libre y a sus anchas, como el río fuerte e imponente. Saludable como la planta en primavera. Sabio como el universo. Es posible estar hoy, del todo bien.

Es posible sanarse. Encontrar trabajo. Tener comida para comer.

Sí es posible a que hoy te digan cuan valioso eres. Que te busquen para felicitarte, pues tu lucha inspira a los demás.

Sí es posible a que encuentres a alguien y lo puedas abrazar. Que muchos te sonrían. Que tú puedas ayudar y servir desinteresadamente con alegría. Que tú puedas crear y tener las cosas que realmente anhelas. Es posible hoy y todos los ahora que tú tengas. Ahora eres ya extraordinariamente una gran persona. Empieza con ello. Empieza por demostrar que puedes lavar los platos, barrer la casa, regar las plantas, lavar tu ropa, leer un libro, escribir una carta, abrazar a tus seres queridos, sonreírle a un niño, ayudar al necesitado, construir una casa, tener tu propia empresa, educar con amor a tus hijos y a los demás, ganar concursos, obtener equilibrio emocional, espiritual, mental, social. Prosperar. Triunfar.

Es posible hoy y siempre. Confía en Dios y sé agradecido.

Si aun así persiste la desilusión y la desdicha, sigue intentándolo.

Lo que pasa es que no aceptamos porque a veces se dan las cosas así. Rechazamos rotundamente todo aquello que no estaba en nuestros planes pero que se presentaron a pesar de eso. No lo planificaste, sin embargo, algo haz hecho para que las circunstancias actuales se den de esa manera. No aceptas que eres responsable de tal situación y te la pasas el día renegando, lamentando, enfermándote más. Ello, no te permite tener un día maravilloso.

Ciertamente eres tú, quien decide ser feliz o infeliz. Y “allí” no es mejor que “aquí”. Vayas donde vayas, estés con quién estés será lo mismo si no puedes cambiar de actitud y pensamiento.

Aldous Huxley decía que solo hay un rincón en el universo que a buen seguro puedes mejorar y ese rincón eres tú. Además nos dicen que la vida es un regalo que Dios nos hace. La forma en que vivas tu vida, es el regalo que le haces a Dios.

¿Qué le regalamos a Dios? Creo que una vida desordenada. Un pensamiento corrompido. Un actuar deshonesto. Una existencia con falto de dignidad.

Es cierto que no siempre es así. Hacemos cosas buenas y estupendas; no obstante, lo indigno, por poco que sea, sorpresivamente, daña la esencia nuestra y nos sentimos ya cada vez más sin la motivación natural a ser auténticos, felices, sanos, prósperos y nos vemos en la necesidad de tener que forzaros a ser auténticos, felices, sanos, prósperos.

Sigue intentándolo. No te quedes con el alma destrozada y la vida derrumbada. Ayer lo intestaste, hoy sigue intentándolo y verás que puede ser hoy mejor que ayer.

Aristóteles decía que en la adversidad sale a luz la virtud. Esfuérzate un poco más y saca a flote todas tus capacidades.

Si el estar bien muchas veces nos vuelve conformistas, descansados, rutinarios; el estar pasando por un problema, tener una dificultad, en cambio nos sacude así de fuerte y nos empuja no para caernos al vacío; sino, para hacer uso de nuestras capacidades y pisarnos en ellas para impulsarnos a salir triunfantes.

Sigue intentándolo. Persevera. No te des por vencido. Sí puedes, me digo constantemente a mí mismo. Y lo sigo intentando. Lo intento y a veces lo dejo de intentar y me sumerjo en todo menos en satisfacción por la vida. Cada día se puede ser un poquito mejor que ayer. Cada año se puede ser mejor que el anterior, es por ello que, sinceramente deseo que tengamos la intención de seguir perseverando en el presente año para que así la vida de cada uno de nosotros sea pues una bendición para la sociedad. 



SONRISAS Y LÁGRIMAS

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Pienso en la sonrisa de mis hijos. En la sonrisa de mi esposa. Los recuerdo y tengo imágenes en mi mente en las que ellos están sonriendo.

Recuerdo haberle hecho cosquillas a Luis Diego. Cosquillas a José Adriano. Sus risas maravillosamente me transformaban el día más disgustado por un día espléndido.

Yo quiero sonreír. Me he dado cuenta que últimamente no he sonreído y en este instante, sonrío aquí, solo, en mi habitación. Me sonrío recordando a mis hijos y a mi esposa en los momentos más gozosos que hemos tenido.

También de sorpresa acaba de llegar a mi mente, el recuerdo de unas lágrimas cayéndose al piso. Lágrimas de Luis Diego cuando algo no le gusta o está de mal humor y hace su berrinche por lo que le llamamos la atención y se pone a llorar. Lágrimas de José Adriano cuando no se lo atiende rápido. Lágrimas de mi esposa cuando a veces no sabe que hacer o tiene alguna incomodidad.

Lágrimas mías.

Ahora que hablo de sonrisas y lágrimas, me pregunto yo, si realmente estuve y estoy contribuyendo a la felicidad de mi hogar, porque precisamente eso es lo que deseo para mi familia, deseo la felicidad, el entendimiento, la armonía, el amor, la alegría, la paz, la unidad.

Mi esposa me dijo que ya me acostumbré a vivir solo, a estar lejos de ellos y pasar mis días solo. A dormir solo. A comer solo. A hacer mis actividades solo y que no quiero interrupciones  ni contradicciones como las tengo cuando estamos reunidos.

No sé si realmente sea así, pero yo aquí, lejos, y efectivamente solo, me desespero por ellos.

Ciertamente, cuando estoy solo, planifico mis horarios y llevo una vida programada y trato de mantenerme ocupado haciendo esto y lo otro; lo que no sucede cuando estoy ya con ellos, pues, se desprograma todo y no existe una hora exacta de acostarse, ni de levantarse, ni de hacer el aseo, comer, reposar, hacer ejercicio, escribir, leer, correr, pasear.

No obstante, anhelo estar con mis hijos y mi esposa. Comer juntos, pasear en familia, ayudarnos a hacer las cosas, conversar, reírnos, planificar nuestras cosas. Sí, planificando nuestros días, estaríamos mejor.

No es que no quiera estar con mi familia, en mi hogar, porque ya me acostumbré a vivir solo como lo dice mi esposa, no, puesto que yo sí quiero estar junto a ellos pero que las circunstancias hacen que no sea posible ahora.-

Sonrían esposa mía, hijos míos, sonrían. Quiero verlos sonreír. Que en vuestro rostro brille la alegría, en vuestro corazón se agrande la felicidad.

Fe, esperanza y paz, a llegar hasta el final.

 


LA EDUCION EN LA ACTUALIDAD

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Cuando las injusticias, el mal proceder, la delincuencia, la falta de respeto llegan a ser grandes, el pueblo en conjunto está en la obligación de luchar por corregir aquello que, moral, ética y socialmente, está mal.

La educación fomenta la cultura de paz y entendimiento; no obstante, educar en tiempos de injusticias, corrupción, delincuencia y falta de respeto, es un dilema, pues: ¿Qué calidad de seres formamos?

Si no formamos para ser mejores, quizás sean regulares o en el peor de los casos sean malos.

Si los formamos para ser de aquellos que se conforman con las injusticias y la corrupción, entonces: ¿Qué formamos?

Es un dilema. Ser o no ser.

Decirles que el mundo es así porque el ser humano está fallando en pleno uso de sus facultades, pero que puede cambiar. O decirles, e incluso conducirles a ser lo mismo que los demás y que no van a cambiar, es un dilema.

 Si o no. Eres digno o mediocre. ¿Qué estamos inculcando en la educación?

¿Quedarme callado y no hacer nada ante tanta injusticia?

¿Que se roben el presupuesto de una Institución Educativa que está destinado para materiales para los niños y niñas y no reclamar?

¿Qué se llenen de discursos falsos al decir que todos los niños y niñas ya son beneficiados con el programa Qaliwarma, cuando en realidad no hay aún servicio alguno?

¿Qué hagan un sin número de movimientos fraudulentos y deshonestos y tener que mentirles a los niños y niñas haciéndoles creer que realmente la sociedad es una maravilla y que el Estado se preocupa por ellos?

¿Qué enseñar entonces?

Miento si enseño esto. Les oculto la verdad con enseñarles lo otro. Les digo que si, les digo que no, lo cual no está bien.

Lo que se enseña en la escuela, se tergiversa en la sociedad.

Estamos en la obligación de cumplir con nuestra misión social de formar seres humanos y lo hacemos nosotros los maestros. Pero ciertamente, existen aquellos que teniendo la obligación de educar, mal forman y denigran la educación.

Cuando veo el actuar de los niños y niñas que de lunes a viernes asisten a la escuela y pasan con nosotros el tiempo aproximado de 6 horas diarias, me doy cuenta que hace falta mucha más disciplina y esta indisciplina lo inculca la sociedad. Se están acostumbrando los niños y niñas a decir y hacer cosas que carecen de buenos modales y esto lo aprenden de la sociedad y sabemos que el núcleo de la sociedad es la familia. Insisten los niños y niñas en hacer lo que de acuerdo a criterios educacionales y formativos se debe de corregir.

En tal sentido, la educación no mejorará ni cambiará de la noche a la mañana. Mas aun, no se mejorará con solo reformas educativas, es necesario reformar la mente de las personas, las acciones.

Hoy tenemos ya una generación distinta. Una generación que es fiel reflejo de lo que nosotros somos. Los hemos enseñado y permitido a ser lo que ahora son. Esto es una realidad alarmante, que los niños y niñas a aparte de ser habilidosos en diferentes circunstancias, lo cual es una característica  muy positiva, sean pues, carentes de una disciplina personal.

Ellos son lo que nosotros somos. Y nosotros somos, lo contrario al orden y prudencia. Hacemos muchas veces las cosas sin un fin conocido. Llevamos una existencia doblegada por las debilidades y los vicios. Tenemos cosas que hacer con excelencia y las hacemos a medias. Tenemos que cumplir con nuestras obligaciones con idoneidad y voluntad, pero la hacemos a penas con disimulo y pereza.

Entonces: ¿Por qué quejarnos de los niños y niñas?

Si no hacen lo que se les ordena. Si no ponen en práctica el respeto. Si no son ordenados y cuidadosos en la forma de pensar y actuar: ¿Por qué hacer escándalo si con nuestra vida misma los estamos dando el ejemplo?

Entonces ¿Cómo educar?

Reformar la mente humana es necesario.

Pueden haber programas, planes, proyectos, reformas educativas y mucho dinero para implementarlas, pero: la mente del ser humano sigue igual. Es decir, desde aquellos que dirigen, tienen en mente llevar agua para sus molinos. Los otros en quedarse con cierto porcentaje del dinero. Aquellos con solo cumplir para ser pagados a fin de mes y ellos, en dejar de aplicar lo que se propone porque no da resultados o simplemente no lo entienden o no lo ven provechoso.

Lo que más saben hacer desde el Ministerio es hablar y hablar, publicitar y publicitar lo que en realidad no es cierto tal como lo anuncian.

 Si anunciaron que desde el primer día los niños y niñas tendrían todas las facilidades para aprender, esto no es cierto. No existen los tan promocionados textos aún. Los materiales que anunciaron, los desayunos y almuerzos escolares, que tanto publicitan, las mejoras de las condiciones laborales del maestro que mucho lo dicen.

Son tantas cosas que no permiten que el aprendizaje de los niños y niñas sean eficientes.

La Región de Educación que debería convertirse en el iniciador de los cambios no lo hace. ¿Cómo entonces tener la garantía que todos están comprometidos en mejorar y no solamente el sacrificado profesor?

 No existe trabajo en equipo de las Instancias correspondientes. No existe cohesión en el decir y el hacer. No hay concordancia entre lo que dice el Ministerio y lo que hace la Región de Educación.

Son sí excelentes en exigir, pero, deficientes en dar.

Pienso en los niños y niñas. Ahora que están todavía pequeños y a la edad que tienen ya van demostrando lo que son y me vuelvo a preguntar. ¿Son como yo quiero que sean o son como yo soy?

Y es que, aun nosotros los adultos hacemos aquello que nos han enseñado a hacer. Ningún ser humano viene a este mundo con características homicidas o llenos de anti valores.

Comparto así, lo que Roseau afirmo al decir: “El hombre nace bueno y la sociedad la corrompe”

Con esto intento fundamentar lo que yo llamo los pensamientos corrompidos y los pensamientos pulcros. La mente del ser humano esta ocupada por estos tipos de pensamientos que han sido depositados allí por la sociedad, desde su núcleo: la familia, el entorno inmediato, la televisión, las redes sociales.

La Doctora María Gonzales afirma que lo vivido en al infancia, a través del inconsciente, se manifiesta en el transcurrir de los años de la existencia de una persona para bien o para mal, moldeando así sus actitudes, ideas, sentimientos, reacciones.

Y efectivamente, lo que llevamos como contenido en nuestra mente y mucho más allá en el inconsciente, repercute grandemente en nuestro accionar.

Los niños hacen aquello que nosotros los enseñamos hacer. Lo que observa y escucha en su entorno. Tanto así que si los inducimos a matar, matará.  Si los enseñamos a robar, robará. Si se encuentra rodeado de malos ejemplos, seguirá esos malos ejemplos; de tal manera que lo que se hace en la escuela si no se refuerza en la sociedad, la formación recibida, se desvanece. Es por ello que si no tiene bien dirigido su cultura de valores positivos, querrá hacer lo que en la sociedad están haciendo de manera negativa.

Por ejemplo:

Un niño mata a un ser humano a cambio de dinero. Aquel otro niño, dirá: yo también puedo hacer lo mismo.

Ya vamos entendiendo que la mente del ser humano se llena de pensamientos corrompidos o bien de pensamientos pulcros.

¿Cuáles son los pensamientos de aquel que está robando, violando, matando, asaltando, engañando?

¿Son acaso pensamientos pulcros, sanos, provechosos, dignos?

¿Fue acaso así desde que nació?

Contundentemente que no.

Es por eso que alguien dijo que no es preciso reformar todo el sistema; lo que es necesario es reformar el pensamiento humano.

Es necesario reflexionar al respecto y más que reflexionar, porque tan solo reflexionar por un momento y no hacer nada para que haya cambios en nuestro actuar, no sirve de nada.

Reflexionamos y reflexionamos, debatimos y debatimos, hablamos y hablamos, pero, solo queda allí. Es efímero. Pasajero. No tiene una repercusión en el actuar del día a día de los seres humanos.

Por un lado, las cosa que se suscitan en el país, alarman y preocupan y sabemos que no esta bien. Estos casos solo sirven para que los medios y ciertas autoridades tengan un tema de que hablar. Salen entonces los eruditos, los psicólogos, los abogados, los congresistas y todas aquellas figuras públicas con una serie de cosas que al final son solo palabras con justificaciones a favor o en contra de tal actuación. Es decir un médico quita la vida a una señorita y esconde su delito enterrándola bajo tierra y tapándola con cemento. Un niño asesina a un policía por 500 soles. Un joven sicario le arrebata la vida al vicepresidente regional y tantos casos horrorosos que son motivo para que la sociedad en conjunto se horrorice y tenga de que hablar narrando el suceso de boca en boca sin ni siquiera darse el trabajo de buscar y proponer soluciones pertinente y asertivas.

Hoy se habla de esto y mañana se olvidó.

Ya no es novedad. Creo que incluso, la sociedad está esperando casos más alarmantes para que tengan nuevamente un tema interesante o hasta quizás novedoso de que hablar, de tal manera que, puedo llegar a pensar incluso que la sociedad exige hechos como estos para satisfacer su locura de saber hasta que punto es capaz de llegar lo irracional y corrompido.

La sociedad enseña. La sociedad exige. La sociedad obliga a las nuevas generaciones a olvidar y dejar de practicar lo que se enseña en la escuela y actúen como lo están haciendo.

Ya nos los satisface una gota de sangre, buscan chorros de sangre.

Ya no los satisface el sexo normal, les satisface una violación.

Ya nos los satisface vivir en armonía, los satisface los egoísmo y peleas.

Ya no los satisface trabajar honradamente, los satisface coger lo ajeno.

Ya no los satisface ser dignos y sabios, les satisface ser lo peor que un ser humano puede llegar a ser.

Es una satisfacción quizás de momento, porque de seguro que después ya no hay satisfacción.

Todo esto significa que todos estamos sufriendo de una gran enfermedad, unos más graves que otros, la de los pensamientos corrompidos.

Niños y niñas, sean lo bueno y saludable. Lo que mantiene la alegría en el corazón.

Sean lo que hace la felicidad, el amor, la virtud, la sabiduría.

No se es feliz, ni se es sabio, sino se valora la disciplina.

Para amar también se ama con disciplina, pues edifica en vez de herir, sana en vez de enfermar, da vida en vez de quitarla.

Se es feliz haciendo el bien y para hacer el bien se requiere ser íntegro.

Pueblo en conjunto tenemos que luchar por mejorar.

No se educa bien si pasa lo que acabo de fundamentar.




CONSTRUYAMOS LA CIUDADANIA EN EL PERU.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Hermanos de América, escuchadme

Mi voz es la voz de un país silencioso y desesperado

La voz de un país donde vivir cuesta la vida

Donde se habla en silencio como delante de un enfermo.

ALEJANDRO ROMUALDO.

 

He vuelto a recordar el día en que cumplí dieciocho años, el entusiasmo con que esperaba tener en mis manos mi DNI. Y la alegría de decir: “ahora puedo hacer realidad algunas metas que han estado esperando este momento”.

Estaba a punto de convertirme en ciudadano y pensaba yo, que mi vida cambiaría enormemente, porque ahora sí, tenía la oportunidad de plantearme nuevas metas y nuevas expectativas; mas, no pensaba en la responsabilidad con que debe de actuar un ciudadano, respecto a su país.

La verdad, cuando joven esta a punto de convertirse en ciudadano, no piensa aun en la responsabilidad que lo trae consigo y en algunos casos solo se limita a decir: “ya soy mayor de edad, que nadie interfiera en mis decisiones”, o se mantiene al margen de todo, haciendo aquello que el común de la gente lo hace, sin asumir responsabilidades o huyendo de ellas.

Con el DNI, en manos, el entusiasmo se acabó; pues, solo era una tarjeta de presentación, en el cual se encontraba mis datos personales, mi fotografía y ocho números que tenía que aprenderme de memoria. Al igual que muchas personas, llevaba mi DNI por acá y por allá metido en el bolsillo de mi camisa o de mi pantalón, sin que ello, nos convierta de verdad en ciudadanos responsables.

Raras veces me era útil el DNI: ya para presentar papeles, para demostrar de donde soy, si es que mi nombre se escribe con tal letra o simplemente para decir que tengo DNI sin ser conciente de que ya soy un ciudadano.

Llega el momento de votar y se tiene que elegir a un  presidente y a 120 congresistas. Es entonces que escuchamos en algunos medios de comunicación que tenemos que ser ciudadanos responsables y aquel que lo es, se compromete con su país y elige la mejor opción.

Transcurre el tiempo y vamos sintiendo en carne propia la decisión responsable o irresponsable que hemos tomado cada uno de nosotros, para hacer que nuestro país progrese o vaya de mal en peor. En consecuencia, nos damos cuenta, que con tan solo elegir responsablemente a nuestros representantes y después de elegirlos, darles nuestro respaldo en los actos buenos y corregirles en los actos malos, estaremos cumpliendo con nuestra responsabilidad de ciudadanos, demostrando a la vez, nuestro deseo de engrandecer al país, no solo buscando el éxito personal, sino social.

Muchas personas, ven pasar los días y los años, sin que se hayan dado cuenta que son ciudadanos. Van por las calles y al observar tanto desorden, simplemente se amoldan a ello, sin que se detengan a pensar que se encuentra entro de su responsabilidad ciudadana el de luchar por el cambio.

Ciertamente existen ciudadanos de diversos pensamientos y preferencias. “unos que no saben lo que esta pasando, otros que observan lo que esta ocurriendo y los que hacen que las cosas ocurran”, ¿Dónde nos ubicamos nosotros?.

Si no sé lo que esta ocurriendo, entonces soy un ciudadano despreocupado y no sabré tomar las decisiones correctas, cuando llegue el momento. Si soy simplemente observador, no estaré comprometido en respectar y hacer respetar la imagen de mi país. Si contribuyo a que las cosas ocurran para bien, considerando el bienestar de toda la nación, estaré siendo un ciudadano responsable; pero si hago que las cosas ocurran para el perjuicio de la nación, entonces no seré digno de llamarme ciudadano responsable.

Por otro lado, como lo dice Fernando Sánchez Zinny, existen ciudadanos que “sin notarlo, casi sin saberlo, un día coimean, defraudan, atestiguan falsamente. Atrapados con las manos en la masa se asombrarán de la injusticia que son objetos, cuando tantos están sueltos. Se encresparán, alegarán inocencia, dirán que son hombres de trabajo y darán toda la impresión de no entender nada. Y es cierto, no entienden nada porque son corruptos, porque la corrupción les ha carcomido en raciocinio”, con estas palabras, Sánchez, define al hombre actual y en parte tiene la razón. De todo esto, si observamos lo que ocurre en nuestro alrededor, estaremos convencidos que son pocos los ciudadanos que actúan pensando en el progreso y bienestar de su barrio, ciudad y país. Pascuino, refiriéndose a nuestra sociedad, expresa que: “…cada pueblo tiene el gobierno que se merece… la ética pública a menudo refleja la ética privada, de los ciudadanos privados”, por lo tanto, los efectos que causa la ciudadanía irresponsable es el descontrol, el deseo egoísta de influencia y poder; llegando al extremo de decir que el “fin justifica los medios”, sin caer en la cuenta que ello es propio de un ciudadano negligente, perjudicando enormemente a los ciudadanos que buscan cumplir con el deseo de ver al país en buen estado económico, político, cultural y social. Además de ello, un ciudadano negligente, es probable que corrompa a otros tantos ciudadanos, que a la larga, repercutirá en daño al país.

Existen otros factores que dificultan a las personas mayores de dieciocho años, para que puedan desempeñar con responsabilidad su rol de ciudadano. Adam Smith, hizo la siguiente declaración: “ninguna sociedad, puede florecer y ser feliz, siendo la mayor parte de sus miembros pobres y miserables”. Estas palabras encierran una gran verdad y es uno de los factores que dificultan el ejercicio de la ciudadanía responsable. Pues hay quienes tienen que luchar enormemente para conseguir comida o un techo bajo el cual cobijarse. Muchos se ganan la vida a duras penas haciendo cualquier cosa, sin que, los demás ciudadanos ofrezcan su ayuda. Es por ello que aquel grupo de ciudadanos que caminan por la vida algo turbados, preocupados, resentidos, moribundos y hasta renegados, no ponen sus esperanzas en nadie y prefieren vivir sus sufrimientos con sus propias luchas; mientras que unos ciudadanos se aprovechan del “sistema de cosas de este mundo”, otros, son aniquilados por este mismo sistema.

Por tal razón, no podemos hablar de una ciudadanía sólida, responsable y verdadera.

Hablamos más bien, de grupos sociales, en las cuales existen ciudadanos que buscan satisfacer sus intereses. Aquellos que no piensan en los demás, mas que en sí mismos, no les importa atropellar el derecho de sus conciudadanos, parta verse favorecidos.

Hablar de ciudadanía es entonces sinónimo de compañerismo, de hermandad, de familia. Si somos hermanos y una sola familia ¿por qué permitir desigualdades, egoísmos, hipocresías y violación de los derechos? ¿por qué no buscar la unidad, el bien común, el respeto, la lealtad, la solidaridad y la justicia? ¿no debemos acaso de luchar juntos y cuando tengamos que reír, riamos todos y cuando tengamos que llorar, todos lloremos?.

Hablar de ciudadanía es lo contrario de división. No existe diferencia de ningún tipo, porque todos sin excepción adquirimos el título de ciudadanos; de tal manera pertenecemos al país y el país nos pertenece. Por la ciudadanía es que se hace una nación y una nación es hermosa, si su ciudadanía es compacta, valiente y generosa. Tan igual como en una que una familia no se debe permitir la desintegración; no debemos permitir la desintegración ciudadana; de lo contrario, si en una familia se divorcian los conyugues, las consecuencias serán negativas para los hijos. Lo mismo sucede si la ciudadanía se divide en grupos, trayendo consecuencias negativas para los futuros ciudadanos; por lo que creo importante citar las palabras de Miguel Ángel Cornejo: “en una sociedad nadie es necesario, todos son indispensables. Nos somos ni tú, ni yo: somos nosotros, un equipo para triunfar”. Así pues,, vamos entendiendo que si un ciudadano tiene el derecho de elegir y ser elegido, de participar en los asuntos públicos; tiene sobre todo, el deber fundamental de ser ciudadano responsable, conciente de sus acciones; para luego no tenerlos que llamar, “hombres domesticados”, “hombres que solo engullen lo que le dan, mas no asimila”, tal como lo dijo José Ingenieros: “la sociedad piensa y quiere por ellos. No tienen voz, si no eco”.

Desde luego que lo anteriormente mencionado no se generaliza a todos los ciudadanos, puesto que existen ciudadanos dignos de llamarse: “ciudadanos responsables”. Por todo es necesario entonces, que cada ciudadano se autoproclame defensor de su país, de sus semejantes. Cada ciudadano tiene que autoproclamarse enemigo de la corrupción, del abuso, de la irresponsabilidad, de los problemas sociales: para poderlos combatir.

Si cada ciudadano se reviste de sinceridad, dejando atrás todas las inmundicias con que se esta acostumbrado a vivir, sin llegar a creerse el “superhombre” o el hombre apocado; entonces se estaría logrando tener un país, con ciudadanos responsables.

Para construir una ciudadanía sólida en el Perú, es necesario “aprender a desaprender lo aprendido”, es decir que cada uno erradique de sí, aquellos malos actos que hemos aprendido en el transcurso de nuestra vida. Es necesario además, identificarnos plenamente con nuestro país, con sus debilites y fortalezas; para no solo decir: “yo amo a mi patria” sino, ser participe de las soluciones que se tengan que dar en busca del progreso.

Actualmente no existe una ciudadanía capaz de unirse para decidir el destino del país. Es una ciudadanía llena de perjuicios, temores e indecisiones. Es una ciudadanía que tiene diversas voces y no, una sola voz, con muchos problemas y muy pocas soluciones. Por lo tanto, se requiere de una ciudadanía que no se hagan los ciegos por no ver lo que pasa en nuestro alrededor y que tampoco se hagan los sordos por no escuchar la voz de los que sufren. Es por eso, que se requiere construir una ciudadanía capaz de gestionar y lograr el cambio.

En verdad como lo dice cierto libro: “…la mayor necesidad del mundo es de hombres y mujeres que no se vendan, ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más intimo de sus almas; hombres que no teman darle al pecado el nombre que le corresponda; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque los cielos se desplomen”. O como lo dice nuevamente José Ingenieros: “cuando las miserias morales asolan a un país, culpa es de todos los que por falta de cultura y de ideal no han sabido amarlo como patria: de todos los que vivieron de ella sin trabajar para ella”. O si citamos a Francis Bacon nos dirá que: “no debemos ser como las arañas que crean sus propias telas y se enredan y no pueden salir, tampoco como las hormigas que recogen, recopilan y la almacenan, sino, tenemos que ser como las abejas que recogen y producen, luego de procesarlo”.

Finalmente, hemos comprendido pues, la importancia que tiene el ser un ciudadano a carta cabal; pues ello permitirá que existan familias bien establecidas y organizadas, ciudades prosperas y por ende, ser un país que avanza con firmeza y seguridad.

Si cada ciudadano encuentra este gusto especial de amar a su país, el país sería una estrofa de versos en boca de cada ciudadano. Entonces poniendo alma, corazón y vida, el Perú, no solo sería poesía de la más hermosa; sino también, un país donde cada ciudadano aporta un grano de arena, como si cada grano de arena sería un verso que irá formando una estrofa.



DÍA DEL PADRE

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Se acerca el día del padre y al respecto escucho una que otra reflexión en la radio y en la televisión.

He leído inspiraciones poéticas dedicadas al padre e incluso he deseado un feliz día a padres con los que tengo el privilegio de compartir mis días.

He pensado también en realizar una llamada telefónica a mi padre y en poder ir a verlo para expresarlo mi enorme cariño, mi admiración, mi respeto, mi felicitación.

He pensado en tantas cosas al acercarse esta fecha y mi mente recuerda de inmediato todos los momentos vividos con mi padre.

Recuerdo que hace unos cuantos años atrás, llamé a mi padre para decirle que ya soy papá.

Papá le dije: ya soy papá.

Él me contestó: que bueno hijo, te felicito, ahora empieza una nueva etapa en tu vida, aprenderás lo que hasta hoy has desconocido de mí. Entenderás cuanto te he amado y cuanto te seguiré amando. ¡Se un buen padre, hijo!

Desde entonces, he aprendido hasta hoy, que ser papá es un reto grande. Un reto que asumido con mucho amor y dedicación, es una bendición que convierte la existencia en maravilla. Por ello se soporta lo que otras circunstancias no se soportarían.

Cuan grande es ser papá. Cuan lindo es tener un padre como el mío y yo deseo de igual forma, que un día mis hijos digan: cuan lindo es tener un papá como tú.

En tiempos de mi niñez y adolescencia yo no comprendía porqué mi papá hacía lo que hacía y decía lo que decía, hasta hoy que también soy papá. Y efectivamente, ser un buen padre no es cosa del azar, ni mucho menos tarea que podemos dejar inconclusa. Requiere como toda gran actividad, todo gran proyecto de las palabras: “dedicación”, “preparación”, “constancia”, “creatividad” mucho “amor”.

Alguien dijo  que es más fácil para un padre tener buenos hijos, que para un hijo, tener un buen padre.

¿Estaré entonces siendo un buen padre para mis hijos, como lo es mi padre conmigo?.

Sin cuando lloran quiero que se callen de inmediato.

Cuando no hacen lo que yo quiero, me exaspero y reniego.

Cuando hacen sus berrinches llego incluso a querer darles un manotazo.

Cuando se revuelcan en la tierra no quiero que lo hagan.

Cuando no comen la comida, me malogran el almuerzo y tengo ardores en el estomago.

Cuando quiero ver que se están desarrollando idóneamente y quizás veo no como yo lo quisiera ver.

¿Estaré siendo entonces un buen padre?.

Estoy pensando en mis hijos:

Ser padre es mucho más que decir: “soy papá”. Es mucho más a que nos llamen nuestros hijos con la palabra “papá”.

En definitiva, es mucho más que saber que hemos engendrado un hijo.

Tenemos que saber actuar como tal. Actuar con genuino amor, dejando de lado impaciencias. Dejando de lado el interés propio por estar bien cuando en realidad nos necesitan nuestros hijos.

Ser padre significa estar dispuesto a amar, comprender, cuidar, hasta incluso aguantar el cansancio.

Significa estar dispuesto a perseverar, porque si no se persevera fácilmente se deja de ser padres. Significa, estar dispuesto a llegar hasta el final con alegría y gozo. Dispuesto a tolerar llantos y travesuras, para disfrutar de abrazos y risas.

Significa volverse más ágil, más sabio, más creativo. Más imaginativo. Volverse niño otra vez pero al mismo tiempo actuar con afectividad.

Ser padre es vivir con entusiasmo la vida.

Yo quiero ser un buen padre para mis hijos. Otorgarles la oportunidad de disfrutar de mi existencia como ellos se merecen. Si bien no escogen ellos venir a este mundo y a sido la elección nuestra tenerlo, es necesario darles lo mejor. Hacer de ellos hombres de bien. Seres humanos capaces de servir, amar, respetar, progresar, triunfar, producir cosas de bien.

Eso ha hecho mi padre por mí. Ha dado y siguen dando lo mejor de él para nosotros sus hijos. Nos inspira a ser cada vez mejor.

Gracias papá. Gracias.

A ti MIGUEL ANTOÑO ARISTA MUÑOZ mi homenaje hoy vísperas al día del padre. A ti que, siempre has sabido ser un buen padre, te deseo lo mejor todos los días de tu existencia, pues te mereces dicha y felicidad.

Feliz día a todos aquellos que son realmente un ejemplo de padre. 



¿CUÁNTO DINERO QUIERO TENER?

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Veinte mil soles. Cincuenta mil. Doscientos mil, un millón.

¿Lograré en la vida, tener tales sumas de dinero?

Mientras caminaba observando una que otra camioneta cuatro por cuatro últimos modelos que se encontraban estaciones en algunas calles de esta ciudad de Chachapoyas, Daniel, iba adquiriendo un ardiente deseo de poseer la mayor cantidad de dinero que pudiese alcanzar.

Se fijaba en aquellas casas cuyos modelos, tamaños y lujos coincidían con los que él ambicionaba tener. Examinaba a través  de las vitrinas de los centros comerciales, parado desde la vereda de la calle, todo lo que había en el interior, eligiendo para cuando pueda adquirirlas un sin número de artefactos, muebles, cosas decorativas, entre otras cosas que en valor, superaba lo que el común de las personas con sustento económico suficiente puede adquirir.

Este deseo, iba en aumento cada día. De pronto se vio invadido por tales cosas que, a pesar de estar sorprendido por si mismo, no lograba darse cuenta que estaba cambiando tan rápidamente de ideas y aspiraciones en lo se refiere al dinero.

Metió la mano derecha al bolsillo pequeño que tenía su pantalón y sacó el único nuevo sol que tenía consigo. Se dirigió hacia el jirón libertad en cuya cuadra se encuentran pequeños toldos de venta, en las cuales, señoras de condición humilde trabajan vendiendo anticuchos, picarones, champú, quinua, mazamorra y otras golosinas.

Daniel se acercó a unos de los puestos de venta y tomó asiento solicitando a la señora un vaso de champú y una tortilla. Consumió tales alimentos, cuyo costo ascendía precisamente a un nuevo sol, el único dinero que Daniel tenía consigo.

¿Cómo puedo adquirir una buena suma de dinero? Se preguntó:

Pensó en una serie de formas. Le surgió un sin número de ideas; pero ninguna tenía la viabilidad correspondiente para hacerla realidad si no contaba condigo con un capital con el cual emprender un negocio, un proyecto, una inversión. Pensó incluso en los juegos de azar imaginándose ganador de una lotería.

Comenzó a envidiar a aquellos que eran propietarios de vehículos de último modelo, mansiones elegantes y contaban con suficiente dinero en el banco.

A pesar de no contar con dinero alguno, visitó tienda por tienda preguntando los precios de las cosas que a él le alucinaba tener; de tal forma que, iba sumando el precio de este y de lo otro, llegando a decir: necesito veinte mil, cincuenta mil. Necesito dinero

Si veía en algún lugar un aviso que decía: se vende esta casa, no dudaba en contactarse con el dueño para conocer el valor económico de costaba dicho inmueble y se decía: es hermosa la casa, necesito cien mil soles para adquirirla. ¿Cómo y donde la consigo?

Caramba. Quiero tener tantas cosas y no sé como adquirirlas.

No tengo dinero. ¿Por qué anhelo tales cosas?

Cada día le parecía insignificante hablar de mil, dos mil soles. Como que, le parecía poseer tanto dinero, sin tener nada.

En algún tiempo atrás, había dicho que viviría satisfecho con tener un trabajo, poder costear su alimentación y tener u lugar donde vivir. En aquel entonces veía más hermosa la vida con tan solo lo necesario para vivir, no le era indispensable pensar en adquirir propiedades, lujos, objetos.

Vivía tranquilo. Cumplía eficientemente con sus tareas. A veces estaba sin trabajo y no por ello de desesperaba, puesto que, cada céntimo era utilizado con cuidado, haciendo que estos céntimos le otorguen estabilidad. No compraba obviamente nuevas cosas, porque con lo que tenía esta contento.

Transcurrían los días. Se enamoró}. Comenzó a gastar más de lo debido. Hizo de nuevos amigos. Programó viajes. El que no tomaba cerveza, empezó a darse el lujo de comprar cajas enteras de cerveza y se sentaban al borde de la vereda, en la casa de uno de sus amigos a tomar. En consecuencia, necesitaba contar con más dinero de lo que estaba acostumbrado a tener.

Ahora, estaba preocupado y ansioso. Lo que ganaba en su trabajo ya no le alcanzaba porque apenas recibía su pago, este dinero iba a pagar deudas al haber adquirido un artefacto o algún capricho suyo. Cada día se encaprichaba con nuevas cosas y decía: “tengo que adquirirlos”, en tal sentido, aumentaba los gastos y disminuía los ingresos.




EL DINERO UN DOLOR DE CABEZA.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

El dinero se acaba como se acaba el invierno y no vuelve sino después de mucho tiempo. El dinero se va, como aquel ser querido que viaja para retornar todavía después de muchos días; sin embargo, lo extrañamos, lo necesitamos aquí, pero no vuelve y pasa el tiempo y quizás la costumbre de no estar ya con él, hace que vivamos sin que la distancia que nos separa, interfiera grandemente en nuestras ganas de vivir. Pero el dinero cuando ya no viene a nuestras manos, sí que nos desespera, lo extrañamos, lo necesitamos. Una semana es como un tiempo eterno y es que en una semana ya nadie soporta vivir distante del dinero; mas, ¿Quién puede ver pasar dos, tres, cuatro semanas sin haber estado en contacto, unidos y juntos con el dinero?

Déjenme decirles que existe mucha gente que vive así. Si sus pantalones tienen bolsillos, están allí, simplemente de adorno o para meter las manos vacías y sacarlas como el balde que es metido en un tanque de agua, pero no recoge nada, porque allí no existe ni una gota de agua.

Cuantas cosas querrán comprarse y no se compran. Viven lejos, tan lejos de ese mundo maravilloso en el que tan cómodamente se pasean los que no han recibido el privilegio de ser pobres.

Si unos se pasean por pistas, otros se pasean por simples trochas o caminos de piedras y baches. Si unos disfrutan del cemento, otros disfrutan del barro.

Unos pintan la vida, otros viven sin pintarla. Es como aquella casa que tan hermosa se ve con ese color con que fue pintada; o, como aquella otra casa que no esta pintada, se quedó con los adobes o ladrillos a la vista de todos. Muchos se enamoran de la casa pintada y desprecian la que no está pintada; no obstante, saben que alguien pudo pintar su casa con el dinero y alguien dejó de pintar su casa por falto de dinero. El dinero dice mucho sin decir nada. Nos engañamos sin que nadie nos engañe; pues, no es más bonita la flor que crece en un jardín, que la flor que crece entre los montes y los cerros.

Uno se ve pobre cuando por algún motivo se encuentra con personas que se visten elegantemente. Cuando alguien tiene con que comprarse un caramelo te invita y es para ti un dolor grande no tener con que comprar ese mismo caramelo para invitarle a tu hermano o a tus padres. Y es que la pobreza es vista de esa manera, al menos en la mentalidad de aquellos que como yo no habíamos experimentado lo que la vida nos ofrece para vivir; sin embargo la pobreza no es eso de no tener ropa nueva, de3 no tener comida en abundancia todos los días; sino, pobreza es aquello que el ser humano a dejado de practicar, es decir4 la amistad verdadera, la humildad, la solidaridad, el respeto, la justicia y otros tantos valores que al ser practicados enriquecerían en dignidad a los seres humanos.

Si la flor que crece en un jardín no es más bonita que la flor que crece entre montes y cerros; entonces, un ser humano que crece en la opulencia, no es más digno que otro que crece en la pobreza. Ambos tienen belleza, dignidad y por tanto deben tener las mismas oportunidades. Ambos deben ser vistos con la misma belleza que los caracteriza.

Así pues, a mucha gente el dinero se les acaba y dejan de comer lo que está a su gusto. Otros quieren estudiar y el inconveniente es la falta de dinero. Muchos ven quebrantarse su salud y el dinero no les alcanza para volver a recuperarla.  Mientras, otro tanto, de personas carecen de estos sufrimientos y ven la vida con optimismo, sin fijar la mirada en el sufrimiento de los demás.

 


LO QUE UNO PUEDE DAR, POCOS LO VALORAN.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Con el fin de reflexionar sobre la realidad laboral por la que atravesamos muchas de las personas que, con título en mano, tenemos que optar optar por otros medios para sobrevivir, sin que tengamos la oportunidad de demostrar nuestras capacidades; he creado la siguiente historia, con el que quiero demostrar e ilustrar las difíciles circunstancias, que miles y miles de personas tenemos que pasar.

Un día, salió Carlos de su humilde casa, para ir en busca de trabajo. Caminó a lo largo de las calles de esta ciudad, consultando a todo aquel que posiblemente le podría conceder empleo.

Caminó durante todo un día. Ya tarde, cansado y sintiéndose humillado por dueños y administradores; decidió regresar a su cuarto, sin haber logrado el objetivo de su salida.

Esto se repitió por varios días. En ocasiones encontraba avisos escritos en papel y pegados en la pared de algunas casas, en la cual se comunicaban el requerimiento de una persona para trabajar. Con prisa se acercaba Carlos a leerlos y en la mayoría de casos, los avisos decían: “Se necesita una señorita para trabajar en casa” o “para atención al público”. En otros casos: “se necesita un carpintero”, “un panadero”, “un albañil”; en el que, al consultar, le decían que ya se ocupó el puesto, o que tiene que tener experiencia.

Por otro lado, Carlos estaba atento a los avisos que se escuchaban en la radio o televisión; en las que comunicaban oportunidades de trabajo. Las veces que las escuchó, recurrió de inmediato a solicitar que se le considere como postulante a dicho puesto de trabajo.; sin embargo, a pesar de tener concluido sus estudios superiores, con titulo en mano, con gran capacidad y con muy buenos valores, muchos le cerraban las puertas, otros le concedían esperanzas; pero, al final aduciendo que requieren de personal con experiencia y con buen currículo, dejaban a Carlos a un lado de todo.

Es así que fue pasando el tiempo. Carlos llegó a darse cuenta que muchas otras personas sin ninguna experiencia y sin un buen currículo como se lo exigían a Él, estaban ocupando aquellos puestos de trabajo, aquellos, que se le negaron a Carlos; por lo que llegó a pensar que quizás ellos realmente eran mejores que Él, sin embargo la realidad era otra.

