viernes, 11 de mayo de 2018




A MI MADRE
Es un año más, que el segundo domingo de mayo lo pasaré sin mi madre.
Ya no está físicamente como para poder coger el celular y llamarla, tal como lo hacía muchas veces cuando deseaba escuchar su voz, deseaba saber cómo está, deseaba saludarla y sorprenderla con mis ocurrencias.
En casa, ya no la encuentro. Mis hijos ven su fotografía y dicen, mi abuelita Estela.  Extrañan no ver ahí donde siempre la veían a mi madre.
Han pasado ya varios años desde el 2012, año que partió de este mundo.
Mi padre cada mes, realizaba el santo Rosario en memoria de mi madre y era motivo para reunirnos en casa todas las amistades para juntos rezar. Yo no he ido en algunos meses, hasta que mi papá se vio afectado en su salud.
Como cambia la existencia y el curso de la misma cuando nuestra madre ya no está.
Hoy, a puertas de celebrar el día de la madre, no tengo ya a mi madre físicamente. Han sido varios los años que no he podido visitarla precisamente en este día, porque el trabajo me lo impedía. No obstante el último año de existencia de mi madre, pude llegar a casa en su día y abrazarla y desearla muchas felicidades, fue quizás ya por despedida, porque a los pocos días, falleció sorpresivamente. En años anteriores que no había podido ir, tenía la certeza que con llamarla a través del celular, ella me respondería y podría decirle así, Feliz Día Mamá.
Ahora sé que no yendo a casa, ni llamándola telefónicamente no la podré ver ni escuchar.
Si embargo, su ausencia física no es motivo para olvidarla. No es motivo para no abrazarla y sentirla presente en mi vida, porque, ciertamente, ella está ahora conmigo, con mi familia y todos sus hijos.
Ella mi madre, continúa con nosotros, es por ello que, no me pongo triste, ni me pongo a llorar, porque sé que está en un mejor lugar, está con nosotros.
Mi madre, así gordita y sonriente, buena y responsable, noble y digna, me ha enseñado a vivir; pues, me ha salvado una y mil veces de todos los peligros a las que estuve expuesto.
Sorprendentemente hoy me encuentro sereno y dichoso al recordar a mi madre. Sinceramente, no estoy triste. Melancólico quizás lo esté. Pero, en general, lo que siento es agradecimiento, tranquilidad y paz; porque, eso es lo que ha sido y sigue siendo mi madre.
En cambio, siento anhelo por rendir homenaje a mi madre. Decir y hacer todo aquello que ella se merece.
Por ejemplo, se merece que no ya dedique mis mejores versos, lo mejor de mis logros, lo mejor de ms días, lo mejor de todo.
Se merece a que ninguno se olvide de ella y que le tengamos viva en nuestra mente y nuestro corazón. Que la permitamos seguir viviendo siempre con nosotros donde estemos. Como hoy que ella está viva aquí conmigo.
Se merece la felicitación por haber sido y seguir siendo la madre maravillosa. La madre sublime. La madre llena de amor.
Nadie reemplaza a una madre. Nadie.
No busco por eso nada más. Con mi madre he tenido y tengo todo lo bueno y todo lo mejor. Con ella, he podido vivir de verdad.
Si bien, no estuvimos en los últimos años viéndonos todos lo días, las veces que sí a sido posible visitarnos tanto yo a ella como ella a mi casa, he sido feliz. Gracias madre por ello.
Ha sido una felicidad infinita, excelsa, grandiosa.
Eso ha sido y es mi madre: felicidad infinita
.¿Quién pues, como ella?
Sé que es la hija predilecta de Dios.
Se dice que las personas demasiado buenas, las que viven en la tierra haciendo siempre el bien, son las  que más rápido las lleva el señor.
En ese sentido, si extrañamos y sentimos la ausencia física de mi madre, sabemos también que está en un lugar mucho mejor y aquí la recordamos, la rendimos homenaje, la agradecemos con sinceridad.
Madre buena, tu nombre: MARÍA ESTELA TEJADA QUINTANA, suena hermoso. Se escucha como una dulce melodía. Tiene tu nombre, el poder de otorgarnos alegría, amor, esperanza, fe, optimismo y más.
Eres todo lo bueno que Dios a puesto en la tierra y que pocas madres logran mantenerlo intactas: mantenerla intactas como la dignidad, el ejemplo, el perdón, el sacrificio, la humildad y la integridad moral.
¿Quién como tú madre mía?
Sin el deseo de exagerar, estoy seguro que, por más que observo y busco, no he encontrado ni encontraré una madre que sea “madre” en todo su esplendor, en las buenas y en las malas, como lo fuiste tú.
Yo estoy aquí, haciendo memoria de todo lo vivido junto a ti. Me encuentro sumamente feliz de concluir que efectivamente tú, mi madre, eres mi mejor recuerdo. Solo tú. Solo a ti te recuerdo como lo más lindo de mi existencia.
Gracias madre mía. Estas en el cielo y desde aquí te digo: FELIZ DÍA MAMÁ.

Para finalizar, a alguien muy especial vaya también mi saludo……..  a  mi PADRE, MIGUEL ANTOÑO ARISTA MUÑOZ.
PAPÁ…. SIGUE, tú puedes papá, vivir muchos años más.
Puedes vencer aquello que ahora te aqueja y que sin mi madre presente, también lo sientes; por tanto….desde aquí mi alegría de ser tu hijo.

Feliz día a todas las madres de Inguilpata, de Chachapoyas, de Amazonas, del Perú y el mundo.















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