LORENZO QUIERE SER ALCALDE DE SU PUEBLO
Y NADIE LO SABE
Prof.
Jose Luis Arista Tejada.
Hoy en día, existen muchas personas
que aspiran ocupar el sillón municipal de sus pueblos o ciudades, quieren ser
los alcaldes, o en el mejor de los casos desean llegar a ser Presidentes Regionales o congresistas de la república.
Cierto día, Lorenzo, un hombre
humilde, lleno de entendimiento del sufrimiento de la vida, se dijo para sí
mismo: “QUIERO SER ALCALDE DE MI PUEBLO” ¡Cuántas cosas haría, si yo llegaría a
ser el Alcalde!
Esta idea, permanecía ya por mucho
tiempo en su cabeza. Cada día soñaba con ello y despertaba sintiéndose ya, como
Alcalde.
En el caso de Lorenzo, desde muy
pequeño experimentó ese llamado a servir a su pueblo, imaginándose ser él, la
persona que con el cargo de Alcalde o Presidente, lograba hacer que su pueblo
sea un pueblo feliz y próspero.
Ahora, ya adulto, de su mente no se
borraba esa idea. En lo más hondo de su ser, se mantenía ese deseo; no
obstante, iba postergándolo una y otra vez.
Su deseo se veía cada vez más
inalcanzable, es decir, los tiempos habían cambiado y ahora tenía que contar
con muchos otros requisitos fundamentales que él no las tenía.
Estos requisitos eran: dinero
suficiente, hablar con mentiras, aceptar
la corrupción, permitir que solo unos cuantos se beneficien abandonando a todos
los demás, entre otras cosas.
En cambio, Lorenzo no compartía con
ese tipo de actuar; mas bien, las repudiaba con indignación.
Como todo ser humano, que en su niñez,
dicen querer ser el Presidente del país, el alcalde, el congresista o el héroe
que alivia el sufrimiento de tanta gente; así, el deseo de Lorenzo se había
forjado en su niñez, por lo que la esencia de ese deseo, era poder servir y
ayudar a toda una nación, a toda la humanidad. Cambiar el rumbo de las cosas.
Ser sincero y genuino como un niño.
Ser valiente y aguerrido como un joven con ideales. Ser sabio, digno e íntegro
como aquel que sufre en la vida.
De joven, Lorenzo ya había logrado
liderar muchos actos de sublime valor; transcurrían así los años, sin que en él
se marchite ese deseo de querer ocupar un cargo desde donde pueda tener la
oportunidad de hacer grandes transformaciones sociales a favor de todos.
Actualmente, este deseo que tiene
Lorenzo, el de ser Alcalde, no se lo contaba a nadie. Ninguno sabía que en lo
más recóndito de su ser, se esconde un gran líder, una gran autoridad. Lorenzo
se quiere olvidar de ello, pero no, no desaparece y en su mente llega a decir:
“Si yo fuera el alcalde o el presidente de la república, haría lo posible para
que esto que está pasando, no suceda así.
Me olvidaré ya de ello, se dijo un
día. Las personas ya están acostumbradas a la corrupción. Están ya
acostumbrados a sufrir los malos actos que realizan sus autoridades y no dicen
nada. ¿Para qué pues, me van a escuchar a mí? Yo quiero actuar diferente y seguramente
atentarán contra mí y los míos.
Lorenzo pensaba ya en todo lo que
podría pasar: sicariatos, sobornos, amenazas, mentiras, corrupción, robo, etc.
Aun así, un día despertó y dijo:
No me daré por vencido. Toda esta
gente que es autoridad o en todo caso, la mayoría de ellos no se merece serlo.
Por lo tanto, voy a presentar mi candidatura. Empezaré por aprovechar las redes
sociales y los medios de comunicación.
Es así que Lorenzo, escribió una nota
que pensó en enviar a sus amigos, conocidos y desconocidos mediante el
Facebook, cuyo contendido se pudo leer de la siguiente manera:
Quiero
ser Alcalde de mi pueblo.
Estoy seguro que puedo transformarla
para bien. De dedicar mi tiempo y esfuerzo para hacer de mi tierra querida un
lugar de armonía, orgullo, alegría, bienestar y felicidad.
Lo he venido pensando muchas veces, lo
he venido postergando e incluso justificando que más adelante será.