Favoritismo, discriminación, nepotismo, corrupción, entre otras cosas, era lo que predominaba; de tal modo que, muchas personas como Carlos, quedaban desfavorecidas para sufrir las consecuencias del sistema que impera en la sociedad.

Carlos pasaba sus días realizando pequeñas actividades. Ingeniándose para sobrevivir; pero su preocupación no cesaba, al saber que sus padres y hermanos menores necesitaban de Él.

Fueron pasando los meses y así mucho tiempo. Luego fue adquiriendo ciertos achaques en su salud, por no haber tenido a veces, la forma de costear su alimentación y hacer en ocasiones, esfuerzos excesivos en su lucha diaria.

Carlos se encontraba en su transitar con muchas personas, que como Él, pasaban por las mismas circunstancias y aunque se encontraban desanimados, trataban de ilusionarse con sus pequeños logros y decirse así mismos: “sí podemos salir adelante”.

Eran pocas las personas que estando del todo bien, se desprendían de sí mismos para ayudar a otras personas como Carlos que sufren en esta sociedad. Personas como Carlos que con esfuerzo logran estudiar, logran tener algo, logran salir adelante.

Carlos tenía amigos, pero uno o dos eran verdaderos amigos. A hora, incluso su novia le daba las espaldas y se alejaba de Él.

Hasta que por fin, un día se convocó a un concurso para ocupar un puesto de trabajo. En este concurso, se dio oportunidad a todos los interesados sin discriminación, en el que Carlos pudo demostrar su formación intelectual y moral, obteniendo buenos resultados.

Carlos muy contento e ilusionado, comenzó esta nueva etapa de su vida. Estuvo desempeñándose de la mejor manera en su puesto de trabajo. Realizando actividades de bien social, solucionando problemas, apoyando a niños y jóvenes. Otorgando alegría a los tristes, pan a los hambrientos, salud a los enfermos. Podía sonreír y ver sonreír a sus padres y amigos y a toda una sociedad. Estuvo desempeñándose de la mejor manera, pero muy poco tiempo; pues la desdichada vida por la que tuvo que pasar durante la época en que fue despreciado e ignorado había influenciado negativamente en su salud, enfermando repentinamente.

Carlos apenas tenía 25 años. Tenía una vida por delante, en el que todavía puede todavía ser feliz y entregar dicha a mucha gente. En el que puede ser la solución a muchos problemas y no, ser Él, un problema para sociedad.

Cuando mucha gente muere, mucha gente se queda desprotegida. Con esas muertes denuncian a la sociedad por las muchas vidas que se destruyen. Denuncian a toda aquella gente inmoral e inhumana que lejos de ser solución, son un problema para la sociedad.



UNA SONRISA EN … FOTOGRAFIA.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

¡Carlos!... ¿Porqué estas triste?. Le preguntó un amigo suyo, cuando por casualidad se encontraron en la esquina del jirón Grau y Amazonas.

¡Sonríe!... le dijo…¡Sonríe como aquel!..., señalando una gigantografía, pegada en la pared de una de las casas.

Carlos, alzó la mirada y observó que en aquella gigantografía, estaban grabados o pintados, los rostros de muchos personajes, candidatos al congreso y a la presidencia de la república.

Estaban en épocas de campaña electoral. Comprendió entonces, lo que su amigo le quería decir; pues, lo más curioso y que llamaba la atención, era la sonrisa con que estos personajes querían mostrarse ante la población.  En las fotografías, volantes, afiches, calendarios, todos los candidatos estaban sonriendo.

Por las calles de la ciudad, a cada paso se encontraba con enormes gigantografías y afiches que promocionaban y exhibían a tal o cual candidato (varón o mujer), todos muy alegres y con la sonrisa en el rostro, una sonrisa en fotografía.

Comparó Carlos, los rostros sonrientes de aquellos personajes, con el rostro de las personas que iban y venían por esa calle. No pudo apreciar, durante el tiempo que estuvo observando, un rostro sonriente, igual a los rostros de los candidatos.

De pronto, al estar observando aquellos rostros sonrientes en fotografía, Carlos se dio cuenta, que no era el único que estaba mirando las giggantografías y descubrió entre ellos la tristeza en el rostro de una de las personas. Era una persona con aspecto de sufrimiento y dolor.

Decidió, Carlos acercarse a aquella persona, para entablar conversación y así lo hizo. Quería saber que es lo que opinaba, sobre los rostros sonrientes que se veían en las gigantografias, afiches, calendarios. Quería saber porque es que está triste y lloroso.

Esta persona, al ser preguntada por Carlos, respondió muy clamadamente.

Me estoy muriendo, me eh sentido ser valiente al afrontar mi situación y me admiro a mi mismo por lo que he podido llegar hasta hoy. He llegado hasta hoy y eso me satisface. En cuanto a esos personajes, yo no los admiro porque sonríen. No los admiro por nada; pues no sufren como sufre tanta gente.

Se que si yo no me hubiera esforzado por llegar hasta hoy, ya no habría podido verme con mis padres, hermanos y amigos. Tuve el privilegio de conocer todo lo que la vida puede dar y la desdicha de saber que la vida tiene un final. La vida mía se esta acabando, es verdad que se está acabando y ya no me sorprende. Ya me he predispuesto para ello, a pesar de tener en mente, alcanzar algunos sueños que todavía no se hacen realidad.

Aun no se exactamente cuanto de vida me queda, pero al ver que la situación de mi salud empeora, presiento que no será mucho tiempo.

Lo que deseo decirte es, lo difícil que es vivir así. Es tan difícil que a punto de esfuerzo y esmero trato de pasar mis días como un día normal, sin embargo, ya no lo es.

A veces ya no sé si es dolor, tristeza, alegría, melancolía, amargura o amor lo que siento. Ya no sé si es bueno para mí seguir aun con vida. No se como afrontar esta situación; mas aun, no quiero que las personas que me quieren, me vean desfallecer; pues, también es duro para ellos que pasan situaciones difíciles.

Ya me voy despidiendo. Me despido de ti quien acabo de conocer, de ella, de ellos, de todos. Tantas cosas he podido seguir haciendo, lo sé. He podido mejorar. Pero déjame decirte que una causa de mi desfallecimiento es que la sociedad se concentre más en enfermar que en sanar.

Así, con estas palabras, se expresó aquella persona que, Carlos se quedó perplejo sin saber que decir y que hacer.



COMPRENDER A LOS DEMÁS.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Conforme aumenta los días de nuestra existencia, aumenta también nuestro entendimiento. Ahora entiendo a tanta gente que antes no entendía. Ahora sé porqué tomaron tales decisiones, porqué actuaron así, porqué hicieron de su vida lo que hicieron. Ahora comprendo, comprendo porqué mucha gente no comprende lo que yo puedo ser o no ser.

Cuanta gente es incomprendida por los demás y se les da apreciaciones infundadas y equívocas. Apreciaciones muchas veces hirientes. Muchos factores influyen en la vida de cada ser humano que no lo conoce más que él mismo.

Si una persona a cambiado de actitud, no deberíamos de rechazarle, a decidido actuar así por razones solo por él conocidas. Comprender y entender a mucha gente debería de ser nuestra pasión; entonces entendiendo y comprendiendo los podemos ayudar.

Es tan compleja la vida de cada ser humano. Unos más complejos que otros, por lo que no es fácil diferenciarlos, pues tal complejidad se esconde dentro de cada persona. Uno puede creer que la vida de aquel o aquella es simplemente lo que parece ser, tal como la observamos desde donde estamos; mas, si adentramos a su interior, nos convenceremos que es tan distinto y distinta a lo que parece ser.

Había llegado yo a calificar a las personas de torpes e ignorantes porque tomaron tal decisión. Ya sea alejarse de todos, abandonar su trabajo, sus estudios o porque decidió juntarse con alguien o porque decidió por aquel lugar, por aquel trabajo, por aquella vida que lleva. Los calificamos a veces de idiotas y la verdad que no lo son. Son magnificas personas que buscan una manera de darle sentido a su vida, en algunos casos equivocadamente, en otros acertadamente.

El peor problema es estar pasando por los mismos problemas que los demás y no llegarlos a comprender, no llegamos a entender. Pues si yo paso los problemas que también otros pasan con mucha más razón, con conocimiento de los factores que causan este problema y de las consecuencias que acarrea, por saber cuan triste es, por haberlo vivido, con mucha más razón debería estar presto para entender y comprender, para luego ayudar.

Uno puede ir por el mundo sin interesarle todo esto. Que importa si unos sufren y otros ríen. Que importa si construyo la felicidad o destruyo la vida. Puede ir uno por el mundo sin preocuparse por nada, si me aman o no me aman, si amo o no amo; si voy por el mundo como hoja arrastrada por el viento, que importa; sin embargo, a mí si me importa porque de lo contrario dejo de ser, un ser humano de verdad.



EL DIA QUE NO AMO ES EL DIA MAS INUTIL DE MI VIDA.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Hoy se me vino a la mente esta frase: “El día que no amas, es el día más inútil de tu vida”. Lo leí hace algún tiempo atrás al revisar algunos libros, que por su antigüedad, su estado era ya como para darles de baja; sin embargo me he dado cuenta que todo libro, no importa su condición actual, en sus páginas se puede encontrar muchas respuestas a nuestra existencia. Digo a nuestra existencia porque casi siempre hemos de buscar la forma de explicar el motivo de nuestras tristezas y cuando eso ocurre, llegamos a comprender, que no son otras personas los causantes de nuestras desgracias, si no uno mismo.

Si dejo de amar, todo mal viene a mí automáticamente. Todo mal sale de mí, cuando dejo de amar. Son inútiles los días en que no amo.

Si hemos dejado de amar, seguramente que nuestra vida a tenido que experimentar tan desagradables momentos que se ha sentido herida; por lo que, puedo decir que uno deja de amar cuando a encontrado ciertas indiferencias en su camino y en general porque aun no se ha aprendido a aceptar que lo errores son parte de la felicidad.

Existen días en que no amo a nadie y aseguro que es ese día el menos alegre y el más perjudicial para mi vida. Cuando ya no amas, ves pasar los días y percibes la intranquilidad de tu corazón, te enfermas psíquicamente y lo deseado se vuelve indeseado. Si alguien viene a ti y te da un abrazo y te dice “te quiero”, no significará nada para ti; porque no lo recibes con el mismo amor con que te lo dan.

Realmente el día que no doy un abrazo, el día que no comparto, el día que no saludo alegremente a nadie. El día que no me detengo a contemplar lo bueno que me rodea y tratar de dar solución a las cosas malas que frente a mí se suscitan, es el día en que no amo; pues se, que cuando amo voy silbando por las calles, voy llorando en algunas partes. Cuando no amo, no lloro, no silbo, es como si me robotizara.

Nadie hace que su día sea tan productiva si es que no ama. Si uno desea hacer el día de hoy algo extraordinario y maravilloso, necesita primero amar, y el amar será motivo de inspiración máxima y hará que se refleje grandes potencialidades y virtudes que cada ser humano posee.

Tantos días he pasado yo, sin amar. Recuerdo que hasta hace poco he amado, quizás sin saber porque amo. Me gustaba mirar el cielo por las noches. Me subía a los árboles y los quería. Me iba donde están los dos únicos caballos que tienen mis padres y los acariciaba la trompa.

Quiero mucho a mi madre y a mi padre. Quiero mucha mis hermanos a los que nos rodean y en lo posible creo que trato de hacer bien las cosas. Pero a partir de ese algún tiempo atrás, han sido días de total incertidumbre, que, por tratar de comprender a la humanidad, he encontrado alegrías como dolores y desilusiones; por lo que puedo decir que han existido días en que he dejado de amar y han sido menos productivos esos días.

Tú tratas de comprender a la humanidad, pero es la humanidad que ni siquiera intenta comprenderte ¿por qué será? ¿Por qué hemos dejado de amar?

Si me preguntan ¿por qué amas? Les diría, porque si no amo, no soy útil para vivir. Si no amo no merezco vivir. Si no amo ninguna cosa que haga es maravillosa.

Aprendamos a amar todos los días de nuestra vida.



EL MÁS HERMOSO SUEÑO.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Las mismas calles, los mismos, los mismos jirones, los mismos caminos por los que a diario caminaba Carlos, pensando en cómo darle sentido a su vida.

Todos los días, ya sabía a quienes encontraba en aquellas calles; los rostros le eran conocidos. Sabía, cuantas cuadras existe desde este lugar al otro lado; mas, no sabía cuanto tiempo más seguiría caminando por estos lugares sin la dicha de ser completamente feliz.

La gente desanimada, Carlos, desanimado. Con desánimo reciben los días que vienen; mas aun, con desánimo vivimos la vida.

Pero hoy, Carlos quiso sonreír y era el día tan propicio para sonreír. Sin embargo, pasado el día, pronto cae, cae y no encuentra apoyo. Se empapa de dolor y tristeza, llegando a creer que ya nada tiene sentido. Débil se levanta y tiene que aceptar que es un día más que tiene como reto para enfrentar. En un momento se anima grandemente con la idea de que hoy será nuevo, diferente y favorable para su alegría y felicidad.

Se pregunta: ¿Qué está pasando conmigo? Y se responde: la solución está en mí mismo.

Acostado en su cama se quedó dormido. Era una noche de lluvia. Se quedó dormido y su inconciente, comenzó a soñar. Su sueño era hermoso. Todos podían sonreír. Era una sociedad nueva en el que Carlos soñaba estar. Todos sonreían. Disminuía el número de enfermos, de drogadictos, de asaltantes. Era visible el deseo y la alegría de vivir.

Todo iba cambiando. La gente estaba tan ansiosa por cambiar y tal cambio se dejaba notar en sus actitudes. Allí no existen los niños que padecen por el abandono de sus padres, por la falta de alimentación, por la falta de cariño. Los jóvenes todos, miraban con optimismo el futuro, estaban inspirados, por nada del mundo se dejaban vencer por los vicios y defectos, sabiendo que podían ser felices.

En esa nueva sociedad que aparecía en los sueños de Carlos, todos estaban satisfechos. Cada ser humano se desbordaba de amor. Cada ser humano había aprendido a amar. Se revestían de felicidad y sinceridad; dejando atrás todas las inmundicias con que se estaban acostumbrando a vivir. Era maravilloso ver que en todo existía igualdad: nadie era más feliz que otro.

Allí se cerraron los centros de diversión fatal, como las discotecas, los bares, los prostíbulos, cantinas y en ves de ello existían centros de diversión cultural, es decir, lugares a las cuales todos podían asistir a divertirse, pero participando creativamente. Aprendían a socializarse, culturalizarse, solidarizarse y a amar. No se destruía la mente y el corazón de las personas, sino, que se los fortalecía y se los educaba.

En esta nueva sociedad, nadie estaba triste, porque, lo que más abundaba era la alegría, la paz, la tr5anquilidad, el amor. No existía ambiciosos, hipócritas, corruptos y malvados. La humanidad se transformó. De lo que era horrible se volvió maravillosamente bella. Cada ser humano ya no se creía el súper hombre, o el hombre apocado; era mas bien, el hombre puro, lleno de espiritualidad. El hombre brillante. Desbordado de ternura, amor, alegría, paz, inteligencia, creatividad, pulcritud. A este ser humano ya no le perturbaba los deseos de poder, riqueza, fama. Le importaba sí la armonía entre su existencia y su mundo circundante; por lo tanto las discordias, las desavenencias, las soberbias, los actos corrompidos, las falsedades, las angustias ante la vida habían desaparecido.

En esta nueva sociedad era controlado a tiempo, todo tipo de desvío moral, psicológico y social. Mejor dicho, no se permitía acciones denigrantes a la dignidad del ser humano. Todo tipo de programa televisivo que no educa, toda clase de propaganda que solo busca entrar en la mente de las personas para convencerles que deben actuar así y pensar así, para mal formarlos y convertirlos en seres desgraciados; todo lugar de corrupción, tenía que desaparecer. Desaparecer ideas y acciones de carácter ilegal e inmoral.

Era pues una sociedad nueva. Pasaba la noche y Carlos seguía soñando. Soñaba esa nueva sociedad, la sociedad que Él siempre deseaba tener.

Carlos despertó y pensó: “Al ser humano se le ha enseñado, se le ha obligado a ser como es; ahora, este ser humano se tiene que proponer así mismo, un nuevo estado de vida, es decir, ser ahora, diferente”.



CARLOS.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Aquel día, Carlos no regresó a su casa, estaba tan angustiado que dejándose llevar por sus problemas y sin darse cuenta de lo que pensaba hacer, se dirigió a una tienda. Allí compró un sobre de sustancia venenosa, aduciendo que necesitaba aquello, para dar fin a las ratas que en su casa habitaban. Era sábado. Recordó que el día siguiente (domingo) se celebraba el día de la madre, por lo que, tratando de calmarse pensó: “no puedo hacerle esto a mi madre”, es tan buena conmigo y no sería justo darle como regalo, un sufrimiento más.

Su mente se fue aclarando y mientras caminaba, imaginaba lo que hubiese ocurrido si llevaba a cabo lo que en su desesperación estaba a punto de hacer. Imaginaba a su madre llorando. Su casa llena de gente asombrada por lo ocurrido. Imaginaba el murmurar de uno y otro, sin poder creer que Carlos había muerto. Se imaginaba asimismo acostado. Sin movimiento, frío, pálido.

Todo eso le pareció más triste y doloroso que el tener que afrontar sus propias tristezas y dolores. Se dirigió a la catedral y no dudó en entrar a visitar al señor y hablar con El.

Después de mucho tiempo, Carlos llegó a la casa de sus padres.

Aquel día se quedó solo. Sus hermanos menores habían ido al colegio, su papá y su mamá estaban en la huerta y El estaba allí en su cuarto recordando su infancia, sus travesuras, sus amoríos.

Se había venido de la ciudad, necesitaba alejarse de aquello que lo irritaba, olvidar las angustias, el dolor y las traiciones. Necesitaba de esa soledad, de ese silencio.

Estuvo pensando en todo lo que había hecho y lo único que le faltó hacer era drogarse y lo que estuvo a punto de hacer fue suicidarse.

Estuvo pensando en la única mujer que amó, al igual que El nacida en el mismo pueblo y que también se fue a la ciudad. Recordaba todo lo bueno que había tenido y que yendo a la ciudad, en la ciudad la perdió.

Luego vio pasar frente a su casa a muchos niños y jóvenes a la escuela, ellos iban alegres, silbando, haciendo bulla y se preguntó para sí: ¿Qué irá a pasar con ellos más adelante?

Así es como dio inicio su día, el reloj marcaba las 9.25 a.m. Y Carlos seguía reflexionando sobre su vida, de lo que había visto, sentido y oído; de lo que había hecho por voluntad y por complacer.

Un rato estuvo triste, después estuvo llorando. Estaba casi enojado con la vida o tal vez consigo mismo o con los demás.

No sabía que hacer con su vida, si la deja o la continua.

Mucha gente pensaba que Carlos no sufría, que nunca había padecido, que no ha llorado. Gente que pensaba que nunca pasó noches de desvelo, días de dolor, horas de pura angustia y desasosiego. Gente que pensaba que nunca le falto nada, que todo lo tuvo, que fue él quien escogió la vida que tiene. Gente que pensaba que es afortunado y feliz, sin que Carlos haya podido disfrutar de tales apreciaciones; eso le embargaba aun más de rencor hacia aquellas personas que pudiendo hacer de su vida un existir de excelencia, habían hecho que sea una existencia meramente amarga y de pesar.

Comprendió pues, que aquellos días de alegría y éxito en su vida, se convirtieron en pesadillas. Aquella gente que lo admiraba, ahora lo veían como cualquier cosa, por lo que pensó: no todos los que te admiran hoy, te admirarán mañana porque algo irás a hacer que no les vaya a gustar a ellos, por lo que dejarán de admirarte. No todos los que te consideran bueno hoy, te considerarán bueno mañana. No todos los que te aman hoy te amarán mañana y no todos los que te odian hoy, te odiarán mañana. No todos los que son malos hoy seguirán siendo malos mañana y no todos los que son buenos hoy, seguirán siendo buenos mañana.

Todo esto iba pensando Carlos, cuando de pronto la tierra comenzó a moverse. Por un momento pensó que era su cuerpo el que le estaba temblando, pero al ver que el foco de la luz, colgada a la mitad del cielo raso de su cuarto se movía de un lado a otro y las cosas comenzaban a caerse al piso, fue entonces que se dio cuenta que se trataba de un sismo.

La tierra seguía tambaleándose cada vez más fuerte y al intentar salir, vio que las paredes se partían. No logró salir, pues un bloque de la pared se le cayó encima.

Ese día, mucha gente la pasó terriblemente mal. Muchas casas se destruyeron y muchas otras casas quedaron en mal estado. Muchas personas quedaron heridas e irónicamente, el único fallecido en aquel lugar, fue Carlos.



Autoridades abusivas

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Caminando por toda la ciudad, visitando oficinas, Alfredo miró a los ojos de cada autoridad.

Quería narrar, describir, expresar su situación. Unos le escuchaban, otros le preguntaban, aquello le manifestaban peros.

Salía de cada lugar deseando tener la valentía de denunciar a algunas autoridades, felicitar a otros o en el peor de los casos volver a insistir, a insistir y ya no aguantarse la indignación para reaccionar con exaltación y propinarle un golpe en la cara a aquella supuesta autoridad.

Un día salió de la oficina de una autoridad con los ojos que ya se desbordaban de lágrimas. Tuvo que contenerse, sobrellevar el momento, escondiendo en su interior una intensa rabia.

Alfredo comprendió que no podía contar con ninguna autoridad. Que los puestos ocupados por los altos funcionarios, no están para servir al pueblo, si no, para servirse así mismos.

Apretó los puños, se puso de pie, miró a todos los que allí esperaban ser atendidos y pensó: mi país se destruye con este tipo de autoridades. ¿Debo rechazar a mi país porque sus autoridades hacen que sea un desastre vivir en ella?  ¡NO!    No debo rechazarlo. Debo amar a mi país porque forma parte de mí y yo el él.

Llegó a su casa todavía con los ánimos alterados. Encontró a su esposa preparando la comida y de inmediato se dio cuenta que había olvidado entrar al mercado para comprar las cosas que su querida esposa le había encargado. Buscó el dinero que en el bolsillo de su pantalón colocó para la adquisición de los productos, encontrándose con una desagradable sorpresa: lo había extraviado.

Recordó que más de una vez tuvo que mostrar su DNI y en ello, al sacar y guardar el DNI en el bolsillo, seguramente se le cayó su dinero: un billete de veinte nuevos soles.

La sufrida señora, intentó calamar a Alfredo diciéndole: “recuerda quien eres”· “cuentas conmigo”.

¿Quién soy yo? Preguntó Alfredo.

Tú eres el padre de mis hijos. Tú eres la autoridad en esta casa. No actúes como aquellas autoridades.

Tú no eres autoridad en nuestra casa por política. No estas ocupando un puesto en esta nuestra casa porque alguien te colocó aquí. Es al contrario, hemos elegido ser lo que somos con responsabilidad. ¿Qué damos a nuestros hijos como autoridades que somos en nuestra casa?

Alfredo abrazó a su esposa. Lloraron.

En seguida se escuchó el llanto del pequeñín de la casa y de inmediato la madre se apresuró a ofrecerle sus senos. El más grandecito necesitaba que el cambien el pañal y Alfredo se dispuso hacerlo.

Mientras sustituía el pañal, Alfredo, se iba diciendo: “recuerda quien eres”, frase que su esposa le había dicho. ¿Quién soy yo entonces’

Soy importante, se dijo para sí. Soy el que elige a las autoridades del estado. Tengo ideas originales. Pienso mejor que las autoridades que dicen tener capacidad para gobernar. Aprecio el esfuerzo de la gente. Tengo amor para dar y ayudar.

Puedo salir adelante aun sin el apoyo de las autoridades. Puedo hacer que mi pueblo progrese aun sin la presencia de las autoridades.

¿Quién soy yo? Se volvió a preguntar Alfredo. Soy precisamente el desafío. Me reto a mis mismo a ser lo que debo de ser porque si no, no sabré ¡Quién soy¡

Aquellas autoridades no saben quiénes son: si son del partido o del presidente. Si son del dinero o del poder, si son de la fama o la corrupción. Si son del pueblo o de sus intereses. Si son de la justicia o del abuso.

Carambas. ¿Qué puedo hacer? Se volvió a preguntar Alfredo.

Puedo elegir a una buena autoridad se contestó.

Ahora que sé quién soy, elegiré a la mejor autoridad y abrazó a su hijo y se puso a jugar con él pensando en luchar para que su familia prospere día a día.



EL MEJOR DE LOS REGALOS 

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Hoy al regresar para mi casa, por el trayecto fui observando como muchas personas se detenían en esta y en otra parte a saludarse mutuamente. Algunos se encontraban a los tiempos y eso se notaba, pues se escuchaba preguntarse el cómo han estado, cuando han venidos, en que parte están viviendo, el qué ocurrió y entre otras cosas que luego terminaban invitándose a visitar sus casas o se dirigían a casa de uno de ellos para ser partícipes de una comida en familia.

Fue motivo entonces para pensar en buscar a algunos amigos que con el tiempo no hemos ido distanciando y desconociendo. Motivo para pensar en visitar a los hermanos, en invitar a la familia a almorzar en casa. Motivo para pensar en ir a visitar la tierra querida.

Pronto compren que lo más importante en todo esto era pues, asimilar que, cada una de esas personas que directa o indirectamente forman parte de nuestra vida, son verdaderamente un gran regalo que nos concede la vida. Ciertamente es el mejor de los regalos.

Así pues, al darme cuenta que también yo, soy considerado amigo de alguien y que ese alguien me busca, me llama, se preocupa por mí e intenta hacerme la vida más fácil, comienzo a considerarle como el mejor de los regalos.

Por otro lado, mi esposa, mi hijo, mis padres, mis hermanos, con mucha más razón, son los mejores regalos que tengo.

Sin embargo, al ser conciente de todo esto, llego a reflexionar en mi persona y al preguntarme si seré o no el mejor de los regalos para aquellos que son parte de mi vida, descubro que para ser uno, el mejor de los regalos que otra persona ha recibido y que lo cuida, lo valora y no desea deshacerse de ese regalo, realmente tenemos que merecerlo.

Entonces me pregunto: ¿Soy yo el mejor de los regalos que otra persona ha recibido? ¿Seré considerado como el mejor de los regalos?

¡Eres tú el mejor de los regalos?

¡AQUÍ ESTOY!

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Me miro y veo en mí a alguien que no conocí ni imaginé llegar a conocer.

Es como desconocer a alguien que conocías. Te impresiona. Te sorprende.

Cuanto tiempo ha pasado ya. Tantos lugares, personas, circunstancias que son ahora solo una imagen un tanto borrosa en mi pensamiento. ¡Qué pasó con la niñez, la juventud que ahora no parece haber habido?

Las horas de gloria han dejado de ser ya el orgullo de este ser que requiere nuevos triunfos, nuevas facetas de heroísmo, valentía, inteligencia, amor y logros.

Me miro y me reconozco. Soy yo. Estoy bien.

Conozco mis detalles, me identifico y mis datos son los mismos a diferencia ciertamente de la edad y estado civil. Soy yo. ¡Quién pudo haber notado que me estuve buscando?

Recorrí muchos lugares buscándome. Estuve sumamente agotado de tanta búsqueda. Me busqué entre la gente, en la soledad, en las satisfacciones, en el dolor y en tantas cosas que solo me dieron a conocer que había pasado `por allí pero que no me había quedado. Existen cosas mías desparramadas por lugares que no imaginé llegar.

Me miro. Me vuelvo a mirar y asombrado exclamo: ¡Aquí estoy!. ¡Me encontré!. ¡Bravo!...

Oh sí. Haberme visto marchar de este lugar al otro. Haber emprendido la marcha a distintos lugares. Haberme despedido. Haber retornado. Haber mirado el horizonte y no entender nada. Haberme perdido más de una vez sin el aliento para rescatarme. Haber hecho todo eso y mucho más para hoy exclamar asombrado: ¡Aquí estoy! ¡M encontré! ¡Bravo!.

Qué sorprendente saber que me buscaba a mi mismo.



EL DISCURSO DEL PUEBLO AMAZONENSE 

Y NO EL DISCURSO DE AUTORIDADES AMAZONENSES.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Amazonas, no solo le pertenece al presidente regional y a gerentes de todo tipo. Le pertenece a todos nosotros, y, a vísperas del aniversario de nuestra Región de Amazonas, no solo el Presidente regional debe salir a pronunciar un discurso conmemorativo como se acostumbra en esta fecha; sino, nos corresponde a cada uno de nosotros, desde lo más hondo de nuestro corazón, pronunciar el discurso que todos queremos escuchar.

A nosotros nos toca izar la bandera de nuestra Región Amazonas. Que sean nuestras manos las que elevan la bandera tal como elevamos la productividad, el progreso, el bienestar de nuestra tierra sin necesidad que un presidente sea el que nos apoye o incremente nuestro punche, nuestra capacidad y nuestra dignidad.

Amazonenses capaces existen todavía. Son capaces y dignos los que por no tener plata y tener que andar día a día en busca de sustento son vistos con menosprecio. Son capaces y dignos los que no tienen trabajo. Aquellos que tienen una profesión y no la ejercen por falta de oportunidad. Los que se amanecen pensando que hacer con sus vidas.

Son capaces y dignos los niños, los jóvenes, los adultos, los ancianitos sin importar raza, sexo, religión, edad. Son capaces y dignos aún más que un presidente regional.

Es por eso que, le pertenece el derecho a cada amazonense pronunciar su propio discurso para que lo puedan escuchar los que nos gobiernan y los que nos quieren gobernar, de tal manera que se contraste quien hizo más, nosotros o ellos.

De seguro que sería más armonioso para nuestros oídos escuchar el discurso de una persona que con el sudor de su frente saca adelante a su familia y a su tierra y que no es tan distinguido públicamente; pero que, dice la verdad expresando sus más hondos sentimientos de identidad con lo suyo, respetando, valorando y dignificando el suelo que le vio nacer. Sería más hermoso eso que escuchar palabras de siempre de aquellos que aún no han sabido ser amazonenses.

Niega ser amazonense aquel que perjudica a otro amazonense por saciar sus intereses personales. Niega ser amazonense aquel que arruina, detiene y destruye el progreso de Amazonas.

Niega ser amazonense aquel que teniendo en sus manos las oportunidades y facilidades para contribuir con la mejora de la calidad de vida de los amazonenses y no lo hace.

Si muchos otros amazonenses tendrían el privilegio de dirigir los destinos de la Región, harían maravillas para convertirla en próspera y segura. No obstante, es un simple ciudadano con las mejores intenciones para con su tierra, que sueña, piensa, siente y anhela vivir mejor, contribuir desde donde está con su pueblo, aun sin ser autoridad.

Razón por la cual nos corresponde a cada ciudadano, a cada niño y joven amazonense enarbolar nuestra bandera regional. Estar en este día y todos los días venideros, orgullosos de ser amazonenses.

El discurso más convincente y aplaudido será el pronunciado por el niño que llora, el joven que recibe golpes de la vida, la madre más sufrida, el varón más callado en sus dolores, porque ellos no reciben nada de sus autoridades y al contrario demuestran valentía, coraje, fuerza de voluntad para seguir viviendo en esta tierra.

Nos pertenece el legítimo derecho ahora de pronunciar el discurso del pueblo amazonense y no el discurso de autoridades amazonenses.

Hoy, nos toca a nosotros decir y a ellos escuchar.

 

ESTAR LEJOS DE CASA

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Cuando no estoy en casa, por unos días mi ser y mi alma se sienten contentos de tener tiempo y espacio para respirar nuevos aires. Es como un niño que esta ansioso por salir del salón de clases para disfrutar del recreo.

De verdad que es saludable darse un espacio para liberar energías negativas y estados de ánimo no favorables a una estabilidad emocional. No obstante, debo de reconocer que, el tiempo que transcurre lejos de casa, se vuelve dolorosa, triste y desesperante cuando no existe la posibilidad de volver a casa en el tiempo establecido. Pasan días y meses sin poder regresar.

Estar lejos de casa no es un deleite para el corazón, mas bien es una constante melancolía. Obviamente que las razones por las cuales una persona se encuentra alejada de su casa son muchas y diferentes en cada caso y  ¡claro!... no todos reaccionan del mismo modo; es decir unos si extrañarán y desearán volver pronto a casa, en cambio otros por más largo que sea el tiempo de distanciamiento, no desearán volver.

Unos estarán tratando de comunicarse con sus seres queridos, por más incomunicados que se encuentren, otros así tengan los medios de comunicación a su alcance no juzgarán necesario hacerlo. Todo es una demostración de amor o falta de ella. Es por ello que, puede ser fácil abandonar a nuestros hijos, esposa, padres, novia, hermanos, amigos, ciudad, país y ya no retornar a ella, o, después de haberlos expresado que se les ama, de pronto marcharse sin que puedan tener noticias de uno.

Muchos no se interesan en comunicar su afecto y cariño a los que dejaron en determinado lugar. Por más corto o largo que sea el tiempo que uno se aleja de casa, ya sea por viaje, trabajo, estudios u otros motivos, siempre debe existir ese interés por sus seres queridos, de lo contrario, el amor deja de cumplir su ciclo vital y desaparece.

Sin embargo, no solo el que se va siente el vacío que causa el distanciamiento; también el que se queda, en tal sentido el amor, al igual que, el que se tuvo que marchar, debe ser expresado por el que se queda en casa. Entonces existe un interés mutuo por conocer: “cómo se encuentra”, “que dificultades está pasando”, “que fecha se reunirán” y se brindarán recíprocamente aliento y valor parra con alegría afrontar las tristezas y dificultades.

Todo esto conlleva a evitar resentimientos, desilusiones, fracasos emocionales, tristezas, traiciones, rencores y baja autoestima. Demostrarse amor es buscar el bienestar del otro e inconcientemente existirá también bienestar en uno.

Finalmente, es bueno darse espacios y tiempos para uno, porque al igual que un niño necesita de tener un espacio y tiempo para el recreo, después de sus clases, igual, toda persona necesita distraer su mente en nuevos ambientes, sin que ello signifique dejar de amar y dejar de amarse.



ESTUDIAR.

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA

He visto a muchos que cuando estudian, no se les ilumina la vida.

Antes, yo memorizaba los temas para los exámenes, hoy, ya no. Ciertamente es un disgusto estudiar como siempre se lo ha hecho, para agradar a los demás, ya sean estos padres, profesores u otros. Memorizaba fechas, nombres, y ¿para qué?, para saber de la historia, y con decirlos que ahora ni las recuerdo. He estudiado y claro que es buenísimo, mas no me explico que con tanto conocimiento acumulado no seamos capaces aun de servirse así mismo y servir a los demás.

El estudio es perfecto; pero quizás solo para entender aquello que nos rodea; por tanto estoy lleno de entendimiento de las matemáticas, de la geografía, de la historia, de la lengua y ¿qué hay de mi mismo?.

Nos vamos a la escuela, al colegio, a la universidad para estudiar y aprender. Es la rutina de la mayoría de los seres humanos: ¿Qué hemos aprendido? Si no me equivoco, hemos aprendido a ser los mismos hombres que existen.

¿Cómo estamos formados? Si llegamos a ser los mismos hombres que existen, somos entonces, copia de lo que existe. El ser humano necesita pensar y no piensa, por tanto tiene ideas que no son suyas.

Yo no sé muchas cosas en verdad. ¿Habré sido buen estudiante?

Pero al margen de todo ello: ¿Cómo estoy ahora?. Estoy increíblemente admirado de ser el mismo hombre de los que ya existen.

Toda una vida se estudia y aprende y si hoy tengo que aprender de nuevo, ya no engulliré, sino, asimilaré.

Precisamente, asimilar es poner el cimiento para empezar a conocernos. Me estudiaré. Seré yo mismo una materia más que tengo que estudiar; de tal forma que todo lo que haga sea útil, porque esa es la razón de estudiar.

No permitamos que nuestra existencia termine como dice Quijote a Sancho: “asno eres, asno has de ser y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida”

Estudiemos a gusto, pero aquello que estudiamos y aprendemos sea útil para uno, los demás, para el mundo.



ME HAGO EL ZONZO, PERO NO LO SOY

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

En nuestro diario caminar, encontramos a muchas personas. Entre ellas, nos encontramos, por vivir en la misma ciudad, el mismo barrio o la misma casa, con conocidos muy cercanos o simplemente aledaños. Así mismo, nos encontramos con aquellos que por primera vez conocemos e inician con nosotros un trato de amistad, negocio, trabajo, creencia o los motivos que sean.

Cuando una persona es culta, transparente y cabal, no siempre ostenta aires de superioridad; más bien, es humilde y actúa con inteligencia. Por el contrario, existen aquellos que, sin la suficiente capacidad de discernimiento, creen atropellar, avergonzar o ultrajar con palabras o acciones que van en agravio de aquel que sin mostrarse superior es superior.

Es así que, cierto día, escuché decir a alguien culto, transparente y cabal la siguiente frase que se quedó grabado en mi memoria y decía sí: “me hago el zonzo, pero no lo soy”. Pensarán ellos que porque no reacciono como quieren, soy el zonzo que se deja engañar o perjudicar. Creen que, porque no les digo directamente lo que pienso, no sé nada de lo que intentan hacer. Yo ya sé cómo son y cuales son sus intenciones, desde la primera palabra que pronuncian, los gestos que hacen, las acciones que realizan, ¿por qué darles el gusto? Yo ya sé, que es lo que voy a hacer, sin que ellos se hayan dado cuenta   que sus planes ya las había estudiado. Creen que, porque uno actúa con nobleza y humildad, no nos damos cuenta de lo que sucede, que no nos percatamos de las artimañas con las que intentan engañar a los demás.

Moliere lo decía en su obra: “aquellos en quienes la conducta se presta más a risa, son siempre los primeros en hablar mal de los demás”. Nos quieren confundir. Nos quieren engañar. No saben ellos que uno se da cuenta de todo, mucho más, mucho más de lo que ellos se imaginan.

Es estupendo verlos como se quieren burlar de uno, cuando en realidad uno tiene controlado la situación. Se engañan creyendo habernos engañado.

Mientras nos creen zonzos, más zonzos son ellos. Se convierten en gigantes y nos convierten en enanos.



INGUILPATA

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Inguilpata la flor del cerro, no es tan solo un nombre, una flor o un pueblo, es sobre todo el lugar donde se originó mi existencia.

Soy el resultado de haber nacido en Inguilpata. Allí me vieron usar pañales, cuando fui creciendo, cuando llegué a la adolescencia.

Hago memoria y veo a mi madre sentada al lado del fogón preparando la sopa de chocota, el locrito de guineo, la sopita de chiclayito verde con su fríjol también verde, el locro de yuca, los camotes, la racacha, todos estos productos sembrados por mi padre y cosechados por mi madre para llevarlos de la huerta a la olla.

Recuerdo haber cuidado loros, para que estos no se coman los choclos antes que nosotros. Construíamos espantapájaros y las colocábamos en media chacra y como si esto fuera poco, envolvíamos las mazorcas con trapos, papeles y bolsas, para que el huanchaco, otro de las aves con las que teníamos que pelear, para poder permitir que los choclos se maduren en su propia planta o de lo contrario, chacra entera, terminaba siendo destruida por loros y huanchacos.

En Inguilpata asistí a la escuela. Subía y bajaba los escalones de madera que tiene el local escolar. Corría en los balcones. Jugué en la plaza, correteando de un lado a otro durante el recreo. La pelota, los trompos, las tejas, el rayuelo, los boliches, la pega, el escondite y tantos otros juegos que nos encantaba realizar.

En vieylla, que es un barrio de Inguilpata, se ubica la casa que propicio mi crecimiento. Se encuentra allí los más preciosos recuerdos de mi niñez y adolescencia; además de ello, se halla allí, la lucha, el esfuerzo, las alegrías y tristezas, que, en años, mis padres han vivido y construido.

En alguna ocasión he escuchado decir a mi padre: “seremos pobres materialmente, pero somos ricos en amor de Dios, en felicidad, en dignidad, en educación” y realmente estaba en lo cierto. Desde luego que, hemos levantado el vuelo desde un nido al que papá y mamá no abandonaron, un nido en el que nos sentimos protegidos y alegres y ese nido se encuentra en Inguilpata.

Es en Inguilpata que se forjaron muchos sueños míos. Los sábados, estaban designados al acarreo de leña. Como en casa somos varios hermanos, cada uno cogía su soga y su machete y nos dirigíamos al borde de la carretera con dirección a Tincas y desde allí, cargábamos sobre nuestra espalda un buen tercio de leña, el mismo que mamá, las utilizaba en la cocina durante los días de semana, hasta la llegada del sábado siguiente, en el que, nuestra tarea ya era conocida: traer leña.

Muchas personas, nos habrán encontrado y conocido en este trajinar de buscar leña para hacerla llegar a casa. Esta es una de las actividades que, más recuerdos me trae, porque la realizaba todos los sábados, año tras año, hasta que esto cesó, cuando los eucaliptos que había sembrado mi padre se convirtieron en árboles para ser cortados y utilizados como leña.

En Inguilpata, esta mi vida y por Inguilpata no deja de existir en mí un amor que perdura. Anhelo verla florecer, quiero ver a su gente progresar, a los jóvenes triunfar, a los niños sonreir; claro que sí.

En Inguilpata, la flor del cerro, he nacido y a veces yo me pregunto: ¿A que vine a este mundo? ¿Para qué existo? ¿Qué debo de hacer por mi tierra, por mi patria?

Lo único que sé es que debo de dar lo mejor de mí, llenar mi corazón de todo ese bien que desea brindar, ser esperanza y no desaliento.

Por hoy, quiero ofrecerles una flor, la flor del cerro que es el inguil de Inguilpata.



CHACHAPOYAS.

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JOSE LUIS ARISTA TEJADA

¡Jerusalén, si yo de ti me olvido

¡Que se seque mi diestra!

¡Mi lengua se me pegue al `paladar

¡Si de ti no me acuerdo!

