Había una vez una pequeña semilla que cayó en tierra seca. A su alrededor, otras semillas crecían rápido con la ayuda del sol y la lluvia. Pero a ella no le llegaba el agua y apenas veía la luz. Aun así, decidió esperar.
Pasaron los días, luego semanas. Muchos la creían perdida, pero la semilla siguió creyendo en sí misma. Un día, sin avisar, el cielo se llenó de nubes y comenzó una suave lluvia. La tierra se humedeció, el sol volvió a brillar… y entonces, la semilla brotó.
Creció lentamente, con fuerza, y se convirtió en un árbol frondoso que daba sombra, frutos y esperanza a quienes pasaban.
Moraleja: A veces, lo que más tarda en florecer, es lo que más fuerte crece. Nunca pierdas la fe en tu proceso.
¡Que tengas un día lleno de paciencia, esperanza y crecimiento!
El león va a la guerra, una fábula sobre el liderazgo y el trabajo en equipo
Estaba el león, el rey de la Selva, preocupado: otros animales de una zona limítrofe, les acababa de declarar la guerra. Sin embargo, el león, un fabuloso líder entre el resto de animales, tenía un plan, y reunió a todos sus súbditos:
– ¡Amigos! Un rey vecino nos acaba de declarar la guerra. Está bien, nos defenderemos. Pero no os preocupéis, porque entre todos formaremos el mejor ejército.
El león, pidió ayuda a su consejero, el mono. Entre los dos, comenzaron a organizar a todos los animales para formar un poderoso ejército. Y así, fueron llamando a cada animal para explicarle cuál sería su misión según las cualidades y habilidades que tenía.
– Elefante, ven aquí- dijo el león- Tú eres muy fuerte, y serás muy útil para llevar todas las municiones. Piedras, troncos de árboles. ¡Vendrá fenomenal tu fuerza!
– ¡Sí!- contestó el elefante- ¡Yo llevaré todo lo que haga falta!
– Serpiente, tú serás la encargada de espiar al enemigo- le explicó el león- Eres silenciosa y podrás colarte por cualquier lugar para averiguar cuál es la estrategia de nuestro enemigo.
– ¡Me encanta esa tarea!- dijo la serpiente.
– Vosotros, zorros, os necesito- continuó hablando el león- Sois los más astutos de entre todos los animales. Quiero que me propongáis estrategias y tácticas de asalto para vencer la guerra.
– ¡En seguida nos ponemos a pensar en ello!- contestaron los zorros.
– Y vosotros, los osos- dijo el león- Con vuestra fuerza y agilidad podréis trepar por los muros cuando nos impidan el paso.
– ¡Eso está hecho!- dijeron los osos.
El león va a la guerra: el problema del mono
Y así, uno tras otro, cada animal fue recibiendo un cometido. Hasta que el consejero del rey, el mono, le dijo al león:
– Majestad, tenemos un problema…
– ¿Y cuál es el problema?- preguntó el león.
– Tenemos dos animales que no nos sirven para nada… podríamos inventar cualquier excusa para mandarles para su casa.
– ¿Y qué animales son esos?- preguntó intrigado el león.
– El burro y el conejo- contestó el mono- Ninguno de los dos nos sirven… El burro es muy tonto, majestad, y el conejo demasiado pequeño y débil.
– Estás equivocado- dijo algo enfadado el león-. Escucha bien: todos los animales sirven para algo. El burro y el conejo, también- Y, diciendo esto al mono, llamó a los animales.
– Burro, tú serás el encargado de llamar a todos los animales a formar cuando yo te lo diga. Tu vozarrón es incluso más poderosa que la mía.
– ¡Fantástico!- dijo el burro.
– Y tú, conejo, eres tan rápido que me resultas de gran ayuda para llevar los mensajes de un lado a otro. Serás el mensajero y tu trabajo es de vital importancia.
Los dos animales sonrieron agradecidos. El mono, agachó la cabeza apesadumbrado: acababa de recibir una gran lección del león. Por algo era el mejor líder, el rey de la selva.
Ahora sí, estaba convencido de que entre todos, ganarían la guerra.
Moraleja: «Lo que parece un defecto puede que sea una virtud. Solo el buen líder es capaz de verlo». (‘El león va a la guerra’)

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