jueves, 17 de agosto de 2017

Congón y mi labor de Profesor: Por Jose Luis Arista Tejada




CONGON Y MI LABOR DE PROFESOR.


 Por Jose Luis Arista Tejada

Debo yo reconocer que Congón es el pueblo que me ha abierto sus puertas de par en par, en toda su amplitud, en la que he podido ingresar para ser parte de su existencia y ellos parte de la mía.
Es el pueblo que después de Inguilpata y Chachapoyas se han convertido en mis favoritos.
En Inguilpata nací y crecí. En Chachapoyas me forjé. Ahora en Congón me realizo.
Transcurre el tiempo.

 Hoy solo quiero decir que Congón para mí es el pueblo más bonito. Donde su gente pasa de todo pero que al final de cuentas, sonríen con esperanza.
Probablemente no esté todo el tiempo aquí, pero sé que Congón ha pasado a ser el nombre de un pueblo que con su gente tendré en el cuadro grande y principal que cuelga en la pared de mi memoria. Tan grande y hermoso como los cuadros dorados y de incalculable valor que tengo de Inguilpata y Chachapoyas.
Cuando llegué a Congón, me abrieron las puertas con cierto recelo, pero fueron pasando los días y sorprendidos mis ojos vieron abrirse las puertas de par en par, en toda su extensión, entonces, pude entrar y salir como integrante de la gran familia de Congón sin ningún tipo de restricción.

Estoy sumamente complacido y ciertamente muy agradecido de este hermoso pueblo que es Congón. Le tengo especial cariño y de seguro que forma ya parte trascendental de mi historia. Una historia con hechos bonitos y personajes simpáticos.

Es congón en el que puedes estar contento si es que eres excelente, porque encuentras personas excelentes, porque quieren mejorar, se esfuerzan cada día y están dejando de lado los egoísmos que aun pueblo no le permite prosperar.

El ser profesor de educación primaria, me ha permitido llegar a muchos y distintos pueblos, en especial de zona rural, conocer a niños y niñas que de seguro van a ser los que transformen la realidad actual en algo esperanzador.

Ser de Inguilpata, vivir en Chachapoyas y trabajar en Congón produce en mí cierta satisfacción. Me enorgullece decir que estos tres pueblos pasan a ser los oasis de mi vida.
Es por ello que, si bien no estoy en uno, lo estoy en el otro. Si no hablo de uno, no dejo de hablar también del otro y viceversa.

Seguramente a muchos los pasa. Tienen preferencia especial por algún lugar y si alguna vez se alejan, no significa que hayan olvidado al lugar de su adoración.
Existen ciertamente muchos lugares hermosos en nuestra querida tierra Amazonas. ¿Cómo no encantarse? Bien podría ser el paraíso. No obstante, depende mucho de su gente.
¿Por qué será que uno se apega más a un pueblo que en otro?
Creo que es precisamente por su gente, la actitud de su gente y la actitud nuestra.
Ya alguien lo decía: la gente de un pueblo te trata como tú te comportes.
Y un profesor, aquel profesor o profesora que va los pueblos, muchas veces sacrificándose, lejos, distante, aislado y desprotegido tiene ese privilegio de sufrir en inicio y de encantarse luego con el lugar y su gente.

No siempre es así, efectivamente. Porque también existen lugares donde abunda el desasosiego. La miseria de amor.
Es por ello que, cuando un profesor sonríe, el pueblo entero sonríe. Cuando un profesor llora, nadie lo ve, nadie lo acompaña en su llanto. Lo hace solo. Lucha con su tristeza solo. Luego sale afuera y comienza a cantar con sus niños.

Aprovecho para decir entonces, que no lastimemos a aquellos profesores que sí saben ser profesores de los buenos. En cambio de acuerdo a su proceder corrijan a aquellos que se salieron del camino correcto.
Enmendemos los errores, pero no echemos la culpa a aquellos buenos maestros.

Congón me trata bien. Debo decirlo.
Tantos otros lugares como San Ramón, María, Sengache, Guillipcha vienen a mi memoria y espero yo, permanecer aun, en la memoria de ellos.
Es hermoso decir que es un dolor de cabeza pero al mismo tiempo una felicidad ser profesor.

Un dolor de cabeza porque te enfrentas con múltiples dificultades y realidades. Con tristezas y fracasos. Con logros y alegrías. Lejos de casa y muchas veces sin posibilidad de poder superarte más.
Pero es una felicidad serlo, porque ves a niños y niñas, a padres y madres desbordarse de satisfacción con los logros de aprendizajes que van alcanzando.
Gracias a los pueblos, a la gente que allí viven, puedo yo hoy decir que he empezado a darme cuenta que soy profesor.