(El salmista)

Cuando a Chachapoyas voy llegando, toda mi vida se va haciendo hermosa. Alegría en mi corazón. Brillo en mis ojos. Sonrisa en mi rostro. Pensamientos de plenitud y prosperidad me invaden. Se siente uno feliz con decir que se vive en Chachapoyas. Con decir que nos vamos a Chachapoyas. Con recorrer sus calles. Con mirarla desde el Mogrovejo. El aeropuerto. Desde la subida a levanto.

Yo tengo el corazón enamorado de Chachapoyas y a esta hora quiero cantar la música que me pide el corazón.

En Chachapoyas permanece para siempre mi alegría.

Yo estuve aquí. Sigo estando aquí en Chachapoyas. A veces me ausento por el trabajo, pero vuelvo una y otra vez a esta ciudad que con el pasar de los años se ha ido vistiendo de muchas maneras, desde la elegancia, lo típico, lo colorido; desde lo festivo hasta incluso lo sombrío y triste.

Yo la he visto despertarse, mirándola desde el aeropuerto, cuando aún allí era hermoso el amanecer. Cuando aún se podía oir y disfrutar el trinar de las aves, cuando aún se podía respirar con tranquilidad y en silencio ese airecillo de la aurora. Cuando aún se le podía ver a Chachapoyas con más eucaliptos y menos postes de luz.

Chachapoyas es hermosa y sobre todo encuentro aquí los primeros racimos de la vida. Aquí el pensamiento no tiene ningún tipo de retención y se des playa por calles y colinas buscando inspiración.

La mujer Chachapoyana de boca roja y ojos que hipnotizan, baila, canta, corre con la sonrisa en el rostro, dejándonos asombrados.

Chachapoyas la hermosa es la ciudad en la cual, vivo. No soy de nacimiento, chachapoyano, pero la ciudad es humilde y culta que me concede con tanta amabilidad, llegar hasta su corazón.

En las tardes cuando de paseo transito sus calles o sus colinas, en la primera encuentro mujeres todas ellas que forman una fiesta de hermosura, de alegría y de amor. En la segunda árboles y flores que con tanta gracia se mueven por impulso del viento.

Los colores y la miel, la belleza y el júbilo abundan en Chachapoyas. Desde el Colorado, créame contemplo, una ciudad agraciada, linda, un amor.

En las lentas mañanas asoma el sol con ímpetu. En los lentos atardeceres palidece la ciudad. En las mañanas la escarcha, el concierto de pajarillos, los saludos llenos de galantería de los gallos. Los montes, las flores. “¡Como esta la mañana! ¡El sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro!”; los niños se levantan para jugar, para ir a la escuela, los mayores al trabajo.

¡Que linda se ve Chachapoyas! Cuando la miro, ella me mira cuando la sonrío, ella me sonríe.

Una antigua ciudad que se conserva hermosa desde 1538. Subiendo y bajando las colinas del Colorado, Puma Urco, el aeropuerto, respirando flores, sueños y amores. Los hijos, los hijos Chachapoyanos tienen que respetarla y amarla, hacer de ella una preciosa ciudad. Chachapoyas la hermosa, la ciudad fidelísima, con calles angostas, con casas de adobe y techos de teja, tiene verdes jardines naturales, tiene la belleza que busco para sentirse ameno. Ciudad de heroicos y duros guerreros, que lucharon por dejarla una tierra, una casa, una huerta, una herencia, la libertad, la felicidad. Sigue siendo hermosa Chachapoyas, sigue siendo atractiva.

El cielo inmenso y profundo está lleno de recuerdos, de amores y aspiraciones y el viento aromático de primavera emergen en este mes de setiembre en nuestra alma soñadora. Adoro esta tierra, en ella he pasado tardes tranquilas, he soñado en las pampas de Higos Urco, en el Yana Yacu, en el aeropuerto.

Hoy, siento la caricia del viento y del sol, del agua y del silencio. Siento que de repente la vida se vuelve fecunda, sublime y perfecta. Siento que aquí en esta tierra todo es primoroso. Siento el abrazo fuerte del amor, la ternura con que cae la noche y el impulso con que mi corazón quiere decir.

¡Qué bello es volver a vivir! En Chachapoyas. Hacer de esta nuestra tierra, digo nuestra porque también la siento mía, pues la tierra que me vio nacer es Inguilpata, lugar al que igual a Chachapoyas, añoro y amo, pues es un privilegio ser de Inguilpata y vivir en Chachapoyas.

Acuérdate de mí, Chachapoyas, acuérdate de mí Inguilpata. Cuando llegue el momento de partir. Dime adiós si quieres, pero acuérdate de mí cuando ya no esté.

Cuando ya no esté, acuérdate de mí, Chachapoyas, acuérdate de mí Inguilpata. No digas que no me conociste, pues bien, tú sabes que anduve por tus calles, tus plazas, tus colinas; como si fueras tú, el único lugar que conocí.

Acuérdate de mí, Chachapoyas. Acuérdate de mí Inguilpata, cuando ya no me veas caminar por tus barrios.

Cuanto me gustaría dejarles sembrada de flores y verlos hermosas como siempre les he querido ver, hermosas, muy hermosas.

Acuérdate de mí, Chachapoyas, acuérdate de mí Inguilpata cuando ya no esté; y, recíbanme con los brazos abiertos cuando decida volver, porque de seguro volveré…





LLEGADA A CHACHAPOYAS

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Carlos y Llanet, llegaron de paseo. Se vinieron caminando por el estrecho camino al Utcubamba, bajando las colinas, los cerros, tropezando en las piedras que como papas se encuentran desparramados en los bachozos caminos que, en partes están cortados, y atravesados por largas acequias, hecho a pura fuerza por las aguas de la lluvia cuando éstas se reúnen y corren a prisa a dar en el río Utcubamba. Por ese camino solitario, viejo y olvidado, pero que anima el espíritu de las personas; por ese camino caminaron hoy Carlos y Llanet.

Los cautivó los colores característicos de este tiempo. Sus ojos divisaron y se deleitaron al observar el más grande y hermoso jardín, que, sin cultivo, sin cuidado, se ha formado, ha crecido y se ve hermoso.

Ese jardín está bajando el Utcubamba, en el mismo Utcubamba a sus orillas, en los cerros, que es la misma naturaleza. Cuan contentos se sintieron al compartir algunas horas, con la naturaleza.

Pues luego de haber reposado bajo la sombra de algún guarango o cualquier otro árbol, luego de haber sentido las caricias del viento, luego de haber maravillado al sentido  del olfato con los exquisitos y aromáticos perfumes que expiden las flores que  coloridas posan en las ramas de los árboles grandes y pequeños, en los arbustos  que a veces tupidos crecen y sin darnos cuenta las pisoteamos con nuestro andar; luego de sentirse animados por la alegría de estar vivos en medio de tanta belleza, continuaron  el camino, y , ya caída la tarde, arribaron a la cuidad de Chachapoyas. Los focos de luz de las calles se prendieron uno a uno. Carlos acompañó a Llanet hasta su casa y cuando él llegó a su cuarto, ya era de noche. Como siempre lo hace, Duque la mascota de la casa le recibió tan alegremente que saltaba, movía la cola, corría, no sabía como expresar la felicidad que siente cuando ve llegar a Carlos.

Había vuelto Carlos a mirar el horizonte, de Inguilpata a Chachapoyas, por ese camino al Utcubamba. El cielo inmenso y profundo estaba lleno de sus recuerdos, el río Utcubamba sabía de sus amores y aspiraciones y el viento aromático de primavera emergían en su alma soñadora. Adoraba Carlos esta tierra, en ella había pasado tardes tranquilas, había soñado junto al río junto a los huarangos, junto a las rocas.

Era ya las nueve de la noche y era una noche limpia, aromática, hermosa noche que parecía ser una habitación alumbrada por la luna. Fue Carlos a caminar por la huerta de la casa. Al acercarse a una planta de pajuro, se produjo un ruido característico que asustó a una paloma, la que levanto el vuelo con dirección a un eucalipto. Carlos subió a la planta de pajuro y divisó el nido de la paloma, al acercarse, observó que estaba hecho de pajas, montes, palitos sutiles, hojarasca y dentro reposaban tres huevitos, blancos como la nieve.

La luna llena en el cielo era majestuosa, la señora del firmamento. Sonreía. Oh sí, sonreía para todo aquel que lo miraba y era la luna lunita la que quitaba el sueño y Carlos no quería dormir.

Tanto mirar la luna, le pareció estar viendo a su amor, tan bonita era la luna, tan bonita como ella.

A las nueve con cuarenta y cinco, empezó a opacarse la luz clara y transparente de la luna. Se estaba produciendo la interposición de la tierra entre el sol y la luna; más tarde la luna despareció de su visión y la noche volvió a ser oscura y negra.

Carlos se acostó y ya no vio el final de este eclipse de luna. Durmió tan pronto se acostó.

Todo este espectáculo, le recordó los eclipses que se dieron en su vida; que le dejaron ciego y triste; que le quitaron la alegría, el entusiasmo y la felicidad.

Así como el sol da calor y luz a la luna, este lugar y las personas le trasmitían a Carlos la luz y la alegría. Pero, así como existen eclipses de luna, existían interposiciones que eclipsaban la vida de Carlos.

Pero hoy, había sentido la caricia del viento y del sol, del agua y del silencio. Sintió que de repente la vida se vuelve fecunda, sublime y perfecta. Sintió que aquí en su tierra todo es primoroso. Sintió el abrazo fuerte del amor, la ternura con que cayó la noche sobre él y el impulso con que su corazón quería decir.

¡Qué bello es volver a vivir! 




INTERROGANTES SIN RESPUESTAS.

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Escribo estas líneas pensando que quizás existen interrogantes sin respuestas.

Tenemos preguntas que nadie se atreve a responder, ni uno mismo; tanto así que, por más obvias que sean las respuestas, no las queremos decir o escuchar.

Se pregunta el niño: ¿Por qué mis padres se pelean y me abandonan? Por su edad no entiende, pero todos sí sabemos por qué.

Se pregunta el joven: ¿Por qué existen tantos lugares de perdición y luego me incriminan cuando voy a uno de ellos? Por su edad, él quiere experimentar, pero todos sí sabemos por qué existen esos lugares de perdición.

Se pregunta el profesional probo y honesto: ¿Por qué me es negado la oportunidad de demostrar mis capacidades en este puesto y se lo dan a otro que no se lo merece? Por su intensión sana y pura no entiende; pero todos sí sabemos por qué.

Se pregunta el profesor: ¿Por qué mis alumnos no aprenden? Con su gran esfuerzo por hacer cada vez mejor su labor, no entiende; pero todos sí sabemos por qué.

Se pregunta la población: ¿Por qué existe tanta corrupción en todos los sectores del estado? El sacrificio que hacen para conseguir el pan de cada día los mantiene ocupados y no entienden por qué; pero, todos sí lo sabemos.

Se pregunta el país: ¿Por qué nos mienten cuando dicen que la pobreza a desaparecido? No entienden, pues siguen siendo pobres.

Existen muchas interrogantes aparentemente sin respuestas; pero que, sin embargo, las respuestas las conocemos tan diestramente y, como si no la entendiéramos, nos seguimos preguntando: ¿por qué y por qué?

Todos sabemos por qué existen niños abandonados. Sabemos por qué existen muchos centros de perdición. Sabemos por qué unos ascienden de nivel sin merecerlo. Sabemos por qué los alumnos no aprenden. Sabemos por qué existe la corrupción.

Lo sabemos. Claro que sí.

Sabemos incluso cómo actuar frente a ello, de tal manera que vayamos frenando tanta degradación social. Mas, lo que no sabemos es ponernos en acción y permanecer firmes hasta el final en la consecución de lo bueno y digno.

Que aquí termine el tiempo de seguir preguntándonos: ¿Por qué y por qué? Pues las respuestas las sabemos., sabemos por qué estamos así. Ya no es novedad.

Ya no es novedad a que nos digan que el Perú avanza, cuando existe un tremendo caos social. No es novedad que se incremente la inseguridad ciudadana. No es novedad que la gente se desespere y haga lo posible por sobrevivir.

Existen muchas interrogantes que las podemos responder nosotros y no es preciso ser expertos en la materia. Tenemos las respuestas y lo más cauto que podemos hacer es demostrar con nuestra propia existencia, que, si bien estamos dentro del problema, no somos un virus, infección o enfermedad que empeora la situación; sino, demostrar que somos solución y ello implica, hacer que nuestra vida sea digna y un ejemplo a seguir.

Probablemente no seamos ejemplos a seguir ni como padres, ni profesionales, ni autoridades, ni como persona. Allí esta entonces la respuesta a los ¿por qué?

Sabemos por qué estamos así.

Sabemos que estamos actuando mal y no procedemos a corregirnos.

Sabemos que el caos va incrementándose rápidamente y no nos apresuramos a detenerlo.

Y por último, probablemente llegaremos al final de nuestra existencia como se pueda sin que nos importe de verdad la crisis moral que les toque vivir a las nuevas generaciones; no obstante, eso no debe ser así.

Revirtamos esta situación tratando en lo posible de ser ejemplos que edifican y no ejemplos que destruyen a toda un sociedad.





LA CAMINATA DE UN MAESTRO

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA


He caminado jadeante por las vías que conducen a pueblos lejanos. En días de lluvia. Empapado de sudor y gotas de agua que caen del cielo.

Atravesar ríos, cerros, montañas y cordilleras es una verdadera aventura. Pero, cuando el cuerpo se agota, las piernas terminan adoloridas. Los pies llenos de ampollas y los hombros doloridos al haber soportado el peso de la mochila.

Es aún más largo el camino cuando éste se encuentra lleno de lodo. De manera que, en ciertas partes, uno, termina sumergido hasta la rodilla, allí donde el terreno es pantanoso.

He caminado a veces solo, escuchando el rumor del viento, de los árboles y de los ríos. He caminado mirando el horizonte. Divisando al otro lado un pequeño caserío. Más allá, los sembríos de los campesinos. Cruzando un pueblo. Llegando a otro. Acercándome a mi destino por subidas y bajadas. Lugares desiertos y otros llenos de vegetación. Tropezando en las piedras. Resbalando en el barro.

He caminado en algunas partes del camino, acompañado de algún viajero o morador del lugar, charlando o simplemente en silencio.

Preguntando cual camino debo de seguir, continúo caminando hasta encontrarme con dos o tres desvíos por los que ya no sé por donde ir. Y, al no haber nadie a quien preguntar, por estar ya, lejos de los habitantes de la zona, sin poder divisar a alguien que me dirija, opto por elegir uno de los caminos que a mi parecer me debe conducir a mi destino y muchas veces he acertado; pero, también he errado, teniendo que regresar por la misma vía hasta el lugar del desvío y tomar el otro camino.

He camino pensando en mis seres amados. Pensando en volver por este mismo camino de no haber otro que acorte la distancia y la caminata.

He caminado por muchos lugares y en todos ellos en un inicio, no sabía dónde llegar. Que tan cerca o lejos se encuentra. Cómo es su gente. Dónde guarecerse.

Con sed, con hambre, con cansancio. Muchas ideas. Nuevo ambiente. Cambio de vida. Siendo necesario tener que adaptarse y estar sometido a lidiar con las emociones que entristecen el alma.

He caminado hasta llegar al pueblo donde se laborará impartiendo la educación a los niños y niñas. Conociendo gente buena y humilde. Participando en las faenas de la chacra. Compartiendo un buen mate de papas y mote. De yuca y plátanos. De una taza de ampe. Comiendo la carne seca que tienen colgado en la cocina. Tomando guarapo. Sintiendo la vida a plenitud.

Pero llega la tarde y uno en su habitación se pone melancólico. Prendemos la radio a pilas. Iluminamos la habitación a la luz de una vela o tenemos en mano una linterna.

Es alegría y tristeza a la vez. Es un estar luchando por ser mejor. Por permanecer ecuánimes. Contribuir con la comunidad. Sentir gusto al cumplir  con nuestra misión de formar niños y niñas y son ellos precisamente nuestra mayor satisfacción, que en todo un año aproximadamente llegan a formar parte de nuestra vida. Se convierten en nuestra esencia. Nuestra más grande producción intelectual, artística, moral, deportiva, social, espiritual.

Son ellos, los niños y niñas la plenitud de nuestra existencia.

Pasamos de todo.

Cada año es una lucha constante al estar compitiendo por un puesto de trabajo. Tener que irnos lejos de casa. Por el sur. El norte. El este y oeste. ¿Dónde no hemos de llegar? Lugares diversos. Gente diversa. Culturas vivas que enriquece nuestra caminata.

Ya llegamos donde el clima es frío. Donde es cálido o quizás templado.

La vida del profesor que labora en lugares distantes es melancolía por las tardes. Alegría por las mañanas. Es entusiasmo en el trabajo y dicha al tener la oportunidad de volver a casa por un día o dos. Dolor al tener que partir de regreso a la chamba, dejando a sus seres queridos. Es preocupación al darse cuenta que el dinero que deja en casa, no alcanza para pagar las necesidades básicas. El pasaje suyo. La pensión. ¿Qué hacer?  Postergar sus proyectos.

Sin embargo. Se sigue siendo profesor y a esta hora quiero expresar mi más grande admiración por todos los maestros y maestras del campo y la ciudad. A ellos que pasan sus días con esperanza de un mañana mejor. A aquellos que aún no han perdido la fe al sentirse abandonados y marginados.

A los maestros y maestras que dignamente se ganan un puesto de trabajo y se arriesgan a ir tan lejos mientras que mucho9s otros se quedan tan cerca manipulada mente.

A los que caminan horas y horas para llegar a su escuela.

Mi admiración por el trabajo realizado. Por soportar y enfrentar tantos obstáculos.

Para ti maestro y maestra mis mejores deseos. Mis mejores deseos porque te mereces elogios y galardones.

A ti maestro y maestra que lloras a veces. Que ríes con tus niños y niñas. Que estudias para volver a concursar. Que intentas una y otra vez vencer todo lo malo.

A ti maestro y maestra, feliz día.





LA CORRUPCION ES UNA HERENCIA: 

ESO NUNCA VA A CAMBIAR

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Recuerdo que pregunté a un niño: Dime ¿Cómo aprendiste a leer tan bien?

Profesor me contestó, fue porque practiqué la lectura una y otra vez en la escuela y en mi casa, con su ayuda y la ayuda de mis padres que todas las tardes antes de cenar, se sientan conmigo a leer.

La respuesta estuvo muy acertada y yo me quedé sorprendido otra vez. No solo sabía leer tan bien, sino que, además, resolvía problemas matemáticos con total precisión. Antes que yo pudiese formular la siguiente situación problemática, él ya había resuelto la anterior.

Cierto día, al tocar el tema de: “La noticia”, cuyo objetivo a lograr era que los niños y niñas deduzcan el tema central de cada noticia y relacionarlo con el título que le corresponde; este niño me preguntó: 

Profesor: ¿cómo se aprende a ser corrupto?

Yo no atiné a responderle con palabra alguna y al contrario le devolví la pregunta: ¿Cómo crees tú que se aprende a ser corrupto? Y ¿Por qué preguntas eso?

No sé profesor. Es que aquí en los titulares dice: “funcionario corrupto tiene millones de dólares en su cuenta”, “personajes corruptos son dueños de la ciudad”, “la corrupción se pasea alegremente en autos, avionetas, yates por todo el mundo”. Pensé, continuó el niño, que estas personas han estudiado corrupción para tener tales cosas. Usted me ha dicho que yo se leer muy bien y eso porque me ha enseñado a leer y lo he practicado todos los días; entonces, estas personas, también, han sido enseñadas a ser corruptas y lo practican todos los días y lo hacen muy bien.

¿Sabes tú que significa la palabra corrupta? Le volví a preguntar. ¿Sabes que hace?

No, respondió, luego de haberlo pensado por un instante. Pero debe de ser un profesional, prosiguió. Así como a usted le decimos profesor, al que esta haciendo la carretera le decimos ingeniero, al que está en la posta le llamamos doctor; seguramente, a estas personas le llaman corruptas porque esa es una profesión o carrera que estudia.

Pero ¿Sabes lo que hace? Por ejemplo yo enseño. El doctor cura. El ingeniero construye carreteras y el corrupto ¿Qué hace?

No lo sé profesor, pero quiero saberlo.

Que aprieto en el que me encontraba en ese preciso instante.

Has leído los titulares de la noticia, le dije; ahora, lee el contenido de la noticia e irás descubriendo qué significa ser corrupto.

Profesor, intervino otro niño. Yo he escuchado en la radio la palabra “corrupción” en muchas ocasiones y he buscado en el diccionario sus sinónimos y dice: abuso, depravación, perversión, soborno, vicio, daño, engaño, alterado, podrido;  eso me da a entender que, eso no es una profesión, sino, es algo que esta mal. Algo que una persona hace mal.

Muy bien, ya estamos aclarando este asunto. Lo entenderemos más si leen el contenido de las noticias y luego seguimos debatiendo y aclarando aun más el tema de la corrupción, les propuse.

No había planificado tocar el tema de la corrupción en ese día en el aula; sin embargo, al término de la sesión de aprendizaje, por el mismo hecho de contar con noticias referidas a la corrupción y otros temas como niños abandonados, quema de bosques, asaltos y más; los niños y niñas razonaron, dedujeron, opinaron; llegando a determinar de acuerdo a su edad, que la corrupción se aprende. Ellos dijeron finalmente que se aprende a ser malos, hipótesis que puede ser verdadero o falsa, sin embargo, es la apreciación a la que llegaron.

Ya fuera del aula pregunté a una persona adulta:

¿Se aprende a ser corruptos? Y él me contestó:

“Es una herencia. Eso nunca va a cambiar”

¿Qué me quiere decir con eso? Le volví a preguntar.

Que la corrupción nunca va a cambiar, siempre será así. Tal vez, eliminando a toda esa generación y dejando solo a los niños pueda cambiar.

¿Eso quiere decir que también nuestros hijos estarán metidos en la corrupción? Le increpé.

Es muy probable que sí, me respondió.

Pero ¿por qué? Insistí.

Porque simplemente eso nunca va a cambiar. Siempre existirá la corrupción, volvió a confirmar. Se la deja de herencia generación tras generación. Todo se aprende.

Y efectivamente, se aprende a serlo.

A muchos escucho decir que la misma situación nos empuja a mover las piezas que tienes en tus manos ya sean legales o ilegales.

Pero si a mí me enseñaron que “nada es gratis en la vida, que todo tienes que ganártelo o merecerlo”; entonces, ¿Qué hacer? ¿Será verdad que en la actualidad ciertas personas ganan algo porque se merecen?

¿Quién gana con dignidad, eficiencia, calidad y pulcritud? ¿Se merecen realmente?

Ciertamente, es muy poca la cantidad de personas que se han ganado y se han merecido cierto estatus social, económico, político, profesional. ¿Qué pasa con los demás?

Muchos peleamos con la tentación de no entrar en ese juego. Muchos otros piensan en hacer lo mismo que aquellos que por el simple hecho de no respetar los valores morales y no escuchar el grito de conciencia que resuena en el interior, consiguen lo que desean.

Y es que no es ya una lucha por ser el mejor profesional, el mejor concursante, la mejor persona para el servicio y ejemplo de toda una sociedad, si no, es la lucha por ser el mejor de los corruptos, puesto que así, lo exige la competencia.

Hablo de la corrupción, principalmente en el aspecto social que efectivamente da mucho que desear. Es decir, de aquellos actos que causan daño a los demás, por ejemplo: quitarle el puesto de trabajo a aquel que se lo merece. Robarle el pan de cada día a mucha gente. Engañar. Malversar. Falsificar. Comprar conciencias. Intimidar.

Cierto pensamiento dice: “en todos los actos de tu vida trata de ser justo, piensa en los demás, deja que tu corazón cumpla con su misión”.

 Es probable que mucha gente renuncie a puestos públicos, no precisamente porque sea incapaz, mas bien ve que cuando lo justo compite con lo corrupto, lo que es sacado en hombros dando vivas de algarabía es la corrupción y lo justo se queda rechazado, desairado, ignorado, despreciado.

Entonces, por la misma necesidad de supervivencia, el mayor número de personas, frente a esta situación, aprenden a hacer lo que los demás hacen y se escucha decir: si no hago esto, nunca conseguiré lo que busco por el camino legal, puesto que, no compito de igual a igual. En tal sentido la práctica de la corrupción se generaliza y se expande cada vez más al mayor porcentaje de personas.

Debo reconocer, no obstante, que sí existen personas de buen comportamiento, nobles, dignos, admirables a los que vemos diariamente trajinar en la vida de aquí allá, sin ningún tipo de apoyo ni reconocimiento.

Pero, si eso nunca va a cambiar por ser una herencia social, ¿Qué pasará entonces?

¿Será posible que incluso nuestros hijos tengan que corromperse?

De tal palo tal astilla, dice el adagio popular.

Pero quiero pensar que existe la posibilidad que esto se revierta. Que llegará un día en el que se pueda decir, hemos cambiado. Somos una sociedad nueva. Libre. Digna. Hermosa. 




¿SON LOS AÑOS QUE UNO TIENE UNA ALEGRIA O UNA FATALIDAD?

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA

La edad es un valor de lo que fue en algún momento; es decir, la defino como el producto de aquello que existe en un continuo proceso de cambio.

Con la edad, puede que haya cambiado el aspecto físico de una materia, que, al sufrir esos cambios físicos, se ve ahora diferente; es por ello que, me pueden decir que él o ella se ve con el mismo aspecto que tuvo hace tantos años, o quizás se muestra cambiado, tanto así que se le llega a denominar envejecido u obsoleto, rejuvenecido o eterna juventud.

En verdad sucede que unos se fijan detalladamente en el aspecto físico de una persona para asignarle tal o cual edad, agregándole años o restándole, de tal manera que, por un lado, descalifican el valor de todo ese proceso de vida y transformación al decir ya se ve envejecido o aun se mantiene joven y por otra, todas las apreciaciones que se dan sobre este aspecto, no tienen el fundamento debido para calificar a un ser humano que a entrado en a la edad que a muchos preocupa.

 Existe a quienes se les ocurre ocultar la verdadera edad. Por ejemplo: hace poco preguntaron a un amigo mío su edad y él no respondió con la verdad. De igual manera, al ser preguntado por su edad, Jorge respondió: ¿Cuántos años crees que tengo?, entonces le contestaron agregándole 8 años más, es decir, tenía 28 y le asignaron 36. En cambio, a Pedro le restaron 6 años, tenía 36 y le asignaron 30.

Parece que el aspecto físico, no siempre va a la par con la edad. Pero ¿Qué es lo que importa más en este tema?

Creo yo que, si bien el aspecto físico es lo externo que se puede apreciar en primera instancia y la que concederá la impresión primera, no debe ser esta la condición para menospreciar la calidad, el valor, la fortaleza, la fuerza, la vida, la productividad de un ser humano.

Ahora bien, todo esto tiene causas y consecuencias. Si a una persona se le pregunta su edad y al comparar su edad con su aspecto físico, está no guarda relación; entonces ¿Qué ha pasado? Las respuestas son muchas y al analizarlas encontraremos que, la materia se transforma de acuerdo a las pruebas, situaciones, experimentos a la que es expuesta.

Si un ser humano está expuesto a situaciones de sufrimiento, esfuerzo constante, luchas por sobrevivir, el resultado en el aspecto físico ya muchos lo han experimentado u observado; sin embargo, si ahondamos en esa materia física ya transformada, encontraremos pues que su esencia, su valor, es tan grande y maravillosa.

Por lo tanto, ¡qué importancia tiene que alguien diga ya te ves viejo!  O, que ganan las personas al lamentarse porque les salió una arruga o el cabello se les blanqueó.

Físicamente todos sabemos que estamos en constante proceso de transformación, lo mismo sucede con nuestros pensamientos, pero nos podemos imaginar que todo sea una transformación para el bien y no para un fin que acarree fatalidad, entonces la vida cobra su sentido cuando a pesar de todo, hemos sabido comprender cada transformación y la hemos aceptado para producir, cumpliendo con nuestra misión y la misión es la respuesta a esta pregunta: ¿Qué he producido en cada etapa de este proceso de transformación? 

Volvamos a vivir, a amar, a reír, para poder decir que nuestro corazón está en casa, en una casa quizás transformada físicamente, pero está en su casa y es eso lo más importante. Puede haber casas bonitas, pero sin corazón, puede haber casas todas maltrechas, pero con corazón.

Que todo esto nos ayude a reflexionar para conducir nuestra vida a su meta final.




LO MAS PRIVADO Y SECRETO DEL SER HUMANO

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

La pureza en el ser humano se ve reflejada en su forma de tratar la sexualidad.

Lo contrario de pureza es, impureza. Entonces, veamos si el estado de nuestras mentes se encuentra en pureza o impureza.

Alguien dijo que el órgano sexual más poderoso del ser humano es la mente: basta con imaginarlo.

Consecuentemente, es en nuestra mente donde se origina el orden o desorden sexual, que luego se ve trasportado en las acciones donde visiblemente el ser humano demuestra su forma de tratar el sexo.

Reflexiono y pienso en esto, ante noticias lamentables que con escucharlas nos causan asombro, indignación, pena, desconfianza.

Una niña al ser violada por una persona adulta, es como dar un mensaje al mundo y este mensaje es que no estamos mentalmente bien en lo que se refiere al sexo.

Carlos Cauthemoc Sanchez nos dice que “lo más privado de la existencia lo constituye el sexo y el espíritu” y nuestra vida está sustentada por lo que hacemos en secreto.

Nuestra sexualidad es algo privado, es verdad y en el secreto cuantas cosas pasan con relación al sexo.

Por lo tanto, ¿Por qué ocurren violaciones, forzamientos, sexo ilícito? Porque, mañana, tarde y noche estamos pensando en sexo y el ser humano llega a pensar más en sexo porque su mente está incitada a pensar en ello por la misma publicidad erótica y un ambiente estimulador.

Si bien, en secreto las personas hacen uso de su sexualidad en forma racional o irracional, esto conduce ya luego, a un orden o desorden social.

Y no está bien efectivamente entregar condones y píldoras del siguiente día a mujeres y varones que no tienen madurez mental. No está bien imprimir y crear revistas y videos con contenido sexual. No está bien la pornografía en internet.

¿Qué cosechamos con todo esto?

Cosechamos violaciones, embarazos no deseados, hijos abandonados, infidelidades, mentes traumadas, desordenes sexuales, libertinaje, desconfianza, vidas destrozadas.

Una persona con una mente lleno de contenido obsceno que ve en el internet, en la calle, la televisión o en revistas y tantos otros medios, llega a hacer lo que su mente le ordena.

Es una lástima que niños estén entrando a páginas pornográficas en internet y ensucien sus mentes a temprana edad. La pureza, el amor, el respeto, la dignidad ya no existen en esas mentes y volver a tener jóvenes sanos, señoritas dignas, con este tipo de semillas que sembramos en sus mentes, nos costará mucho más.

En tal sentido, es de vital importancia empezar por casa. ¿Qué pasa realmente en lo más privado y secreto de nuestro hogar? Es hora de reflexionar.

¿Somos dignos como padres de dirigir, encaminar, orientar a nuestros hijos con el ejemplo llevando una vida saludable?



MADRE MIA

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Estoy pensando en ti como todos los días; pero, hoy al verte madre mía, lo que pienso ha alimentado mi corazón de mucho amor para poder decirte: te amo mamá.

Todos los días, mi corazón siente mucho que no podamos estar reunidos en casa; y, cuando llega el día en que tengo la dicha de ir a verte, llego a casa, abro la puerta despacito, camino en puntillas hasta la cocina, me acerco a ti sin que te des cuenta y sorpresivamente te saludo madre mía. Tú te llenas de alegría y en muchas ocasiones te eh asustado llegando así. Me miras y dices ¡Haz venido, que bueno! ¡Cómo estas pues!, eh inmediatamente te preocupas en convidarme algo como bienvenida.

Madre, muchas de las cosas que tú deseas para mí se hacen realidad y muchas otras cosas aun están por llegar. Sé que sufres cuando observas que a veces las cosas son adversas para tus hijos y te alegras de corazón cuando las cosas están saliendo en bienestar nuestro.

Te quiero mucho mamá y a pesar de tantos sufrimientos aun estamos con vida y eso sí que es una bendición. Te quiero mucho y es lindo decirlo ahora, quizás después de mucho tiempo, pues pocas veces nos atrevemos a expresar espontáneamente todo lo que sentimos, no obstante, mientras uno tenga corazón que sigue latiendo, demostrará ese amor que se siente por una madre.

En ocasiones me siento triste al encontrarme en un mundo que cada día se enferma más, peor aun, enfermarme yo con todo aquello que denigra, mata, desilusiona, corrompe al ser humano. Tú madre mía me entiendes, me conoces y sabes que has traído al mundo un hijo que a pesar de todo quiere mantenerse de pie y con la frente en alto.

Es difícil vivir, decimos muchos. Pero, ¿Cómo es que tú madre mía has logrado sobrepasar los límites del sufrimiento y llegar hasta hoy en la cabeza en alto al igual que mi padre? ¿Cómo es que, jóvenes de hoy, nos sentimos casi derrotados y vemos difícil o con temor el poder llegar a la edad que tienen ustedes? Realmente eres una heroína madre mía. Haz luchado, has vencido.



MI CASA

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

 Cuando llego a casa, lo hago con total precaución, sin que noten mi presencia.

Al abrir la puerta principal, que es grande y de color marrón, trato en lo posible de no hacer ruido alguno, ingreso al interior, miro a todos direcciones, haber si alguien me esta viendo ya sea desde dentro de las habitaciones o de los corredores.

La casa tiene un patio, que se ubica al centro del mismo, por el que camino con dirección a la cocina. Camino pausadamente, con la punta de los pies y al llegar a la puerta de la cocina, diviso a mi madre preparando los alimentos. Me acerco a ella con la misma precaución con la que eh estado actuando y sorpresivamente la asusto diciendo: “las manos arriba”, utilizando mis dedos de la mano derecha a manera de pistola.

Ella, tras una impresión de sobresalto, me mira casi sin poder creerlo. Entre asombro y alegría, para luego decir: “me asustas”, “como estas pues”, “te estábamos esperando”.

Han sido ya, varias las ocasiones que he llegado a casa de esta manera. Obviamente, no todas las veces encontré a mi madre en la cocina; sino, en la sala, en la huerta de verduras, en el corral, en su dormitorio y otros lugares de la casa.

Cómo extraño a mi madre. No todos los días estoy con ella; pero todos los días está en mi corazón. Pasan semanas y entonces me evado de mis rutinas. Preparo mi implemento de caminata, cargo mi mochila y de un momento a otro, sin previa programación siento la necesidad de ir a casa. Camino algunas cuadras de la ciudad, hasta aproximarme por las calles del jirón Santo Domingo, llegar a Puca Cruz y luego al Molino. Recorro estos lugares, apreciando cada detalle que va caracterizando a las personas, las casas, el ambiente en general.

Llegar al molino, es como ingresar a un nuevo ambiente, donde reina cierta calma y cierta motivación por continuar el recorrido con dirección a Penca Pampa, en el que, ciertamente, es estar ya, con la naturaleza misma, disfrutando de sus maravillas.

Desciendo hacia el Utcubamba. Huarangos, tayas, chirimoyas, chamanas, pencas, moras, chiscas, son entre las tantas plantas que se imponen al borde de los caminos. Llego a cierta altura, desde donde se distingue el río Uctubamba. Me siento un rato. Me seco el sudor que, como todas las veces cuando camino, emana abundantemente de mi cuerpo y el polo que llevo puesto, queda empapada, como una esponja que es metida a un recipiente de agua, que luego tengo que escurrir para hacer que ésta se seque más rápidamente.

Es hermoso. Al frente se elevan cerros y laderas, unos más altos que otros. Mis ojos, extasiados, exploran hasta donde alcanza la visión, extendiéndose de izquierda a derecha, de arriba abajo. Chacras, sembríos, caseríos, montañas y hacia el valle, el río Utcubamba.

Continúo bajando. Al frente, se ve el camino por el que tendré que subir para llegar al pueblo en que nací. Quema el sol. Tengo sed. Busco en mi mochila la botella de guarapo que compré en el Molino y me la bebo. Me siento nuevamente, pero esta vez, bajo la sombra de un guarango, que con sus flores amarillas me invitan a contemplarlas. Un pajarito y otro y otro más, a los que, desde que los conocí, los llamo pachucho, dejan de volar y se posan muy cerca de mí, en una planta de taya, saltan a otra rama, se asientan en el piso, se elevan en los aires, se pierden tras una loma.

Miro hacia el cielo, motivado por cierto ruido y descubro allá en lo alto, aun grupo numeroso de loros que cruzan el espacio loreando entre ellos. De pronto escucho el rebuznar de un burro, que se encuentra atado a una estaca en medio de una inverna ubicada a proximidades del río. Una lagartija toma el sol, parado sobre una roca. Le miro, me mira, intento atraparla y se escabulle entre los montes.

Continúo caminando. Una vez llegado a orillas del río Utcubamba, me fijo en la corriente de agua. La fuerza con que ésta atraviesa rocas, discurriendo incesantemente sin que nada lo detenga. Me atrevo a refrescarme en sus orillas, sin arriesgarme a introducirme aun más, puesto que, aunque sienta rubor, debo reconocer que, no sé nadar.

Me sorprende no encontrar personas caminando por estos lugares. Soy el único o quizás, hoy, todos van ya en carro.

En tal caso, preferimos ir en carro que caminar. Yo puedo i r en carro hasta mi casa: pero prefiero, en caso de no haber tanta prisa o emergencia, caminar por estos bellos lugares.

Después de cruzar el puente, se inicia la subida. Ahora, me toca transpirar aun más. Ascenderé. Es una cuesta que a muchos asusta. Me dirijo por el camino al que llamamos desecho. Me saco el polo y sin necesidad de pensarlo una y otra vez, mis piernas se preparan a subir. Me detengo a cierta distancia para tomar aire. Clama mi agitación. Y continúo hasta llegar al “hermano”, lugar en el que la cuesta comienza a llegar a su fin; luego de cuarenta cinco minutos de incesante caminata.

De allí, caminando un par de kilómetros más, puedo ya ver mi casa.

Cada vez más, minuto tras minuto voy aproximándome a casa.

Atravieso caminos con cercos de penca. Paso frente a una casa, la primera que encuentro. Continúo avanzando, llego a casa de mi tía. La saludo y paso de largo hasta llegar a la puerta de mi casa.

Allí es cuando, mío corazón rebozando de alegría, esta ansiosos por ver a mi madre. Abro la puerta silenciosamente y lentamente ingreso, sorprendiendo a mi madre con mi llegada.  Mi casa, es el lugar más hermoso.




EL PROFESOR

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

El profesor ingreso a su aula llevando consigo sus libros, portafolio pedagógico y registros. Antes de entrar, se detuvo en la puerta y alzó la mano derecha en señal de saludo. Los niños y niñas se dispusieron a ponerse de pie y alzar también la mano derecha, pronunciando todos en coro: Buenos días profesor.

Pueden sentarse, dijo el profesor, mientras caminaba con dirección a su pupitre. Dejó los libros y cosas que traía y entonces preguntó: ¿Cómo están?

 Bien, estamos bien, respondieron los niños.

Me alegra que estén bien. Todos ustedes son como hijos míos, prosiguió el profesor.

Uno de ellos le preguntó: Profesor ¿tiene usted hijos? No, aun no los tengo, respondió él; pero sí pienso tenerlos. Serán los hijos míos tan hermosos como ustedes.

¿Tiene esposa? Preguntó una niña.  Tengo novia y la extraño mucho.

¿Por qué no lo trae? Volvió a preguntar la niña. Ella no puede venir porque le impiden sus ocupaciones.

¿Por qué no se casa con la chica más hermosa de este pueblo, la que es buena con usted?

El profesor se quedó callado, sin saber cómo responder esta pregunta. Se acercó a su pupitre, cogió su registro y comenzó a pasar lista de asistencia. Al terminar les dijo:

Les felicito porque están demostrando puntualidad. Ninguno de ustedes está faltando a clases y eso me llena de satisfacción. Han mejorado muchísimo en estos meses.

Seguidamente, realizaron la dinámica del “sabio y el necio”. Los niños y niñas ejecutaron la dinámica con tanta algarabía y gracia que el salón se veía hermoso, el profesor radiante, los chiquillos felices, la escuela elegante y agraciada.

Voces, aplausos, risas. Todos contentos con su profesor, con la escuela, con las clases.

De pronto, se quedaron en silencio. Cada uno ocupó su asiento mientras que sus ojitos, estaban fijos en las de su profesor. ¿Qué había pasado?. No alcanzaban a comprender porqué, su profesor tenía los ojos nublados de lágrimas. Una de esas lágrimas, a velocidad, se resbaló por sus mejillas, cayendo al piso al instante. Otra lágrima, quedó atrapada en el cuello de su camisa y como si esto fuese contagioso, muchas lágrimas comenzaron a caer al piso del salón, a las mesas, a los cuadernos, a los uniformes. Los ojitos que ha diario miraban hacia la pizarra estaban llorando.

El profesor, sin decir palabra alguna, salió del salón con intención de ir a la pila de agua, lavarse la cara, respirar profundo y entonces volver al aula y conversar con sus alumnos.

A unos pasos del aula, se encontró con una madre de familia. Caminaba el profesor con la cabeza agachada, que no se percató de la presencia de la mencionada madre y estuvo a punto de tropezarse con ella.

¿Profesor, está usted bien?

Ah. Señora, buenos días. Discúlpeme. Estoy bien. Los niños me emocionan tanto, que mi corazón siente inmensa dicha, hasta tal punto que, al verlos, sentiros, oírlos, abrazarlos, enseñarlos, río y lloro de afecto.

Miró a los ojos de la señora. Eran marrones, pacíficos, bondadosos. Rápidamente, estos hermosos ojos, se humedecieron con lágrimas que abundantemente, cayeron a sus labios, a su blusa color esmeralda, al suelo. El profesor la quedó mirando. De sus ojos, brotaron nuevamente lágrimas sin poderlas contener.

Profesor, dijo la señora: me perdonará usted, pero al parecer, mi corazón es igual al corazón que late en su pecho y siento que todo mi ser es tan sensible a lo que pasa a mi alrededor.

