lunes, 10 de septiembre de 2018

La corrupción: del libro "Lágrimas y alegrías del Profesor Máximo"


La corrupción.

Prof. Jose Luis Arista Tejada



Un día, al abordar el tema de: “La noticia”, cuyo propósito era que los
niños y niñas deduzcan el tema central de cada noticia y relacionarlo con el
título que le corresponde; un niño preguntó:
-Profesor, ¿cómo se aprende a ser corrupto?
El Profesor Máximo no atinó a responderle con palabra alguna y al
contrario le devolvió la pregunta: -¿Cómo crees tú que se aprende a ser
corrupto y por qué preguntas eso?
-No sé profesor. Es que aquí en los titulares dice: “Funcionario
corrupto tiene millones de dólares en su cuenta”, “Personajes corruptos son
dueños de la ciudad”, “La corrupción se pasea alegremente en limosinas,
avionetas, yates y barcos por todo el mundo”. Pensé  -continuó el niño- que estas personas han
estudiado corrupción para tener tales cosas. Usted me ha dicho que yo sé leer
muy bien y eso porque me ha enseñado a leer y lo he practicado todos los días;
entonces, estas personas, también, han sido enseñadas a ser corruptas y lo
practican todos los días y lo hacen muy bien.
-¿Sabes tú que significa la palabra corrupta? Le volvió a preguntar.
¿Sabes qué hace una persona corrupta?
-No -respondió el niño-, luego de haberlo pensado por un instante-. Pero
debe de ser un profesional. Así como a usted le decimos profesor, al que está
haciendo la carretera le decimos ingeniero, al que está en la posta le llamamos
doctor; seguramente, a estas personas la llaman corruptas porque esa es una
profesión o carrera que estudia.
-Pero ¿sabes lo que hace? Por ejemplo yo enseño a los niños y niñas; el
doctor cura a los enfermos. El ingeniero construye carreteras y el corrupto
¿qué hace?
-No lo sé profesor, pero quiero saberlo.
Qué aprieto en el que se encontraba en ese preciso instante el profesor
Máximo.
-Has leído los titulares de las noticias -le dijo-; ahora, lee el
contenido de la noticia e irás descubriendo qué significa ser corrupto.
-Profesor- intervino otro niño-, yo he escuchado en la radio la palabra
“corrupción” en muchas ocasiones y he buscado en el diccionario sus sinónimos y
dice: abuso, depravación, perversión, soborno, vicio, daño, engaño, alterado,
podrido;  eso me da a entender que eso no
es una profesión, sino es algo que está mal. Algo que una persona hace mal.
-Muy bien, ya estamos aclarando este asunto. Lo entenderemos más si leen
el contenido de las noticias y luego seguimos debatiendo y aclarando aún más el
tema de la corrupción  -les propuso.
No había planificado tocar el tema de la corrupción en ese día en el
aula; sin embargo, al término de la sesión de aprendizaje, por el mismo hecho
de contar con noticias referidas a la corrupción y otros temas, como niños
abandonados, quema de bosques, asaltos y más; los niños y niñas razonaron,
dedujeron, opinaron; llegando a determinar de acuerdo a su edad, que la
corrupción se aprende. Ellos dijeron finalmente que se aprende a ser malos,
hipótesis que puede ser verdadera o falsa, sin embargo, es la apreciación a la
que llegaron.
Ya fuera del aula Máximo preguntó a un padre de familia:
-¿Se aprende a ser corruptos?
El padre de familia, contestó:
-“Es una herencia. Eso nunca va a cambiar.
-¿Qué me quiere decir con eso?-le volvió a preguntar.
-Que la corrupción nunca va a cambiar, siempre será así. Tal vez,
eliminando a toda esa generación y dejando solo a los niños pueda cambiar.
-¿Eso quiere decir que también nuestros hijos estarán metidos en la
corrupción? -le increpó.
-Es muy probable que sí, -respondió.
-Pero, ¿por qué? -insistió Máximo.
-Porque simplemente eso nunca va a cambiar. Siempre existirá la
corrupción. Se deja de herencia generación tras generación. Todo se aprende.
-Y, efectivamente, se aprende a serlo- concluyó el profesor Máximo. A
muchos escucho decir que la misma situación nos empuja a mover las piezas que
tienes en tus manos ya sean legales o ilegales. Pero si a mí me enseñaron que
“nada es gratis en la vida, que todo tienes que ganártelo o merecerlo”;
entonces, ¿Qué hacer? ¿Será verdad que en la actualidad ciertas personas ganan
algo porque se merecen?
¿Quién gana con dignidad, eficiencia, calidad y pulcritud? ¿Se merecen
realmente?
“Ciertamente, es muy poca la cantidad de personas que se han ganado y se
han merecido cierto estatus social, económico, político, profesional. ¿Qué pasa
con los demás?
“Muchos peleamos con la tentación de no entrar en ese juego. Muchos
otros piensan en hacer lo mismo que aquellos que por el simple hecho de no
respetar los valores morales y no escuchar el grito de conciencia que resuena
en el interior, consiguen lo que desean.
“Y es que no es ya una lucha por ser el mejor profesional, el mejor
concursante, la mejor persona para el servicio y ejemplo de toda una sociedad,
si no, es la lucha por ser el mejor de los corruptos, puesto que así, lo exige
la competencia.
Hablo de la corrupción, principalmente en el aspecto social que
efectivamente da mucho que desear. Es decir, de aquellos actos que causan daño
a los demás, por ejemplo: quitarle el puesto de trabajo a aquel que se lo
merece. Robarle el pan de cada día a mucha gente. Engañar. Malversar.
Falsificar. Comprar conciencias. Intimidar.
-Sí, pues, profesor- le interrumpió el padre de familia-, eso me hace
recordar cierto pensamiento que dice: “En todos los actos de tu vida trata de
ser justo, piensa en los demás, deja que tu corazón cumpla con su misión”.
-Es probable que mucha gente renuncie a puestos públicos- continuó el
profesor, no precisamente porque sea incapaz, más bien ve que cuando lo justo
compite con lo corrupto, lo que es sacado en hombros, dando vivas de algarabía
es la corrupción y lo justo se queda rechazado, desairado, ignorado,
despreciado.
“Entonces, por la misma necesidad de supervivencia, el mayor número de
personas, frente a esta situación, aprenden a hacer lo que los demás hacen y se
escucha decir: si no hago esto, nunca conseguiré lo que busco por el camino
legal, puesto que no compito de igual a igual. En tal sentido la práctica de la
corrupción se generaliza y se expande cada vez más al mayor porcentaje de
personas.
“Debo reconocer, no obstante, que sí existen personas de buen
comportamiento, nobles, dignas, admirables a los que vemos diariamente trajinar
en la vida de aquí allá, sin ningún tipo de apoyo ni reconocimiento.
Pero, si eso nunca va a cambiar por ser una herencia social, ¿Qué pasará
entonces? ¿Será posible que incluso nuestros hijos tengan que corromperse?
De tal palo tal astilla, dice el adagio popular.
Pero quiero pensar que existe la posibilidad que esto se revierta. Que
llegará un día en el que se pueda decir, hemos cambiado. Somos una sociedad
nueva, libre, digna, hermosa.

JOSE LUIS ARISTA TEJADA


Libros de Jose Luis Arista Tejada en:
https://estoy-aqui-para-decirte-si-se-puede.webnode.pe/la-banda/


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