Es muy distinto escuchar a que alguien te llame profesor y que ésta solo sea tu profesión. Es muy distinto a que te conozcan como profesor a sentirte verdaderamente profesor.
Como profesor me doy cuenta que les debemos mucho a los pueblos que nos acogen. Por eso, en esta ocasión, mi mensaje es de agradecimiento a todas aquellas personas que hacen que la vida de un profesor sea agradable y feliz mientras dura su estadía en ese lugar.

Gracias a Congón y a muchos otros lugares he podido descubrir que soy profesor.
Y aquellos que son profesores y que no tienen la oportunidad de desempeñarse como tales, no es que dejan de serlo porque les negaron el puesto, son mas bien el potencial de maestros que pueden mejorar la educación.

No está prohibido y tampoco es una vergüenza ser profesor y yo estoy contento de serlo.
Gracias a toda la población de Congón, distrito de Ocumal, provincia de luya , región Amazonas.


PROFESOR: JOSE LUIS ARISTA TEJADA

domingo, 13 de agosto de 2017

Estoy aquí para decirte: ¡SÍ se puede! De: Jose Luis Arista Tejada



Estoy aquí para decirte: ¡SÍ se puede!
De: Jose Luis Arista Tejada

Quiero empezar mencionando el nombre de Inguilpata, "la flor del cerro", que no es tan solo un nombre, una flor o un pueblo, sino que es el lugar donde se originó mi existencia.
Mi infancia ¿Cómo fue? No lo recuerdo todo; no obstante, lo pasé tan a gusto jugando entre los cercos, en la chacra de maíz, entre varios hermanitos, trabajando junto a mi padre, abrigándome con un poncho, llorando en brazos de mi madre, peleándome con mis hermanos y despertándome al canto de un gallo.
En Inguilpata, la flor del cerro, he nacido y a veces yo me preguntaba¿Por qué vine a este mundo? ¿Para qué existo? ¿Qué debo de hacer por mi tierra, por mi patria?
Lo único que sé es que debo de dar lo mejor de mí, llenar mi corazón de todo ese bien que desea brindar, ser esperanza y prosperidad.
En tal sentido: ¿Qué hago para alcanzar la felicidad en mi existencia? ¿Qué cosas pienso? ¿Qué ideales tengo? ¿Cuán productiva es mi vida? ¿Qué valores practico? ¿Cuán disciplinados están mis actos, pensamientos y emociones? ¿Soy perseverante?¿Me conozco?
: "Caerse está permitido, pero levantarse es imperativo".
: "Retroceder nunca rendirse jamás"
Aldous Huxley decía que solo hay un rincón en el universo que a buen seguro puedes mejorar y ese rincón eres tú.
Sigue intentándolo. Persevera. No te des por vencido.
¡Sí puedes! me digo constantemente a mí mismo. Y lo sigo intentando.
Y pienso en mi madre, pienso en mi padre, siento que mi casa es, sin duda, el lugar más hermoso que conozco.
Hoy me digo a mí mismo: ¡Quiero perseverar!
Si la vida se vuelve complicada, corresponde perseverar. Si quiero felicidad y aun no la encuentro, perseverar. Si siento que ya no puedo más, perseverar, seguir.
Todo se puede.
No es imposible entonces de poder convertirnos en lo que deseamos. Todo lo bueno, productivo, hermoso, maravilloso, es lo que debemos buscar que sea parte de nosotros.
Sentirnos alegres de vivir.
La vida, en general, es lo que uno suele hacer y ofrecer.
Cuán importante es entonces hacer bien las cosas, meditándolas antes de ejecutarlas y ofrecer lo mejor de todo lo mejor que hayamos adquirido en virtud, conocimiento, amor, ayuda, servicio.
Cuán importante es saber que sí podemos mejorar para bien.
Saber que sí se puede dar mucho más de lo que se puede dar.
Saber que somos valiosos.