Yo vine a traerle este regalito que mi hija a preparado para usted. Todos los días no habla más que de su profesor. Que su profesor es bueno. Que su profesor le enseña muchas cosas lindas. Que su profesor es inteligente. Hoy al despertase, lo primero que dijo fue que, hoy, usted está de cumpleaños; razón que me motivó a venir a invitarle a que venga a nuestra casita y convidarle a sentarse en nuestra mesa, junto a nosotros, para de esta manera decirle: Feliz cumpleaños.

El profesor agradeció muy gentilmente la generosidad que demostró tener ola señora madre de familia, aceptando la invitación.

Volvió a entrar en su aula. Los alumnos, niños y niñas, lo esperaban silenciosos, mirándose los unos a los otros y viceversa., tratando de ver si alguno, aun continuaba con lágrimas en los ojos.

Ninguno se atrevió a preguntar al profesor qué es lo que le pasó y tampoco el profesor, dio explicaciones al respecto.

Escribió en la pizarra el tema del día. Solicitó un voluntario para dar lectura al texto que había preparado con anticipación, con el cual, tenía previsto introducir y motivar la clase del día; para luego, tras breves comentarios, después de un agradable diálogo, elaboraron resúmenos y mapas conceptuales en sus cuadernos. Resolvieron fichas de trabajo, expusieron sus producciones, hasta que sonó la campana.

Los minutos designados al recreo, transcurrieron entre juegos, voces, grupos de niños por aquí, grupos de niños por allá, pelotas, golosinas.

De pronto, los niños observaron que los demás profesores abrazaban al profesor que cumplía años, entre risas y gestos de amistad.

Transcurrió el resto de la mañana. La niña, hija de la madre de famita que visitó al profesor, estuvo esperándole para llevarlo a su casa. Cerró la puerta del salón y se dirigieron al almuerzo donde lo paso tan alegremente, para luego ir a su cuarto y entonces sentirse por un instante solo y triste. Ya hubiese deseado abrazar a su madre, a sus hermanos, a sus amigos, a su novia. Nuevamente sus ojos derramaron lágrimas.

A pesar de todo, pensó, en este lugar existen personas que me han demostrado quererme, incluso puedo llegar a casarme aquí, vivir aquí ¿quién me lo prohíbe?

Hoy, a pesar de todo he sido feliz. Me he entretenido realizando alegremente las actividades relacionadas a mi trabajo. La he pasado bien.

He bailado junto a los niños y niñas. He cantado, he reído. Son ellos un manantial de amor. Verles sonreír tiernamente, es lo más bello que hasta hoy he podido apreciar. Disfruto tenerlos a mi lado y no existe aparte de mi madre, mi padre, mis hermanos, además de la mujer que me está robando el corazón, otro ser que me mueva el corazón, como lo hacen los niños y niñas.

Tenerles a mi lado, abrazándome, invitándome a jugar, es todo eso, un hermoso regalo que de lunes a viernes puedo tener.

Hoy es mi cumpleaños es verdad. Los de aquí me abrazaron, los de allá, me llamaron.

Cómo a cambiado todo y no se qué cosas más irán a cambiar.



PRESENTIMIENTOS.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Carlos no podía comprender que es lo que le estaba pasando.

De repente, un día tuvo la sensación que alguien oculto, le estaba siguiendo, vigilando o simplemente acompañando. No lo podía ver, tampoco tocar; simplemente presentía que no estaba solo.

Todo este misterio le llevó a pensar en una serie de creencias que había escuchado más de una vez, en conversaciones sobre enigmas que llenan de pánico a más de uno.

Sin embargo, la conclusión a la que llegó fue, que pronto iba a morir. Era su propio espíritu el que anunciaba el final.

La idea de que se estaba acercando el día de su muerte, se apoderó de él. No se desesperó. sencillamente lo entendió como un proceso más de su desarrollo existencial.

Cada día que pasaba, esperaba su muerte. Terminó lo más pronto posible los trabajos que había empezado. Ordenó sus cosas. Envió el dinero que había ofrecido entregar a su pareja. Encargó ciertos documentos pendientes a algunos amigos. Visitó a su madre, la abrazó. Abrazó fuertemente a su padre. Llamó a sus hermanos, les saludó deseándoles la felicidad verdadera.

Ninguno de ellos imaginaba que es lo que estaba pasando por la cabeza de Carlos; por lo que, entendieron todo esto como de lo normal.

Mientras que Carlos presentía la llegada de su muerte, los demás apreciaban en él, vida, entusiasmo, amor, paz.

Caminaba pensando en su muerte. El más mínimo acontecimiento que se presentaba de manera extraña, era para Carlos una señal decepcionada por sus neuronas para de inmediato concluir en un pensamiento fúnebre.

Es así que, desde el día que se inició estos presentimientos, no dudó que se trataba de él. Los aullidos de los perros, los insólitos comentarios que alguien iba a morir. El cambio en el trato, que los demás tenían con él, el adiós que le daban cuando alguien le saludaba y se despedía de él normalmente. Todo lo entendía, como el final que se acercaba.

En alguna noche4 se acostaba en su cama y el pensamiento que surgía automáticamente era que, probablemente ya no despierte y que al siguiente día le encuentren inactivo, apagado, descolorido.

Ya todo lo tenía en orden. Como creía que su muerte le estaba rondando, ya había visitado a sus familiares más cercanos, no tenía ningún caso pendiente o en desorden, de tal forma que podía llegar la muerte y no habría que temer; o, no habría rompecabezas que armar por parte de sus familiares.

Desde luego que, todo esto, no lo sospechaba nadie. Era de conocimiento personal, un sentimiento experimentado en silencio, en temor.

Se iba a morir. En un inicio fue tan solo una idea que no le desesperó. Era conciente que la vida antecede a la muerte y que la muerte llega sin ser invitada. Vivir y morir son dos actos que le corresponde al hombre aceptar. Si estoy vivo se dice: ¿por qué mejor no me muero? ¡Ya no quiero seguir viviendo! O frente a la muerte: ¿por qué tuvo que morir? tan joven, era bueno, no puede ser

Carlos tenía salud completa. Tenía juventud. Tenía una vida normal, con alegrías y también sus tristezas; en cambio un presentimiento llegó a turbar su espíritu.

Conforme fueron avanzando los días estabas aun más confundido. Como ningún mal le aquejaba: ¿será que moría en un accidente? ¿En un homicidio? ¿Cómo iría a morir?

Se subía a un carro y de pronto en el trayecto, se imaginaba ya que se avecinaba el término de todo. Se sentaba cómodamente, cerraba los ojos y esperaba a que sucediera. Si nada ocurría, se decía: seguro que aun no es tiempo. Caminaba y si personas extrañas caminaban tras de él como queriendo asaltarle, se decía: llegó el momento; pero nada de eso ocurría.

A continuación, se ponía a pensar: si voy a morir. Si no permaneceré por mucho tiempo con vida: ¿por qué tengo que ser yo mismo el que tiene que saberlo, presentirlo, sufrirlo, soportarlo y aceptarlo? ¿Por qué, simplemente no llega la muerte y dejo de existir sin tantos preámbulos? ¿Será que todos los que van a morir, presienten con anticipación lo que va a suceder?

Lo que en un inicio fue una idea aceptable, un proceso real al que todo ser humano está expuesto a pasar; conforme pasaron los días, se tornó en una idea rechazable.

Continuaba con vida y el vivir un día más le hacía aferrarse a querer otro día y más días. Hasta que ya no quería morir.

Era incómodo. Presentir su muerte y que esta no se presente, que se haga esperar.

Murió alguien a quien conocía. Murió su vecina. Murió su mascota favorita y él que presentía morir, no moría.

Transcurrió cierto tiempo. Como nada ocurría, se calificó de irónico, para finalmente decir: ¡sólo fueron ideas mías. Que tonto ¡

El presentimiento de su muerte, fue disipándose. Se olvidó que iba a morir pronto. Aun le quedaba medio siglo por vivir. Pasó un año. Estaba animoso. Compró algunas propiedades. Estaba construyendo su casa. Esperaba el nacimiento de su hijo. Tenía trabajos pendientes que cumplir. Deudas que cubrir. Asuntos personales que saldar, hasta que, lo presentido hace mucho tiempo se hizo realidad.

Caminaba por una calle solitaria y al pasar frente a un edificio, desde el último piso se desplomó un bloque de cemento, el mismo que vino a caer sobre la cabeza de Carlos, muriendo al instante.

De esta manera, no tuvo tiempo de dejar sus cosas en orden, terminar de construir su casa, conocer a su hijo que estaba por nacer, pagar sus deudas, abrazar a sus seres queridos y mucho más.




                    LLUVIA.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Llueve. Lleve y vuelve a llover. Algunos días, en la mañana al abrir la puerta de mi cuarto veo salpicar en el piso muchas gotas de agua y si amanece así, lluvioso, generalmente el resto del día transcurre sombrío, ennuvado, frío. Además, si el sol se decide mostrarse, no pasa mucho tiempo, hasta que se marcha rápidamente para dar paso a otra parte de la lluvia que alejarse no quiere.

Los caminos terminan convertidos en charcos de agua y lodo. Las carreteras cambian de aspecto al derrumbarse en una y otra parte, haciendo que los vehículos se detengan sin poder avanzar. Personas que tienen la urgencia de llegar pronto a su destino están forzadas a sencillamente conformarse a que el tiempo mejore y optan por avanzar a pie.

Desde aquí yo veo pasar a las personas. Algunas de ellas se protegen con paraguas, otros con plástico, ellos con poncho. Usan botas de jebe, cuya altura llega a centímetros de la rodilla. Pasan frecuentemente, acémilas transportando víveres, medicina, otros. Habitualmente, las damas, mujeres valientes y fuertes, hermosas y sencillas, alegres y sinceras, son las que van a lomo de caballo o mulos, cabalgando distancias en lluvia, en sol, en barro.

Llueve. Estoy en un lugar donde abundan árboles, flores, belleza.

Existen extensas plantaciones de café, plátano, yuca, naranjas, paltas, maní.

Las casas tienen el techo de calamina y ya se imaginarán el ruido que este hace, cuando la lluvia cae tempestuosamente.

Voy a la escuela. Son las siete y media. Los niños y niñas tienen las zapatillas, los zapatos, los llanques, o las sandalias llenas de barro. La ropa que llevan puesta y los que tienen uniforme, el uniforme se ve humedecida y es que muchos de ellos vienen de cierta distancia en la que se ubican las casas. Los más pequeños tienen el cuaderno manchado; pues, al venir se resbalaron y cayeron, ensuciando todo lo que traían consigo. Otros niños llegan tarde o simplemente no vienen ese día.

Todos se encuentran metidos en sus casas. Algunos calentándose alrededor de la tushpa, otros chacllando, conversando o afilando sus machetes, acondicionando sus herramientas, arreglando la casa.

Los jóvenes, prenden la radio, se sientan a escuchar música de su agrada a la par que contemplan el caer de la lluvia, las gotas que resbalan por las hojas de los árboles, el agua que discurre por el patio, los caminos, las acequias.

Llueve aquí, llueve allá. Llueve en todos lados. Aparecen las goteras en las casas. Los cuyes no comen la hierba mojada o si las comen, amanecen muertos con la panza hinchada. Las gallinas ya no quieren subir al árbol, se paran en el corredor y allí permanecen quietas.

Los perros ya no van de caza y extrañan sus presas favoritas.

Los caballos se paran al pie de algún árbol y allí su cuerpo soporta la caída de la lluvia sin ganas de recorrer la inverna para disfrutar de su pasto. Las aves del campo, dejan de volar y se esconden en alguna parte, donde no los puedo ver.

Los ríos aumentan su caudal, derribando el puente por el que ayer no más pasé. Se lleva árboles, rocas, peces, culebras, sapos.

Llueve. He caminado ya buena parte del camino que me conduce a encontrar el carro. Me resbalo. Me subo a un mulo, logrando así seguir avanzando. Al mulo se adelanta, marcha agitada, sumergiendo sus patas en huecos de las que para sacarlas tiene que realizar un leve esfuerzo, de tal manera que, termina bañado en sudor.

El carro. El carro ya no llegó hasta el pueblo, es por eso que lo encontramos en media carretera esperando a sus pasajeros. Nos embarcamos, atravesamos la montaña para luego acercarnos a Huaylla-Belén, donde nuestros ojos se deleitan apreciando tanta belleza natural. El sol, aparece por un momento, nos brinda su calor un instante y vuelve a retirarse.

Pasamos belén, llegamos a Tillac, atravesamos Conila, Cuechan, Luya para llegar a Chachapoyas.

Hoy, estoy aquí, estoy observando el cielo, haber si logro adivinar si más tarde lloverá o no lloverá.

 


MI CORAZON ESTA EN CASA

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Mi corazón ha vuelto, esta en casa. Hace mucho tiempo que no estaba aquí y todo era desperfecto en mi vida.

Caminaba sin principio ni fin, sin meta y sin gozo. Despertaba en desasosiego y me dormía con dolor. Fue entonces que ya no existía mi corazón, se había marchado, había muerto.

Sin corazón pasé muchos días, meses y años. Son incontables los sufrimientos y tristes las horas de una existencia casi insoportable.

Lloré, maldecí, renegué, grité. Destruí lo mejor de mi vida. Perdí lo más hermoso. Menosprecie al amor. Me traicioné. Convertí en pedazos mis sueños, mis anhelos, mis alegrías y las tiré como basura al piso. Mis pensamientos fueron dañados y alterados que tan pronto como pasan los segundos y minutos me vi inundado de corrupción, maldad, egoísmo, desamor.

Mi corazón no estaba en casa, por lo que dejé de ser yo y me convertí en un ser insatisfecho. Me eh enfermado no de una enfermedad producto de un virus, infección o cosa por el estilo. Me eh enfermado con todo lo que eh visto y hecho, pensado y actuado; con lo que eh sentido.

Hoy todo ello ha cambiado, he vuelto a vivir, he vuelto a amar, ha reír, ha gozar. Soy feliz y lo seré siempre. Mi corazón ha vuelto a casa, que contento estoy.

Carlos se propuso reparar su vida. Sentía que la vida se malogra cada día más, cuando permitía que habite en él, la angustia, el desánimo, el stres, el miedo, la cobardía, el conformismo. Sintiéndose Carlos tan confundido y sin alegría que llegó a preguntarse. ¿Tengo la vida malograda? Reflexionó y dijo: Estoy llevando una vida desordenada y sin sentido; por lo tanto, se ha malogrado muchos aspectos de mi ser que requieren ya, ser reparados. Con sueños y metas que se estaban muriendo, con incertidumbres, pero con el anhelo de encontrar alegría, con el corazón herido pero ansioso por amar, con lo que llegaba hasta hoy, sentía Carlos que aun estaba a tiempo y ésta era una ocasión para empezar a reparar su vida malograda.

Estoy en esta lucha de la vida pensó. Sé que lograré salir victorioso. De poco he ido decayendo, pero a pesar de todo ello me he estado manteniendo firme en buscar la realización de mi vida y hoy siento que debo despegar y marchar con la frente en alto hasta llegar a demostrar ¡Quién soy yo!

Pues cuando nuestra vida a perdido la alegría, el brillo, el entusiasmo, el valor, la fe, la tranquilidad; cuando de pronto de lo maravillosos que era nuestra vida esta se ve opacada y entristecida por las adversidades; cuando todos comienzan a mirarte con lástima, cuando sientes que quieres seguir luchando y ya no dan tus fuerzas; entonces, solo entonces comprendemos que es mejor un abrazo que costosos regalos.

Ciertamente estoy aprendiendo grandes y nobles virtudes de este sufrimiento, pensó nuevamente; mas, si he llegado al día de hoy, es porque me he forzado a seguir y he encontrado a maravillosas personas que me han ayudado a sobrevivir.

Frente a lo incierto de mi vida hasta hace poco había perdido las riendas de mi destino y a punto de caer rendido, tantas veces no he sabido que hacer; por lo que mi optimismo, mi fe y valentía se habían consumido. Era una cuestión tan brusca que no solo perdí mi entusiasmo, si no mi autoestima. Llegué a sentirme tan agobiado y cansado que recordando errores y siguiendo en los mismos me asesinaba.

Carlos había logrado ser reconocido y conocido. Producía grandes cosas. Él que había ganado el aprecio y cariño de tanta gente. Él que se sentía importante, que aspiraba a grandes cosas; llegó a no ser nada en aquel determinado momento, a tal punto que se vio derrotado por sus propias debilidades. Fueron pues sus debilidades humanas que hicieron que Carlos llegue al extremo de morir.

Siempre se decía: encontraré, buscaré, sí puedo, lo lograré, será hermoso. ¡Claro que llegaré! Sí es posible. No me daré por vencido. Yo puedo. Todas esas palabras y pensamientos tenían, imaginaba un mundo de cosas, metas, sueños, proyectos.

Todo es posible sí. Sin embargo, al creer que todo sería posible, se encontraba Carlos, con que se le hacía imposible.

Se enfrentó con un sin número de dificultades, problemas, obstáculos; hasta que llegó el momento en que, a punto de caer rendido y derrotado, Se encontró consigo mismo. Se observó, lloró, gritó. Estaba ya sin fuerzas, sin alegría, con muchas heridas en el corazón.

Haberse visto en un inicio completo. Haber iniciado esta lucha por la vida con una idea distinta de lo que deseaba ser, hacer y lograr, con una mente transparente y lúcida. Con un cuerpo lleno de vigor y fortaleza, con un corazón ansioso por amar y servir.

Todo ha pasado. Se encontró consigo mismo. Se compadeció, Se tomó de la mano, se abrazó como nadie lo había hecho con él. Curó sus heridas, aun las está curando, empezó a caminar de nuevo. El sufrimiento sí importa. La belleza es producto de todo ese proceso de vida que había tenido hasta hoy.

Pues hoy ya no decía: ¡encontraré! Si no, ¡encontré!; ¡lo lograré! Si no ¡lo logré! Sabía que podía encontrar y lograr muchas más bellas cosas en la vida y como dijo Carlos, en un inicio de esta lucha: ¡no me daré por vencido, yo puedo!

 


APRENDER DEL PASADO PARA CONQUISTAR EL PORVENIR.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Si nos preguntamos de dónde venimos, quienes somos y a donde vamos como pueblo, nación o sociedad, recurrimos a nuestra memoria colectiva.

Venimos de lugares sagrados, somos de sangre valiente y vamos a un destino glorioso. Esto es en resumen el cimiento, la memoria y la aspiración.

Sin embargo, si hoy no somos más que ayer y mañana no seremos mejores que hoy, siempre existirá en la memoria colectiva, temor, disconformidad, indiferencia, desconfianza y pesimismo.

En tal sentido si nuestros gobiernos no garantizan el valor personal intelectual y moral de los seres humanos que habitamos nuestra región y país la sociedad se desintegra haciendo que aquello que nos separa sea más fuerte que aquello que nos une.

¿Qué es lo que nos une y qué lo que nos separa?

Si bien nos une lazos de sangre, el compartir un mismo territorio, tener una misma autoridad, ideales de superación y el mismo amor que sentimos por nuestra tierra, además de sentirnos con derecho de participar en su prosperidad, nos separa los males que voluntariamente vamos creando con el fin de favorecer a unos y perjudicar a otros, en otras palabras, la corrupción.

En la memoria y en el corazón de cada ser humano, desde el más pequeño con  uso de razón, hasta el más respetado y humilde anciano existen heridas que curar. Son heridas que se forman por el sufrimiento mientras toleran los males que acostumbran hacer los mismos gobernantes.

Es por ello que ha quedado completamente roto para muchos la esperanza de un futuro prometedor y alentador. Pero, si nos damos cuenta todo este panorama de inseguridad, abusos, desesperación; es en efecto, consecuencia de nuestro consentimiento. Consentimos pacientemente el sufrimiento que provoca el sistema que conducen a las sociedades.

Probablemente, muchos de nosotros, autoridades, profesionales, ciudadanos todos, población en general consentimos primeramente en nosotros muchos males que van en dezmero de nuestra dignidad, que luego repercute en nuestro entorno y del entorno a una sociedad entera. Para finalmente observar un entorno desordenado, caótico, angustiante, en vez de un entorno saludable y propicio.

Por lo que podríamos decir: “lo que no nos gusta de la sociedad, no debemos practicarlo nosotros”.

Es cierto que si uno no se esfuerza por salir del atraso, otro no lo hará por nosotros.

Como decía alguien: “yo no puedo ir al baño por ti”. Efectivamente.

 Pero si nos ponemos en la situación de éste alguien que posiblemente esté enfermo y no puede trasladarse al baño, podríamos si, alcanzarle la bacinica.

Entonces, entiendo yo, y todos los sabemos, que solo,  podemos hacer muchas cosas productivas, no obstante necesitamos también de los demás. Un trabajo en equipo es ciertamente más exitoso.

A lo que quiero llegar es que necesitamos a nuestras autoridades y nuestras autoridades nos necesitan. No podrán ellos ir al baño por nosotros ni nosotros ir al baño por ellos, pero si podemos alcanzarnos la bacinica.

Con todo esto, debemos propiciar un ambiente de ayuda, servicio, solidaridad, respeto, amor, empatía. Que exista un gobierno presto y atento para todos. Un gobierno que se ocupe de los seres humanos. Tratémonos como tal. Me interesan los niños y los jóvenes.

Se dice que “el auténtico oro de nuestra tierra no está en sus minas o museos. El auténtico oro está en el alma de nuestros niños y jóvenes. Unamos esfuerzos para que no se convierta en barro el alma de oro de lo mejor de nuestra patria”

Lo que mas necesita nuestra sociedad ahora es que las autoridades se preocupen por los seres humanos. Atención prioritaria al ser humano y lo que necesita el ser humano es respeto, motivación, consideración sentirse protegido, escuchado. Necesita tener una visión de futuro. Estrategias para enfrentar sus problemas. Saber que mañana tendrá un pan que comer. Que podrá sanarse. Saber que sus capacidades son reconocidas y premiadas. Tener la seguridad que sus hijos estarán bien.

Aprendamos entonces de todo lo que hemos pasado para conquistar nuestro porvenir.  

   


SI HAS PERSEVERADO EL AÑO PASADO, 

SIGUE HACIENDOLO EN EL PRESENTE AÑO.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Si no estaban yendo bien las cosas, hoy si lo será.

No hay nada en el mundo que sea permanente. La vida mejora, se sonríe, se tiene ganas de saltar. Es buenísimo perseverar, continuar hasta que llega toda la dicha.

Tenemos sin embargo que revisar lo que estamos haciendo. Subsanar todo lo erróneo y presentarnos como nuevo, saludable; pues, a pesar de todo, si no te diseñas de distinta forma y te renuevas, te transformas en idóneo y no perseveras en ello, la existencia continuará siendo una desilusión para ti.

Requisitos indispensables son: Disciplina, proyecto de vida, dedicación, creatividad, dignidad, integridad, honestidad, pulcritud, servicio, respeto, sabiduría, fe.

Puede el día de hoy transcurrir y no sentirte satisfecho; pero, puedes estarlo. Sonríe como el día más hermoso, llora como el día más lluvioso, canta como las aves que a esta hora yo estoy escuchando, corre como el viento libre y a sus anchas, como el río fuerte e imponente. Saludable como la planta en primavera. Sabio como el universo. Es posible estar hoy, del todo bien.

Es posible sanarse. Encontrar trabajo. Tener comida para comer.

Sí es posible a que hoy te digan cuan valioso eres. Que te busquen para felicitarte, pues tu lucha inspira a los demás.

Sí es posible a que encuentres a alguien y lo puedas abrazar. Que muchos te sonrían. Que tú puedas ayudar y servir desinteresadamente con alegría. Que tú puedas crear y tener las cosas que realmente anhelas. Es posible hoy y todos los ahora que tú tengas. Ahora eres ya extraordinariamente una gran persona. Empieza con ello. Empieza por demostrar que puedes lavar los platos, barrer la casa, regar las plantas, lavar tu ropa, leer un libro, escribir una carta, abrazar a tus seres queridos, sonreírle a un niño, ayudar al necesitado, construir una casa, tener tu propia empresa, educar con amor a tus hijos y a los demás, ganar concursos, obtener equilibrio emocional, espiritual, mental, social. Prosperar. Triunfar.

Es posible hoy y siempre. Confía en Dios y sé agradecido.

Si aun así persiste la desilusión y la desdicha, sigue intentándolo.

Lo que pasa es que no aceptamos porque a veces se dan las cosas así. Rechazamos rotundamente todo aquello que no estaba en nuestros planes pero que se presentaron a pesar de eso. No lo planificaste, sin embargo, algo haz hecho para que las circunstancias actuales se den de esa manera. No aceptas que eres responsable de tal situación y te la pasas el día renegando, lamentando, enfermándote más. Ello, no te permite tener un día maravilloso.

Ciertamente eres tú, quien decide ser feliz o infeliz. Y “allí” no es mejor que “aquí”. Vayas donde vayas, estés con quién estés será lo mismo si no puedes cambiar de actitud y pensamiento.

Aldous Huxley decía que solo hay un rincón en el universo que a buen seguro puedes mejorar y ese rincón eres tú. Además, nos dicen que la vida es un regalo que Dios nos hace. La forma en que vivas tu vida, es el regalo que le haces a Dios.

¿Qué le regalamos a Dios? Creo que una vida desordenada. Un pensamiento corrompido. Un actuar deshonesto. Una existencia con falto de dignidad.

Es cierto que no siempre es así. Hacemos cosas buenas y estupendas; no obstante, lo indigno, por poco que sea, sorpresivamente, daña la esencia nuestra y nos sentimos ya cada vez más sin la motivación natural a ser auténticos, felices, sanos, prósperos y nos vemos en la necesidad de tener que forzaros a ser auténticos, felices, sanos, prósperos.

Sigue intentándolo. No te quedes con el alma destrozada y la vida derrumbada. Ayer lo intestaste, hoy sigue intentándolo y verás que puede ser hoy mejor que ayer.

Aristóteles decía que en la adversidad sale a luz la virtud. Esfuérzate un poco más y saca a flote todas tus capacidades.

Si el estar bien muchas veces nos vuelve conformistas, descansados, rutinarios; el estar pasando por un problema, tener una dificultad, en cambio nos sacude así de fuerte y nos empuja no para caernos al vacío; sino, para hacer uso de nuestras capacidades y pisarnos en ellas para impulsarnos a salir triunfantes.

Sigue intentándolo. Persevera. No te des por vencido. Sí puedes, me digo constantemente a mí mismo. Y lo sigo intentando. Lo intento y a veces lo dejo de intentar y me sumerjo en todo menos en satisfacción por la vida. Cada día se puede ser un poquito mejor que ayer. Cada año se puede ser mejor que el anterior, es por ello que, sinceramente deseo que tengamos la intención de seguir perseverando en el presente año para que así la vida de cada uno de nosotros sea pues una bendición para la sociedad.  



¿POR QUÉ HOY ESTUVE TRISTE O PORQUE ESTUVE FELIZ?

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Así como existen días radiantes y días entristecidos por el clima, existían en la vida de Carlos, momentos de pesadez y desánimo que detenían la marcha airosa y triunfal de su caminata hacia la realización de aquellos ideales por las cuales la existencia se sublima; mas aun, con ello eminentemente la vida tiene significado, puesto que no son ideales materiales o irrazonables y mucho menos egoístas. Son ideales que provienen del sufrimiento, del amor, del constante entender de la vida. Al ir entendiendo la vida y descifrando cada detalle con la que se presenta, podía Carlos darse cuenta que hace falta disciplina en nuestra vida, identificarse con ciertos valores y ponerlos en practica, así como se hace necesario tener ideales que inspiren nuestras acciones dirigiéndolas hacia el bienestar general.

En tal sentido. Se preguntaba una vez más: ¿Qué hago yo para alcanzar la felicidad en mi existencia? ¿Qué cosas pienso? ¿Qué ideales tengo? ¿Cuan productiva es mi vida? ¿Qué valores practico? ¿Cuan disciplinados están mis actos, pensamientos y emociones? ¿Soy perseverante? ¿Tengo fuerza de voluntad? ¿Me conozco?

 Quiero simplemente saberme mejor que ayer. Sé que puedo, lo haré. No me daré por vencido. Sé que puedo lograr todo lo que me proponga y lo más fundamental, ¡sé que puedo ser feliz!

Afortunadamente como muchas personas, Carlos era capaz de sobreponerse, aunque para ello, necesariamente tenía que esforzarse; puesto que, en momentos críticos, es más grande el desaliento, los miedos, la duda, que no permiten que uno sobresalga fácilmente después de una caída, tropiezo, fracaso o desilusión.

Cuando ello pasaba, a menudo recordaba en su mente frases y pensamientos que le fortalecían, e incitaban a seguir en la lucha, en la consecución de lo deseado. Recordaba frases y las iba pronunciando mentalmente: “Caerse está permitido, pero levantarse es obligatorio”. Por ejemplo, se presentaban circunstancias que debilitaban su espíritu y fortaleza, haciendo que una vez más se sienta forzado a ceder o a caer. Entonces tan pronto como se entristecía y debilitaba su alma, pronunciaba mentalmente otra frase que desde hace mucho tiempo se quedó grabado en su mente y que en momentos de crisis aparecía inmediatamente en sus pensamientos: “Retroceder nunca rendirse jamás”

Carlos se daba cuenta que retrocede en ocasiones, pero tenía que tener en cuenta que no podía rendirme jamás. Iba cayendo y sucumbiendo en aquellos momentos en que no era él mismo; no obstante, no debía darse el lujo de permanecer caído, si no, levantarse, esforzando al máximo sus potencialidades.

Por todo esto comprendía cada vez con mayor claridad, que estaba expuesto a caer y a retroceder y a la vez debía de estar dispuesto a levantarse y a no rendirme jamás.

Caminar a la deriva, sin dirección, sin metas, sin sueños y sin una definición concreta de lo que uno quiere ser, es perderse en un bosque sin salida. Recordaba así a wiliam shaskerpeare cuando dice: “ser o no ser”, o el pasaje de la Biblia en el que Pablo nos dice: “no hago el bien que quiero, si no el mal que no quiero”. Todo aquel que se conoce a fondo, persistirá a ser, lo que quiere ser; de no ser así, la vida es la ignorancia de no saber porqué hoy estuve feliz o porque estuve triste. 



LO QUE PENSAMOS Y SENTIMOS.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Precisamente nuestro corazón no está contento cuando desviamos nuestra dirección. Carlos que a experimentado en su vida sucesos de tristeza, ansiedad, desesperación, a podido notar que todo ello produce cierta incomodidad en su corazón. Es entonces cuando sentía ese dolor, un dolor leve y permanente en el corazón que no permite un sosiego inmediato mientras no solucionemos el problema en sí. Pueden pasar horas, días y hasta meses, con ese malestar en el corazón. Si llegamos a sentir ese dolor propio del corazón, esto nos estará indicando el sentido que le estamos dando a nuestra vida, el control que tenemos de nuestras emociones, la insatisfacción y los vacíos que hemos ido dejando que se apoderen de nuestra existencia.

Duele mi corazón decía Carlos y es una señal de una total intranquilidad, de incertidumbres y temores. Es verdad que duele, mas aun cuando dejo de amar, cuando estoy a punto de desistir, de rendirme, sin ese gusto de empezar un nuevo día. Duele mi corazón y no puedo gritar, tampoco llorar, sólo siento que me duele y huyo, y me alejo de todo y todos.

Lo que sentimos y lo que pensamos son pues la causa de nuestros deseos positivos o negativos. Es un reto el de seguir cada día avanzando con fe y optimismo, con seguridad y determinación, con asertividad y firmeza, tomando decisiones y cumpliéndolas hasta el final.

El reto de Carlos era consigo mismo, pues se estaba enfrentando su mundo interior, con el mundo exterior. Convencido pues, que no existe vida en un ser que no intenta vencerse así mismo, se forzaba a ser feliz cada día.

Quiero, es la palabra que pronunciaba para modificar lo incorrecto, rectificar y fortalecer lo empezado y continuar con la construcción de una vida realizada. Quiero, quiero, quiero.

Quiero ser feliz, quiero ser triunfador, quiero llegar a ser lo que yo desde hoy me propongo a ser. Lo quiero y lo tendré, lo quiero y lo lograré

Siempre había escuchado a otras personas decir: “querer es poder”, “el que la sigue la consigue” y recordaba haber leído el poema de Barnard, donde nos dice “piensa en grande y tus hechos crecerán, piensa en pequeño y te quedarás atrás. Tienes que estar seguro de ti mismo para intentar ganar un premio”; o, el verso de Henley: “yo soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma”. Muchas obras le habían dado el mensaje “Que puede convertir en realidad lo que otros afirman que es imposible” y es justamente esto es lo que intentaba Carlos desde el momento que comenzó a convertirse en un ser insatisfecho.

Debo de reconocer decía, que todo el tiempo he tratado de conducir mi existencia hacia una meta definida pero no he logrado acercarme a ella. He leído obras de contenido positivo y formativo, pero no la he puesto en práctica. He asistido a seminarios y eventos de auto superación y no he sido perseverante. Me he sentido afortunado al tenerlo todo y no he alcanzado a llenar mi vida con esa sensación de sentirse bien. He realizado grandes empresas, he retado al dolor, a la soledad, a la tristeza y casi todo llega a ser al final el inicio de lo anhelado.

Quizás siempre sea el inicio de todo y es este el inicio de lo que ya tengo. Si todo lo tengo y me parece no tenerlo, realmente es una ironía. Todo lo tengo porque así es como lo quiero ahora. Son incontables las veces que no he querido tener lo que a la vez, sí he querido obtener.

Lo quiero y lo tendré, lo busco y lo encontraré, lo siembro y lo cosecharé, la enamoro y la amaré, lo rescato y la salvaré, le concedo vida y por ello moriré, lucharé, venceré.

Serán mis manos los que entregarán toda la cosecha que eh podido lograr. Será mi corazón en que, tras la lucha, tras el esfuerzo, rescatará lo bueno que es necesario tener. Lo quiero y lo tendré.

Quiero tener autonomía y firmeza en mis decisiones. Tengo la certeza que lograré todo lo que anhelo día a día; puesto que como lo vocean muchos autores de reconocida envestidura: “lo que la mente del hombre puede concebir o crear, la mente del hombre puede alcanzarlo”, o como decía Wilian James: “Siembra una acción y cosecharás un hábito, siembra un habito y cosecharás un carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino.

Nada se logra sin trabajo, trabajaré en ello.


¿POR QUÉ ME SIENTO ASÍ?

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

*  ¿Por qué me siento así?

.   Seguramente es por el esfuerzo que pones al momento de trabajar y llegas a sentirte cansado y sin ánimos ni entusiasmo.

*  No. No creo que sea eso. En las mañanas me levanto con ánimos, con entusiasmo, pero no pasa mucho tiempo y me siento decaído.

.  ¿Qué esta pasando entonces contigo?

*  creo que me esta dando miedo el seguir viviendo.

.  Eso es delicado eh. Ni siquiera lo pienses. No pensarás huir de la vida ¿verdad?

*  No. Eso sería como fracasar irremediablemente. Aun puedo hacer frente a mis problemas. Sé que puedo.

.  ¿Qué piensas hacer entonces?

*  Luchar.

.  ¿Con qué armas?

*  Con mi voluntad.

.  ¿Será suficiente?

*  Nada es suficiente cuando uno se encuentra perturbado y sin entendimiento de la vida. Se puede sin embargo acercarnos al precipicio  y no caer a ella y entonces retornar a enfrentarse con todo aquello que a sido nuestro martirio, derrotarlo y volver a caminar con la frente en alto.

.  ¿Por qué no lo haces?

*  Lo intento una y otra ve. He llegado solamente al inicio y se va formando a cada paso mío una serie de cadenas que como una hilera de hormigas van formando nudos de intentos fallidos.

.  ¿Te darás acaso por vencido?

*  Muchas veces me he sentido vencido y ya ves que no lo estuve del todo vencido. Me he levantado. He seguido manteniendo mi vida. He tenido el coraje de querer continuar. En ciertas ocasiones cuando me pongo a pensar en lo que pude haber hecho y me quedé sin hacerlo. Cuando pienso en mi edad y llevo la cuenta, tristemente me doy cuenta que cuando era niño quería ser grande y ahora que lo soy y a no puedo detener el tiempo, tanto así que si me miro al espejo descubro que todo a cambiado. Imagínate que hoy me preguntaron cuantos años tengo y ¿sabes que respondí?; respondí que tenía tanto sin que lo tenga, puesto que muchas veces me han hecho creer que mi estado físico es mucho más mayor que lo que es realmente mi edad. Hoy hablamos además de las chicas. De aquellas chicas que seducimos. De aquellas que logramos arrancarles un sin número de secretos que ingenuamente parecíamos disfrutarlo y al final es nada. Es nada para uno y remordimiento y frustración para ellas. Que triste desilusión. Existe ausencia de razón.

.  ¿Qué quieres decir con eso de ausencia de razón?

*  Mírame. ¿Quién soy yo? ¿Soy la razón o la justificación de la vida?. ¿Soy la prueba y la verdad o el efecto y la secuela de la vida?

.  ¿Por qué no expulsas de tu cabeza esas ideas y vives como todo ser humano esta acostumbrado a vivir?

*  si tengo esas ideas es precisamente porque vivo como todo ser humano esta acostumbrado a vivir. Veo e incluso pienso y actúo como todo ser humano.

.  ¿Por qué te mortificas entonces?

*  No me entiendes en verdad. Estoy cansado de todo esto. Necesito volver a vivir. Limpiar mi cabeza sí, pero de todas esas ideas que son causa de mi indignidad. Tengo la cabeza llena de ideas chatarra y eso me enferma, me destruye, me mueve a ser como aquellos que no tienen conciencia de lo que hacen o si lo tienen, pero no le dan la debida importancia. 

.  ¿Me puedes explicar eso de ideas chatarra, que no entiendo?

*  tengo ideas por ejemplo colmado de egoísmo, llenos de pornografía, lleno de fraude., ocupado en miedos y temores. Relleno de desilusiones. Atestado de conformismo. Atiborrado de pesimismo y descontrol. Tengo ideas que no son del todo razonables para un ser con uso de razón. Tengo ideas que las aprendí para mi destrucción.



¿PORQUÉ VIVIR?

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Caminando, corriendo, sentándonos, agitándonos es como se consigue lo deseado.

Estar despierto es conocer lo que está ante nuestros ojos y no logramos ver, es descubrir la grandeza con la cual se reviste cada momento, cada paso, cada pensamiento y cada acto que nace de ese deseo inmenso de vivir.

Tengo deseos inmensos de vivir. ¿Por qué no sentirme dichosamente feliz? Nada nos impide.

Estoy logrando lo que todos pueden lograr, con la única diferencia de que yo soy José Luis y como tal nadie puede ser tan igual a mí; por lo tanto, estoy logrando mis propios méritos.

Anhelar ser feliz no es realmente tenerlo todo, es simplemente existir dignamente con un respeto y ternura inmensos hacia uno mismo.

Todo esto no es de ayer para hoy. ¿Cuántos años tengo ya? ¿Cuántos años de incertidumbre y desconocimiento del verdadero valor de la vida y el amor? ¿Cuántos minutos, horas, días de tristeza y dolor?

Dijo alguien que nada es gratis en la vida, todo tienes que ganártelo o merecerlo. ¿Me merezco ser feliz?, ¿Lo he ganado? ¿Me merezco ser lo que soy, tener lo que tengo, lograr lo logrado, sentir lo que siento, saber lo que sé y llegar a donde he llegado?

Alguien dijo también que camino sin piedras no es camino. He caminado a tropezones, me he caído, cansado, transpirado. Ya no podía a veces continuar; no obstante, cuando ya todo parecía ya no dar más frente a un camino que no tiene fin, entonces se fuerza uno a seguir, luchar, levantarse y hacer frente una y otra vez a todos nuestros problemas.

Hoy digo, ¡sí se puede ser feliz!, no digo que ya los problemas no existan en mí, tengo mis problemas, quizás mucho más que antes, la distinción está en que ahora valoro mi vida y nada es tan trágico como para decepcionarme y entonces ya no poder seguir.

He perdido muchas cosas valiosas y de no haberlas perdido yo no entendería que es la vida, no entendería ni comprendería a mucha gente; sobre todo, no anhelaría ser  cada día mejor en mis actos y pensamientos; no anhelaría servir, no tendría ternura, cariño, afecto ni mucho menos amor que ofrecer.

¿Porqué vivir?

Dime tú ¿Porqué es hermosa o desagradable la vida?

A tu lado me siento contento y eso es hermoso ¿Por qué?

Quiero vivir y estoy ansioso por verte, eso es un motivo ¿Por qué?

Amo y me inunda un bienestar, te encuentro y me nace abrazarte ¿Porqué?

Solo existe una respuesta: la vida es amor.

Puedo preguntarme por qué y por qué. Puedo pensar una y otra cosa

Puedo sentarme a solas y reflexionar. Puedo hacer de todo

Y solamente llegaré a una conclusión:   La vida es amor.

Me he propuesto olvidarme de todo. Lograr que el dolor se convierta en alegría

Conseguir los minutos más hermosos. Limpiar mis pensamientos, limpiar mi corazón

Y de todo esto, como esencia queda: el amor.

Existe amor por vivir, por salirse de uno mismo y entregarse. Existen metas, sueños, esfuerzo, motivo, fe, optimismo.

Tengo muchas promesas que cumplir, batallas que ganar, caminos que recorrer, trabajos que concluir, amor que ofrecer, obras que entregar. Tengo muchos abrazos que ofrecer, tantas palabras que dedicar, horas que regalar, proyectos que edificar, ejemplos que enseñar. Tengo tantas cosas que de no efectuarlas no habré vivido de verdad.

Tengo aquello que poseo, que, al retenerlos solamente para mí, no me sirve. No me sirve la vida si es que no se amar, si es que no se desempeñarme correctamente en mis actos o no quiero obsequiar mi corazón, mis pensamientos, mis proyectos, sueños, a favor y provecho de la humanidad.

¿Por qué seguir viviendo?

