MUJER
(Con relación al día de la no violencia contra la mujer)
Por: Jose Luis Arista Tejada
Conozco una mujer que hoy sonríe, porque ha vencido.
Ya nada le causa temor, pues se ha fortalecido con tantos
infortunios que en tiempo pasado ha tenido que soportar.
Hoy canta. Hoy es feliz. Hoy ayuda a los demás.
Ella es lo que el mundo alguna vez no valoró. Aquella mujer
por quien los demás, no apostaban ni un sol, pero que se le acercaban para
aprovecharse de su nobleza y burlarse sin consideración.
Hoy se sorprenden aquellos que la creyeron derrotada.
Aquellos que pensaron que con haber usurpado su dignidad, con haberla hecho
daño, con augurarle un futuro de amargura y desdicha, ella, ya nunca se
recuperaría, pero el tiempo a permitido que con esmerado esfuerzo, con
inteligencia, con la frente en alto, se construya la imagen, la distinción, la
integridad de una mujer que ha vencido con sus propias armas las duras batallas
que tuvo que enfrentar.
Ha ganado. Ha doblegado a la adversidad. Ha conquistado a
la Felicidad y con ello al éxito, el amor, la satisfacción por la vida.
Me alegra saber que sí es posible que una mujer, y a muestra
de ella, todas las demás, sean merecedoras de respeto y admiración, cuya
presencia inspira, mucho entusiasmo, fortuna y prosperidad.
A ella, que levantándose después de haberse caído, continua
caminando; que esforzándose se abre paso en medio de tantas dificultades. A
ella, que ha sabido decidirse por continuar y llegar a su meta, la digo hoy:
Dios te siga bendiciendo abundantemente, que estas palabras mías, sean un
regalo para ti.
¿Quién se burló de ti?
¿Quién intentó atropellar tu dignidad?
¿Quién dijo que tu valor era insignificante?
En verdad, tú los has demostrado lo contrario.
¿Cómo crees que están ahora todos aquellos que así pensaron
y te trataron?
Fuiste engañada. Te maltrataron. Hablaron mal de ti. Lloraste.
Sufriste mucho. Tuviste ganas de odiar y maldecir todo, salir y gritarle a todo
el mundo lo feo que es no encontrarle gusto a la vida, tirarse a un abismo,
dejar que los demás hagan lo que quieran contigo; ¡pero no!, no soportaste ser
juguete de nadie, ni mucho menos de las adversidades; por lo que encaminarte
tus pasos hacia el sendero de la dicha, recuperando tantos sueños bonitos, que
en aquel momento, habían desaparecido por completo.
Te hicieron daño, te humillaron. Perdiste muchas cosas pero
no murió en ti lo más importante: tus sueños y esperanzas. Tus deseos de ser
mejor. Tus ansias por luchar y vencer aguerridamente todo aquello que te
causaba daño. Te esforzaste y lo has logrado. ¿Quién puede venir ahora a
decirte que tú no eres digna de elogios y ejemplo a seguir?
Aquellos que te hicieron la
vida más difícil de lo que es, no saben cómo venir a ti y pedirte perdón. Es
más, están sorprendidos, incluso anonadados ante tu envestidura.
A tí mujer que ante tanta injusticia y malicia has cultivado
la perseverancia en lo bueno, te animo a seguir.
Tú mereces y puedes ser feliz.
Cada uno labra su porvenir. En
esa lucha, se comete errores, nos lastimamos a nosotros mismos, y a ello se
suma las dificultades que se encuentran en el camino que no permiten avanzar y
alcanzar lo que deseamos prontamente; pero que si se insiste en ser mejores, en
cualquier actividad positiva que realicemos, llega el momento que se ven los
resultados que otorgan satisfacción y alegría por vivir.
Toda mujer tiene dignidad. Que
la sepan conservar es una buena opción. Y la dignidad se la conserva cuando
nuestros actos van acorde a nuestros deseos de que se nos respete. Cuando tu
sola presencia significa garantía de consideración, estima y honor, es allí
cuando realmente se ha ganado todo en la vida y en el caso de una mujer, ser considerada una mujer
maravillosa.
La historia tuya, a mí me ha maravillado
y de seguro, maravilla también a muchas otras personas.
Yo veo en ti una buena mujer,
pues tus esfuerzos, lo que has logrado
con esmerado trabajo, tus fracasos y
victorias hacen de ti, un extraordinaria mujer.
Felicitaciones por ello.
JOSE LUIS ARISTA TEJADA
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