Poner en práctica la Auto disciplina, perseverar en ello, tener la motivación de vivir dignamente, haciendo el bien, produciendo, ayudando, luchando con esmero, manteniendo la esperanza y alcanzando nuestras anheladas metas, por más adversas que sean las circunstancias; si se quiere somos felices.
Además, si el éxito es 99 por ciento transpiración y 1 por ciento inspiración;
entonces, sudar la camiseta significa alcanzar el triunfo.
Que atractivo se torna así el vivir.
Ya no preguntarnos ¿Para qué vivo? Si no: ¿Dónde me necesitan? ¿En qué te puedo servir? ¿Te puedo ayudar?
Tengo excelentes amigos y amigas, excelentes hermanos que de una u otra forma estan involucrados en mi vida. Muchas cosas las debo a ellos, pues siempre confiaron en mí y estuvieron allí apoyándome.
Luego descubrí el amor de mis padres. Digo descubrí por que antes no me había dado cuenta lo mucho que ellos me querían
Existen problemas personales, problemas en familia y problemas sociales. Los padres se encuentran más preocupados en cómo conseguir el dinero y quizás tengan razón. ¿Qué es lo que te exige la sociedad?
Si quieres responsablemente, alimentar, vestir, educar a los tuyos.
Si quieres cobijarlos en una casa.
¿Qué te pide la sociedad? Pues dinero.
Lamentablemente, es por causa de dinero que se pierden muchas de las buenas actitudes y valores. Se pierden el amor, la comunicación, la solidaridad, el respeto, la dignidad, claro que depende mucho de cómo nos hayamos formado y de cómo estamos dirigiendo nuestra vida.
Existen muchas interrogantes que las podemos responder nosotros y no es preciso ser expertos en la materia. Tenemos las respuestas y lo más cauto que podemos hacer es demostrar con nuestra propia existencia, que si bien estamos dentro del problema, no somos un virus, infección o enfermedad que empeora la situación sino demostrar que estamos para contribuir con la solución y ello implica hacer que nuestra vida sea digna y un ejemplo a seguir.
Probablemente no seamos ejemplos a seguir ni como padres, ni profesionales, ni autoridades, ni como persona. Allí esta entonces la respuesta a los ¿por qué?
Sabemos por qué estamos así.
Sabemos que estamos actuando mal y no procedemos a corregirnos.
Sabemos que el caos va incrementándose rápidamente y no nos apresuramos a detenerlo.
Hoy quiero aprovechar para agradecer y agradar a Dios siendo saludable.
Yo defiendo y argumento que nuestra vida debe ser productiva ¿cuán productiva es nuestra vida? ¿Qué he hecho? Es justamente eso lo que ahora estoy intentando responder justamente preguntándome una vez más a mí mismo ¿hacia dónde quiero llegar? ¿Qué hago? ¿Qué puedo hacer con el resto de mi vida?
Una capacidad que todos debemos desarrollar y cultivar día a día en nuestra vida es la de resiliencia, que es la aptitud de sobreponerse a los más grandes fracasos.
Uno puede ir por el mundo sin interesarle todo esto. Que importa si unos sufren y otros ríen. Que importa si construyo la felicidad o destruyo la vida. Puede ir uno por el mundo sin preocuparse por nada, si me aman o no me aman, si amo o no amo; si voy por el mundo como hoja arrastrada por el viento, que importa; sin embargo, sí debería importarnos, porque de lo contrario, se deja de ser, un ser humano de verdad.
El mundo, es el mundo un problema.
En nuestro planeta existen personas a quienes no les gusta ya el mundo. Pues, el mundo los humilla, los hiere, los maltrata, que llegan en la desesperación a desear, darle al mundo un golpe en la cara, patearle hasta cansarse.