Si cada día es para crear, modificar, producir o continuar con lo empezado hasta haberlo concluido y así obtener un producto, beneficio, bienestar o creación; entonces no tiene significado el ver transcurrir un día, sin habernos dedicado a construir algo nuevo. Muchos de nosotros no obtenemos lo que realmente deseamos, precisamente por ello, conformándonos y abandonándonos en la inercia.

Estoy en las condiciones en las que estoy de acuerdo a las acciones que realizo. Cada día, por ejemplo, me estoy preocupando por lo mismo de hace tantos meses atrás; no obstante, no sería eso una preocupación de ahora, si en su debido momento, me hubiese puesto en acción. Casi siempre dejamos las cosas inconclusas o decimos para mañana lo haré. Pero aun, estamos a tiempo. Hoy podemos empezar a ser felices.




¿QUE HACEMOS?

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

En ocasiones nuestra mente se está durmiendo, nuestra creatividad desapareciendo y nuestro entusiasmo acabando. De esta manera, conforme van pasando los días, nos vemos paralizados, sin la agilidad que mueve a las personas a buscar los medios con los cuales hacer frente a los desafíos.

Un desafío ya no es un desafío, porque no me impulsa a querer vencerlo; es decir, nos parecemos a aquel que se conforma y dice: “que me importa, pase lo que pase me da igual”.

Existen etapas en nuestra vida que nos mal forman, puesto que, lejos de motivarnos, nos desalentamos y adormecemos.

Está en nuestras manos la solución y creo tener la solución. La solución la tengo y es esta falta de desición, motivación y fuerza de voluntad que hacen que aun permanezcamos en un mismo sitio, abrumándonos y peor aun, desalentándonos.

Tenemos que volver a la lucha, a mi lucha, a mi creatividad, a mi inteligencia, a mi entusiasmo. Tengo que ser diferente. Tengo que seguir mi carrera por ese lugar donde el cansancio pronto llega y el detenernos está prohibido.

Nadie nos dice corre, sigue corriendo, no te detengas, tú puedes, corre, corre, ya llegas.

Nadie nos obliga, pero es una situación de resistencia, de valentía, de perseverancia, de triunfo que quiere hacer de uno, el fruto del esfuerzo; es decir, quiere demostrar, que es el esfuerzo la raíz de nuestros frutos, la razón de nuestros logros y el motivo de nuestros premios.

Tenemos que seguir con la firme decisión de llegar a nuestra meta, para sentir la satisfacción de poder decir lo grande que es el esfuerzo y el más sublime para sentirse bien con uno mismo.

No obstante, pese a algunas virtudes, también poseemos deficiencias que nos conllevan a luchar con uno mismo y es una batalla tan dura, que cuando parece que la voy ganando, resulta que soy vencido, por lo que tengo que enfrentarla nuevamente, batalla tras batalla.

Entonces comprendo que no podemos decir que aquella persona es buena o aquella persona es mala. Simplemente no digo nada. Si pienso que él es bueno, perfecto; pero el día en que falle ¿seguiré pensando lo mismo de él? Si pienso que él es malo, pero si me demuestra lo contrario ¿qué haré con él?

Nadie es bueno, ni nadie es malo por completo, en tal sentido aquel que decimos es bueno, es tan igual que aquel que dices es malo; ambos son buenos y malos.

No existe hombre que solo sea bueno o solo sea malo, por tal razón, cuando veamos a una persona no digamos que él es bueno o que él es malo, simplemente no digamos nada.

Digo todo esto con el fin de demostrar que todos poseemos virtudes, del cual podemos valernos para seguir dignificando nuestra existencia; sin embargo, también encontramos nuestras deficiencias que en lo posible es necesario fortalecerlas con nuevas virtudes. Por lo tanto, lo que dije en cierta ocasión de que “no todos los que te admiran hoy, te admirarán mañana” se ve cierta cuando las personas te consideran su héroe, su favorito, su amigo en el día de hoy y el día de mañana ya no eres ni su héroe, ni su favorito, ni su amigo.

Cuando creemos que estamos haciendo lo correcto y no es lo correcto, pero lo hacemos sin saber que es incorrecto o cuando creemos que lo que estamos haciendo es incorrecto, siendo correcto y dejamos de hacerlo, sin saber que sí es correcto; es entonces cuando uno tarde dice: ¿Por qué no lo hice? Esto era lo correcto. ¿Porqué no me detuve?, esto era lo que no debía de hacer; sin embargo, no nos damos cuenta, hasta que pagamos las consecuencias.

Existen momentos en que no sabemos cual es lo correcto, si aceptar o no aceptar. Si hacer o dejar de hacer. Existen momentos en que lo correcto nos parece incorrecto y lo incorrecto nos parece correcto.

Hemos tomado decisiones confiando que son correctas, pero luego resultan que no lo son, desatando esto, una lluvia de problemas, incluso lamentaciones.

No siempre hacemos lo correcto, nos equivocamos y al darnos cuenta ¿Qué hacemos?  No siempre enmendamos nuestros errores y decimos “lo hecho, hecho estás”, no obstante, podemos recuperar lo correcto y esto implica, abandonar lo incorrecto.



¿QUE SIGNIFICA VIVIR?

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Podemos estar desorientados, pero no debemos permitir que nuestra vida vaya destruyéndose y quedándose atascada en los problemas y dificultades que diariamente desequilibran las ansias de seguir adelante.

Hoy debemos intentar a lo máximo darle sentido a todo lo que hagamos. Necesitaremos para ello estar alegres, sin perjuicios, con pensamientos positivos, revestirnos de amor. Sé que se puede. Nuestro ser tiene la capacidad de lograr con efectividad todo aquello que desde ya mucho tiempo, son nuestros deseos, metas, proyectos.

Es tiempo de producir. Es verdad que nos estamos muriendo y caminamos como muchos lo hacen y eso no es vida para mí.   Vida no es despertarse cuando amanece, ingerir nuestros alimentos, hacer lo que tengo que hacer, encontrarme con personas y llegada la noche acostarme y dormir. No es vida tener un cuarto, una casa, venir aquí estar un rato, salir, pararme en la esquina un momento, conversar con algún conocido que encontramos sobre cualquier cosa. Vida no es ir al Internet, mirar televisión, solo porque tengo ese espacio libre. No es vida decirle a alguien que la quiero o que la extraño solamente por cumplimiento o conveniencia. Tampoco lo es trabajar y trabajar, dedicarse horas enteras a realizar nuestras faenas y sentirse solos, insatisfechos, sin sentido.

No es vida observar todo lo que nos rodea y decir a toda prisa, ¡que hermoso es! Y seguir nuestro camino como si la hermosura sólo puede ser apreciada por los ojos, luego lo olvidamos, ocultándose también nuestra hermosura.

Que hermoso es sonreír, cantar, bailar, correr entre montes, flores. Hermoso ver cómo se desliza las aguas de un río cuando esta en llanura y cuando desciende de una altura. Es hermoso ver como el viento trilla el cabello de una mujer, las ramas de un árbol. Hay tanta hermosura en la vida que probablemente se haya convertido en un fastidio a nuestra falta de dignidad y belleza propia.

Si no soy digno, he perdido mi belleza; por lo tanto, nada es bello en el mundo, porque veo de acuerdo a mi condición real y actual.

En ocasiones extrañamos mucho los días en que nos levantábamos de la cama, abríamos la puerta y el día era hermoso. Nuestros ojos no captaban algo más que hermosura: lluvia, calor, frío, sol, luna ¿Qué hermoso!  Caminábamos con la frente en alto, llevábamos la sonrisa en los labios y el amor en el corazón. Qué alegría poder saludar a un amigo, conocer a una nueva persona, ir de paseo en familia, poner en marcha un proyecto, participar activamente en metas, en ayuda, en trabajo social, en crear, en producir

Nos sentíamos contentos y no recordamos exactamente cuando dejamos de estarlo. Hoy debemos proponernos una vez más, quizás después de varios intentos fallidos, recuperar nuestra esencia, es decir despercudirnos de todo aquello que día tras día nos obstaculiza impidiéndonos a que seamos lo que realmente debemos ser.

Los seres humanos nos llenamos de perjuicios, miedos, angustias, deseos no cumplidos, tristezas, amarguras, desolación, soledad, apatía, pesimismo. Llevamos tan pesada carga que cada día que viene y pasa, se incrementa abundantemente, para luego decir “que terrible y doloroso es vivir”.

En verdad existen muchas actitudes negativas que en vez de disminuir va en aumento y obviamente que todo esto tiene su raíz y explicación.

Cuando somos niños, todo es transparente, bello, digno. Es un martirio vivir desde el momento en que hemos perdido nuestra dignidad y ello implica que ya  no vemos las cosas transparentemente; si no con cierta corrupción, entonces, nacen los perjuicios, miedos, tristezas, angustias, amarguras, soledad, apatía, pesimismo, desilusión, entre otras cosas.

En mi criterio, no existe infelicidad por no tener economía, bienes, educación, profesión o status social; existe infelicidad por falto de dignidad y se pierde la dignidad en muchos casos motivamos por un ambiente que carece de dignidad.

La misma lucha por vivir hace inhumano al hombre, por consiguiente, capaz de olvidar su verdadera naturaleza y convertirse en su propia infelicidad.

                                Es por ello que debemos preguntarnos: ¿Qué significa vivir? 



QUIERO PERSEVERAR.

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Hace un rato quise dejarlo todo, así como está. Inconcluso mis proyectos. Abandonada a mi familia. Incompleta mi vida.

Dejar de levantarme temprano en busca de mi realización.

Que las cosas se ordenen solas. Que alguien haga por mí las tareas que competen a mi trabajo o simplemente pasarla por agua tibia.

Quise olvidarme de mis responsabilidades y dejarlas para yo estar liberado de tensiones o preocupaciones. Pensé en lo fácil que sería vivir así.

Dejar de estar sometiéndome a reflexiones. Que no me importe que es lo que hago bien o mal. Si cumplo o no con lo planificado, con lo ofrecido, lo digno.

Se me ocurrió querer vivir tan holgadamente sin ningún tipo de percance, disgusto, tristeza o exigencia. Vivir sin luchar, porque eso me permitirá dormir un poco más, comer con el tiempo extendido, pasear, sentarme tranquilamente donde me plazca y hacer lo que quiera.

Por un rato pensé todo ello. En no estar pensando en cómo estará mi familia. Mis hermanos. Mi esposa. Mis hijos. Que no me importe si estoy endeudado o con la intensión de ayudar a los demás. Dejar de preocuparme por ser mejor. Ya no exigirme. Aceptar lo que las circunstancias hacen que yo sea.

Pero no.

Si llego a ser así, yo, habré dejado de ser el que verdaderamente soy para convertirme en un falso hombre. Es por ello que quiero perseverar. Ratificar mi intensión de querer ser mejor. Exigirme. No es fácil en verdad, porque me enfrento con múltiples dificultades; aunque, pasado el tiempo llega a ser agradable y fructífero

A veces, como hace un trato, quiere uno dejar que la vida se de cómo sea. Como se presente sin que ello nos importe o cause desavenencias en nuestro ser. No obstante, eso es todavía peor cuando uno quiere acercarse a la probidad y la dignidad.

Quiero perseverar.

Que el transcurrir de mi existencia, el tiempo que aún me queda de vida, sea el ascenso en mi forma de contribuir con la humanidad. Ascender y trascender en el bien.

Seguiré cumpliendo con mis responsabilidades hasta el último día de mi vida. Moriré sabiendo que día tras día intenté ser mejor en todos los aspectos de mi vida. Perseverando. Sirviendo. Amando. Produciendo. Perdonando. Comprendiendo a cada ser humano y comprendiéndome a mí mismo.

En ocasiones se quiere dejar de amar. De comprender. De ayudar. Se quiere apartarnos de todo. Se quiere ser uno el amado, el comprendido, el ayudado. Eso nos causa gran infelicidad.

A esta ahora en que he querido odiar, pensando en lo injusto de la actuación de los demás, debo decir que estoy para amar. Servir, comprender. Estoy para decir también que es lo que no me gusta. Que es lo que estamos haciendo mal. Corregirme. Ayudar a corregir.

La vida parece en momentos muy pesada y se hace liviana cuando vemos frutos significativos del esfuerzo por perseverar.

Quiero perseverar.

Si la vida se vuelve complicada, perseverar.

Si quiero felicidad y aun no la encuentro, perseverar.

Si siento que ya no puedo más, perseverar, seguir.

Y aun solo y abandonado, perseverar.

En la alegría y la tristeza, en el amor o desamor, perseverar.

Quiero perseverar. Seguir adelante. Saber que si puedo. No darme por vencido, ni aun, en el último minuto de vida.

Perseverar para decir que es un honor vivir en esta tierra. Que es satisfactorio haber vivido.

Dios mío ayúdame a perseverar y perseveraré hasta el cielo, infinita




COMPRENDER A LOS DEMÁS

  JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

En ocasiones, Carlos, se paraba en medio de tanta gente y no se movía de ese lugar, tan solo por observar cómo es que vienen y pasan las personas, cómo hablan, cómo tienen el pensamiento, para luego llegar a la conclusión desalentadora: Los humanos hemos perdido nuestro corazón.

A veces entraba en las tiendas comerciales. Los dueños si que le hablaban bonito y entraban allí muchas personas, entre niños, jóvenes y adultos. Algunos de ellos compraban algo, otros miraban y se iban.

Entre esas personas existían quienes deseaban tener todos esos productos, artefactos, vestidos y muebles en casa. Quienes tan solo se limitan a mirar y admirar lo que estaba frente a sus ojos y también quienes se prohibían así mismos entrar en las tiendas comerciales para no ilusionarse con tal cosa.

Realmente si hoy, Carlos se despertaba, ya no era para seguir siendo el mismo. Buscaba una nueva creación, un nuevo ser. Si hoy se encontraba transitando por todos los lugares por las que decidió ir, es por que había vuelto a nacer y de nuevo aprender a dar pasos hasta poder caminar con estabilidad. Se puso de pie, aprendiendo de nuevo  a pronunciar sílabas y luego palabras que ahora hablaba de manera diferente. Tuvo también que aprender a escribir desde las vocales, hasta lograr leer y escribir palabras, oraciones, textos.

Volvió a nacer. Volvió a aprender todo lo que ya estaba aprendido de manera desviada. Ahora quería ser diferente. No decía, no hacía, no pensaba lo que antes decía, hacía y pensaba. Una nueva creación que con el fin de construir y producir tenía que ser reparado, reconstruido, fortalecido, auscultado, reforzado.

Quería una  nueva vida. Nuevas ideas y nuevo todo lo que conforma su ser. 

Algunos días de su existencia fueron calmados y gozosos, otros irritados y desdichados; es que la humanidad a la que formamos parte puede convertirnos en seres insensibles, cada persona, con el tiempo  demuestra quien es.

Es por ello que le era grande la diferencia de conversar con otras personas y la de conversar consigo mismo. Aprendió a conversar consigo mismo.

Las otras personas encontraban muchos detalles en él, por que conversaba con ellos, mientras que era él mismo quien encontraba esos detalles que eran virtudes o falencias para su conocimiento personal, lo cual le impulsaba a ser mejor. Aquellas personas con las que conversaba, encontraban  detalles  en él, pero no eran ellos quiénes se lo daban a conocer. Podían admirarle o sentir lástima, pero  no se lo decían. Fue él mismo que de de a poco descubrió que tipo de persona era o quería ser y eso lo  conseguía conversando constantemente consigo mismo y  con Dios.

No se le olvidó que esta era la última vez que tenía una oportunidad así y tenía que tomar la decisión que daría a su vida una nueva opción de ser feliz.

Hace algún tiempo atrás mientras iba tras una oportunidad, muchas otras oportunidades las dejaba, las perdía, las rechazaba. Ciertamente que las oportunidades las  creaba él mismo, también las encontraba. Además, si decidía  ir por una oportunidad y esta no era la correcta ¿Por qué tendría que quedarse ahí?

Se dio cuenta que, lo que no se hace lo hacen otros de la misma forma como lo hubiésemos podido hacer. Existen ocasiones en que vemos que, lo que pudimos hacerlo mejor,  otros lo hicieron, pero no como  lo hubiésemos hecho nosotros, con mucha más excelencia. No obstante, por no decidirnos hemos perdido la medalla de oro  y la obra más grande que hubiésemos hecho en nuestra existencia.  Por ello, quería mejorar, superar los obstáculos. Quería hacer las cosas bien y no dejar que la vida, su vida se destruya.

En tal sentido, conforme aumentaba los días de su existencia, aumentaba también el entendimiento de Carlos. Entonces, ahora entendía a tanta gente que antes no entendía. Ahora sabía porqué tomaron tales decisiones, porqué actuaron así, porqué hicieron de su vida lo que hicieron. Ahora comprendía. Comprendía porqué mucha gente no comprendía lo que él era o no era.

Reflexionó al ver a cuanta gente incomprendida por los demás y a las que se da apreciaciones infundadas y equívocas. Apreciaciones muchas veces hirientes. Muchos factores influyen en la vida de cada ser humano que no lo conoce más que él mismo.

Si una persona ha cambiado de actitud, no deberíamos de rechazarle, ha decidido actuar así por razones solo por él conocidas. Comprender y entender a mucha gente comenzó a ser su pasión; entonces entendiendo y comprendiendo los podía ayudar.

Era tan compleja la vida de cada ser humano. Unos más complejos que otros, por lo que no es fácil diferenciarlos, pues tal complejidad se escondía dentro de cada persona. Uno puede creer que la vida de aquel o aquella es simplemente lo que parece ser, tal como la observamos desde donde estamos; mas, si adentramos a su interior, nos convenceremos que es tan distinto y distinta a lo que parece ser.

Había llegado Carlos a calificar a las personas de torpes e ignorantes porque tomaron tal decisión. Ya sea alejarse de todos, abandonar su trabajo, sus estudios o porque decidió juntarse con alguien o porque decidió por aquel lugar, por aquel trabajo, por aquella vida que lleva. Los calificaba a veces de idiotas y la verdad que no lo eran. Eran magnificas personas que buscaban una manera de darle sentido a su vida, en algunos casos equivocadamente, en otros acertadamente.

El peor problema era estar pasando por los mismos problemas que los demás pasan y no llegarlos a comprender, no llegar a entender. Pues si yo paso los problemas que también otros pasan con mucha más razón, con conocimiento de los factores que causan este problema y de las consecuencias que acarrea; por saber cuan triste es, por haberlo vivido; con mucha más razón debería estar presto para entender y comprender, para luego ayudar.

Uno puede ir por el mundo sin interesarle todo esto. Que importa si unos sufren y otros ríen. Que importa si construyo la felicidad o destruyo la vida. Puede ir uno por el mundo sin preocuparse por nada, si me aman o no me aman, si amo o no amo; si voy por el mundo como hoja arrastrada por el viento, que importa; sin embargo a Carlos si le importaba porque de lo contrario dejaba de ser, un ser humano de verdad.






REFLEXIONES DESDE FUERA DE LA CIUDAD.

 JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Hoy necesito comprender algunas ideas que deambulan por mi cabeza. Es importante aclarar lo que todavía no está del todo convincente para mi entender, es por ello que, creo necesario llegar al fondo de mis incertidumbres.

Por ejemplo: ¿Es verdadera mi existencia? ¿Tiene un fin?

¿Qué puedo aportar? ¿Qué me motiva seguir viviendo?

¿Estoy viviendo de verdad?

¿Por qué ansío llegar ahora aún más allá de lo que he llegado?

¿Cuál es mi misión? ¿Por qué creo en Dios?

¿Qué me limita a ser un ser humano completo?

Puedo ver a mi juicio que no soy puramente existencia. Existe en mí, mucha esencia que extraer; en tal sentido, al ser así, mi existencia es verdadera, tiene un fin, cuyo aporte hace que sea productiva.

Ahora bien: si tengo en mí, esencia que extraer ¿Qué es lo que extraigo? ¿Qué aporto?

Lo que tengo, lo quiero dar. Lo que doy lo quiero recibir. ¿Se necesita entonces la reciprocidad? Caramba. Dar sin esperar nada a cambio. Pero: ¿Se puede existir sin ayuda de otro ser humano?

Yo tengo mi esencia. Todos lo tienen.

¿Qué hacemos entonces con nuestra esencia?

El aporte que cada uno da con su existencia hace que realmente existamos; entonces nuestra misión, no es solamente existir, es mucho más, es decir, es hacer que muchos otros existan, pero de manera más desarrollada, digna, culta, preparada, sin ideas chatarra.

Si lo que aportamos, o sea, la esencia que de nosotros sale, es limpia, fértil, productivo, sabio, beneficioso; eso será pues, naturalmente nuestra misión, nuestro deseo de superación, rompiendo límites, prejuicios, miedos. Será sobre todo dar a conocer que tenemos nuestra esencia para ser productivos.

Por ello: Quiero cambiar algunas cosas en mi vida. Debo hacerlo. Abandonarme a mí mismo y abandonar mis ideales y sobre todo lo lindo y digno de la vida, es seguir con lo mismo.

Necesito mudarme. Mudarme de actitudes, ideas, actos, todos ellos negativos. Quedarme con los positivos y productivos. Adquirir nuevo estado de existencia.

Quiero ayudar. Quiero que me ayuden. En ocasiones “regalo una flor o apago un cigarrillo en la piel de mis seres queridos”

Es mi vida la que grita: ¿Qué estás haciendo?

Es mi vida la que se esconde, se muestra, brilla, se opaca. Se pone de fiesta a veces. Se entristece.

En fin. Como diría alguien: “de todo un poco”. Sin embargo, lo solemne de este diario transitar, es sin duda, la seguridad con que maravillosamente se reviste mi ser, al momento de hacer frente las cada vez más pequeñas adversidades; pues, ya no es raro estar preparado para alcanzar logros, tras ir venciendo paulatinamente a aquello con que a diario lucho.

¿Por qué todo esto? Simplemente por vivir y estar aun en desacuerdo con el logro obtenido.

Unos gritan. Otros lloran. Se alcoholizan, duermen. Yo, pienso. Pienso hoy, desde lo más alejado de la ciudad. Aquí en un caserío. Un pueblo silencioso, donde la gente se sienta por las tardes en el corredor de sus casas y miran el cerro, las gallinas, el cielo. Algunos prefieren quedarse en sus chacras y seguir desde temprano cultivando sus productos. Otros llegan cansados, ingieren sus alimentos y se quedan inmediatamente dormidos.

La vida transcurre con días amenos, días aburridos. Tardes de melancolía. La comida no siempre esta apetitosa y de no ser por los niños y niñas, ciertamente no tendría sentido seguir aquí.

¿Cómo se le puede calificar entonces a alguien que intenta una y otra vez cambiar conductas y pensamientos que son indignos a una vida digna e instruida?

Alcanzar a mayor plenitud la integridad es tener que estar vigilante ante todo pensamiento y acción, con el fin de no permitirlos que hagan de uno la herramienta con la cual puedan causar destrucción, miseria, muerte.

Es verdad que son los pensamientos los que dirigen al mundo y entre tantos pensamientos encontramos a aquellos que se convierten en los ejes principales de toda una sociedad, haciendo que gran parte de personas, actúen movidos por ese pensamiento, de tal forma que, algo incorrecto sea visto como apropiado para el momento.

Así pues, es cierto que el ser humano se encuentra forzado a tener que renovarse cada día, para quizás al siguiente día, volver a fallar, no obstante, el verdadero valor radicará en cuan persistente y constante es en la lucha por ser mejor.

Evidentemente, son los pensamientos que llevamos impregnados en nuestra mente, lo que deciden o conducen las acciones de los seres humanos. Ello lo sabemos; sin embargo, no nos hemos puesto a reflexionar del origen de estos pensamientos.

¿Quién los origina? ¿Llego a tener los mismos pensamientos que aquel, porque llegué a concluir así, o porque simplemente me adapté a ese pensamiento?

Muchos de nuestros pensamientos son copia y reflejo de todos esos pensamientos que recorren las calles y ciudades. Muchos son pensamientos erróneos.

Existe en toda esta inmensidad de pensamientos que encontramos en la sociedad, un manantial de pensamientos constructivos que debemos integrar a nuestra mente y encontrar el verdadero sentido a la existencia.

Todo se puede.

Lo que anteriormente pensaba que me sería imposible de lograr lo he logrado. No es imposible entonces de poder convertirme en lo que deseo. Todo lo bueno, productivo, hermoso, maravilloso, es lo que busco que sea parte de mí.

Quiero decir que soy feliz. Quiero hacer feliz a muchos seres. Quiero ser el lado más estupendo y creativo de la existencia.

Me alegra vivir.

Qué bueno que tenga todavía la oportunidad de seguir viviendo cada nuevo día. Aunque a veces no lo note, es una maravilla mi existencia.

Estoy aquí, estoy allá. Estoy conociéndome. Identificándome. Queriéndome. Desenvolviéndome. A veces me quedo paralizado, me vuelvo y me miro y me exijo a seguir.

Estoy encaprichado con la idea de ser mi propia creación.

¿Puedo hacer de mí lo que con tesón y agrado busco convertirme?

Si alguna vez me recuerdan, no tendrá miedo el sol de volver a salir.

Sí se puede.

¡Bravo! Sentirse contento de vivir.




Sí, sí, sí.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Cuando empiezo el día, digo sí.

Cunado termina, también sí.

Sí, cuando estoy trabajando.

Sí, Cuando estoy solo.

En cada acto de valor, sí

Con toda persona, sí.

 

Si puedo, si tengo, si quiero.

¡Claro sí! Sí estoy dispuesto

A amar, a servir, a producir, a ser mejor.

 

Sí, al momento de vencer un miedo

Sí, cuando tengo que perdonar

¿Qué si les puedo ayudar?, claro que sí.

 

Sí, cuando otros dicen no.

Aunque parezca imposible, sí.

Sí a lo justo, a lo bueno y lo digno.

Sí, sí, sí.

 

¿Cómo se le puede llamar a alguien que intenta una y otra vez cambiar conductas y pensamientos que son indignos a una vida recta e instruida; sin embargo vuelve a caer una y otra vez en lo mismo?

No le puedo calificar de fracasado porque a veces vuelva a caer en lo mismo. Tampoco que  sea un cobarde, irresponsable o despreciable.

Alcanzar a mayor plenitud la integridad es tener que estar vigilante ante todo pensamiento y acción, con el fin de no permitirlos que hagan de uno la herramienta con la cual puedan causar destrucción, miseria y  muerte.

Es verdad que son los pensamientos los que dirigen al mundo y entre tantos pensamientos encontramos a aquellos que se convierten en los ejes principales de toda una sociedad, haciendo que gran parte de personas, actúen movidos por ese pensamiento; de tal forma que, algo incorrecto sea visto como apropiado para el momento.

Así pues, es cierto que el ser humano se encuentra forzado a tener que renovarse cada día, para quizás al siguiente día volver a fallar; no obstante, el verdadero valor radica en cuan persistente y constante es en la lucha por ser mejor.

Evidentemente, son los pensamientos que llevamos impregnados en nuestra mente, los que deciden o conducen las acciones de los seres humanos. Ello lo sabemos, pero no nos hemos puesto a reflexionar del origen de esos pensamientos: ¿Quién los origina?, ¿Llego a tener los mismos pensamientos que aquel, porque llegué a concluir así o porque simplemente me adapté a ese pensamiento al escucharlo?

Muchos de nuestros pensamientos son copia y el reflejo de todos esos pensamientos que recorren las calles y ciudades. Muchos son pensamientos erróneos. Que, si actúo así, lograre esto. Que, si hago esto, conseguiré aquello.

Existe en toda esa inmensidad de pensamientos que encontramos en la sociedad, un manantial de pensamientos constructivos que debemos integrar a nuestra mente y encontrar el verdadero sentido a la existencia. Y aquellos pensamientos erróneos las tenemos que obviar.  



La esencia de la vida: el amor.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Hoy digo, ¡sí se puede ser feliz!,

no digo que ya los problemas no existan en mí,

tengo mis problemas, quizás mucho más que antes,

la distinción está en que ahora valoro mi vida

y nada es tan trágico como

para ya no poder seguir.

He perdido muchas cosas valiosas y de no haberlas perdido

yo no entendería que es la vida,

no entendería ni comprendería a mucha gente;

sobre todo, no anhelaría ser cada día mejor

en mis actos y pensamientos;

no anhelaría servir, no tendría ternura, cariño, afecto

ni mucho menos amor que ofrecer.

¿Por qué vivir? Dime tú:

¿Por qué es hermosa o desagradable la vida?

A tu lado me siento contento y eso es hermoso ¿Por qué?

Quiero vivir y estoy ansioso por verte, eso es un motivo ¿Por qué?

Amo y me inunda un bienestar,

te encuentro y me nace abrazarte ¿Por qué?

Solo existe una respuesta: la vida es amor.

Puedo preguntarme por qué y por qué.

Puedo pensar una y otra cosa

Puedo sentarme a solas y reflexionar

Puedo hacer de todo

Y solamente llegaré a una conclusión:

La vida es amor.

Me he propuesto olvidarme de todo

Lograr que el dolor se convierta en alegría

Conseguir los minutos más hermosos

Limpiar mis pensamientos, limpiar mi corazón

Y de todo esto, como esencia queda: el amor.

Existe amor por vivir, por salirse de uno mismo y entregarse.

Existen metas, sueños, esfuerzo, motivo, fe, optimismo.

Tengo muchas promesas que cumplir,

batallas que ganar, caminos que recorrer,

trabajos que concluir, amor que ofrecer, obras que entregar.

Tengo muchos abrazos que ofrecer, tantas palabras que dedicar,

horas que regalar, proyectos que edificar, ejemplos que enseñar.

Tengo tantas cosas que de no efectuarlas no habré vivido de verdad.

Tengo aquello que poseo, que, al retenerlos solamente para mí,

no me sirve. No me sirve la vida si es que no se amar,

si es que no se desempeñarme correctamente en mis actos

o no quiero obsequiar mi corazón, mis pensamientos,

mis proyectos, sueños, a favor y provecho de la humanidad.

Si no sé amar ¿Por qué seguir viviendo?



TODO TIENE SOLUCION

JOSE LUIS ARISTA TEJADA   

Muchos seres humanos, hemos perdido en alguna ocasión las riendas de nuestra vida y hemos estado caminando en falso, realizando actos denigrantes y perjudicables para uno mismo y los demás.

Alguien daba a conocer su experiencia de esta forma: “hace muchos años, a causa de mis estupideces y errores, perdí lo más preciado para mí: mi familia, mi hogar y mi trabajo. Casi sin un céntimo y sin ninguna guía, empecé a vagar por el país en busca de mi mismo y de algunas respuestas que hicieran soportable mi vida”

El que ha vivido o está viviendo encarne propia, todo esto, no tienen ya que imaginar ¡Cómo será!, mas bien su historia, su dolor, su realidad. Es difícil comprender para el que está pasando por este trance, comprender ¡Qué es lo que paso! ¡Porqué le pasa esto¡ y es que como lo decía Cesar Vallejo: “Hay golpes en la vida, tan fuertes no lo sé”.

Frente a todo esto, tras haber intentado una y otra vez darle sentido a la existencia, a veces con lágrimas, en ocasiones con gritos, con soledad, con silencio, con esfuerzo; otras veces, sintiéndose ya derrotados, sin esperanzas, sin optimismo, es entonces que bebe surgir la interrogante: ¿Qué puedo hacer para salvar el resto de mi vida?

Sentir que la vida se está volviendo insoportable, no es precisamente un motivo que impida la realización personal. Buscar las respuestas que hagan soportable la vida en los momentos más difíciles es poder invertir un problema a nuestro favor.

No podemos renunciar, a pesar de todo, a una vida útil y feliz.

W. Clement Stone, nos dice: “¿Tiene usted un problema? ¡Estupendo!”. Sin embargo, no todos reaccionamos así. ¿Cuántas veces hemos dicho: ¡Estupendo!, frente a un problema?

Si tendríamos que recordar el número de veces en las que nos hemos visto paralizados en incluso dominados por nuestros problemas, probablemente llegaremos a la conclusión que, a pesar de ello, siempre ha existido una luz de esperanza que nos viene a decir: Todo tiene solución.



TODOS ENTRAN A ROBAR

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

En los últimos días, al sentarme en el asiento de algún vehículo motorizado para trasladarme de un lugar a otro junto a otras personas de profesión, edad, creencias diferentes, he notado que tan pronto como el carro inicia su marcha, empieza también con más vigor la conversación entre los pasajeros, no del futbol del mundial que está en su etapa más fanática; sino, de personajes, cuyos nombres se ven ya en propagandas pegadas o inscritas en muros, fachadas e incluso en las piedras.

La plática se centra efectivamente en la campaña electoral.

Ciertamente existen apreciaciones diferentes; sin embargo, el común denominador en la mente del poblador, aquel que con su voto favorece a algún candidato, es evidentemente de desconfianza, puesto que, sin pensarlo dos veces, alcanzan a decir que todos llegan al poder para robar.

Entre ellos comentaban que, así cualquiera llega a ser prominente.

Si una persona apenas llega a ganar 500 soles al mes y se las arregla para ahorrar un céntimo diario privándose de tantas necesidades y que alguien llegue a ganar 6 mil, 10 mil al mes y aun así tengan el descaro de robar al estado, es repugnante y más aún cuando convierten su puesto en corrupción, decía la señora que al mes no obtiene ni la suma de dos cientos al mes.

Entonces ¿A quién apoyar?

Yo doy mi voto para que otros se beneficien, mencionó el hombre de manos ásperas, dirigiendo la mirada a aquel que en silencio escuchaba el diálogo.

El carro se detuvo y alguien bajo.

Se reanudó la marcha y fue momento para que desde el haciendo posterior se escuchara una voz diciendo que ese que acababa de bajar está candidateando para el distrito tal.

¿Qué sí! Murmuró la señorita que iba en el asiento de adelante, junto al chofer, dando un suspiro que nadie escuchó por el ruido que hacían.

Yo podría ser candidato de mi pueblo, expreso el que se encontraba al lado de la ancianita que dormía profundamente. Soñaba la ancianita que sus nietos lograban un puesto de trabajo, porque estaban sin un céntimo. Continuó durmiendo y el que estaba a su lado, volvió a decir que él podría ser candidato de su pueblo pero que no lo hacía para que no digan que llegando al cargo pudo ponerse zapatos nuevos.

Pero tienen que aprovechar pues, ya que está en sus manos; atino a decir el chofer.

¿Dónde están entonces los valores? Preguntó el más joven de los pasajeros. ¿Está bien tanta corrupción?

Eso hijito, en política ya no existe. Ya no hay conciencia digna. Ya no se practica la honestidad. La justicia a muerto tal como Friedrich Nietzsche dijo que Dios a muerto. Han matado a Dios. Han matado la justicia. Han matado el amor. El que existe es el hombre y hace lo que quiere sin rendirle cuenta a nadie y si lo hace, miente. Tú me puedes mentir. Yo te puedo mentir; pero, nuestros actos pueden hablar bien de nosotros o delatarnos, condenarnos, sin embargo, aun así ¿Qué de malo pueden ver en mí si lo mismo hace otros?

Yo manejo este carro. Yo decido por la vida de ustedes. Dependen de mi destreza para conducir; no obstante, a pesar de ello, dependemos además del estado en que se encuentra el vehículo. Si yo, no hubiese revisado y reparado las fallas, estaríamos en peligro, puesto que la dirección estaba defectuosa.

¿Entiendes lo que te quiero decir?

Creo que sí, respondió el joven. Usted está diciendo que aquel que conduce un pueblo tiene que tener destreza, conciencia digan, honestidad y reparar las fallas de su pueblo. Dar el ejemplo para que no le calle la boca cuando quiera poner orden. Revisar y reparar las fallas para que no estemos en peligro de convertirnos en un caos social. En corrupción, en injusticia. Por más destreza que tenga para conducir su vehículo, pero si éste mismo vehículo está deteriorado y se rompe la dirección ¿A dónde vamos? Obviamente que al abismo. Supongo que por más capacitado que esté un gobernante y está deteriorada la gente que lo acompaña ¿Adónde iremos a parar? ¿A dónde conducirá a su tripulación?

Todos los demás escuchaban, hasta que se hizo una pausa en el que, el silencio imperó instantáneamente.

Pasamos el puente. Llegamos hasta el cruce de dos carreteras y alguien más bajó del vehículo. Al frente se ubicaba una casa abandonada cuyas paredes estaban ya cubiertas de propaganda política que, al verlo, el que bajaba, con rabia por haber maltratado sus riñones por el mal estado de la carretera dijo: ¡otro que quiere o través robar!

Continuamos el viaje a travesando cerros, cruzando ríos, observando el paisaje.

Mientras tango alguno de los pasajeros puedo pensar para sí:

Carambas. Cuando yo quiera ser candidato ¿Qué dirán de mí? Se desanimaba. Si eso piensan para todos, lo mismo dirán para mí. Pensaran probablemente que deseo ocupar un puesto público para hacer de las mías, mas no para servir al pueblo. Por luchar por el progreso mío y no de mi gente.

¿Qué hago entonces?

¿Cómo demostrar a mi pueblo que verdaderamente tengo intensiones buenas?

Pensaba alguno de ellos todo esto hasta que, ya faltando poco para llegar al destino final, el chofer atinó a decir:

También existen candidatos buenos. Claro que lo hay, pero que al llegar al poder se corrompen. Se vuelven déspotas, sobrados, egoístas, engreídos. Un desastre de gente. Y si alguno de ustedes va a ser candidato, sean siempre de calidad. Personas de calidad. Seas dignos ara poderles mirar con dignidad y no con desprecio y rabia.

¿No saben ustedes cuánta gente le tiene desprecio y rabia a su alcalde, presidente, autoridad?

Aunque no siempre lo digan, silenciosamente desean en verdad patearles el trasero a ciertos funcionarios por el abuso que cometen al violar sus derechos, al quitarles sus merecimientos por darles a otros que por acomodo lo logran.

Esto me recuerda el poema titulado “Amargas verdades”, dijo un señor de aproximadamente sesenta y cinco años, que durante toda su vida pudo comprobar que el mundo es un mercado donde se compra honores, voluntades y conciencias. Con sus ojos tristes y la sonrisa apagada, a este señor le daba ganas de maldecir la vida. Ganas le daba de maldecir todo, como lo dicen los versos del mencionado poema. Y aquí mismo, en ese mismo instante, pudo comprobar además que el que nada atesora, nada vale y en toda reunión pasa por necio y por más nobles que sus hechos son, lo que alcanza es la burla y el desprecio. Pues nadie le hizo caso. Con verlo todo decaído, muchos pensaron: ¡Qué sabe éste de lo que estamos hablando!

Pero el señor mentalmente recitó:

Nada humano es perfecto y nada afable

todo está con lo impuro entremezclado

El mismo corazón con ser tan noble

muchas veces se muestra enmascarado.

Sabía que nadie es perfecto, pero que teníamos la capacidad de convertirnos en mejores o peores. En más y mejor o en más y peor.

El verso: pido perdón a Dios y no al hombre, resonó finalmente en su cabeza; hasta que, con su muy buena memoria recordó lo que hace muchísimos años recitaba, cuya primera estrofa decía:

Por mi Dios y por mi sangre

te hago ofrenda de mi vida.

Lo que soy y lo que tengo

te lo debo patria mía.

Y entonces reflexionó:

¿Cuánto hemos hecho por nuestra patria? ¿Es solo poesía? ¿Sólo sentimiento? ¿Actuamos a favor de la tierra que nos vio nacer?

En estos pensamientos estaba el señor, hasta que llegamos al destino final. Nos bajamos todos y de este viaje, yo pude aprender mucho y de seguro que estaremos eligiendo las mejores autoridades que nunca antes hemos podido tener.

Seguramente comprobaremos si entraron a robar como lo dice el común de la población o si en verdad lo hacen porque quieren ver superar a nuestro pueblo, luchando contra la corrupción, primeramente. Otorgando lucidez a la mente humana y actitudes productivas en la nación.




UN DIA PERDIDO

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

¿Cómo se siente una madre, un padre, un hermano, un amigo, cuando muere un ser querido? ¿Cómo reaccionas tú, cuando pierdes o te roban una buena suma de dinero?

Evidentemente, nos sentimos dolidos, desesperados y desconsolados.

Ahora bien: ¿Cómo nos sentimos cuando perdemos un día, sin haberla vivido, disfrutado y en general, haberla sacado provecho?

¿Cuántos días en nuestra vida, han sido perdidas e inútiles?

¿Nos sentimos dolidos cuando perdemos un día? ¿Qué hacemos para recuperar un día perdido?

Todo esto llego a preguntarme hoy a raíz de que eh perdido yo muchos días y un día llega a ser perdido por diversas razones pero sobre todo por falta de diligencia, falta de esfuerzo y falta de un plan de objetivos a alcanzar durante el día.

Hasta hoy, en que me doy cuenta de ello, he perdido muchísimos días, sin embargo, si mi vida sería una empresa en la que trabajo, hace tiempo que hubiese sido despedido u obligado a recuperar los días perdidos.

¿Qué es lo que hace el estado, las empresas u otras instituciones cuando su personal pierde horas de trabajo? Pues, son descontados en el pago, despedidos u obligados a recuperar las horas perdidas.

En tal sentido, si la vida es la empresa en al que trabajamos y hacemos que un día sea perdido. ¿Cuál es la consecuencia que se suscita a raíz de esto?. La respuesta la encuentro en este proverbio y dice así: “¿Hasta cuando, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?... Llegará como un bandido tu miseria y la escasez como hombre armado.”

La vida es corta me dice cierta persona, pero nunca es tarde para ser feliz. ¿Qué hago para ser feliz? ¿Terminaré sin ser dichoso?

Precisamente los días perdidos son lo más infelices que uno puede experimentar. Aquel día que aprovechas al máximo el tiempo, tus habilidades, conocimientos, tus deseos de servir, amar, jugar, cantar, bailar, hacer deporte, trabajar, dialogar, compartir al cien por ciento, es el día más provechoso y feliz. Estas atento a lo que tienes que hacer, a lo que necesitas y necesitan los tuyos.

Hay quienes dicen: por el tiempo de vida que vamos a tener: ¿porqué pues me tengo que exigir, pudiendo hacer lo que quiero?