Sin embargo como buen hijo de mi
pueblo me puesto a pensar en hacerlo ya, al resonar en mis oídos la frase que dice:
“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”
Hoy es el momento. Hoy puedo hacer tantas
cosas provechosas para mi pueblo y mañana también. Hoy, mañana y todos los días
es una oportunidad para vivir distinto, para hacer las cosas que queremos
hacerlo y hacerlo bien para felicidad nuestra y bienestar de los demás.
He decidido ya no postergar más este
mi deseo de representar a mi pueblo en el gran reto de ser el Alcalde y
convertirnos en el mejor pueblo, en la mejor gente, en el mejor lugar que
existe para vivir.
Me impulsan sentimiento de amor a mi
tierra. Me impulsan metas. Objetivos e ideales a alcanzar.
Lo he pensado, lo he soñado, lo he
sentido en mí. Lo he imaginado, lo he disfrutado, lo he creado en mi mente y en
mi corazón. Pocos lo saben, por eso hoy quiero que tú lo sepas y pueda yo juntarme a ti y tú a mí para hacer
realidad lo que ambos buscamos en favor de nuestro pueblo.
Son años que he venido pensando en
ello y sea o no favorable el momento, he decidido que es hora ya de hacer todo
cuanto se tenga que hacer para que no solo sea un pensamiento, un idea o una
meta; si no, un hecho real para una vida real, donde todos anhelamos cambios,
logros, triunfos, innovaciones, ayuda, progreso, prosperidad.
En este momento, nace entonces una
nueva etapa en mi vida, seguramente como en toda carrera, existe en trayecto
momentos en los que la voluntad se debilita, las fuerzas se agotan; no
obstante, si bien se está a punto de tirarnos a un costado del camino y ya no
continuar, renace en uno esa intención de seguir. Grita desde adentro de uno,
una voz que te dice: ¡sí puedes, sigue! ¡Ya lo estás logrando! ¡No te des por
vencido!
De seguro que con el aliento de los
demás es mucho más significativo seguir, ya que no nos sentimos solos y
rechazados, sino, apoyados por una gran multitud.
Uno solo, por más nobles y grandes que
sean las aspiraciones por contribuir con nuestra tierra, no se lo puede lograr,
razón por la cual, sin tu apoyo, sin tu aliento, sin tu abrazo sincero, sin tus
sabias palabras, sin tu decisión firme y consiente de querer ser parte del
cambio, no lo lograremos. Eres tú quien define este caso: el adelanto o el
atraso, la alegría o la tristeza, el bien o el mal, lo sano y lo justo o lo
perverso y corrupto.
Yo, tú, él, ella, todos de manera
independiente podemos cada uno hacer grandes cosas; pero unidos, lo haremos
mejor. ¡Únete a mí y hagamos de nuestro pueblo, un pueblo próspero y digno!
Lorenzo escribía éstas líneas en su
página de Facebook con la intensión de dar a conocer su deseo de ser Alcalde.
Terminó de escribir el mensaje y al
momento de tener que hacerlo público al enviarlo a todos sus contactos, algo le
desanimó una vez más y se dijo: ¿Para qué? Si ahora todo es corrupción, dirán
lo mismo de mí. Si ahora todo es dinero y yo no lo tengo.
De manera que borró lo que escribió y
nuevamente, se quedó postergado su deseo.
Ninguno se enteró esta vez que Lorenzo
quería ser el Alcalde de esta ciudad, de este pueblo que sufre. Que sus
intenciones son buenas. Que no buscaba su beneficio, si no el de los demás.
Y seguramente algún día, Lorenzo
morirá sin haber cumplido su deseo; tal como muere mucha gente, sin haber
tenido la oportunidad de hacer realidad sus más anhelados deseos que con el
tiempo se va borrando y olvidando, por ser solo unos cuantos los que acaparan
todo el poder para el beneficio de solo una minoría.
Que estas próximas elecciones se haga
realidad el deseo del pueblo y no de una persona o de un grupo de personas.
Pues tal como la historia, Lorenzo representa al pueblo que sufre y ansía cambios
y que nunca llega. El pueblo que desea y sigue postergando su deseo al tener
autoridades que si bien son elegidas por el pueblo, no hacen nada por el
pueblo.
Prof.
Jose Luis Arista Tejada.
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