lunes, 23 de julio de 2018

Fiesta Patronal Congón 2018



CONGON Y MI LABOR DE PROFESOR.
Debo yo reconocer que Congón es el pueblo que me ha
abierto sus puertas de par en par, en toda su amplitud, en la que he podido
ingresar para ser parte de su existencia y ellos parte de la mía.
Es el pueblo que después de Inguilpata y Chachapoyas se
han convertido en mis favoritos.
En Inguilpata nací y crecí. En Chachapoyas me forjé.
Ahora en Congón me realizo.
Transcurre el tiempo.
 Hoy solo quiero
decir que Congón para mí es el pueblo más bonito. Donde su gente pasa de todo
pero que al final de cuentas, sonríen con esperanza.
Probablemente no esté todo el tiempo aquí, pero sé que
Congón ha pasado a ser el nombre de un pueblo que con su gente tendré en el
cuadro grande y principal que cuelga en la pared de mi memoria. Tan grande y
hermoso como los cuadros dorados y de incalculable valor que tengo de
Inguilpata y Chachapoyas.
Cuando llegué a Congón, me abrieron las puertas con
cierto recelo, pero fueron pasando los días y sorprendidos mis ojos vieron
abrirse las puertas de par en par, en toda su extensión, entonces, pude entrar
y salir como integrante de la gran familia de Congón sin ningún tipo de
restricción.
Estoy sumamente complacido y ciertamente muy agradecido
de este hermoso pueblo que es Congón. Le tengo especial cariño y de seguro que
forma ya parte trascendental de mi historia. Una historia con hechos bonitos y
personajes simpáticos.
Es congón en el que puedes estar contento si es que eres
excelente, porque encuentras personas excelentes, porque quieren mejorar, se esfuerzan
cada día y están dejando de lado los egoísmos que aun pueblo no le permite
prosperar.
El ser profesor de educación primaria, me ha permitido
llegar a muchos y distintos pueblos, en especial de zona rural, conocer a niños
y niñas que de seguro van a ser los que transformen la realidad actual en algo
esperanzador.
Ser de Inguilpata, vivir en Chachapoyas y trabajar en
Congón produce en mí cierta satisfacción. Me enorgullece decir que estos tres
pueblos pasan a ser los oasis de mi vida.
Es por ello que, si bien no estoy en uno, lo estoy en el
otro. Si no hablo de uno, no dejo de hablar también del otro y viceversa.
Seguramente a muchos los pasa. Tienen preferencia
especial por algún lugar y si alguna vez se alejan, no significa que hayan
olvidado al lugar de su adoración.
Existen ciertamente muchos lugares hermosos en nuestra
querida tierra Amazonas. ¿Cómo no encantarse? Bien podría ser el paraíso. No
obstante, depende mucho de su gente.
¿Por qué será que uno se apega más a un pueblo que en
otro?
Creo que es precisamente por su gente, la actitud de su
gente y la actitud nuestra.
Ya alguien lo decía: la gente de un pueblo te trata como
tú te comportes.
Y un profesor, aquel profesor o profesora que va los
pueblos, muchas veces sacrificándose, lejos, distante, aislado y desprotegido
tiene ese privilegio de sufrir en inicio y de encantarse luego con el lugar y
su gente.
No siempre es así, efectivamente. Porque también existen
lugares donde abunda el desasosiego. La miseria de amor.
Es por ello que, cuando un profesor sonríe, el pueblo
entero sonríe. Cuando un profesor llora, nadie lo ve, nadie lo acompaña en su
llanto. Lo hace solo. Lucha con su tristeza solo. Luego sale afuera y comienza
a cantar con sus niños.

Aprovecho para decir entonces, que no lastimemos a
aquellos profesores que sí saben ser profesores de los buenos. En cambio de
acuerdo a su proceder corrijan a aquellos que se salieron del camino correcto.
Enmendemos los errores, pero no echemos la culpa a
aquellos buenos maestros.

Congón me trata bien. Debo decirlo.
Tantos otros lugares como San Ramón, María, Sengache,
Guillipcha vienen a mi memoria y espero yo, permanecer aun, en la memoria de
ellos.
Es hermoso decir que es un dolor de cabeza pero al mismo
tiempo una felicidad ser profesor.
Un dolor de cabeza porque te enfrentas con múltiples
dificultades y realidades. Con tristezas y fracasos. Con logros y alegrías.
Lejos de casa y muchas veces sin posibilidad de poder superarte más.
Pero es una felicidad serlo, porque ves a niños y niñas,
a padres y madres desbordarse de satisfacción con los logros de aprendizajes
que van alcanzando.
Gracias a los pueblos, a la gente que allí viven, puedo
yo hoy decir que he empezado a darme cuenta que soy profesor.
Es muy distinto escuchar a que alguien te llame profesor
y que ésta solo sea tu profesión. Es muy distinto a que te conozcan como
profesor a sentirte verdaderamente profesor.
Como profesor me doy cuenta que les debemos mucho a los
pueblos que nos acogen. Por eso, en esta ocasión, mi mensaje es de agradecimiento
a todas aquellas personas que hacen que la vida de un profesor sea agradable y
feliz mientras dura su estadía en ese lugar.

Gracias a Congón y a muchos otros lugares he podido
descubrir que soy profesor.
Y aquellos que son profesores y que no tienen la
oportunidad de desempeñarse como tales, no es que dejan de serlo porque les
negaron el puesto, son mas bien el potencial de maestros que pueden mejorar la
educación.

No está prohibido y tampoco es una vergüenza ser profesor
y yo estoy contento de serlo.
Gracias a toda la población de Congón, distrito de
Ocumal, provincia de luya , región Amazonas.

PROFESOR: JOSE
LUIS ARISTA TEJADA

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