¿Porqué en ocasiones decimos: este día a sido tan horrible que me siento infeliz? O llegamos a decir: ¿Qué hermoso día! ¿Qué feliz me he sentido hoy!

Realmente todos los días debemos ser felices y no debe haber un día en el que tengamos que sentirnos desdichados, pero si es así, que un día soy feliz y el otro no, es evidencia que nuestra felicidad es superficial y está basado en, como dice Salomón, necedades. Si tengo esto soy feliz, ni no lo tengo soy infeliz, es necedad.

Recibamos cada día con tanta alegría, sin necesidad de que alguien nos haga cosquillas para que podamos sonreír. Hagamos de cada día tan productiva y servicial que no pasaremos al otro día sin habernos sentido feliz.

 



VENCER MIS MIEDOS

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Hoy al despertar mi corazón estaba acelerado. Era las cuatro de la mañana. Me revolví al otro lado de mi cuerpo. Me volví a tapar con la frazada, cerré los ojos, encogí las rodillas, coloqué mis manos juntas cerca de mi rostro e intenté seguir durmiendo, pero no me fue posible. Mi corazón estaba acelerado. Encendí la lamparita que cerca de mi almohada y me quedé mirando al techo, las cosas, los libros. Me quedé quieto y vi como la frazada daba pequeños saltitos como si algún animalito pequeño estuviese saltando debajo, haciendo que la frazada se mueva a manera de saltitos. Observé aquello y se ubicaba precisamente en mi pecho, al lado izquierdo. Comprendí entonces que no era un animalito el que hacía que la frazada de pequeños saltos, sino, era mi corazón que latía con fuerza.

Respiré profundo. Inhalé, exhalé una y otra vez.

En los momentos de silencio, cuando el ruido de los carros, no se oían ni lejos, ni cerca, logré escuchar los latidos con los que mi corazón anunciaba su alarma.

Sí, era una alarma. No había tenido una pesadilla, no. Tampoco un mal sueño. Nadie me había despertado ni asustado; simplemente había permitido que mi subconsciente se llene que temores frente a una dificultad; por lo tanto mi cuerpo reaccionaba de manera sobresaltada como si tuviera miedo de enfrentar un obstáculo.

Estaba intranquilo. Comencé a pensar en las alternativas y no daba con ellas. Quise hacer que mi corazón se calmara y no fue así. Mientras más latía, más me preocupaba o será que mientras más me preocupaba más latía mi corazón. Y es que al latir así mi corazón, más conciente era de mis temores, haciendo que estos temores se aviven aun más dentro de mí.

Transcurrió aproximadamente una hora, desde que desperté, pero me pareció haber estado ya una eternidad. Me senté al borde de la cama y esta vez, no era ya la frazada con la que me tapo cuando duermo la que daba saltitos, sino, mi polo de dormir. Esto si que era ya incomodo. Me saqué el polo y no era ya el polo el que daba saltitos, sino, la piel de mi pecho al lado izquierdo.

Llevé mis manos hacia el pecho e intenté darme unos masajes en esa parte y vi cómo mis manos saltaban impulsados por los latidos de mi corazón. De haber sido posible, sacar la piel de esa parte de mi pecho, lo hubiese hecho con el fin de seguir explorando ese misterioso territorio de mi cuerpo que a esa hora se encontraba dando saltos, como queriendo salir, parecido a una olla que cuando hierve el agua, empuja la tapa y la mueve y la hace saltar. Como un volcán a punto de erupcionar.

Pero tengo que vencer el miedo. Estoy venciendo en miedo. Estoy luchando con él. Le venzo, me vence. Le doy un golpe, él me da otro. Me levanto, sigo luchando. Demuestro determinación y ansias de ganar, entonces voy avanzando. Se corre el miedo, se esconde y de pronto al descuido mío estira su pie y tropiezo hasta caer al piso. Me lastimo. Queda dolorido mi ser. No puedo lograr tranquilidad, estoy asustado, me siento abatido. Entro y salgo del cuarto, no me agrada conversar con nadie. Desacomodo las cosas. Busco no se que cosas, me escabullo, evito encontrarme con alguien. No voy con alegría al trabajo. Hiero al ser que amo. Me lastimo así mismo.

Pasan las horas y mi mente se convierte en una combinación de ideas reales e ideas alocadas producto del temor.

Mi mente es un campo de batalla, ubicada en un planeta llamado cabeza. Es una guerra. Se dispara una idea desde este bando y la contrarresta otra idea del bando opuesto. Son dos ejércitos que luchan por ganar. Sus soldados son las ideas y mientras más dura el combate, los efectos comienzan a notarse en el resto del planeta cabeza. Los ojos, se llenan de lágrimas y se vuelven rojos. Las fosas nasales respiran con dificultad, los labios pronuncian palabras sin sentido, a veces incoherencias que lastiman a otros. Los oídos ya no escuchan los consejos de los demás y se niega a aceptar lo que escucha o simplemente no quiere escuchar ni la música, ni la palabra de amor. La boca no quiere comer y el resto del planeta se descompone.

Continúa el conflicto. Ataca el uno, atácale otro. En momentos parece que uno de los ejércitos se da por vencido, entonces aprovecha el otro para invadir todo el territorio y hacer de las suyas. Pro no, surge una idea, otra idea y más ideas y continua la batalla.

Como el objetivo es eliminar y vencer al ejercito de las ideas del miedo, después de sufrirlo, me valgo de i gran fuerza de voluntad para poder levantarme y entonces intimidar al miedo, corretearle, echarle fuera, par luego fortalecer mis fronteras, poner centinelas, custodiar mi reino y reinar en dicha y felicidad; pues como dijo alguien: “debo hacer que mi pensamiento sea como un reino para mí; tales gozos en él presentes encuentro que superan a toda otra dicha que la tierra proporcione o produzca…mi pensamiento llega allí donde no llego yo, he aquí que así triunfo como un rey, contento con lo que mi pensamiento me depara”. 

Pero cuan difícil es hacer realidad esto cuando se tiene miedos, dudas, angustias, incertidumbres. Es cuando surge la batalla en el planeta llamado cabeza, con ejércitos cuyos soldados son las ideas.

Caramba: ¿podré ganarle al miedo? Ayúdenme a hacerlo. Sí podemos. Claro que sí.

Cuando tengo miedos, me escondo y me quedo solo y siento más miedo. Cuando lo enfrento me fortalezco, pues al enfrentarlo me voy y te encuentro a ti y tu me abrazas, me das aliento, me animas y de pronto he ganado la batalla. A veces lucho solo y aun así estoy logrando vencerlo, pero me cuesta más, sufro más, mueren muchos soldados míos, que son mis ideas.

Mi pensamiento puede ser mi dicha o mi desdicha. Una idea me puede dar vida o me la puede quitar.

No puedo darme por vencido. No.

Ya quisiera gritar y decir ya no puedo más. Decir, me rindo, me dejo vencer. ¡No! ¿Acaso no me he propuesto llegar hasta el final? ¿Tomo decisiones de las cuales después me arrepiento?

Hoy escuché decir a alguien: “no empieces algo si no la vas a terminar”

He empezado tantas cosas que no las he llegado a finalizar. Son tantas las decisiones que he tomado con el propósito de llevarlas a cavo y resulta que luego me he desanimado o no puse todo el interés y entusiasmo para hacerla realidad. ¿me resultó muy grande o muy pequeña para cumplirla?

Hoy estoy turbado. Estoy además con ganas de llegar a sentirme feliz. Esto pasará. Es tan solo un momento de desequilibrio, inestabilidad, es un momento de reflexión, de fortalecer mi espíritu, mis ideales.

Transmíteme ideas de bien. Tu idea es mi idea. Mi idea es tu idea. Nuestro pensamiento es un reino. Sonrío, sonríes. Lloras, lloro. Cantas, canto. Descansas, descanso. Triunfas, triunfo, sufres, sufro. Avanzas, avanzo. Eres feliz, soy feliz.




MI CASA

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

 Cuando llego a casa, lo hago con total precaución, sin que noten mi presencia.

Al abrir la puerta principal, que es grande y de color marrón, trato en lo posible de no hacer ruido alguno, ingreso al interior, miro a todos direcciones, haber si alguien me esta viendo ya sea desde dentro de las habitaciones o de los corredores.

La casa tiene un patio, que se ubica al centro del mismo, por el que camino con dirección a la cocina. Camino pausadamente, con la punta de los pies y al llegar a la puerta de la cocina, diviso a mi madre preparando los alimentos. Me acerco a ella con la misma precaución con la que eh estado actuando y sorpresivamente la asusto diciendo: “las manos arriba”, utilizando mis dedos de la mano derecha a manera de pistola.

Ella, tras una impresión de sobresalto, me mira casi sin poder creerlo. Entre asombro y alegría, para luego decir: “me asustas”, “como estas pues”, “te estábamos esperando”.

Han sido ya, varias las ocasiones que he llegado a casa de esta manera. Obviamente, no todas las veces encontré a mi madre en la cocina; sino, en la sala, en la huerta de verduras, en el corral, en su dormitorio y otros lugares de la casa.

Cómo extraño a mi madre. No todos los días estoy con ella; pero todos los días está en mi corazón. Pasan semanas y entonces me evado de mis rutinas. Preparo mi implemento de caminata, cargo mi mochila y de un momento a otro, sin previa programación siento la necesidad de ir a casa. Camino algunas cuadras de la ciudad, hasta aproximarme por las calles del jirón Santo Domingo, llegar a Puca Cruz y luego al Molino. Recorro estos lugares, apreciando cada detalle que va caracterizando a las personas, las casas, el ambiente en general.

Llegar al molino, es como ingresar a un nuevo ambiente, donde reina cierta calma y cierta motivación por continuar el recorrido con dirección a Penca Pampa, en el que, ciertamente, es estar ya, con la naturaleza misma, disfrutando de sus maravillas.

Desciendo hacia el Utcubamba. Huarangos, tayas, chirimoyas, chamanas, pencas, moras, chiscas, son entre las tantas plantas que se imponen al borde de los caminos. Llego a cierta altura, desde donde se distingue el río Uctubamba. Me siento un rato. Me seco el sudor que, como todas las veces cuando camino, emana abundantemente de mi cuerpo y el polo que llevo puesto, queda empapada, como una esponja que es metida a un recipiente de agua, que luego tengo que escurrir para hacer que ésta se seque más rápidamente.

Es hermoso. Al frente se elevan cerros y laderas, unos más altos que otros. Mis ojos, extasiados, exploran hasta donde alcanza la visión, extendiéndose de izquierda a derecha, de arriba abajo. Chacras, sembríos, caseríos, montañas y hacia el valle, el río Utcubamba.

Continúo bajando. Al frente, se ve el camino por el que tendré que subir para llegar al pueblo en que nací. Quema el sol. Tengo sed. Busco en mi mochila la botella de guarapo que compré en el Molino y me la bebo. Me siento nuevamente, pero esta vez, bajo la sombra de un guarango, que con sus flores amarillas me invitan a contemplarlas. Un pajarito y otro y otro más, a los que, desde que los conocí, los llamo pachucho, dejan de volar y se posan muy cerca de mí, en una planta de taya, saltan a otra rama, se asientan en el piso, se elevan en los aires, se pierden tras una loma.

Miro hacia el cielo, motivado por cierto ruido y descubro allá en lo alto, aun grupo numeroso de loros que cruzan el espacio loreando entre ellos. De pronto escucho el rebuznar de un burro, que se encuentra atado a una estaca en medio de una inverna ubicada a proximidades del río. Una lagartija toma el sol, parado sobre una roca. Le miro, me mira, intento atraparla y se escabulle entre los montes.

Continúo caminando. Una vez llegado a orillas del río Utcubamba, me fijo en la corriente de agua. La fuerza con que ésta atraviesa rocas, discurriendo incesantemente sin que nada lo detenga. Me atrevo a refrescarme en sus orillas, sin arriesgarme a introducirme aun más, puesto que, aunque sienta rubor, debo reconocer que, no sé nadar.

Me sorprende no encontrar personas caminando por estos lugares. Soy el único o quizás, hoy, todos van ya en carro.

En tal caso, preferimos ir en carro que caminar. Yo puedo i r en carro hasta mi casa: pero prefiero, en caso de no haber tanta prisa o emergencia, caminar por estos bellos lugares.

Después de cruzar el puente, se inicia la subida. Ahora, me toca transpirar aun más. Ascenderé. Es una cuesta que a muchos asusta. Me dirijo por el camino al que llamamos desecho. Me saco el polo y sin necesidad de pensarlo una y otra vez, mis piernas se preparan a subir. Me detengo a cierta distancia para tomar aire. Clama mi agitación. Y continúo hasta llegar al “hermano”, lugar en el que la cuesta comienza a llegar a su fin; luego de cuarenta cinco minutos de incesante caminata.

De allí, caminando un par de kilómetros más, puedo ya ver mi casa.

Cada vez más, minuto tras minuto voy aproximándome a casa.

Atravieso caminos con cercos de penca. Paso frente a una casa, la primera que encuentro. Continúo avanzando, llego a casa de mi tía. La saludo y paso de largo hasta llegar a la puerta de mi casa.

Allí es cuando, mío corazón rebozando de alegría, esta ansiosos por ver a mi madre. Abro la puerta silenciosamente y lentamente ingreso, sorprendiendo a mi madre con mi llegada.  Mi casa, es el lugar más hermoso.





MI VIDA ME RECLAMA.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA  

Hoy, mi vida se ha encontrado frente a frente con los reclamos.

Me he mirado a mí mismo rodeado de reclamos. Me reclaman tantas cosas con las que no he cumplido.

He fallado con mis promesas. Sí. Me he incumplido a mí mismo. He llegado a decirme: “eres un mentiroso” “no cumpliste con lo que me prometiste” ¿Qué te está pasando?

Mi mirada se tornó desilusionada. Me vi a mi mismo desesperado. Ansioso por justificarme. Estuve como aquel a quien miran con enojo y resentimiento por haberle fallado a otro ser humano.

Me he fallado a mí mismo.

A mi mismo me he prometido tantas cosas. ¿Las he cumplido?

¿He cumplido con hacerme el favor de llevar una vida digna y feliz?

Me he prometido ser feliz.

Me he prometido triunfar en la vida.

Respetarme. Amarme. Cuidarme. Serme fiel.

¿Acaso lo he cumplido?

Las promesas incumplidas aparecen en mi mente y me siento desdichado. Engañado. Burlado.

Mi cuerpo reclama los ejercicios que prometí hacer todos los días.

Reclama mi espíritu la paz que ofrecí otorgarle.

Mi cerebro se resiste aceptar la pobreza de conocimientos, argumentos, ideas, creaciones.

Mi ser demanda su esencia. Exige virtudes, valores, principios, verdad, belleza, sinceridad, honestidad, humildad, amor.

Yo, me he reclamo las injusticias que cometo conmigo mismo.

La estupidez con que me manipulan las debilidades y circunstancias.

Me dije entonces: ¿Dónde está el hombre cabal? Reflexiona ¿Por qué estás así?

En verdad, si tendría que sancionarme, dar un veredicto de acuerdo a lo actuado hasta el momento, tengo muchas faltas que enmendar, heridas que curar, deudas que pagar, en definitiva, sanciones drásticas que aceptar por mis faltas graves conmigo mismo.

Me doy cuenta una vez más la imprudencia de nuestro pensar y actuar. Es lamentable, más aun cuando por causa de ello somos infelices.

Quiero verme diferente. Diferente en el sentido de actitudes, pensamientos, acciones.

Por eso hoy,

decido, concluyo, emprendo, empiezo

a ser mejor de lo que soy;                                         

pues, lo declaro y lo confieso

que adonde yo voy

hay fe, alegría, amor y más de eso,

porque yo, convencido estoy

que de allí ya no regreso

por lo sublime de la vida. 



QUEJAS A LA VIDA

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Muchas veces me he quejado de vivir y la vida me dijo: si quieres muérete ahora mismo, pero antes págame todo lo que me debes.

Sorprendido yo, le pregunté: ¿Qué te debo?

Entonces la vida me enumeró una lista de cosas que yo le debía. Pero: ¿Cómo voy a devolverte los pensamientos que me has dado?, le dije, cuando dijo que me había dado muchos conocimientos. ¿Cómo devolver los sentimientos, las alegrías, los gozos, los triunfos, las amistades, la inteligencia, el amor, la paz, la tranquilidad, los amaneceres y atardeceres, las noches y días que dices que tú me has dado?, le pregunté. 

La vida me contestó: Fácil. Me hizo nuevamente una pregunta: ¿Cuántos años tienes? Veintiséis le contesté.

Entonces, tendrás que devolverme veintiséis años.

¿Qué?, interpuse. ¡Cómo voy a devolverte veintiséis años si no es algo que puedo coger ahora mismo y dártelo!

No pierdas la calma me dijo. Cada triunfo, cada alegría, cada día y cada noche y tantas cosas que yo te he dado, tú me lo tienes que devolver por tus propios méritos.

Ahora tendrás que buscar tus propios pensamientos, tus propios días y noches, tus propios triunfos para que me lo devuelvas. Tendrás que vivir veintiséis años más y con eso estaremos a mano. Tú, entonces pagarás lo que me debes y yo te dejaré morir.

Yo me quedé pensando y no me quedó más que pagar lo que le debo a la vida

Ya estaba por decir: esta bien, cuando se me ocurrió preguntarle: ¿Qué pasará con mis tristezas y fracasos?

La vida me contestó: yo nunca te he dado tristezas ni fracasos, simplemente tú te lo has buscado y te lo has inventado para querer morir.

Realmente estuvo en lo cierto. Entonces, lo que no le debía a la vida, eran las tristezas y los fracasos y es así que a partir de hoy, hasta que cumpla los años, solamente tendré que devolver alegrías, inteligencia, triunfo, paz, solidaridad, amor, felicidad y tratar en lo posible no devolver tristezas, irresponsabilidad, infelicidad porque la vida no me la recibirá.

La vida volvió a decirme: cuando me devuelvas todo lo que yo te he dado, verás que querrás seguir viviendo y si cumples tu meta, te prometo darte más años de vida.

Es así que seguiré viviendo para poder devolver a la vida lo que le debo.




¿QUÉ HACER?

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

¿Que hacer, si en verdad deseo salvar el resto de mi vida, recuperar mi felicidad, convertirla en productiva y dichosa?

No sabemos que hacer. No sabemos que hacer y los días pasan, nuestra angustia crece, pero no debemos desesperarnos.

No podemos darnos por vencidos. No sabemos que hacer pero existe más de una solución que es satisfactoriamente lo que debemos hacer.

Hoy han desfilado por mi cabeza muchos pensamientos, ideas, hipótesis, dudas, certezas y ha recorrido todo mi ser, sentimientos diversos, tanto así que la confusión ha llegado a turbar la estabilidad con la que me identifico.

Existe un ingrediente esencial que debo yo de agregar a mi vida para evitar crisis e inestabilidad. Este ingrediente es la “precisión de objetivos” ¿Cuáles son mis objetivos? Lograr mis objetivos es una meta y el tener que lograrlos significa tener que disciplinarme, ser perseverante y no retroceder o desviar para no caer en estado de desilusión o inercia.

El no tener objetivos o el desviarse de ella, es caer en inercia, detenerse y no producir. Por lo tanto, ya estoy clarificando mis objetivos y las tengo que lograr.

Si tengo todo y menos objetivos; es como tener vida y no tener con qué alimentarme. Luego me debilito y muero. Así como necesito nutrientes para mi cuerpo, necesito de objetivos para mantener mi espíritu, mi ser, mi esencia, mi razón de existencia.

Lo tengo que lograr. Tengo que vencer mis miedos. He llegado hasta hoy así como estoy, con lo que tengo, con lo que soy y es así como empiezo esta batalla. Ya no importa lo pasado, es el momento de luchar. Esta listo el campo de batalla y solo tengo que entrar a ella para enfrentarme con ese ejército que con tan solo verme ya está dudando de poder vencerme. No soy un rival fácil. No soy presa dócil. Compito, peleo y seré una autoridad en el campo de combate.

Tengo que demostrarme a mí mismo, que en todo aquel tiempo de infertilidad, tristeza e inercia, no se ha apoderado de mí la ruina, el conformismo, pesimismo y la falta de fe y amor.

Puedo, puedo, puedo.

A veces pierdo mi creatividad.

No puedo darme por vencido ¿a dónde llegaré?

Esfuérzate. Sigue intentándolo. Tú puedes. Una vez más. No abandones fácilmente tu cometido. Tienes que lograrlo. Levántate. Concéntrate. Dirige todas tus energías a esta tu meta. Despercúdete de esos malestares que te indisponen, te traicionan e impiden avanzar.

No sé que decir. No sé que hacer. No sé que pensar. ¿Cómo puedo crear así? ¿Qué productible puede ser mi vida así? ¿Me estoy dando por vencido? No. No puedo darme por vencido.

Soy creativo. Sí, soy creativo. Las ideas tardan un poco, pero llegan. Necesito estar preparado para todo tipo de circunstancia, estar listo para recepcionar los mensajes y las ideas, que me transmite todo mi entorno.

Ah. Puedo imaginar. Imaginar por ejemplo que soy creativo. ¿Qué cosas creo? Mi imaginación  se está extendiendo rápidamente. En tan corto tiempo ya recorrí el mundo entero. Disfruté de todo cuanto me gusta. Realicé un sin número de actos que requieren valentía, decisión, inteligencia. Realmente he imaginado que yo puedo ser y hacer, justamente aquello que he imaginado.

Ahora siento que se me hace imposible dejar de imaginar y esto me conlleva a crear, a prescindir de aquello que impide y entorpece mi formación para lograr productividad.

 Sí puedo. De eso estoy seguro y si tengo días en las que siento que no puedo sentirme inspirado, no significa que dejará de existir belleza en mi vida.

Alguien dijo: el éxito es  99 por ciento transpiración y 1 por ciento inspiración; en tal sentido, sudar la camiseta significa alcanzar el triunfo.

Me pongo entonces la camiseta, la sudaré, la defenderé, la protegeré y me sentiré orgulloso de tenerla puesta y llevarla a donde yo vaya. Es mi camiseta. Atrás va impreso mi nombre y apellidos. No permitiré que sea atropellada o denigrada a causa de mis errores, mi cobardía o falta de creatividad. En ocasiones a causa de la lucha estará ajada, manchada, sudada, mas no suplantada por otra camiseta que no sea la mía; pues, precisamente, esta camiseta simboliza lo mejor que puedo tener y deshacerme de ella significa, dejarme vencer por mis miedos y debilidades.

Me pongo la camiseta de la valentía, del amor, la creatividad. La camiseta de la constancia, la solidaridad, la fe, la decisión, la justicia, prudencia y la dignidad.  ¿Qué camiseta más hermosa puede existir?

¿Qué camiseta que no sea ésta, me puedo poner?

He elegido esta camiseta porque me identifico con ello y estoy convencido que el ponérmelo y transpirarlo incrementará la productividad que deseo tener en la vida.

Que atractivo se torna así el vivir.

Ya no me pregunto ¿Para qué vivo? Si no: ¿Dónde me necesitan? ¿En qué te puedo servir? ¿Te puedo ayudar? Voy y busco la forma de aliviar los sufrimientos de todos cuántos pueda encontrar.



ME PROPONGO

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

No permitirme pensamientos negativos. En mi pensamiento, en mis palabras, en mis actos demostraré que toda mi vida esta llena de alegrías, optimismo, fe, valor, esperanza, persistencia, triunfo, gozo, decisión, creatividad, inteligencia infinita, precisión de ideas, ánimo, personalidad atractiva, deseo, paz, emoción, satisfacción, determinación, fuerza de voluntad, seguridad, perseverancia, firmeza en mis decisiones, salud, hermosura, vigor, fertilidad, productividad, servicio, amor, heroísmo, templanza, honestidad, destrezas, pulcritud, tolerancia, asertividad, resiliencia, genialidad, misticidad, armonía, equilibrio.

Todos los días, al acostarme y levantarme meditaré, oraré, reflexionaré y me auto fortaleceré con pensamientos positivos.

La autosugestión es mi arma más valiosa para poder crecer, fortalecer y mantener mi espíritu, mi ser, mi pensamientos, mis deseos en pie, listo para avanzar cada vez más hacia el logro de mis metas, mis sueños, mis ideales, anhelos, objetivos, deseos.

Cada minuto y hora del día, debo de alimentarme con ideas positivas que me conlleven a ser mejor y al mismo tiempo al conseguir mi felicidad, mi autodominio, mi deseo hecho realidad.

Dedicaré el mayor tiempo posible al plan de vida que estoy adoptando para obtener mi meta.

Adoptaré las estrategias, los medios, recursos, formas, estilos de una nueva vida, una vida de comprensión entre los que amo y comparten conmigo directa e indirectamente el día  a día de sus existencias. Se disipan temores, miedos, angustias, dudas, puesto que soy diferente, sano, hermoso, decidido, creador de mi propio destino.

Me disciplinaré. Evitaré la pereza, el desmoronamiento emocional, la prisa, el descontento, la tristeza, el miedo, la duda, la falta de entusiasmo, la tardanza, el dejar las cosas inconclusas, el desperdiciar el tiempo, la falta de seguridad, las peleas, los disgustos, los chismes, las conversaciones triviales, los programas destructivos de la tele, Internet, radio, revistas e incluso de libros que no tienen contenido edificante. Evitaré ser amargado, renegón, conformista, desalineado, desordenado, impuntual, irresponsable, susceptible y vulnerable a los defectos, miedos y debilidades que tengo.

Evitaré todo aquello que no contribuye a mi formación y a los planes y proyectos en las cuales pongo todo mi empeño para triunfar, para mi alegría, mi satisfacción.

Toda mi vida debe estar centrada en Dios. Servir a todos sin excepción, sin causar daño a ninguno que directa o indirectamente están enlazados a mi existencia. Es contribuir a aliviar el mal que mucha gente padece, contribuir a que muchos logren también la felicidad en sus vidas.

Cada día no debe de pasar sin haber producido y creado toda una serie de cosas, ideas, proyectos con abundancia de frutos; para ello, debo de ser creativo, imaginativo, inteligente, perseverante y exigente conmigo mismo.

Sé que lo puedo lograr. Tengo claro lo que en la vida quiero ser y lograr. Puedo construir todo lo que deseo de corazón, tengo el suficiente poder para hacerlo.

Rezaré, meditaré, guiaré mis pasos a luz de Dios, de mi inteligencia infinita, de mis poderes sobrenaturales que sé que las poseo.

Puedo, puedo, puedo.

Actuaré con inteligencia, diligencia, rectitud y pureza. No cederé a la ira, la frustración y el desencanto. Me comunicaré abiertamente y con eficacia me rodearé de seres que buscan mejorarse. Comprenderé a todos.

Tengo sueños, ideales y aspiraciones. Tengo una serie de metas que conforman mi visión y como hombre de principios  y creyente en Dios me comprometo a hacer realidad todo lo que me estoy proponiendo de manera perseverante, diligente, justa, limpia e inteligentemente.

Todo cuanto haga va en beneficio de mi esposa, mis hijos, de mis padres, hermanos, familiares, amigos y cuantos pueda ayudar. Mi intensión es brindar bienestar a los demás y por ende, encontrar también mi bienestar. Quiero servir, ser útil, poder crecer en abundancia para felicidad. Quiero hacer las cosas bien con la bendición de Dios.

Mi corazón esta abierto al amor y al servicio; pero, aquí deseo enfatizar: no por ser tan blando mi corazón, debe permitir que abusen de ella; en tal sentido si tengo que tomar decisiones drásticas ya sea con mi esposa, con mis hijos, con mis hermanos o quien fuere, tengo que actuar conforme a lo justo y hacer que exista corrección, así esto me lastime o lastime a los demás.

Así mismo nada debe lastimarme o perturbarme porque tengo que actuar con determinación, con amor, con pulcritud, con dignidad, con conciencia limpia y alma transparente. Claro que puedo lograrlo. Serenidad, paz, felicidad, gozo, prosperidad física, intelectual, mental, espiritual, emocional, sentimental, material.

Dios está por encima de todo en mi vida y deseo agradarle a él.

Todo esto no lo lograré solo. Por ello, las personas que están a mi lado jugarán un rol importantísimo, sobre todo, mi esposa e hijos, mis padres y hermanos, amigos y otros.

Llegaré hasta el final. Estoy seguro que llegaré con mucha alegría y felicidad. Venceré todo obstáculo.

Estoy decidido a prosperar. Tomé la decisión que necesitaba tomar para de esta manera ponerme en acción y entonces despegar rumbo a la dirección que deseo llegar.

Ahora tengo claro lo que voy a hacer. Tengo en mente mi felicidad, la felicidad de los demás, nuestra felicidad. Puedo. Soy capaz de hacerlo. Puedo

Estoy reuniendo los medios, las personas, las ideas, los deseos, lo momentos que necesito para cumplir con mi misión. Sí. Soy la firmeza de mis decisiones, la determinación de mi fe, la luz de mi creatividad, la solidez de mi producción.

Sí. Puedo, puedo, puedo. Lo voy a probar, lo voy a demostrar, lo lograré.

Me verán realizado. Ayudaré a realizarse a los demás. Contribuiré al bienestar de muchos seres humanos. Claro que sí. Quiero eso y lo que quiero lograré. Definitivamente que sí. Nuevas energías, nuevas expectativas. Voy seguro de mí mismo, confiado de mi señor. Con optimismo. Con la firmeza que puedo equilibrar mis emociones, pensamientos, acciones, sentimientos.

Estoy ágil en lo que concierne a detectar mis desequilibrios, recaídas, debilidades y defectos; no, solo detectarlos, también combatirlos, enfrentarlos, darles la cara y dominarlos.

Que feliz puedo ser. Soy feliz. Tengo claro que no tiene sentido vivir sin ser felices; es decir, pudiendo ser felices ¿por qué no serlo?.

Es irracional de nuestra parte no ser feliz. Vivir en desdicha y preguntándonos ¿cuándo seré realmente feliz?. He vivido en desdicha, ahora quiero vivir en dicha y prosperidad. Depende de mí, como muchos lo dicen.

Quiero ser mejor. Quiero contribuir con esta mi existencia al bienestar de todos cuanto pueda ayudar. Quiero ser alguien que se merezca respeto, admiración, cariño, ayuda, confianza, apoyo, respaldo, amor; pero no para vanagloria, codicia o superioridad. Debe ser para alegría de la humildad, del servicio, del perdón, de la unión, la paz, la felicidad.

Quiero con la bendición del señor mi Dios, ser lo que con su ayuda pueda llegar a ser. Soy consiente que sin él,  no soy nada. Es por ello que en este preciso instante, que te pido señor Dios mío que bendigas mis proyectos, mis metas, sueños e ideales.

Señor, creo en ti, confío en ti. Como siempre te pido que habites en mi mente y en mi corazón. Contigo todo lo puedo señor. Contigo alcanzaré todo por el camino correcto, idóneo y productivo.

En tal sentido, hoy, una vez más, tengo deseos de convertirme en lo que anhelo y sueño. De verme realizado en todos los aspectos: personal, social, profesional, espiritual, emocional, físico, sentimental, intelectual e integralmente.

A dos días de haber cumplido años, tengo la valía de decir: me convertiré en una  gran personalidad. Construiré mis sueños y tendré el honor de verlos edificados. Produciré abundantemente y estaré lleno de abundancia y prosperidad. Contribuiré a una mejor calidad de vida de muchas personas. Viviré mis días con entusiasmo, creatividad, amor, alegría, verdad, productividad, servicio. Soy, soy feliz y seré aun más feliz. Claro que sí.

Es más, esto es ya una realidad. 

Hoy quiero decir algo diferente. Decir por ejemplo que estoy excelentemente bien.

Que mi cuerpo se robustece y mi mente se enaltece de maravillas.

Que estoy más bello, más sano. Es hermosura mi vida.

Que tengo la existencia llena de alegría




MI CORAZON

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Mi corazón ha vuelto, esta en casa. Hace  mucho tiempo que no estaba aquí y todo era desperfecto en mi vida.

Caminaba sin principio ni fin, sin meta y sin gozo. Despertaba en desasosiego y me dormía con dolor. Fue entonces que ya no existía mi corazón, se había marchado, había muerto.

Sin corazón pasé muchos días, meses y años. Son incontables los sufrimientos y tristes la horas de una existencia casi insoportable.

Lloré, maldecí, renegué, grité. Destruí lo mejor de mi vida. Perdí lo más hermoso. Menosprecie al amor. Me traicioné. Convertí en pedazos mis sueños, mis anhelos, mis alegrías y las tiré como basura al piso. Mis pensamientos fueron dañados y alterados que tan pronto como pasan los segundos y minutos me vi inundado de corrupción, maldad, egoísmo, desamor.

Mi corazón no estaba en casa, por lo que dejé de ser yo y me convertí en un ser insatisfecho. Me eh enfermado  no de una enfermedad producto de un virus, infección o cosa por el estilo. Me he enfermado con todo lo que eh visto y hecho, pensado y actuado; con lo que he sentido.

Hoy todo ello ha cambiado, he vuelto a vivir, he vuelto a amar, ha reír, ha gozar. Soy feliz y lo seré siempre. Mi corazón ha vuelto a casa, que contento estoy.

Proponerse a reparar la vida. La vida se malogra cada día más, cuando se permite que habite en él, la angustia, el desánimo, el stres, el miedo, la cobardía, el conformismo. Sintiéndonos tan confundidos y sin alegría que llegamos a preguntarse. ¿Tengo la vida malograda?

Con sueños y metas que se estaban muriendo, con incertidumbres pero con el anhelo de encontrar alegría, con el corazón herido pero ansioso por amar, con lo que llegaba hasta hoy, siento que aun estoy a tiempo y ésta es una ocasión para empezar a reparar la vida malograda.

Estoy en esta lucha de la vida. Sé que lograré salir victorioso. De poco he ido decayendo, pero a pesar de todo ello me he estado manteniendo firme en buscar la realización de mi vida y hoy siento que debo despegar y marchar con la frente en alto hasta llegar a demostrar ¡Quién soy yo!.

Pues cuando nuestra vida a perdido la alegría, el brillo, el entusiasmo, el valor, la fe, la tranquilidad; cuando de pronto de lo maravillosos que era nuestra vida esta se ve opacada y entristecida por las adversidades; cuando todos comienzan a mirarte con lástima, cuando sientes que quieres seguir luchando y ya no dan tus fuerzas; entonces, solo entonces comprendemos que es mejor un abrazo que costosos regalos.

Ciertamente estoy aprendiendo grandes y nobles virtudes de este sufrimiento; mas, si he llegado al día de hoy, es porque me he forzado a seguir y he encontrado a maravillosas personas que me han ayudado a sobrevivir.

Encontraré, buscaré, sí puedo, lo lograré, será hermoso. ¡Claro que llegaré!. Sí es posible. No me daré por vencido. Yo puedo.

Todo es posible sí. Sin embargo al creer que todo sería posible, nos encontramos, con que se hace imposible.

llegó el momento en que a punto de caer rendido y derrotado, me encontré conmigo mismo. Me observé, lloré, grité. Estaba ya sin fuerzas, sin alegría, con muchas heridas en el corazón.

Haberse visto en un inicio completo. Haber iniciado esta lucha por la vida con una idea distinta de lo que deseaba ser, hacer y lograr, con una mente transparente y lúcida. Con un cuerpo lleno de vigor y fortaleza, con un corazón ansioso por amar y servir.

Todo ha pasado. Me encontré conmigo mismo. Me compadecí, Me tomé de la mano, me abracé como nadie lo había hecho conmigo. Curé mis heridas, aun las estoy curando, empecé a caminar de nuevo. El sufrimiento sí importa. La belleza es producto de todo ese proceso de vida que había tenido hasta hoy.

Pues hoy ya no digo: ¡encontraré! Si no, ¡encontré!; ¡lo lograré! Si no ¡lo logré!., es un inicio de esta lucha: ¡no me daré por vencido, yo puedo!.



MI CONCIENCIA

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Existe en mí, algo que me vigila, que me pone en aprietos, que me corrige, me cuestiona, me reclama y hasta incluso me castiga.

Existe en mi algo que se encarga de que las cosas se hagan bien, de lo contrario esta disgustado, inconforme, fastidiado.

Realmente me obliga  a delatarme. A cumplir. A ser más honesto y responsable. A actuar con rectitud.

Tengo algo en mí que me conduce y estoy sujeto por naturaleza al gran poder que tiene en mi vida para conducirla, llevarla y traerla, prosperarla o abatirla.

Ese algo es mi conciencia. Tiene gran influencia en mi vida, de tal manera que mis actos se ven evaluados y calificados por mi conciencia con un veredicto aprobatorio o desaprobatorio.

Para ello, mi conciencia esta ágil, atento y me atrapa sorpresivamente con emociones de orgullo de elogio, o de lo contrario, con emociones que provocan desencanto y enfrentamiento conmigo mismo.

Muchas veces me peleo conmigo mismo. ¿Quién provoca esta pelea? Pues mi conciencia, pero no es una pelea callejera, es una pelea rumbo a la reflexión en el que se apaga las llamas de lo irracional, para dar paso a la paz, el equilibrio, la sabiduría, la verdad.

Muchas veces no he podido jactarme de integridad precisamente por mi conciencia. No puedo decir siquiera que soy digno. Sé que mentiría si diría que yo no cometo faltas y que soy intachable. Busco serlo sí. Intento conducir mi existencia por caminos honrosos, idóneos y lícitos.

Trato de ser mejor persona. Estoy reflexionando. Analizando el contenido que está almacenada en mi mente y en verdad, existe un porcentaje de ese contenido que denigra mi ser, la entorpece, la desequilibra.

Mi conciencia se pone en desbalance. En momentos tiene peso mis buenas actitudes. En momentos sube de peso mis malas actitudes.

Luchando estoy porque se mantenga mi conciencia en estado de salubridad, embellecida y fortalecida en el bien.

Mantener la conciencia es mantener la pureza de mi ser. Buscar la autenticidad. Mostrarse tal como soy.

Grita en mi interior la voz del desacuerdo. Ciertamente no estoy de acuerdo con que mis pensamientos y actos en ocasiones lleguen a estar empapados de suciedad, corrupción, por más pequeño e insignificante que sea.

Es por eso que, si me siento mal a veces, es porque llegué a pensar mal de otra persona o pensé en hacer esto y lo otro no precisamente por el camino correcto.

Soy persona y siento, pienso y deseo. Sin embargo, a partir de hoy quiero hacer que mi sentir, pensar y desear, sean efectivamente producto de la reflexión hacia un fin provechoso y digno.

Estar sanos, es tener la conciencia aseada y fortalecida.

No solo es nutrir adecuadamente el cuerpo físico, es nutrir saludablemente la conciencia.

Lo he llegado ya a comprobar. Una mente mal nutrida, enferma el cuerpo por más alimentado que esté.

No hay escusa. Se alimenta a nuestra mente con mayor rapidez ingiriendo ideas, imágenes, deseos, todos ellos de origen ilícito, perverso, sucio, irracional, dejando de lado el potaje que contiene nutrientes ideales para fortalecer y robustecer la mente o conciencia y con ello el cuerpo.

Así como se realiza en ocasiones un lavado estomacal, impulsado por alguna infección o estreñimiento, la mente necesita actualmente una limpieza total; porque, más que estreñido o infectado que esté, está contaminado terriblemente que es capaz de destruir la existencia.

Evolucionaré. Estoy en ese proceso. Conquistarme me esta tomando tiempo. Con mucha paciencia tengo que llegar a conocerme.

Quiero llegar a enamorarme de las cosas buenas que hago para conquistarme.

Quiero ser mejor y me digo: actúa con honestidad, sinceridad, amor, sabiduría, fe, servicio.

Busco tratarme con respeto y sabiduría. Quiero ser mejor cada día. Lo voy a lograr.    


 

 

QUIERO SER MEJOR…..CONQUISTARME

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

He actuado irracionalmente, desesperadamente, con egoísmo, por simple capricho y no he avanzado significativamente.

He permitido que se manche mi dignidad con pensamientos y actos no del todo limpios, llegándome a sentir sucio, insatisfecho, vacío, sin sentido.

Personas importantes en mi vida han dejado de serlo convertido yo en el que los hace sufrir.

He podido ayudar a muchas personas y no lo he hecho.

He podido concluir las obras empezadas y no los he concluido todavía.

He podido decir no a lo corrompido y deshonesto y no lo dije.

He podido esforzarme al máximo por alcanzar mis metas  y me quedé paralizado.

He podido decirle a ella sí te amo y lo dejé que siga esperando tanto tiempo.

He podido sonreír siempre y me dejé llenar de tristeza.

He podido amar sin esperar a que también me amen, pero siempre estuve esperando recompensa.

He podido decirle a mi Dios, me siento orgulloso de ser hijo tuyo, pero me he callado por no sentirme digno.

He podido hacer de la vida una maravilla y como aún no lo he hecho, pienso hacerlo desde ahora. Ya no quiero decir que he podido y no lo hice; sino, ¡puedo y lo hago!.-

Así es: ¡Puedo y lo hago!

Ahora empiezo. Quiero hacerlo.

Evolucionaré. Estoy en ese proceso. Conquistarme ha tomado su tiempo. Con mucha paciencia tengo que llegar a conocerme.

Ahora puedo decir ya, que me estoy agradando. Me enamoro de las cosas buenas que hago para conquistarme.

Me digo: Quiero ser mejor. Actúa con honestidad. Sinceridad. Amor. Sabiduría. Fe. Servicio.

Busco ya tratarme con respeto y sabiduría. Cuando dejo de respetarme, soy tan desdichado y hago desdichados a los demás.

Si quiero servir y dar a los demás, tengo primero que conquistarme, de lo contrario lo haré no con la voluntad sincera y solidaria, sino, por envanecimiento y querer ganar admiración o aplausos.



AMIGOS MIOS

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

He vivido ya de todo y entiendo que somos valiosos. Por eso quiero aun vivir. Quiero ver crecer a mis hijos, darles todo mi amor. Quiero dejarles a ellos la más grande herencia, mi existencia por siempre.

Que mi existencia sea para ellos lo más valioso que puedan tener y yo sé que existiré por siempre, pues les dejaré mi más dulce amor, mis pensamientos y mis sublimes actos.