Hoy he visto el día acabarse, mas, no he visto acabarse el sufrimiento de las personas. El día terminó, mas no termina el sufrimiento que experimentan miles de miles de personas.
Hoy, en el transcurso del día, he descubierto en mi entorno a gran cantidad de gente que no aspira ya a ser mejor de lo que es, ni a estar mejor de lo que está; simplemente se esfuerzan en convivir con el sufrimiento y el dolor. Su esfuerzo ya no da para más. No puede ponerse de pie. No puede salir y mirar el sol. No puede conseguirse otro trabajo. No puede comprarse unas zapatillas nuevas. No puede darse el lujo de soñar despierto; no porque no quiera, sino, se marchitó la autoestima. Se murió el entusiasmo. Se quebrantó la salud. Cayó sobre ellos las injusticias. Los maltrataron. Les robaron la felicidad y ahora viven, porque la vida continúa.
¿No son acaso héroes de la vida?
Elogio el esfuerzo, el tesón, el entusiasmo, la perseverancia. Qué bueno que hayan seres humanos con esas características. Hacen el bien. Contribuyen con la humanidad a pesar de que ellos están pasando por malos momentos.
Me porto bien. Me porto mal.
A veces no sé cómo me porto.
Si hago bien, si hago mal.
Pero en la mayoría de veces, sí sé, que mi actuar es correcto o incorrecto.
Si debo de ser elogiado o en todo caso, censurado.
En Chachapoyas permanece para siempre mi alegría. Yo estuve aquí, sigo estando aquí en Chachapoyas. A veces me ausento por el trabajo, pero vuelvo una y otra vez a esta ciudad que con el pasar de los años se ha ido vistiendo de muchas maneras, desde la elegancia, lo típico, lo colorido, lo festivo, hasta incluso lo sombrío y triste.
Yo sigo pensando que sí existe todavía aquello que dignifica a la persona. Aquello que hace del ser humano una bendición.
La esperanza de un mundo mejor sí es posible. ¡Claro que lo es!
Somos capaces de lograrlo. Ya no permitamos que se diga que nuestra sociedad está nefasta, hecho un asco, llena de corrupción. Ya no permitamos que nuestra sociedad sea cada vez más peligrosa y que en ella ya no se pueda vivir con seguridad y confianza.
Tenemos que cambiar algunas cosas de nuestra vida.
¡Tenemos que hacerlo!
Abandonarnos a nosotros mismos y abandonar los ideales
y sobre todo lo lindo y digno de la vida, es seguir con lo mismo.
Necesitamos mudarnos.
Mudarnos de actitudes, ideas, actos, todos ellos negativos.
Quedarnos con los positivos y productivos.
Es la vida la que grita: ¿Qué estás haciendo?
Es la vida la que se esconde, se muestra, brilla, se opaca.
Se pone de fiesta a veces. Se entristece.
En fin. Como diría alguien:
"de todo un poco".
Sin embargo lo solemne de este diario transitar, es sin duda,
perseverar en las cosas correctas.
Sí podemos encontrar la felicidad,
Sí podemos tener un mundo mejor
y estoy seguro que lo mismo piensas tú.
Existe algo en mí que me vigila y me pone en aprietos, me corrige, me cuestiona, me reclama y hasta incluso me castiga.
Existe algo en mí que se encarga que las cosas se hagan bien; de lo contrario, esta disgustado, inconforme, fastidiado y ese algo es mi conciencia.
En verdad, si tendrías que sancionarte y dar un veredicto de acuerdo a lo actuado hasta el momento, seguramente tienes muchas faltas que enmendar, heridas que curar, deudas que pagar, en definitiva, amonestaciones drásticas que aceptar por las faltas graves contigo mismo.
Y es momento de empezar de nuevo. Estoy seguro que lo lograrás y yo estoy aquí para decirte ¡Sí se puede!
Jose Luis Arista Tejada