Quiero culminar con lo empezado. Comenzar con lo planificado. Hacer realidad lo anhelado. Seguir con mis metas. Conquistar mis sueños. Verme realizado y satisfecho.

Amigos míos.

Quiero disculparme hoy, por estar melancólico. Pero estoy bien.

Sé que llegaré. Y si estoy tomándome este tiempo, es que quiero renovar fuerzas. Volver a despegar. Fortalecerme. Volver a empezar.

Sigo y seguiré. Ratifico mi compromiso.

Puedo llegar. Es falso que haya tirado la toalla. Mírenme sigo aquí. ¿Por qué dudan eso?

¿Cómo? ¿Qué estoy flaco y decaído?

Perdón. Ello no significa que mis deseos de vivir, luchar, amar, servir, sonreír, triunfar, crear, producir, trabajar hayan desaparecido. ¡Claro que no!

Sigo adelante.

El que cree que yo ya no puedo más, que se aleje de mí y desde lejos observe que yo si puedo todavía.

El que de crédito a mis palabras que se siente a mi lado y será participe de mis triunfos, pues no lo defraudaré-

Amigos míos.

No sé si ustedes saben que yo soy vuestro amigo y siempre lo seré. Estaré para servirles.

No te rías amigo mío. ¿Acaso crees que estoy solamente para recibir? También estoy para dar.

¿Qué no tengo nada para dar?

Ven, acércate. Quiero darte un abrazo. Ofrecerte mis mejores deseos. Que seas realmente próspero y feliz. Que triunfes como yo triunfaré.

Así es amigos míos. Sé que puedo lograrlo.

La empresa que quiero tener. Los centros de ayuda social que quiero crear. Los conocimientos que quiero aportar. El progreso que deseo entregar a mi tierra lo puedo lograr.

Un hogar fortalecido y feliz. Una vida plena y gozosa equilibrada y digna, maravillosa y trascendente.

Créanme. Sí puedo lograrlo.

Los hablo con mi más grande convicción.

Que si se van y me dejan porque ahora no pueda ni levantarme, esta bien. No es indispensable que sigan aquí solamente mirándome y tratando de desmoralizarme.

A mi me basta saber que sí puedo todavía seguir adelante.

Que les vaya bien amigos míos.

Yo, ahora empiezo a recuperarme. Ahora soy más fuerte y decidido. Tengo el corazón sano y valiente. El pensamiento aun más valioso que el tesoro.

Sí. Aquí estoy yo. Sigo vivo. Saldré ahora a ser el hombre que quiero ser. Magníficamente sano, Próspero, servicial, digno y feliz.


 

¿QUE VEO YO?

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Veo a mi hogar fortalecido. A mis hijos prosperar en el camino correcto. A mis padres sonreír. A mis hermanos alcanzar sus metas.

Veo mi vida llena de bendiciones. Estoy muy feliz. Mi esposa realizada y contenta, amorosa y tierna. La casa hermosa. Los sueños y metas hecho realidad. La empresa que crece, se robustece y da excelentes y abundantes frutos.

Todo es armonía.

Existe creatividad, inteligencia, productividad.

Existe amor, respeto, comunicación, entendimiento, ayuda mutua.

Veo a mi pueblo florecer. A mi gente vivir con optimismo.

Están los niños jugando a la felicidad. Están los jóvenes entusiasmados en hacer cosas idóneas y saludables. Están los adultos haciendo realidad todos sus proyectos. Los ancianitos satisfechos con la vida.

Veo un entorno favorable a la belleza, la cultura, al deporte, las artes. Favorable a la prosperidad.

Me veo a mí mismo y soy un hombre nuevo. Tengo   la capacidad de respetarme y respetar. De servir. Amar. Producir. Contribuir con la humanidad. De ser feliz.

Veo un mundo maravilloso. Sublime.

Se salta de alegría. Se canta de contentos. Se silba con emoción. Se habla de paz, armonía, amor, respeto, ayuda, alegría, prosperidad.

Caminamos con la frente en alto. Con la mirada llena de resplandor. Con la salud recuperada. La inteligencia infinita.

Veo con orgullo todo esto y doy gracias a Dios por permitirme ver lo que veo y lograr lo que logro. Le doy gracias por lo dulce y exquisito que es la vida.

Te pido Dios mío que todo esto que yo veo se convierta en situaciones reales porque así es y será. Gracias por este día, por mi vida, esposa e hijos. Gracias Dios mío por todo.

 


 

QUIERO PROMETERME

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Quiero prometerme a mí mismo que saldré adelante. Lucharé por verme bien. Prosperar y abandonar todos los malos hábitos. Erradicar pensamientos destructivos que frecuentemente intervienen de forma negativa en el transcurso de mi vida.

Prometerme que haré de mi existencia un manantial de productividad. Ser tan feliz cumpliendo con mi misión. Logrando paso a paso equilibrio espiritual, físico, mental, emocional, social, profesional, político, económico, familiar, personal.

Quiero demostrarme que si puedo.

Puedo construir una familia. Un hogar sólido, perenne, feliz, hermoso, unido.

Crear ideas, productos, empresas, planes, proyectos, vida saludable.

Ascender integralmente



TODO SE PUEDE.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Lo que anteriormente pensaba que me sería imposible de lograr lo he logrado. No es imposible entonces de poder convertirme en lo que deseo.

Todo lo bueno, productivo, hermoso, maravilloso, es lo que busco que sea parte de mí.

Quiero decir que soy feliz. Quiero hacer feliz a muchos seres. Quiero ser el lado más estupendo y creativo de la existencia.

Me alegra vivir. Que bueno que tenga todavía la oportunidad de seguir viviendo cada nuevo día. Aunque a veces no lo note, es una maravilla mi existencia.

Estoy aquí, estoy allá. Estoy conociéndome. Identificándome. Queriéndome. Desenvolviéndome. A veces me quedo paralizado, me vuelvo y me miro y me exijo a seguir.

Estoy encaprichado con la idea de ser mi propia creación.

¿Puedo hacer de mí lo que con tesón y agrado busco convertirme?

Si alguna vez me recuerdan no tendrá miedo el sol de volver a salir.

Sí se puede.

Ser feliz, ¡Claro que sí! Dichosamente feliz.

Yo Jose Luis Arista Tejada, tengo vida para poder hacer grandes, valiosas y honorables obras. Tengo la capacidad para crear, dar vida y valor a la existencia.

¡Bravo! Sentirse contento de vivir.

Me siento capaz. La victoria es contundente. Mis palabras son dichas con autenticidad y verdad. Me inunda la seguridad, la felicidad, el entendimiento.

Grandes son mis sueños, lo mismo que mis logros.

Existen muchas cosas más que yo deseo alcanzar. Una vez más las vuelvo a repetir. Las pongo en primera fila. Observo todos sus detalles. Son mi posesión. Las tengo maravillosamente en mis manos. Estoy contento de obtenerlas.

Son logros, metas cumplidas. Son satisfactoriamente productivas, creativas, trascendentes. Están todos mis sueños hechos realidad.

Tengo ganas de demostrar mi emoción que es grande y perenne con que se reviste mi ser al saber que todo es posible y que gracias a ello soy feliz. Me favorece el universo. Tengo alegría, amor y respeto para el mundo. Soy constantemente feliz.

Una vez más vuelvo a decir que mis deseos son mi realidad.

Anhelo, aspiro, pretendo, busco, llegar a la cima de mis deseos. Son mis deseos los que quiero hacer realidad. Lo estoy consiguiendo. Lo logro cada vez con mayor precisión y seguridad. Que bueno vivir para soñar y soñar para vivir.

 Vivo ya cada día con intensidad. Con emoción. Con fe y optimismo. Vivo para soñar, amar, hacer realidad los sueños y brindar lo mejor de mí a todos y en todo lo que hago.

 


 

REZCATARME

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Quiero renovar fuerzas.

Que mis fuerzas sean constantes que me permitan permanecer en pie de lucha. Ágil. Despierto. Dispuesto a ganar las batallas. Quiero vencer.

Vencer al temor. A las debilidades. A la pereza. Al pesimismo.

Quiero hoy, fortalecerme. Volver a ser yo. Ese yo alegre, feliz, tierno, amoroso, servicial, contento, productivo, inspirado, creativo, espiritual, responsable, equilibrado, próspero, genuino, pulcro, sabio.

Rescatarme.

Quiero rescatarme. Ser mi héroe. Abrazarme. Darme un premio.

Lo voy a lograr. Lo puedo hacer. ¡Claro que sí!

Que sienta yo, la dignidad que purifica, embellece y exalta la existencia.

Es  mi deseo infinito alcanzar integralmente una verdadera realización.

Que pueda ayudar. Que esté mi existencia al servicio del bien, donde pueda mirar a todo ser humano con pensamientos de hermandad, respeto, distinción, valoración.

Mi vida quiere diferenciarse. Ser algo nuevo. Dejar todo lo pervertido. Malo, tergiversado y volver a ser auténtico.

Quiero recuperarme. Recuperar todo lo bueno de mí que he perdido. Aquello que he dejado de practicar. Lo que dejé de crear. Los deseos buenos que dejé amontonados en medio del camino. Los más grandes ideales que las fui apartando de mí. Recuperar las actitudes positivas. Recuperar el amor, la fe, la dignidad.

Recuperar mi existencia.

Quiero existir de verdad y dejar de esconderme en las cuevas del desencanto, la pasión, la inercia, el conformismo.

Quiero salir de todas las cuevas primitivas y volver a mostrarme al mundo como un ser valioso, sano, útil, novedoso, creativo, bueno.

Quiero ser de verdad mi héroe. Rescatarme, devolverme la vida.

Debo reconocer que he sido muchas veces lo contrario a la verdadera realización. Es decir, me he puesto metas que luego me ha sido difícil de lograr precisamente por hacer lo antónimo a lo establecido.

Con criterios cautos he elegido ser y hacer más, sin una perenne voluntad de fiscalizar mis actos y pensamientos que han hacho que permanezca en el mismo punto de partida.

Siempre estoy partiendo a  ser mejor. Partiendo a ser perseverante. Sano. Puro. Feliz. Equilibrado. Cauto. Integro. Honesto. Y sigo partiendo hoy desde el mismo punto.

Pasar de la debilidad a la fortaleza.

Sin embargo, si alguna vez me prometí ser mejor, es esta la oportunidad de demostrar que estoy dispuesto a alcanzar lo que realmente aspiro-

No todo lo que soy es lo que he aspirado y no es que haya sido tan difícil de lograr. Faltó perseverancia. Fuerza de voluntad. Motivación inquebrantable. Deseo ardiente. Equilibrio emocional. Fe. Optimismo. Lucha. Valentía. Sobriedad. Autenticidad. Coherencia.

Hoy sería mucho más bueno mi pensar y actuar. No obstante aspiro a ello precisamente por saber lo valioso que es. Por conocer los efectos de lo irracional que ciertamente por mucho tiempo viene siendo parte de mí. Pensar irracionalmente y actuar de la misma forma es un caos terrible para la propia supervivencia.

Me conozco. Sé que es lo bueno para mí y que es dañino.

Sé que es lo que busco y aspiro. Sé que es lo que me desagrada. Sé que quiero. Sé que quiero rescatarme. 



¿COMO ESTAS?

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

El día estuvo radiante. Las personas iban y venían por el jirón Amazonas y entre ellos caminaba yo con dirección a casa. Estuve pensando en como solucionar  cierta dificultad, pues me encontraba desde hacía algunos meses atrás, con la inevitable misión de tomar una decisión; por lo que habré estado caminando sin darme cuenta quienes transitaban junto a mí, hasta que alguien colocó sus brazos en mi cuello, abrazándome repentinamente, sin que me de cuenta yo, con quien me había encontrado.

Sentí aquel abrazo inesperado en medio de una tupida confusión. Como dirían algunos amigos míos, estaba en las nubes.

Cuando pude ver el rostro, reconocí de inmediato a la persona que tenía sus brazos sobre mi cuello y la cabeza apoyada sobre mi hombro. Se trataba de una mujer.

Hola la dije, que sorpresa volver a verte.

Que bueno que te encuentro, exclamo ella. Te he venido siguiendo más de tres cuadras, has pasado por mi lado y ni siquiera escuchaste cuando pretendí saludarte. Estas como perdido. ¿Te pasa algo?

Sonreí. No es nada la contesté, todo esta en orden.

Eso espero replicó ella, pero no dudes en llamarme si necesitas a que yo haga alguna diligencia por ti.

Gracias, contesté y se despidió de mí abrazándome nuevamente.

Me quedé confundido. ¿Qué significa esto?

Continué caminando. De pronto escuché que alguien pronunciaba mi nombre. No lo tomé importancia, pues seguramente estaban llamando a alguien que se llama igual que yo. Con tanta insistencia continuaron llamando, cada vez más fuerte, hasta casi gritando, que me detuve y volví la mirada hacia el lugar donde se producía el llamado.

Identifiqué a la persona que realizaba el llamado y me acerqué al reconocer en él, a un gran amigo de adolescencia. No estaba solo, le rodeaban un grupo de personas entre varones y mujeres que seguramente eran amigos suyos. Se apartó de ellos y vino a mi encuentro.

Nos saludamos con un apretón de mano, seguido de un abrazo con frases cortas de amistad.

¿Cómo estás? Me preguntó.

Estoy bien. Todo tranquilo. Sin novedad, contesté.

Me gusta tu optimismo, continuó; pero la verdad, no te veo tan bien, algo te esta pasando.

¿Por qué dices eso? Pregunté.

Te veo distraído, es más, estás deprimido.

¿Cómo puedes saber que estoy deprimido o no? Volví a preguntar.

Es simplemente una impresión mía, contestó. Aquí tienes la dirección de mi casa. Este es el número de mi celular si requieres de mi ayuda, ten presente que aquí estoy para los amigos.

Partimos cada uno por diferentes lugares, después de volver a estrecharnos las manos y desearnos un buen día.

Esta vez, me encontré más confundido de lo que estaba. ¿Qué ocurría? ¿Acaso, otras personas podían saber, lo que yo no sabía de mí?

Yo no sabía que estaba deprimido, pero alguien me decía que me veía mal; sin embargo, no me sentía así.

Decidí no dar importancia a lo que los demás decían; a fin de cuentas, solo aprecian lo externo de mi ser y dan opiniones que no concuerdan con lo que realmente no se ve de una persona.

A pesar de ello, brotó en mí, cierta curiosidad que me impulsó a encontrar respuestas al misterioso actuar de las personas que me conocían.

Cogí el celular que se encontraba en el bolsillo derecho de mi pantalón. Busque en la agenda el nombre de Alberto y marqué su número. Timbró dos veces y me respondió su hermana. Pregunté por Alberto. Me informó que él, no estaba. Me preguntó que quien soy. Jose Luis le dije.

Escuché su voz de asombro, e inmediatamente, mi oído captó el prolongado suspiro que, en un momento de silencio, escuché salir desde lo más profundo de su ser. Presté atención a lo que continuó hablando, hasta que me preguntó: ¿De verdad eres tú?

El mismo, el único, el inigualable le contesté en son de broma. Soy yo ¿Por qué te sorprende?

Lo que pasa es que, mi hermano me dijo que estas muy mal y se fue a verte ¿no está, contigo?.

Se estremeció súbitamente mi cuerpo. Me invadió la incomodidad de saber una vez más que estoy siendo visto por los demás, como si estuviese padeciendo perturbaciones, no sé, si físicas o mentales.

No, no está conmigo, contesté. Estuve pensando que más decirle. Se notó el silencio como si los dos estuviésemos esperando a que uno de nosotros continuara la conversación.

Pasado unos minutos se me ocurrió preguntarle ¿y tú, cómo estas? Bien, estoy bien le escuche decir y concluyó con un: “espero que te mejores pronto, cuídate”

Pretendí decirle gracias. Decirle que no estoy mal, como se lo están creyendo; sin embargo, ya había cortado la comunicación.

Ahora me encontraba ya a dos cuadras de mi casa. Los niños que a diario hallaba jugando en las veredas de sus casas, me miraron con más detenimiento, parecía que estuviesen confundidos al verme. No dijeron nada. Acostumbraban a acercarse a mí y entonces me invitaban a jugar con ellos o simplemente corrían a mí a toda prisa, en competencia, haber quien llega primero y se sujetaban a mi mano. En otras ocasiones, era yo el que corría y tras mío venían con sonrisas angelicales en el rostro, tratando de alcanzarme.

Hoy, nada de ello ocurrió. Estaban inmóviles, serios, tristes.

No comprendía que es lo que estaba ocurriendo. Todo era extraño. Fue raro aquel abrazo. Confuso fue aquel ofrecimiento de ayuda. Desagradable la respuesta recibida; pues, me dieron a conocer una vez más que estaba mal, muy mal, sin que yo lo sepa.

Los niños, ¿qué pasaba con ellos?.

Fue doloroso. Ahora sí, fue doloroso darme cuenta que incluso ellos me veían mal, muy mal.

¿En verdad me veía mal? ¿Por qué no me había dado cuenta? ¿Podían ellos ver en mí, cosas que yo no alcanzaba a descubrir en mi mismo?

Timbró mi celular, me apresuré a contestar. Era mi prima la que quería saber como estoy. Estoy mal, muy mal la contesté. Mentira. Estoy bien o estoy mal. No sé como estoy.

¿Cómo estas? Volvió a preguntarme. Dicen que me veo mal, pero yo estoy bien, tan bien que hoy logré correr unos kilómetros más de lo acostumbrado. Obtuve buen puntaje en mi último examen. Ayude a unos señores a encontrar lo que buscaban. Además, de que he decidido formalizar mi relación con la mujer que amo. Estoy bien. No sé, porqué todos están actuando hoy, como si yo, estaría en desgracia.

Debe ser porque tienes amigos que se preocupan por ti, me respondió. Yo también llamaba para saber cómo estas, hace tiempo que no nos hemos visto ni comunicado; espero pues, que todo vaya de maravilla en tu vida.

Nos despedimos deseándonos mutuamente buen día y yo continué caminando hasta llegar a casa. Abrí la puerta, ingresé silenciosamente tratando de no encontrarme con nadie en el trayecto a mi habitación. Me llamó la atención el no escuchar ninguna voz en toda la casa. No había nadie. ¿A dónde habrán ido?

Ya en mi habitación me tiré a la cama. Estaba cansado, aun así, no logré reposar un rato. Mi corazón latía anormalmente. Mi estómago se electrizaba. Mi mente corría como pelota pateada en un campo de fútbol, de aquí allá, de allá acá, por todos lados.

Prendí la computadora, revisé mis archivos y en ellos encontré mi diario. Me puse a leer lo que escribí hoy por la mañana y decía así.

“…me he propuesto a mejorar, lo haré. Está decidido. Yo no debo seguir llevando una vida incierta, sin una meta definida o sin gozo pleno de mi propia existencia.

En verdad, es más hermosa la vida cuando uno se propone a hacer todo lo que está a su alcance para lograrlo. Tengo la suficiente capacidad y una excelente virtud e inteligencia. Solo depende de mí.

Hoy por ejemplo, trataré de estar sumamente despierto con el fin de expresar en el momento oportuno lo capaz que soy de mejorar.

Demostraré la alegría y el amor que albergo en mi interior.

Hoy seré capaz de ser valiente, optimista, culto, perseverante y en lo posible paciente y sereno.

Tengo muchos sueños e ilusiones que las debo convertir en metas. ¡sé que lo haré! Y lo mejor, es que, esas metas se harán realidad.

No solo debo mejorar para mi bien, es además por la felicidad de toda mi familia y de todos aquellos que pueda encontrar en mi camino.

Para ello, hay alguien muy especial a quien puedo recurrir, es DIOS y su hijo JESUS. Son ellos mis acompañantes y les pido de corazón muy humildemente que me otorguen sus bendiciones para poder yo, ir a la lucha de cada día con fe y entusiasmo.

Señor mío, perdóname por mis faltas y gracias por escucharme y estar siempre conmigo.

Hoy quiero empezar una nueva vida. Con ansias hago esto. Sé que encontraré dificultades y tengo que estar preparado para enfrentarlo.

Buscaré la paz en mi interior, la alegría en mi rostro y la sabiduría en mi mente.

¡Sé que puedo hacerlo! Hoy seré diferente. Hoy empezaré a ser feliz, a triunfar, a perseverar, a producir…”

Mientras leía, resbalaron por mi rostro, lágrimas que cayeron presurosas sobre el teclado de la computadora. Hoy empecé a ser diferente, a ser feliz, a producir y ser útil; pero todos no lo entendieron así.



YO SIGO PENSANDO TODAVIA QUE SÍ EXISTE

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Cuando de amor hablo, se maravilla mi ser, pues yo sigo pensando todavía que sí existe el amor sincero. Quiero seguir pensando y creyendo en el amor.

¿Cómo puede ser que yo, que tengo amor que ofrecer, pueda pensar que muchos no lo tengan?

Yo doy amor, aunque no lo reciba.

Me sorprende en cambio, saber que más de uno dice que el amor ya no existe, que ahora la humanidad vive de intereses mezquinos, mas no de amor.

No es que sea ingenuo, pero quiero pensar que una señorita actualmente aun permanece pura hasta después de los 18 años. Que un ciudadano cumple con sus responsabilidades sin necesidad de que alguien le esté vigilando. Que un administrador público es honrado y honesto por convicción. Que las autoridades actúan con justicia y rectitud porque es el único camino que deben seguir.

Yo sigo pensando todavía que sí existe todavía aquello que dignifica a la persona. Aquello que hace del ser humano una bendición.

Desapruebo contundentemente la continuidad de la falta de respeto a la integridad y la dignidad de las personas. Sé que errar es de humanos y es cierto que nos equivocaos en muchas de las decisiones y acciones que realizamos; sin embargo, no es razón para hacer de nuestra patria, una tierra donde habitan innumerables seres de conciencia peligrosa.

Esta conciencia peligrosa, es la que perturba la paz social; pues, si bien reconoce la falta, no se esfuerza en corregirla. Se descompone allí en la cabeza, como en una compostera, todo el desecho, pero en este caso, todo el mal, para fertilizar todo el mal restante que pueda producir. No obstante, yo sigo pensando todavía, que sí existe una conciencia pura y transparente que genera amor, confianza, dignidad, felicidad.

¡Qué bueno es contagiar amor, confianza, dignidad, felicidad!

Y eso solo lo hace una conciencia pura y transparente.

Pero, si se dice que eso ya no existe, ¿No estamos matando con esa aseveración la esperanza de un mundo mejor?

Matamos el anhelo de querer ser íntegros y dignos, que efectivamente, debe ser el mayor logro y el mejor distintivo que un ser humano alcance en su existencia, el de ser íntegro y digno.

Si se premia lo indigno, mucho más se incrementa la conciencia peligrosa. Por tanto: existe más apego hacia el descontrol, haciéndose evidente el poder que ejerce en las masas, cuando éstas hacen lo mismo por ganar protagonismo en iguales condiciones; es decir, si él hace esto, yo hago lo mismo, no importa si está bien o está mal.

Lo que se debería rechazar se vuelve cotidiano.

¿Cómo entonces erradicarlo si se ha convertido en una práctica aceptable?

Con todo ello, sin embargo, yo sigo pensando todavía que sí existe el amor hacia uno mismo y hacia los demás; el amor hacia lo digno, lo moral y lo sabio.

Sigo pensando que sí se puede cambiar para bien. Que requiere esfuerzo e inclusive cambios drásticos en nuestra vida diaria, en nuestra vida social, profesional, familiar; pues sí los requiere; pero, muchos de nosotros preferimos vivir no importa arrastrándonos en suciedad que levantarnos a limpiarla y vivir con dignidad y valentía.

La esperanza de un mundo mejor sí es posible. ¡Claro que lo es!

Somos capaces de lograrlo. Ya no permitamos que se diga que nuestra sociedad está nefasta, hecho un asco, llena de corrupción. Ya no permitamos que nuestra sociedad sea cada vez más peligrosa y que en ella ya no se pueda vivir con seguridad y confianza.

Es triste tener que aceptarlo; pero, es cierto, efectivamente, que ser parte de una sociedad así es un dolor de cabeza. Es sufrir a diario desilusiones e inesperadas sorpresas negativas que conlleva a muchos a renegar de todo.

¿Por qué entonces seguimos aceptando todo ello?

Si podemos cambiar ¿Por qué no lo hacemos?



MI DIOS

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Amor, el mejor amor, que si yo sonrío es porque me siento lleno de su amor.

¿Cómo expresarte mi DIOS, aquello que tú mismo siembras en mí corazón? ¿Cómo enamorarte? Si lo que voy a decir ya lo sabes.

A pesar de ello, me es más significativo decirte “Te amo mi DIOS” que suponer que tú ya lo sabías. Sin embargo aun no sé cómo decirte “Te amo mi DIOS”.

A diario me brindas tu amor y yo ¿te he demostrado amor?

Si en este preciso momento deseo inspirarme y decirte un mundo de cosas y descubro que ante ti mi DIOS, no hace falta tantas palabras, es más, creo que mejor nos sentamos a conversar como lo hemos estado haciendo últimamente.

Obviamente que, si he empezado a escribir esto, es porque en realidad aspiro dejar impreso con mi puño y letra algo que simbolice lo contento y agradecido que estoy contigo mi DIOS.

Sí. ¿Quién me comprende? ¿Quién me acompaña? ¿Quién está a mi lado en las buenas y en las malas? ¿Quién me ha cogido de la mano, me ha levantado, abrazado y cuidado? ¿Quién a soportado una y otra vez que yo le de bofetadas, insulte, desprecie, traicione? ¿Quién ha llorado junto a mí? ¿Quién me ha visto dar golpes a las paredes hasta que mis puños terminen  heridos? ¿Quién se ha sentado al borde de mi cama mientras yo me revolcaba de un lado a otro con el dolor y el insomnio? ¿Quién es testigo de los días en que me cuesta mucho poder vivir?; en conclusión: ¿Quién es aquel que me ama de verdad? Tú DIOS mío.

Mi madre, mi padre, me han enseñado a buscarte, encontrarte y amarte. Gracias DIOS mío por ellos. Gracias porque tú, habitas también en el corazón de ellos. Gracias por dejarte encontrar, en ningún momento te has escondido de mí, has estado siempre a mi lado.

Lo único que ahora te pido mi DIOS, es que habites en este mi corazón, que si vivo o muero yo estaré contigo.



 

 

LOS MESES DE ENERO Y FEBRERO EN LA EDUCACION.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

Los meses de enero y febrero de todos los años son meses que se diferencia del resto de meses del año por las razones siguientes:

Primero porque es periodo vacacional. Todos los niños y niñas, jóvenes y señoritas en edad escolar de la Educación Básica Regular se encuentran en vacaciones, lo que hace que el ritmo y la rutina de vida de la gran mayoría de familias varíe de algún modo ya que el hijo o hija va a estar en casa y necesitará ocupar su tiempo provechosamente. Entonces, si bien no asiste a una academia que por estos tiempos es ya común, o a vacaciones útiles que se ofrecen como alternativas para practicar deporte, arte, cultura, y otros; los niños y jóvenes van a estar en casa o irán de viaje, de paseo, e incluso, muchos de ellos se ponen a trabajar para contribuir con el sustento de la familia o para comprarse luego el uniforme y los útiles. Esto hace, por un lado, que enero y febrero se diferencie del resto de los meses del año.

Pero, por otro lado, enero y febrero se diferencian, hablando del sector educativo, porque son los meses en el que se observa precisamente el movimiento de profesores y profesoras, que se genera a raíz de los concursos, proyectos, destaques, reasignaciones, reclamos y otros.

Para muchos de los profesionales de la educación, estos meses son de angustia, incertidumbre, pesar, lágrimas, desvelos, desilusión, enojos, humillación, dolor de cabeza, desesperación. Para otros quizás les sea de logros, satisfacciones, contentamiento, alegría, meta alcanzada.

En todo esto se evidencia obviamente diferentes conductas y reacciones. Se escucha a uno decir “yes”. Se observa a otro, derramar lágrimas. Aquel se retira en silencio. Aquella reclama. Aquel otro sabe que no le calificaron bien su expediente y lo deja así porque sabe que cuando va a reclamar lo dejan con la palabra en la boca y como es tímido, opta por salirse de ese establecimiento, pero con total indignación y se va pensando que eso no es lo único que existe, que tiene otras oportunidades donde le va mejor.

El escenario donde se desarrolla estas y otras escenas es la Dirección Regional de Educación, donde se puede apreciar la exposición de episodios de dramas, comedias, tragedias con actos de batalla, combate. Actos de hipocresía y no falta el abuso, la desconfianza, el malestar.

Lo profesores y profesoras se indigestan con todo esto y en consecuencia, están mal emocionalmente. Enero y febrero efectivamente marcan la diferencia además en otros aspectos; no obstante, con mayor notoriedad en el sistema educativo.

Sucede de todo en verdad.

Existen quienes buscan hacer sentir y hacer creer que los profesores y profesoras, es decir, nuestros maestros y maestras, valemos poco. Yo debo decir que eso es mentira.

Ellos son mucho más que todos los que ocupan un puesto de poder. Valen mucho más, en tal sentido se debe de reconocer el esfuerzo que hacen los miles de profesionales de la educación por sembrar, cultivar y hacer florecer el conocimiento en la mente de niños, jóvenes y adultos; más aún, formarlos integralmente pese a las dificultades con las que a diario se tiene que lidiar y resolver, precisamente por la falta de compromiso de las autoridades de las diversas instancias del gobierno para invertir al cien por ciento en educación.



DIOS

JOSE LUIS ARISTA TEJADA 

¿Quién me ha protegido constantemente hasta hoy, para poder yo seguir con vida?  ¿Quién me ha enamorado, me ha amado y brindado abundantemente su amor? ¿Quién ha sabido consolarme, cuidarme y protegerme en los momentos difíciles de mi vida?

¿A quién le debo todo?

¿A quién entregar mi vida entera sin pensarlo una y otra vez?

¿A quién amar tiernamente sin temores ni dudas?

Solo a DIOS.

Nunca me ha fallado, no me ha abandonado, esta siempre a mi lado. Solo a ti mi DIOS.

Cuanto deseo no alejarme de ti, estar a tu lado, sentirte eternamente en mí.

Eres mi DIOS, te amo y como humano siento mucho que te haya ofendido muchas veces; no obstante, te pido perdón y pido a la vez tu ayuda para poder yo superar mis errores, defectos, temores, miedos.

Confío en ti DIOS mío, confío en ti.


Dios mío.

Son muchas las cosas que tengo que agradecerte. Estoy contento de tenerte a mi lado. Me proteges, me cuidas, me beneficias.

Me entristece no haber sido coherente en los momentos de tensión y dificultad. Haber mencionado en alguna ocasión que el presente año ha sido uno de los más críticos para mí, cuando realmente, es el más importante y el más significativo en toda mi existencia.

Estoy en tus manos. Sé que tú, Dios mío, sabes lo que haces. Nos concedes lo que nos conviene. Expones tus enseñanzas y deseos.

Mis necesidades, sueños, metas, aspiraciones, deseos, son muchos. Anhelo alcanzar a plenitud una existencia productiva, prospera, feliz, equilibrada, sabia. Quiero vivir dignamente. Con optimismo, inteligencia, verdad, justicia, honradez. Actuar cultamente.

Dios mío, haz realidad mis sueños, metas, aspiraciones, deseos positivos y buenos. Pido  Dios mío tu bendición. Estira tus manos sobre mí, mi esposa, mis hijos, mi padre y madre, hermanos, amigos, todos.

Estoy seguro que me escuchas. Estas aquí conmigo. Sabes de mí, más que yo mismo. Muchas veces me desconozco, pero tú, Dios mío sabes de mí.

Mírame. Acércate a mí Dios mío. Toca mi corazón, mi mente. Ilumina y transforma mi existencia. Hazla brillar. Engrandécela. Conviértelo en tu alegría y orgullo.

Yo sé que tú puedes hacer eso Dios mío, mucho más.

Permíteme merecer de tu bondad y misericordia.

Acompáñame siempre.

Consuélame

Enaltece mi alma.

Gracias Dios mío.

Ayúdame a ayudarme y así poder ayudar a los demás. Quiero servir. Quiero ser útil. Quiero lograr mis metas y sueños.

Quiero enmendar los errores cometidos. Quiero ser un buen hijo tuyo. Servirte, amarte. Tenerte en mí siempre.

Eres mi fortaleza, mi esperanza, mi mejor tesoro.

Dios mío, me conoces, sabes lo que soy y lo que no soy.

Estoy frente a ti y no puedo mentirte. Conoces todo de mí y mi pensamiento ahora es mejorar, esforzarme, creer más en ti, fortalecer mi espíritu, mi relación contigo. Ser mejor persona.

A veces tengo miedo. Tengo incertidumbres. Faltas. Pecados.

Haz Dios mío que todo vaya bien, conforme a tu voluntad. Estoy con las esperanzas puestas en ti. Eres tú mi salvador, el que me protege y cuida, el que me da la vida y la alegría.

Todo lo puedo en ti Dios mío.

 


SEÑOR:

En tus manos señor, pongo mi vida entera. Esta vida mía que me has concedido tenerla.

Tu voluntad Dios mío que prime en todo.

Yo que debo administrar sabiamente mi existencia, no logro hacerlo bien sin tu ayuda. Es por eso que desde tu mano bendita, permíteme agradarte, servirte, amarte.

Tengo en mi entorno a muchos que deseo ayudar y no sé cómo hacerlo. Llego a actuar con egoísmo frente a otros que realmente se merecen respeto y elogio. Envidio. Me pongo a la defensiva. Demuestro falsedad, inseguridad, desesperación.

Administro mi vida de manera superficial todavía. Enraízame Dios mío con cimiento sólido y a prueba de mantenerse de pie.

Mantenme de pie Dios mío. Erguido. Brillante. Armonioso. Útil. Digno.

En tus manos estoy Dios mío. Me pongo en tus manos. Álzame hasta tu regazo. Abrázame, mírame con ternura. Fortalece mi vida, mi hogar, todas las metas y aspiraciones.

Yo sé que contigo todo iré de maravilla. Toda está y estará siempre bien.

Gracias Dios mío por este maravilloso y estupendo año.

Gracias infinitas a ti Dios mío.

 


DIOS MIO:

Solo un milagro más tuyo, puede hacer realidad lo que se esta anhelando.

Dios mío, ayúdame te lo pido de corazón.

Lo escribo aquí para siempre volverlo a recordar y decir: Dios estuvo conmigo, también en esta oportunidad en la que necesité de Él.

Lo leeré otra vez, muchos años más adelante. Lo leerán otras personas seguramente. Pero aquí Dios mío, humildemente, a esta hora quiero solicitar tu ayuda infinita.

Lo he deseado. Sin embargo también he llegado a dudar. Perdóname señor. A veces la desesperación se impone ante la fe.

No obstante las esperanzas no estaban perdidas.

Quizás haya estado fallando. Estuve fallando en muchos aspectos de mi existencia. Me he descuidado mucho, es cierto.

Pido tu ayuda para enmendarme. Corregirme. Ser mejor y servir mejor. Desempeñarme mucho mejor como hijo tuyo.

Dios mío, pongo en tus manos toda mi existencia.

 

DIOS MIO:

¿Cómo estás?

Yo no sé que decirte en este momento, solo preguntarte ¿Cómo estás?

¿Estás contento de tenerme como hijo tuyo?

¿Cómo estas Dios mío, con los tantos dolores de corazón que te provoco?

¿Me merezco seguir recibiendo tus bendiciones?

Dios mío ¿Cómo estás?

¿Puedo yo hacer algo para que estés mejor? Oh Dios mío ¿Cómo estoy yo?

Deseo estar mejor. Deseo ser mejor hijo tuyo.

Mírame Dios mío. Creo en ti. Puedo mejorar. Puedo ser feliz. Crear. Producir. Amar. Ayudar. Servir.

Gracias Dios mío.

SEÑOR:

 

Es cierto que yo quiero, aspiro, deseo, busco ascender.

Tener un trabajo estable y un ingreso que me permita acceder a los servicios básicos que requiere mi hogar. Brindar cobijo, estabilidad, bienestar, comodidad a mi familia.

Es verdad que deseo todo eso. Obtener tranquilidad, equilibrio y es efectivamente la estabilidad económica la que complemente y ayuda a que eso se haga realidad. Obviamente que no es la económica sola lo que hace feliz a un hogar, es en verdad el amor, el respeto, la comprensión, la ayuda mutua, los valores, la dignidad, la conciencia tranquila, la fe, el entusiasmo, el esfuerzo, el deseo de ser mejores, de servir, ayudar, crear, producir, buscar el bien, lo que hace en complemento, que un ser humano logre satisfacción en su existencia.

Perdóname Dios mío. Pido perdón a toda la humanidad. A la naturaleza. A niños y niñas. Jóvenes y señoritas. Hombres y mujeres, animales de toda especie y habitad. Pido perdón a todo el universo entero. A mi alma, mi ser, mi espíritu. Me pido perdón. Perdón a mi corazón. A mi mente. A mi cuerpo.

Perdón a mi esposa e hijos. A mi padre y a mi madre. A mis hermanos y hermana. Amigos y amigas, perdón a todos.

Perdónenme y ayúdenme. Permítanme crecer pero con integridad.

Quiero despercudirme y ser mejor. Limpiarme y hacer el bien.

Quiero reconocerme como hijo de Dios, del universo entero, de la vida misma.

Quiero llegar al sol porque así lo merezco, porque así lo demuestran mis actos y pensamientos. Porque así lo quiero hacer con esfuerzo y perseverancia. Porque voy por el camino correcto.

 

 

SEÑOR DIOS MIO

En este día quiero ponerme a reflexionar en lo que concierne a mi relación contigo. En mi actitud frente a la vida. En mi accionar en el trabajo. En todo.

¿Cuánto he avanzado?

Dios mío, me reconozco infractor. A cada momento me veo envuelto en pensamientos y actitudes negativas.

Me convenzo cada vez más en querer ser mejor. Ayúdame Dios mío.

Quiero agradarte porque así me siento maravillosamente bien.

Quiero servir. Producir. Amar. Así tiene sentido vivir.

Ayúdame Dios mío a mantenerme en tu presencia, en tus brazos.

Ayúdame a estar siempre bien con mi esposa e hijos. Bien en mi trabajo. Bien en mis proyectos y metas.

Concede tus bendiciones a mi esposa e hijos. Bendice mi hogar. Bendice nuestras metas y anhelos. Concédenos todos los días el pan, la salud, la alegría, la inteligencia, la fe, el amor, el servicio. Equilibrio e integridad.

Perdóname.

Esta palabra perdóname, no puedo dejar también de mencionar esta vez, porque necesito de tu perdón. Lo mismo que la palabra Gracias Dios mío. Es inevitable, puesto que te debo Dios mío, un sin número de bendiciones tuyas que, llegan hacia mí abundantemente y es maravilloso saber que tú, Dios mío estas a mi lado y al lado de mi esposa e hijos. Al lado de mis padres, hermanos, amigos, todos.

Gracias Dios mío.

¿A QUE ME PARESCO DIOS MIO?

En cierta ocasión preguntaste a tus discípulos:

¿Qué piensa la gente de mí?

Y tus discípulos contestaron lo que habían escuchado.

Ahora, precisamente en este instante, Dios mío, yo me siento terriblemente mal al reflexionar y preguntarme a mi mismo: ¿Qué piensa Dios de mí?

¿Qué piensas tú Dios mío de mí?

¿Qué dices de mí?

¿Cuál es tu apreciación acerca de mi pensar y actuar?

Dios mío, a veces me desespero. Perdóname. Quiero actuar bien y ser honesto, honrado, digno, cauto, merecedor de tus halagos y ¿Lo estoy logrando?.

Veo realistamente las cosas. Me animo y reanimo tratando de ver las cosas con optimismo. Fe. Esperanza.

Tú sabes lo que pienso, siento y deseo.

Sé que me estas observando.

Me doy cuenta que efectivamente se necesita de esfuerzo. Sin embargo puedo. Puedo salir adelante. Claro que sí. Estoy en eso. Ayúdame Dios mío.



¿SABES LO QUE SIENTO AHORA?

Sí. Yo sé que tú Dios mío lo sabes. Sabes todo lo que pasa por mi cabeza, mis emociones, mi ser.

Tienes conocimiento de todo.

Permíteme Dios mío acercarme a ti en este momento y escucharte. Sentir tu mano sobre mí. Ver como se transforma para bien mi existencia conforme a tu designio señor.

Estoy vacío sin ti.

Tengo prisa por hacer las cosas que no tienen sentido cuando tu bendición no las alcanza.

Concédeme Dios mío volver a ti. Dirigirme a ti. Dedicar mi vida al bien, al servicio, al amor, a la sabiduría. Ser merecedor de seguir viviendo.

De lo contrario ¿Para qué vivir?

Aclara mi entendimiento para descubrir con certeza para qué tengo vida.

Un día, semanas, meses, años, ¿Cuánto más? ¿Para qué?

Si quiero vivir es por muchos sueños y anhelos. Están mi esposa e hijos ¿Qué les daré? ¿Quién ser yo para que se sientan orgullosos de mí? ¿Qué puedo lograr? ¿Cómo hacerlo?

Perseverar, perseverar.

Aún se puede. Claro que sí.

Tú lo dices Señor Mío: llama y se te abrirá. Busca y encontrarás. Pide y se te dará. Estoy llamando, buscando, pidiendo. Sé que me escuchas, me abres la puerta, me das todo.

Me queda agradecerte infinitamente.

       



QUIERO AGRADARTE SIENDO SALUDABLE.

 

Dios mío, éste tu hijo, de seguro que te causa muchas desavenencias y contradicciones, perdóname.

Un día te digo sí, el otro no. Un día te agrado, el otro te disgusto.

Soy consiente de ello. Lo reconozco.

Dios mío. ¿Qué necesito para estar siempre saludable en todo sentido?

Saludable en mi mente, en mis actos. Saludable en mi cuerpo, en mi ser. Saludable en mis relaciones interpersonales. Saludable en mi situación de esposo, padre, profesional, hermano, hijo, amigo, ciudadano, persona.

Quiero estar saludable. Eso busco Dios mío. Ser saludable integralmente. Estar contento conmigo mismo. Aplaudirme. Felicitarme. Vivir cauta, digna, alegre, provechosa y sabiamente.

Perdón.

Perdón por aun no encontrar la continuidad de un día de un día saludable.

Pero estoy seguro que la encontraré. Voy a perseverar en ello.

He caído mil veces y muchas más me levantaré. Me he visto muchas veces horriblemente y setenta veces más, me veré hermoso haciendo lo que hago, porque dejaré de hacer las cosas que me hacen ver horrible y las cambiaré por otras acciones de sublime valor.

Concédeme señor el valor para perseverar. La inteligencia para actuar con idoneidad. La salud para seguir hasta conseguirlo y vivir reciamente hasta el final de mis días. Concédeme señor las fuerzas suficientes  para enfrentar con gallardía las situaciones más difíciles y obtener resultados provechosos y dignos. Concédeme tus bendiciones y ayúdame a merecerlas.

Quiero agradarte señor porque así soy feliz.

Sabes Tú Dios mío cuan desdichado he llegado a ser cuando te fallo. Cuando me fallo. Cuando mi existencia no esta siendo del todo saludable.

Ayúdanos a todos.

¿Confías aun en mí? ¿Crees Dios Mío que yo pueda ser mejor y lograr todo lo anhelado reciamente y dignamente?

Tú lo sabes Dios mío.

Yo solo sé que creo en ti y que quiero agradarte. Quiero ser feliz. Prosperar. Ayudar. Amar. Servir. Producir. Tener un hogar dichoso. Una casa hermosa. Una existencia maravillosa. Ver a mis hijos y esposa sonreír siempre. Ver a mis seres queridos llenos de bienestar. Ver mi entorno saludable. Ver al mundo en equilibrio y armonía.

 


PERDON:

Perdón señor por exigirte algo y yo no dar nada.

Me desespero a veces, sí. Casi seguido he ido fallando.

Tú Dios mío, me miras.

¡Qué vergüenza la mía!

Cuando me falta dignidad me hago daño y pierdo de nuevo la dignidad

cuando no actúo transparentemente ante ti

ni ante mí, aun sabiendo que ni a mí mismo ni a ti

les puedo mentir.

Porque sé que estoy haciendo mal.

Porque sé que tú Dios mío me estas viendo.

Perdón por no saber todavía, ser íntegro.

Estoy buscando ser mejor. Voy avanzando.

Perdón, por vivir aún como sea.

Pido tu perdón y con ello pido tus bendiciones señor.

Lo necesito señor para fortalecer mi fe,

Acrecentar la sabiduría

Y servir con amor.

 


 

 

Hoy tuve vergüenza de hablarle a Dios.

 

Hoy tuve vergüenza de hablarle a Dios.

Tan grande es mi vergüenza

que ya hubiese querido esconderme

para que no me vea o quizás no salir de mi cuarto

para no encontrarlo  o tal vez pensar que él no existe

o que por alguna razón no se percató que le fallé una vez más.

Por su puesto que nada de eso me sirvió.

Me senté al borde de mi cama.

Pretendí decirle algo y me callé.

Perdóname, perdóname, perdóname.

Todos los días pedirle perdón por algo que ayer,

antes de ayer y días anteriores y años pasados

me conllevaron a pedir perdón y nuevamente lo mismo.

Solo dije: señor no sé que decirte.

Tantas veces le he agradecido

por lo tolerante y bueno que es conmigo,

por todos los beneficios  y dones que de él recibo.

No obstante, cuando le fallo, la desdicha es inmensa

y de lo limpio, bello, digno y productivo que es la vida,

se torna insoportable, corrompido, desastroso.

Tuve vergüenza al estar frente a Dios.

Soy consiente que él me ama y yo,

yo también le amo

y me duele que muchas veces con mis actos,

demuestre lo contrario, siendo yo lo que no soy.

 




ISIMAR

ISIMAR narra la historia de Isidro y María, jóvenes estudiantes que buscan encontrar respuestas a sus problemas decidiendo demostrarse amor entre sí, pero que con el transcurrir del tiempo y haberse amado  sin condiciones, la relación se ve truncada mal intencionadamente por los demás y un embarazo no deseado.

La historia inicia narrando la situación caótica en la que se encontraba Isidro, producto de su adicción a las redes sociales y navegar por la internet que le sumergía en páginas pornográficas la misma que le estaban causando grave daño físico, psicológico y emocional al consumir pornografía, llegando a considerar al sexo femenino como simple objeto sexual. Aquí, el teléfono móvil es la principal vía de entrada a hechos deshonestos, con la que, además se comparten videos íntimos de conocidos y desconocidos, denigrando la dignidad y reputación de muchas señoritas.

María, se convierte en amiga de Isidro y posteriormente en su novia, tras haberse sincerado que había tenido experiencias traumáticas con respecto a su sexualidad y que no se sentía bien. Que había sido víctima de la manipulación de los hombres desde muy pequeña.

Ambos reconocen que necesitan de ayuda y deciden brindarse ayuda mutua, iniciando así una historia de amor que, al cabo de dos años, se ve truncada por chismes mal intencionados. Cada uno inicia una nueva relación con personas distintas donde no se sienten felices. De esta nueva relación, María es engañada y se da cuenta que estaba embaraza, lo que cambia todo el contexto y ahora tiene que asumir su maternidad sola.


Estoy tullido en el alma.

He conocido lo bueno y lo malo de todo lo que significa vivir y mientas sigamos vivos, al igual que tú, estoy seguro que heridas en el alma, en alguna ocasión, las vamos a tener.

Hoy, un amigo me dijo que: “La cicatriz es el lugar por donde te entra la luz”.  ¿Será que es necesario tener heridas y cicatrices para que nos entre la luz a lo más profundo de nuestro ser?

Reconozco que en más de una ocasión he dicho que es el sufrimiento lo que hace más humano a las personas, pero, ciertamente, no debería de ser así.  Nuestra naturaleza es ser humano, en la felicidad.

El ser humano, en su mayoría, muere todos los días esperando algo. Muere todos días sin saber lidiar con sus propias confusiones. Muere todos los días sin saber que está muriendo.

  Por ello, es bueno preguntarnos si hemos perdido la brújula, la encontramos o es que nunca tuvimos esa brújula que guía nuestros pasos y sabemos hacia dónde vamos.

Yo sé que en las redes solo se publica lo que queremos que los demás sepan, pero es bueno que los todos sepan que luego de todo, es bueno reflexionar y reconocer que necesitamos ordenarnos, empezar de nuevo y contribuir para un mundo mejor.

Muchas veces estoy dispuesto a estrellarme y que esto provoque estrellas que iluminen tu camino. Yo no sé.

Solo sé que, si quiero traspasar esa línea, tengo que romper con todo y generar cicatrices por donde entre la luz que ilumine tu vida. 


La Escuela y la Familia

Prof. José Luis Arista Tejada La escuela es mi refugio, el lugar donde paso el 90% de mi tiempo. Soy profesor, en zona rural, y allí, en mi escuela, me pueden encontrar. Estoy en el aula, en la biblioteca, en el patio o en la Dirección.

La escuela es mi refugio, el lugar donde paso el 90% de mi tiempo. Soy profesor, en zona rural, y allí, en mi escuela, me pueden encontrar. Estoy en el aula, en la biblioteca, en el patio o en la Dirección.

Yo no sé qué tanto hago allí, pero a veces falta el día, con tantas cosas que en ocasiones no logro hacer.

Con frecuencia, he llegado a preguntarme, qué hago yo en un mundo tan grande, si paso mi vida, metido en mi escuela; para luego descubrir que tengo al mundo en mi escuela. No es que el mundo me tenga a mí para sus afanes; soy yo, el que tiene al mundo, para hacer de él, lo que con afán paso haciendo todo el día.

Probablemente, les sea difícil entender esto; entender que en la mente de una persona pueda caber el mundo, para bien o para mal. Y, si mi escuela es mi mundo, y me encuentro metido en ese mundo, salir de él no es fácil; pues es doloroso tener que dejarlo. Te habitúas de tal modo que si no estás pensando en ello, y peor aún, si no estás presente en su suelo, sientes un vacío profundo y nostálgico. Se suma a ello, obviamente, el deseo constante e intenso de ver a tu familia bendecidos con abundante bienestar y felicidad.

Con todo ello, reconozco además que no es fácil estar en la escuela, dejando tu casa y estar en tu casa, dejando la escuela. No es fácil dar un abrazo el domingo por la noche y decir a tus hijos y a tu esposa, que regresarás el viernes por la noche, y, que esto se repita todas las semanas del año escolar y en algunos casos, quizás, cada quince días, al mes o todavía en vacaciones. No es fácil ser profesor en zona rural; pero estás ahí. No es fácil despedirte de tus estudiantes cuando te subes a un carro y ellos levantan y agitan las manos en señal de despedida y cariño. No es algo que me agrade en su totalidad; no obstante, tengo la mente y el corazón en mi casa y en mi escuela.

Debo reconocer, además, que son más días en mi escuela que en mi casa. Son más horas dedicadas a mi escuela que a mi familia. He derrochado más paciencia en mi escuela que en mi casa. Debo reconocer ello, pero sé que, de algún modo, he tratado hasta la fecha, de ser responsable en ambos escenarios.

Ciertamente, por el hecho de pasar más días fuera de casa y estar dedicado al cien por ciento a mi labor, mi tiempo está destinado a ello. En cambio, es mínimo el tiempo que se pasa en casa. Es más, si pretendo justificarme, puedo ampararme en la famosa frase que dice: “más vale calidad que cantidad”; pero al margen de todo ello, sé que cada persona, transcurre su vida entre el trabajo y la casa; entre la casa y el trabajo; por tanto, ante esta situación, es mejor equilibrar las cosas para no desequilibrar al mundo, pues el mundo está en nuestras manos. De cada uno depende lo que pueda suceder con nuestro mundo.

Sé que damos lo mejor de lo que podemos dar. Sé que, en mi campo, como profesor, nuestra misión es diaria, minuto a minuto, hora tras hora, día tras día, año tras año; porque el ser humano se va formando con el tiempo y nunca deja de aprender. No podemos entregar un producto acabado, porque no es un objeto. Y es que, lo que yo enseñé, si tú no permites que los estudiantes lo pongan en práctica, entonces, puede que sea vano nuestro esfuerzo. Si la escuela educa y la sociedad corrompe, es una lucha desigual; sin embargo, a pesar de ello, tengo la certeza que la escuela es el mejor lugar donde pueden estar nuestros niños y niñas, los jóvenes y señoritas.

Con todo esto, a lo que quiero llegar es, que la escuela y la casa son los escenarios donde construimos al mundo y el mundo es, lo que de ellos, hagamos. ¿En cuál de los dos escenarios, estamos fallando? Necesitamos equilibrarlos.

Sí, necesitamos ser conscientes que tanto el trabajo como la familia nos necesitan. Ambos son escenarios que se complementan, puesto que, el fruto de tu trabajo lo compartes con tu familia y el amor que te brinda tu familia te inspira y te da fuerzas para seguir trabajando.

Pero qué mejor que seas un trabajador inspirado, un miembro de tu familia feliz, una persona satisfecha; porque ello permitirá que exista un ambiente laboral que sea motivador, una familia estable y dichosa; y, una sociedad equilibrada.

Es entonces necesario, generar un buen vínculo entre familia y empresa o institución empleadora; de tal manera que exista la reciprocidad, es decir, que la una se preocupe por la otra y viceversa.

Ciertamente, las cosas varían de acuerdo al tipo de profesión, oficio y emprendimiento que realices; el punto está si es que verdaderamente estamos haciendo bien las cosas; porque definitivamente, todos educamos, pero, en especial, ya lo han dicho últimamente, de todos los modos posibles, que es la familia la que educa para la vida, una vida provechosa o simplemente para una vida de caos y de problemas para la sociedad.

Ante este hecho, surge la interrogante: ¿Está preparada la familia para educar? ¿Quién o quiénes ayudan a la familia a ser fuertes y resistentes ante las diversas influencias negativas del entono? ¿Qué es una familia en la actualidad?

Decía alguien: ahora que todo ha cambiado, las familias también han cambiado.

Necesitamos entender esto, porque, mientras unos dicen y hacen una cosa, otros dicen y hacen otras cosas. No hablamos el mismo idioma. No seguimos el mismo camino. No tenemos una visión clara de a dónde queremos llegar.

Por tanto, mi mundo, tu mundo, sea cual fuere, ese mundo pequeño en el que pasas tus días, tiene que ser cuidado por ti, pues, de ello depende el resto del mundo.

Yo paso mis días, como los comentaba, metido en mi mundo: mi escuela y mi casa. Paso mis días, volviendo a descubrir lo que ya está descubierto, volviendo a leer lo que ya leí. Volviendo a ver el atardecer de un día y el amanecer de otro. Volviendo a reír, volviendo a llorar. Volviendo al ayer y volviendo a ilusionarme con todos esos sueños bonitos que aún albergo en mí y que estoy seguro se irán sumando a mi lista de deseos que se hacen realidad.

Cuan hermosa es la vida cuando te sientes bien contigo mismo. Cuando te das la oportunidad de soñar y disfrutar tus sueños. Qué bonitos es enseñar a tus estudiantes a soñar y a ser felices. Qué hermoso es dejar a un lado los egoísmos y afanes de la vida, para ser tú mismo y que junto a tu familia y tus estudiantes, seas auténticamente, tú mismo. Que te conozcas y evites lo nocivo de la existencia.

Paso mis días entre la escuela y mi casa; entre mi casa y la escuela. Paso mi vida entre correr y cansarse, entre querer esto y no querer lo otro, para llegar a concluir finalmente, que todo viene y todo se va, pero huellas quedan que quizás en un tiempo también desaparecerán.

Desaparecen tantas cosas y personas como si nunca hubiesen existido, pero no deben desaparecer los principios y los valores universales.

Mi mundo es, más grande de lo que yo imaginaba, es más bonito de lo que es; por lo tanto, si la escuela donde laboro y mi casa, son mi mundo, entonces, debo declarar que éstos son los lugares que más me ilusionan y más quiero en el planeta. Son los lugares a los que dirijo mis más nobles deseos de bien. Son los lugares en las que quiero que siempre exista la felicidad, la paz, la armonía, la alegría, la prosperidad y la abundancia.

En la escuela tengo de todo: abrazos, sonrisas, palabras, letras, dibujos, cuadernos, corazones latiendo.

Tengo en la escuela un mundo de maravillas: está el amor, la alegría, la dignidad, la inocencia, la verdad, la creatividad, la inteligencia, el juego, la luz, la superación.

En la escuela tengo el corazón y en mi corazón tengo a la escuela. Se abren sus puertas para que yo entre y entonces, escucho lo mejor que puedo escuchar todos los días: el saludo de los niños y niñas.

Mis ojos observan lo mejor que el mundo tiene ahora: sus niños y niñas. Ellos y ellas son lo mejor.

Me vuelvo a preguntar: ¿Qué estamos haciendo por ellos? Son ellos lo que necesitan mayor protección y las mejores condiciones de vida. ¿No es triste, tener que ser testigos del llanto y del sufrimiento de un niño o una niña?

Muchos hemos perdido la sensibilidad. La escuela te permite darte cuenta de ello. Te rectifica, te exige a educar con el ejemplo. Es, sin embargo, nuestra misión y la tenemos que hacer con responsabilidad.

Soy educador y soy padre. Me emocionan mis hijos. Me emocionan mis estudiantes y por ellos quiero un mundo mejor, una familia colmada de felicidad, una escuela llena de felicidad. Que el estado se preocupe por estos dos escenarios: La familia y la escuela.

Hoy, en mi escuela, estamos trabajando con el Club del Pensamiento Positivo que está permitiendo fortalecer e incentivar el desarrollo personal de los niños y niñas, padres y madres, docentes y comunidad. Por cierto, el lugar donde laboro es un lugar pequeño pero hermoso, de zona rural, con muchas carencias, no obstante, con mente positiva y deseosa de superación.

La búsqueda de la excelencia con resiliencia, perseverancia, optimismo, automotivación y buena autoestima. El bien común con solidaridad, empatía y bienestar general. Tenemos que empezar por auto descubrirnos, auto valorarnos y auto motivarnos. Saber que somos valiosos e importantes.

Necesitamos que todos nos alentemos y digamos: ¡Sí se puede! Y que juntos, escuela y familia transformemos nuestro mundo para bien.

 

EL BALDECITO VIAJERO

Mis días, en estos últimos años, transcurren entre ir y venir de la casa a la escuela y de la escuela a la casa; ello hace que los días lunes, muy de madrugada, me recoja el carro en mi vivienda, para trasladarme con dirección a mi centro de labores, viajando un promedio de tres horas y media. El trayecto se encuentra actualmente, a consecuencia de las lluvias, en condiciones deplorables, con baches y derrumbes. Conforme avanzamos, nos damos cuenta que la carretera fue construida en terrenos muy inclinados, que pueden ser motivo de accidentes de tránsito, si el conductor se distrae o pierde el control del vehículo, lo cual sería fatal.

Recuerdo haber sido testigo de un evento de ésta índole. En este mismo trayecto, de Chachapoyas a Congón, una camioneta 4x4, que es el tipo de vehículo que recorre ésta ruta con dirección a Collonce, Providencia y Ocallí, se volcó. Sucedió un segundo domingo de mayo del 2011, día de la madre. Ese día, estaban junto a mí, mi esposa y mis dos hijos aún pequeños. Queríamos retornar a Chachapoyas, luego de haber rendido homenaje a las madres del anexo de Congón el día anterior.

La camioneta que nos recogió ese día en Congón, inició su recorrido de regreso a Chachapoyas. El recorrido de subida, pasa por Amia, Huaylla Belén, el cerro Ticlla; para luego descender y llegar a Conila Cohechán, a Luya y finalmente a Chachapoyas. Pero ésta vez, habíamos avanzado solamente un tiempo de cuarenta minutos desde Congón, pasando Amia y todas las curvas que parecen juntarse una y otra vez, por lo empinado que es el cerro, y, después de dar la vuelta la última colina de las curvas, nos encontramos con algo terrible: una camioneta de color blanco se estaba en el fondo del precipicio, doblada a la mitad. En lo empinado del cerro, el cual se veía con poca vegetación por haber sido parte de un deslizamiento de suelo años atrás, en esa pendiente, se hallaba desparramado las cosas que pertenecía a los pasajeros. Además se veía el cuerpo de algunos de ellos, que se habían caído del vehículo y estaban ya sin vida. En el fondo, el panorama era aún más desolador.

Yo y los que viajábamos ese día con dirección a Chachapoyas, fuimos testigos de ello; pues tuvimos que bajar a auxiliar a los heridos. Del total de ocho pasajeros, solamente sobrevivió una dama. El conductor se encontraba atrapado entre el timón y el asiento, aún con signos de vida, y lo rescatamos. Improvisamos una camilla y los sacamos a la carretera en la parte alta. Lo subimos a la camioneta y lo trasladamos al Hospital Regional de Chachapoyas. Sé que permaneció en estado vegetal por varios años.

Tengo vivo el recuerdo de éste suceso. No lo quiero describir con lujo de detalles porque fue realmente impactante lo que yo vi en esa ocasión y no se me borra del todo de la mente. Y, ya que se da la ocasión quiero elevar al cielo una oración por el alma de esas maravillosas personas que de un momento a otro perdieron la vida; así como de las muchas vidas que se opacan en situaciones parecidas.

Sé que estamos expuestos a muchos peligros y entre ellos, a los accidentes de tránsito; por tanto, quiero pedir también por todos nosotros los profesores que nos trasladamos de un lugar a otro para cumplir con nuestra labor, para que Dios nos proteja y nos libre de todo peligro, pues tenemos estudiantes que nos esperan, así como una familia que sufre mucho con todo esto. Pedir por todas las personas que viajan: cerca, lejos, solos, acompañados; que Dios los proteja y los bendiga abundantemente.

Como los narraba a un inicio, mis días transcurren entre ir y venir de casa a la escuela y de la escuela a la casa. Voy los lunes de madrugada a la escuela y regreso los viernes por la tarde a casa. Trato de pasar sábados y domingos con la familia.

Esta es la rutina, seguramente, también de muchos colegas míos, como los que nos dirigimos por ahora, por la zona de Ocumal.

Entre mis cosas, siempre llevo conmigo un balde de veinte litros con tapa; y, desconocía yo que mis colegas que frecuentan la misma movilidad, han llegado a nombrar al balde en mención, como el “baldecito viajero”

Es viajero porque al igual que yo, los lunes va y los viernes viene. Es tan conocido ya por los pasajeros y conductores que tiene su lugar especial en la tolva de la camioneta.

Muchas veces sirve como asiento para los pasajeros que ya no encuentran un lugar en cabina y por la necesidad y urgencia de viajar, se tienen que ir atrás, junto a mi baldecito viajero, que por muchos años, recorre ya la ruta.

Este baldecito viajero, lleva en su interior los insumos para la semana, que por lo delicado del contenido, tiene que estar protegido, teniendo en cuenta que, si no va dentro de un balde fuerte y sólido, los pasajeros que viajan en la parte de atrás y que se sientan sobre las mochilas, aplastarían y malograrían aquello que no queremos que se dañe.  En tal sentido, el baldecito viajero es de gran ayuda.

Por ahora, el estado de la carretera, no permite que otros tipos de vehículos circulen por esta zona, por lo que, las camionetas 4X4, son nuestra mejor alternativa y nos facilitan poder desplazarnos. En ocasiones, es tal la demanda, que de no haber espacio en cabina, tenemos que aventurarnos a viajar atrás, en la tolva, exigiendo al conductor que por favor nos lleve, pues, no hay más movilidad. Esta situación, pone en aprietos al chofer, pues, si nos encontramos con que la policía o transportes están realizando operativos, el perjudicado es el transportista. Pero, no hay otra opción y tanto transportistas como pasajeros, sabemos cuál es la cruda realidad de estas zonas, muchas veces olvidada y abandonada.

El baldecito viajero, es también testigo de ello. Sabe cuántas veces nos hemos quedado en el trayecto para tener que empujar al carro, todos llenos de lodo. Las veces que la lluvia cae y tenemos que extender la carpa. Las veces que el sol quema y el polvo empapa toda tu ropa, tu cabello y tu rostro, que al final bajas del carro, con las pestañas y las cejas todas rubias.

El baldecito viajero, sabe de las veces que estuvimos en peligro, de las conversaciones de los pasajeros, de los vómitos y de las miradas tristes o alegres.

El baldecito viajero conoce la ruta. Conoce el maravilloso valle del Huaylla Belén, porque por ahí pasa en su ida y venida. Siempre está lleno de sueños e ilusiones, de esperanzas y deseos. Está lleno de optimismo y perseverancia. Está lleno del fruto del esfuerzo y de los logros de muchas personas. Está lleno del amor que brota de los corazones buenos, nobles y sencillos.

Cuando no está viajando, el baldecito viajero, se encuentra en reposo y se va llenando para el regreso. De su contenido que es diverso, he disfrutado yo, ha disfrutado mi familia, han disfrutado los estudiantes y muchas personas cercanas; de manera que, el baldecito es fuente de alegrías y sorpresas.

Así como recibe, también da, sin guardarse nada para él. Se ha convertido en filántropo, en amigo, en socio e incluso en maestro. Conoce la escuela, pues junto a  mí ha entrado a las aulas para dejar como siempre, todo lo que tiene para dar.

Oh, baldecito viajero, tengo el honor de llevarte y traerte junto a mí. Quizás unos te han ignorado, te han pateado y te han ensuciado en los tantos viajes que realizamos, pero seguimos en ésta tarea, y, mientras yo siga, tú también tienes que seguir.

Te veo ya desgastado y descolorido. Pasa el tiempo y yo también, al igual que tú, he cambiado físicamente. Se me va cayendo el cabello y a ti se te está rompiendo la tapa. Oh tiempos aquellos, cuando tú estabas nuevecito y brillante y yo, ya no recuerdo cómo estaba, flaco pero lleno de vida, nuevo, como profesor.

Aquí estamos baldecito mío. También hay quienes nos quieren y nos cuidan. Yo te volveré a pintar y estarás reluciente. Yo volveré a reír, a sentirme fuerte y gallardo para seguir adelante en el logro de nuestras metas; pero, sobre todo, ser feliz.

Éste es el baldecito viajero del cual les quería contar, pues, si no los cuento yo, existen muchos, que con gusto les hablarán de él.

El tiempo va pasando y yo no quiero deshacerme de él, pues por más desgastado que esté, veo en él, a un maestro que con los años, con las idas y venidas, con dar todo de sí, se va quedando sin fuerzas, con achaques en la salud, con recuerdos, con cicatrices, con deseos muchas veces no cumplidos. Veo a un maestro que necesita ser tratado con estima, con aprecio, con respeto, con valoración. Veo a un maestro que necesita ahora poder disponer del fruto de su esfuerzo, de sus sacrificio de toda una vida al servicio de los demás, pero no lo tiene.

En verdad, mi baldecito viajero, hoy me ha hecho pensar y reflexionar mucho en todo esto; quizás a ustedes les parezca tonto o interesante, pero es la verdad.

Alguien decía: La gente se arregla todos los días el cabello: ¿Por qué no el corazón?

Últimamente, la apariencia del baldecito viajero se ve desarreglado por el uso, pero tiene un corazón arreglado.

Arreglemos y sanemos nuestro corazón, así como arreglamos nuestro cabello, pues allí está la esencia de nuestro ser. Así como el baldecito viajero, dar  todo lo mejor que podemos dar.

 

 

EN MI PASO POR LA DRE AMAZONAS 

(Enero a Abril 2023)

Cada uno de ustedes son extraordinarios, les dije un día. Levante la mano por favor los que se consideran extraordinarios. Levante la mano los que pueden aportar a la mejora de la calidad educativa en Amazonas: y todos levantaron la mano.

Juntos, todos: autoridades, Instituciones públicas y privadas, familias, sociedad civil y absolutamente todos, junto a nuestros profesores, podemos contribuir abiertamente al desarrollo de la educación de nuestra región Amazonas.

¿Cómo debemos vernos nosotros? Pues debemos vernos fuertes, unidos, capaces de marcar la diferencia, de trabajar en equipo, de ponernos al servicio de todos y todas, vernos laborando por la educación, vernos ayudando a los niños y niñas, ayudando a los jóvenes, ayudando a los profesores, ayudando a las personas que desean salir adelante, ayudando a toda una sociedad a ser mejores y vernos como seres humanos.

Mi mensaje desde un inicio ha sido: No podemos seguir haciendo lo mismo, no puede haber mejora si hay intereses de por medio. Si no hay autonomía, no hay nada, si no hay desprendimiento y voluntad de hacer las cosas bien, no hay nada; pero no basta la voluntad, se requiere hacerlo. Gran parte de las cosas quedan en deseo, en intención, en palabras, en ofrecimiento y en un sí, que luego con las actitudes y acciones de siempre se convierte en un NO. 

Me pregunto: ¿Es posible ser más humanos? ¿Hemos perdido nuestra humanidad?

¿Es posible aspirar a un mundo más solidario, más justo, más empático, más resiliente, más ético, más feliz, más creativo, más humano y más natural en armonía con la tecnología y el ambiente? ¿En armonía con nuestra esencia? ¿Se puede confiar todavía en los demás? ¿Pueden confiar en mí?

Yo creo que sí.

Sin embargo ¿Qué pasó?

Recordando al filósofo Platón dice: “El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano”. Si no hacemos eso y mucho más, como generar y desarrollar el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y divergente, la salud mental, la formación del carácter, la disciplina positiva, valores y principios, pero desde la práctica diaria y reflexiva, y desde todos los rincones y con el ejemplo: poco lograremos avanzar.

Pasó y pasa entonces que no estamos comprometidos con nosotros mimos y mucho menos con lo que pueda ocurrir en nuestro alrededor. Muchos de nosotros nos hemos acostumbrado que las cosas se den así por así y sin importar el cómo: la ética y la moral. No estamos comprometidos con una visión como institución, como sociedad, como persona. ¡Qué pena que se acepte como normal lo que no debería serlo!

Entonces un día, nos reunimos para realizar el 1er Taller por el 53 aniversario de la DREA denominado:  "VIVIENCIANDO NUESTRA MISION" Con el objetivo de Fortalecer el compromiso y la responsabilidad que debe asumir cada trabajador de la Dirección Regional de Educación Amazonas durante el año 2023 con un trabajo en equipo para cumplir con nuestra misión.

¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos? ¿Para quién lo hacemos? ¿Cómo nos diferenciamos del resto? ¿Cuál es la misión de la DRE Amazonas?

¿Qué quedó de todo ello? Pues el compromiso de dar lo mejor de nosotros.

Y en caso mío lo hago y lo haré desde donde esté.

Pero es momento de reflexionar. ¿Cómo terminamos el 2023? ¿Hemos mejorado? ¿Qué se viene para los próximos años para nuestra región?

¿Qué se viene para los próximos años para nuestro país?

La respuesta está en uno mismo.

Quiero ser indiferente a todo, pero no puedo.

Debo reconocer sí el compromiso y la dedicación de quienes dan lo mejor. Si esto sería de igual forma de parte de los demás, otra sería nuestra realidad.

Recuerdo que el primer día que asumí este honroso cargo como Director Regional de Educación, resalté la palabra RESILIENCIA. Y les decía que la resiliencia está muy unida al concepto de OPTIMISMO, si uno no cree que el futuro puede ser mejor, eso condiciona nuestro comportamiento y nuestras decisiones.

Si pensáramos que el futuro no puede ser mejor y que no hay oportunidades de que así sea, entonces nos estamos alejando de las soluciones.

Les pregunté entonces nuevamente: ¿Quieres ser parte de la solución? O te estás alejando de la solución. Levante la mano el que desea y quiere ser parte de la solución.

Les pedí: CONFIANZA, PROPOSITO y COMPROMISO.

Hoy, sé que, por muchas razones, di un paso al costado, como fue mi intención el 1ro de enero, antes de asumir el cargo, pero la vida nos ha dado razones de por qué, pero también razones para seguir apostando por la educación desde dónde estemos.

Alguien me dijo: “Has tenido un curso intensivo de administración y gestión incito, en la misma cancha”, y es cierto, esto me ha dado conocimiento pleno de lo que es la administración pública y mi mirada, ahora ya no es la misma.

Ya no miro con los mismos ojos a muchas cosas y a muchas personas. 

Mi agradecimiento a quienes han visto con buenos ojos que mi persona asuma el cargo de Director Regional de Educación Amazonas, a quienes se han mantenido y se mantienen leales. A quienes siguen luchando por una educación mejor. A quienes han estado en las buenas y en las malas. A quienes un día conocí y ahora son mis amigos y mis amigas. A quienes con un corazón sincero y sin hipocresías me dicen: Debió quedarse.  Gracias a los que hacen las cosas bien.




A MI HERMANO JUAN CARLOS
Hace poco, me emocioné mucho al saber que tengo una hermosa familia. Hermanos maravillosos. Una vida con sentido.
Tengo muchos recuerdos de infancia, en especial recuerdo hoy, los momentos inolvidables que tuve el privilegio de vivir, junto a mi hermano Juan Carlos.
Juan Carlos, es el séptimo de los hijos que mi madre y mi padre dieron vida para formar parte de la familia: Arista Tejada, al que con especial orgullo, también pertenezco. Tengo entendido que antes de Juan Carlos, tuvimos un hermanito que de pequeño falleció, por lo que Juan Carlos sería el octavo.
Luego de Juan Carlos vine yo. Eso significa que soy el noveno, de los 12 hermanos. Una gran familia.
Me refiero hoy a Juan Carlos, de manera particular, porque es con quien, por ser contemporáneos, hemos pasado los más trascendentales instantes de disfrute, y, al mismo tiempo, momentos de trabajo, coraje, travesuras, risas, lágrimas e infinidad de emociones y sentimientos que han marcado señales y recuerdos imborrables en nuestra memoria.
Recuerdo por ejemplo cuando cada sábado teníamos que ir a traer la leña desde los bordes de la carretera a Tincas, desde Panlaya, el Tabacal, por Dusha y lugares así, desde donde con esfuerzo y chorros de sudor, lográbamos reunir y completar nuestra carga de leña, para luego, transportarlas sobre nuestra espalda y hacerlas llegar a casa. Esta leña, nuestra madre lo tenía que hacer alcanzar para la semana, combinándolas con ramas y pencas secas. En esta tarea, también participaba mi hermano Homero, menor que yo, con quien, después que se fue Juan Carlos, nos encargábamos de ello.
Con Juan Carlos, recuerdo, que además de los momentos felices, es con quien más nos disgustábamos por razones que ahora veo no tenían sentido. Alguna que otra vez llegamos a darnos ciertos golpes como el que nos cayó en el estómago y nos quedamos sin respiración.
Juan Carlos era y es fuerte, por lo que, seguramente en aquel entonces con cierto disgusto que tuvimos, en forma de venganza, luego que pasó todo, silenciosamente ingresé a la habitación donde estaban sus cuadernos de colegio, cogí un lapicero y rayé todas las hojas que pude, con toda mi rabia, lo que trajo como consecuencia que se quedara sin cuadernos que presentar.
Son cosas que han quedado en mi memoria, como si el tiempo no hubiera pasado.
Dormíamos juntos. Jugábamos en el campo. Me enseñó a cabalgar a caballo, después que a él, la yegua que teníamos, le había tumbado por varias ocasiones.
Lo que no pude conseguir hacer como él lo hacía, fue nadar. Hasta el día de hoy, no he conseguido tirarme a un rio o a una piscina y salir nadando como él lo hacía en aquel entonces.
Nos íbamos a la quebrada de Vieylla o al pequeño rio entre Merencia y Visalot, en el que además pretendíamos coger los pececitos que allí abundaban, para colocarlos en una botella con agua y llevarlas a casa, para supuestamente criarlas, pero que con el transcurso de los días morían.
Algo que recuerdo mucho es las veces que nos quedábamos en Mipucro, para acompañar a la señora Laura y la señora Mercedes, señoras ya mayores que vivían solas y los ayudábamos a cuidar sus ganados cuando pastaban por esas lomas que graciosamente la denominan como calzón punta. Nos trataban bien y tomábamos leche fresquecita.
Asistíamos a la escuela con alforja al hombro. En aquel entonces, no utilizábamos mochila como ahora lo hacen los escolares. En nuestra alforjita, tejida por mamá, llevábamos nuestros útiles escolares y nos aferrábamos a ella para que nadie nos lo quite.
Ya en el colegio dejamos la alforjita y preferíamos llevar los cuadernos en la mano y los lapiceros en el bolsillo. Utilizábamos aún como calzado, el llanque, hasta que posteriormente fuimos adquiriendo nuestro calzado como deseábamos tener, al ver que alguno que otro se lucían con una zapatilla o un zapato o botas para el barro.
Juan Carlos es el que empezó a trabajar en vacaciones de enero y febrero lejos de casa. Yo, lo hice cuando estuve en cuarto año de secundaria. Él se inició a trabajar vendiendo panes. Trabajó para una panadería en Chachapoyas y no tuvo inconvenientes para hacerlo. Era y es valiente, arriesgado, un campeón.
La verdad que, yo también me puse a trabajar posteriormente igual que él y no logré aguantarme más que dos días. Desistí. Yo era tímido, reservado, vergonzoso; por tanto, salir con una canasta de panes y recorrer la ciudad ofreciendo los panes con una corneta, no me gustó porque no vendía mucho. En cambio, mi hermano, terminaba de vender una, dos, tres y más canastas grandes llenas de panes. Es más, tenía que recorrer las calles con canasta en el hombro, es así como las panaderías contrataban muchachos para vender sus panes en aquel entonces en Chachapoyas.
Así es. Mi hermano Juan Carlos es un soldado valiente. Es un luchador que no se rinde ante nada.
Después que terminó la secundaria, viajó a Lima y se decidió por ser un valeroso joven, que ama su patria, ingresando a las filas del glorioso ejército, en el que, estoy seguro pudo conocer ese mundo de disciplina y civismo, de valentía y temor, de satisfacción y sin sabores. Tantas cosas que se experimentan en esos tipos de experiencias.
Desde aquel entonces, la distancia fue motivo para darse cuenta cuanto se extraña a un hermano y damos valor a todo aquello que hemos vivido juntos en los años más maravillosos de nuestra existencia. Luego de ello todo cambia. Ya quisiéramos que toda una vida fuese así de hermosa y gozoso como lo es cuando se es niño, cuando se es un colegial, reunidos en casa, con padres excelentes, disfrutando de la comida deliciosa que preparaba mamá, con las exigencias y la disciplina con que nos orientaba papá, con la alegría de tener una familia numerosa.
Desde luego que, también tuvimos insignificantes momentos de rebeldía que provocaron ciertos dolores de cabeza o momentos de disgustos en papá y mamá.
Recuerdo el primer correazo. Recuerdo a mi hermano sin saber la tabla. Recuerdo a mis compañeros de escuela acordando desaparecer la correa, que era una especia de jebe muy resistente de color negro, a manera de manguera delgada, como el que utilizan los albañiles para sacar el nivel y con el que un profesor tal, llegaba a darle a alguno que otro compañero, que no cumplía con lo dispuesto por él. Lo desaparecimos y muy furioso él, nos dejó sin recreo una semana.
Juan Carlos estudió su secundaria en Lonya Chico. Yo me inicié en Inguilpata, para luego, ya para el tercer año, también trasladarme al Sagrado Corazón de Jesús.
Juan Carlos se habituó en Lima y yo no pude hacerlo. Cuando terminé la secundaria, viajé con mi madre a esa y recuerdo que un domingo visitamos a mi hermano en el ejército. Me embargó la alegría y la nostalgia al mismo tiempo, volverle a ver después de un año de distanciamiento.
En Lima nos acogió mi hermano Diego y su esposa. Muy alegres ellos buscaban la forma de vernos contentos; pero a unos días, pedí a mi madre regresar a Chachapoyas lo más pronto, pues no me gustó el intenso calor que a esa época del año, en Lima era terrible para alguien como yo, que gusta de climas más frescos. En tal sentido, a mi regreso me quedé en Chachapoyas a estudiar para ser docente, profesor, maestro; profesión que ejerzo con mucho orgullo y satisfacción.
Juan Carlos se quedó a vivir allí. Trabaja, sueña, ríe en Lima. Se pone metas y las cumple en Lima. Disfruta y también soporta tantas cosas en Lima.
Regresó a Chachapoyas e Inguilpata después de muchos años, la primera vez.
Ha ido transcurriendo el tiempo y en estos últimos años, la comunicación ha sido mucho más fluida. Sus visitas, más seguidas. Nuestra relación como hermanos, más fortalecido.
Falleció nuestra madre querida, lo que nos causó una tristeza profunda.
La última vez que vino Juan Carlos, nos abrazamos y quedamos en salir a correr por la madrugada del día siguiente. Así lo hicimos. Lo desperté a las 5 en punto de la mañana, cuando aún, él estaba soñando. Medio sonámbulo creo que se dispuso a alistarse.
Corrimos desde el pozo de yanayacu, hasta el aeropuerto de Chachapoyas. Disfrutamos del amanecer. Disfrutamos correr juntos. Aunque creo que se cansó un poco, pero igual, tenía que desquitarme, porque él, también, cuando en otra ocasión fui a Lima, me llevo a correr por un parque cercano a su domicilio y estuve pésimo por lo cansado del viaje.
¿Cuántas planchas haces? Me preguntó.
Yo le dije que 50 y no pude hacerlo.
Pero en esta ocasión, aquí en Chachapoyas, el salir a correr por la madrugada, fue como volver a vivir, disfrutar de aire puro, escuchar las hermosas melodías de las avecillas. Recibir el amanecer en su punto más sublime.
Gracias Juan Carlos por ser mi hermano. Aunque a quién debería agradecerles es mis padres. Pero igual, la vida nos ha permitido y nos permite seguir adelante con la bendición de Dios.
A ti hermano, este pequeño resumen de lo mucho que significa para mí, tener un hermano como tú.
¿Alguna vez me pegaste?
¿Alguna vez jugamos juntos?
¿Alguna vez caminamos juntos de Inguilpata a Chachapoyas?
¿Alguna vez te ayudé y me ayudaste?
¿Alguna vez nos metimos en problemas tú y yo juntos?
¿Alguna vez nos fijemos en la misma chica?
¿Alguna vez te pegué?
Oh. Tantas cosas hermano. La vida nos ha ofrecido y nos ofrece oportunidades para seguir caminando. Caminemos con la mirada fija en nuestras metas y en especial, fijas en el bien. Eso nos han enseñado nuestros padres.
Miguel Antonio Arista Muñoz, quien en la actualidad es una persona que sigue demostrando ser un luchador, que nos se rinde fácilmente ante nada. Siempre nos aconsejó y quizás en su momento, muchas veces no dimos importancia a sus palabras, pero que a la larga nos sirvió y nos sirve para dirigir nuestras vidas.
Y qué decir de nuestra madre: María Estela Tejada Quintana, maravillosa madre. Que Dios la tenga en sus brazos, feliz, muy feliz; pues se merece ese privilegio. Nuestra madre querida. A ella nuestro más preciado amor.
¿Alguna vez desobedecimos a mamá?
¿Alguna vez desobedecimos a papá?
Como pasa el tiempo, y al haber llegado ya a los 30 y más, me he llegado a preguntar: ¿Es cierto? Porque aun creo estar en el ayer, un ayer maravilloso.
Un ayer maravilloso que me impulsa a tener un mañana maravilloso.
¡Cómo es de sublima la vida, cuando existen días que sí las disfrutamos! Cuando te esfuerzas. Cuando te insistes a ti mismo a ser mejor.
Pero es así de desastrosa, cuando te dejas manipular por los defectos y debilidades o por las circunstancias o por los demás.
De manera que, hoy es una oportunidad de ser feliz y darte un abrazo, salir a correr, leer, escribir, ayudar a los demás y llevar a Dios en el corazón para que vaya repartiendo amor en abundancia.
Gracias infinitas a ti hermano Juan Carlos. Eres mi campeón.

Gracias infinitas a Dios. A mis padres, a mi familia, a todos.



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