lunes, 7 de agosto de 2017

¿Cuándo haremos respetar nuestros derechos y el de los demás? Por: JOSE LUIS ARISTA TEJADA



¿Cuándo haremos respetar nuestros derechos y el de los demás?


Por: JOSE LUIS ARISTA TEJADA

Escucho hablar a personas de mi entorno sobre la corrupción existente en sectores diversos de nuestro sistema social.
Me llama la atención que se hable del tema a rienda suelta, tan abiertamente y con fluidez, expresando sus quejas y enojos hacia tal o cual estamento y que sea mas bien una dificultad el hacer oficial la denuncia; es decir, no solo hablarlo en una conversación informal que ocurre en cualquier lugar, si no, hacerlo formal mediante los recursos existentes para impedir que la corrupción en sus distintas formas continúe haciendo de las suyas.
Recuerdo haber escuchado a muchos decir que ellos sí lograrían demostrar que tal funcionario estaría comprometido en actos de corrupción. Que no dejaría que hagan lo que hicieron a X persona, a quien le pasearon de oficina en oficina sin que le resuelvan su problema de injusticia.
Hay quienes demuestran convicción al decir que si son capaces ellos de denunciar las injusticias; no obstante, son solo palabras, porque después les vemos de lo más cómodos en el ruedo. Se burlan todavía de aquellas personas que buscando justicia no la encontraron, pues las cerraron las puertas. Se burlan al decir que son inútiles y que ellos si serían capaces de hacer temblar a tanta autoridad corrupta; no obstante, son solo palabras.
Hay quienes sin hacer tanta bulla, hacen respetar sus derechos y el de los demás. Luchan por el bien de todos; mas no por una cuestión de superioridad o vehemencia pasajera.
Hay quienes si luchan contra las injusticias aunque para ello se someten a múltiples dificultades, arriesgando incluso la propia vida.
Son valientes y son pocos.
Todos sabemos de lo malo que hacen las autoridades, dirigentes, ciudadanos; pero pocos nos atrevemos a formalizar la denuncia. Preferimos hablarlo informalmente en cualquier ocasión que se toque el tema fortuitamente y exteriorizamos lo que hemos visto, oído, sentido sobre las injusticias que se cometen y es como si nuestra cólera y nuestra indignación se las llevara el viento.
Cuantas veces yo mismo he visto a muchas autoridades abusar de las personas que por uno y otro motivo tienen que recurrir a ellos.
Cuantas veces me he indignado y no he dicho ni hecho nada al respecto.
Cuantas veces he visto que el derecho de los demás es atropellado sin la mínima muestra de respeto y dignidad.
Cuantas veces he dejado de ir a preguntar y reclamar por mis derechos y el de los demás por saber también que a uno le pondrán pretextos e intentarán rebajarte con una mirada hostil, una palabra desalentadora, una respuesta incongruente.,
¿Cuántas veces he permitido a que pase por mi lado una persona abatida sin que yo pueda hacer algo por ella?
¿Cuántas veces Dios mío he cedido y me he resignado a lo que se de, pudiendo corregir los disparates con que  se abastecen los que abusan de los demás?
Existen quienes detestan ya llegar a una oficina. Los que aborrecen continuar recurriendo a la misma autoridad. Los que le tienen ya aversión a seguir reclamando porque no les hacen caso.
Los abusos cometidos han traído como consecuencia, a que los funcionarios públicos sean vistos como seres irresponsables de los que la sociedad está profundamente decepcionada.
¿De qué nos sirve ser grandes personalidades y llenarse de diplomas y cargos, si perdemos la humildad para realizar bien nuestra función?
  Alguna vez, todos hemos soñado con transformar el mundo. Hemos soñado con llevar paz, amor, alegría y prosperidad a los demás, y yo lo sigo soñando; sin embargo, como dice Dicken, “hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero, la verdadera grandeza consiste en hacer que todos los demás se sientan grandes”
Tom Dooley dijo: que “nadie tiene derecho a ser feliz él solo, cuando hay personas con hambre y dolor”.
En conclusión, las autoridades no tienen derecho a abusar de los demás y si han soñado con coronas y cargos, que no sea para abusar, corromper, servirse. Que piensen como Zoroastro que dice: hacer el bien no es un deber, es una alegría.
Por último, es además nuestra obligación denunciar las injusticias que se cometen y para ello tenemos que ser valientes y demostrar también dignidad y respeto.
SSaludo la lucha de los profesores, la lucha de todo profesional, la lucha de toda persona, la lucha de toda Institución, la lucha de todas la familia y en especial, la lucha diaria de nuestras queridas madres abnegadas en el todo el planeta.


JOSE LUIS ARISTA TEJADA

domingo, 6 de agosto de 2017

Finalista a premio "Maestro 20" de Luya







Finalista a premio "Maestro 20" de Luya otorgado por el Gobierno Regional de Amazonas presentará su libro "Estoy aquí para decirte: ¡Sí se puede!"
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El próximo viernes 04 de agosto, el Mg. Jose Luis Arista Tejada efectuará la presentación de su libro “Estoy aquí para decirte: ¡Sí se puede!” en el Auditorio de la Municipalidad Provincial de Chachapoyas. El destacado maestro fue uno de los nalistas al reconocimiento “Maestro 20” y fue postulado por la UGEL Luya para el Premio “Maestro Amazonas 2017” efectuado en el marco de la celebración del día del maestro peruano y en cumplimiento de las políticas educativas de revaloración del trabajo docente que impulsa la actual gestión de Gilmer Horna Corrales, Gobernador Regional de Amazonas. 
Cabe indicar que, Arista Tejada es autor de una amplia producción literaria. Entre sus publicaciones más importantes guran: “Lágrimas y alegrías del profesor Máximo” (2015), “Estrategias combinadas de estilos de aprendizaje para mejorar la comprensión lectora” (2015), “Tener vida”
(2013), “Isimar” (2012), “Mi corazón está en casa” (2009), “Flor del cerro” (2008), “La ciudadanía en el Perú” (2006), entre otros escritos.


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